EL REGALO DE DIOS PARA SU IGLESIA

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JESUCRISTO HA DADO REGALOS A SU IGLESIA: PASTORES...

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EFESIOS 4:1-17
1Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, 2con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,a 3solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; 4un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; 5un Señor, una fe, un bautismo, 6un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. 7Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. 8Por lo cual dice:
Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad,
Y dio dones a los hombres.
9Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? 10El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. 11Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, 15sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
Jeremías 3:14–15 (RV1909)
Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo: y os tomaré uno de una ciudad, y dos de una familia, y os introduciré en Sión; Y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten de ciencia y de inteligencia.
Tenemos después preciosas promesas a estos hijos apóstatas, si se vuelven, las cuales se cumplieron en parte cuando volvieron los judíos de su cautiverio, pero tendrán pleno cumplimiento en los últimos tiempos (vv. 14 y ss.). Aunque se dirige a ellos como a «hijos apóstatas», está implícita también la relación conyugal entre Jehová e Israel: «porque yo soy vuestro señor (hebr. baal, amo y esposo a un mismo tiempo)» (v. 14b). Dios no echa al olvido esta relación y recuerda el pacto con los antepasados de Israel (Lv. 26:42).
1. Les promete reunirlos desde todos los lugares a los que han sido esparcidos (v. Jn. 11:52): «y os tomaré uno de cada ciudad, y dos de cada familia, y os introduciré en Sion» (v. 14c). Dice Freedman: «La intención es: incluso si sólo se arrepiente un pequeño grupo, Dios no permitirá que queden engullidos en el exilio, sino que les hará regresar a Sion». Por muy esparcidos que se hallen los escogidos de Dios y por muy lejos que se encuentren, Dios ve a cada uno individualmente y tiene poder para traerle al rebaño.
2. Promete que pondrá para guiarles pastores que les sirvan realmente de bendición (v. 15): «Y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con conocimiento y con inteligencia». Nótese: (A) Que les dará Dios pastores según Su corazón, elegidos por Dios, como David: «en sustitución de los pastores antiguos con sello de mercenarios (2:8; Ez. 34:1–10), pondrá al frente de ellos pastores auténticos que, al estilo del “Pastor davídico” (Ez. 34:23), los apacienten con desinterés y dentro de la doctrina estrictamente yahvista» (Asensio). Con todo, el contexto posterior muestra el tono escatológico de esta porción. (B) Que estos pastores les apacentarán con conocimiento (hebr. deah) y la prudencia (hebr. haskeil—sékhel con artículo—). El sentido del original es que el conocimiento y la prudencia son el pasto que los pastores les darán, no las cualidades de los pastores (aunque éstas se suponen). No hay pasto como la Palabra de Dios, «que nos puede hacer sabios para salvación» (2 Ti. 3:15). Mathew Henrry.
Sermones sobre Efesios (Sermón 25 (4:11–12)
No podemos fallar ni ser engañados si nos aseguramos de que Jesucristo nos invita para sí, y que tiene los brazos abiertos para recibirnos, todas y cada una de las veces que el evangelio nos es predicado. Y no es necesario que busquemos revelaciones celestiales y que nos son extravagantes. Porque puesto que la Palabra está en nuestro corazón y en nuestra boca, no pidamos más. ¿Quién volará por encima de las nubes? ¿Quién descenderá hasta los abismos? Conozcamos que Dios se presenta en la persona de su Hijo único, cuando hay pastores y maestros. Calvino.
De aquí nos dirigimos a razonar que el Señor ha quitado a los verdaderos pastores de las Iglesias por sus pecados y rebeliones; pero Él ha manifestado su gracia cuando hay arrepentimiento y obediencia, dando a su Iglesia, a su rebaño Pastores que les apacienten… y aunque la Iglesia local dista mucho de merecer éste don, el Señor en su soberanía concede misericordia a las personas para que no estén solas y desprotegidas. Calvino.
¿Se piensa actualmente que no se necesitan Pastores para las Iglesias y Maestros de las Escrituras para conocer y crecer en el Señor; y por ende no se necesita una Iglesia Local?... ‘Por lo tanto son dementes,’ escribe Calvino, hablando con toda franqueza, ‘aquellos que, dejando de lado estos medios (de edificar la iglesia), esperan ser perfectos en Cristo, como es el caso de los fanáticos que pretenden tener revelaciones secretas del Espíritu, y de los orgullosos, que se contentan a sí mismos con la lectura privada de las Escrituras e imaginan que no necesitan el ministerio de la iglesia.’ 33 Citado por Hodge, p. 230. Ver, de Calvino, Institución de la religión cristiana, IV 3, 4.., 154.
Comentario Bíblico de Matthew Henry (Versículos 2–16)
5. Los versículos 11 y 12 nos presentan los ministerios fundados por Cristo (comp. con 1 Co. 12:5) para el mantenimiento y el progreso de la unidad eclesial. Tales versículos dicen así a la letra: «Y Él mismo (Cristo, al empalmar con el v. 8, ya que los vv. 9 y 10 forman un inciso parentético) dio (a la Iglesia) los unos, apóstoles; los otros, profetas; los otros, evangelistas; los otros, pastores y maestros; en orden a la capacitación de los santos para la obra del ministerio, para la edificación del Cuerpo de Cristo». Varios detalles requieren aquí un análisis especial a causa de tantas traducciones defectuosas, debido esto, en gran parte, a toda clase de prejuicios.
(A) Lo primero que debe notarse es que el término directo del verbo dio son «los unos, apóstoles, etc.», e indica claramente que eso es lo que Cristo dio, no a quiénes lo dio (ya que entonces estaría en dativo). ¿A quién dio Cristo los apóstoles, etc.? Evidentemente, a la Iglesia, a su Iglesia, de la que es único Señor. Como dice Watchman Nee: «El Espíritu da dones a los hombres (o Cristo mediante su Espíritu,—v. 8b—); Cristo da hombres a su Iglesia». No puede, pues, traducirse: «Les dio el ser apóstoles, etc.». Mucho menos «Constituyó (como sobre una plataforma) a unos, apóstoles». Ni siquiera vemos aquí el verbo «colocar» (gr. títhemi) de Juan 15:16. No se trata, pues, de una posición de dominio ni de honor, sino de servicio (comp. con 1 P. 5:14).
(B) Se nombran aquí cuatro ministerios: dos de fundación, y otros dos de continuación. (a) Los apóstoles y los profetas son ministerios de fundación (comp. con 2:20), porque sobre el mensaje que ellos proclamaron fue edificada la Iglesia. Esos no tienen sucesores. (b) Los evangelistas son los predicadores del Evangelio, que marchan en vanguardia roturando el campo y sembrando la semilla; los pastores y maestros son los encargados de edificar, de hacer crecer en la fe y en la conducta cristianas las congregaciones ya formadas por los predicadores del Evangelio. El hecho de que los pastores y maestros vayan unidos por un mismo artículo determinativo da a entender que una misma persona ha de ejercer ambos ministerios, pues el pasto es la buena doctrina (comp. con 1 Ti. 3:2b; Tit. 1:9). Sin embargo, en Romanos 12:7; 1 Timoteo 5:17, aparecen dichos ministerios en manos de distintas personas, lo cual indica que, aun cuando todos los pastores han de ser competentes para enseñar, hay líderes particularmente equipados para la enseñanza, mientras otros destacan por sus dotes de gobierno, y son especialmente dignos de doble honor los que ejercen fielmente ambas funciones.
(C) En vista de que los citados ministerios están ordenados, dicen relación, a (gr. pros. Comp. con Jn. 1:1) la capacitación de los santos, es decir, de cada uno de los miembros de la iglesia (cada uno de acuerdo con el don, o dones, que haya recibido), la frase «para la obra del ministerio (o del servicio)», se entiende mejor al considerar dicho ministerio como ejercido por los miembros «capacitados», «bien equipados doctrinal y espiritualmente» mediante la formación llevada a cabo por los pastores y maestros, ya que el verbo griego katartízo (única vez que ocurre en todo el Nuevo Testamento) significa «equipar» o «amueblar de forma completa y conveniente»; en este caso, a los demás miembros de la iglesia, a fin de que éstos, a su vez, cooperen a la edificación de la iglesia mediante el ejercicio de sus dones respectivos.
Ricos en Cristo: Estudio Expositivo de la Epístola a los Efesios (Pastores y maestros (4:11d)
Pastores y maestros (4:11d). El hecho de que la palabra “otros” no se repite indica que aquí tenemos un oficio con dos ministerios. Pastor significa uno que conduce un rebaño, indicando que la iglesia local es un rebaño (Hechos 20:28), y es su responsabilidad alimentarlo y guiarlo (1 Pedro 5:1–4, donde anciano es otro nombre para el pastor). Esto lo hace por medio de la Palabra de Dios, el alimento que nutre a las ovejas. La palabra es la vara que guía y disciplina a las ovejas. La Palabra de Dios es la protección y la provisión de la iglesia local, y no hay ningún entretenimiento, ni buen compañerismo ni otro sustituto religioso que pueda reemplazarla.
Hendriksen nos señala lo siguiente:
Efesios (4:1–16)
1. La intención de Pablo no es proporcionarnos una lista completa de oficiales según se ve al hacer una comparación con 1 Co. 12:28. En el último pasaje hay algo así como una enumeración similar pero no hay mención específica de evangelistas. La combinación “pastores y maestros” también se omite, pero se añaden otros funcionarios no incluidos en Ef. 4:11. Aunque no existe justificación bíblica alguna para la tendencia a eliminar la idea de “oficio” y “autoridad”,112 ya que estos conceptos están claramente implicados en Mt. 16:18, 19; Jn. 20:23; Hch. 14:23; 20:28; 2 Co. 5:3, 4; 10:8; 1 Ti. 1:18; 3:1, 5; 4:14; 5:17; 2 Ti. 4:1, 2; Tit. 1:5–9; 3:10, no obstante, “el énfasis en este pasaje (Ef. 4:11) no se halla en los apóstoles, profetas, etc., como oficiales, sino como dones de Cristo a su iglesia” (Roels, op. cit., p. 185).
2. La razón por qué en 4:11ss el apóstol, cuyo corazón se conmueve por los perdidos (1 Co. 9:22) no enfatiza aquí el crecimiento numérico de la iglesia sino más bien su crecimiento en amor y otras cualidades espirituales, puede haber sido que lo último es requisito indispensable de lo primero.
3. Para que la iglesia pueda ser fuerte debe tener no solamente buenos líderes (v. 11) sino además buenos y activos seguidores (v. 12). La plena salvación no se puede obtener hasta que todos los hijos de Dios la obtengan juntos, hecho que Pablo expresa hermosamente en 2 Ti. 4:8, y que aquí en Efesios lo pone en relieve por medio del uso constante de la palabra todos (1:15; 3:18, 19; 6:18).
4. Puesto que aquí en 4:11 todos aquellos que sirven a la iglesia en forma especial—no solamente “apóstoles, profetas, y evangelistas”, mas también “pastores y maestros”—son designados como dones de Cristo para la iglesia, ellos deben ser objetos del amor de toda la iglesia. Si, al estar ellos representando verdaderamente a Cristo, son rechazados, entonces el rechazado es Cristo mismo.
Por lo que podemos deducir que la verdadera bendición de una Iglesia no es crecer en número sino en conocimiento, a través del trabajo Pastoral en una Iglesia. Tan distorsionada está la vista del evangelicalismo y las sectas que solo piensan en números pero no en la enseñanza y edificación de las almas a fin de ser conformadas a la imagen de Cristo por medio de los Pastores Locales que el Señor ha autorizado y dado como regalos. Por lo que no tienen problemas las iglesias modernas en contratar a una persona (varon, mujer) si es que tiene cualidades y capacidades de juntar gente, para ellos ésto es un buen pastor, aunque carezcan del conocimiento Escritural para apacentar a las almas.
Jeremías 50:6 RVR60
6 Ovejas perdidas fueron mi pueblo; sus pastores las hicieron errar, por los montes las descarriaron; anduvieron de monte en collado, y se olvidaron de sus rediles.
Ezequiel 34:5 RVR60
5 Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado.
Esto eras tu Iglesia Bautista Reformada Gracia y Paz, pero ahora el Señor ha cambiado nuestra tristeza en gozo:
Discursos a mis estudiantes (Discurso 2: El llamamiento al ministerio)
Al Señor no se le puede negar el derecho de elegir los instrumentos que utiliza; y aún dirá de algunos hombres como dijo de Saulo de Tarso: «Instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles» (Hch. 9:15). Cuando nuestro Señor subió a lo alto, dio dones a los hombres; y es digno de mención que esos dones eran ellos mismos, hombres apartados para diferentes tareas: «Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros» (Ef. 4:11); de lo que claramente se deduce que, como consecuencia de la ascensión de nuestro Señor, se concede a las iglesias ciertos individuos para que sean pastores sobre ellas. Es Dios quien los da y, por consiguiente, no se elevan ellos mismos a la posición que ocupan. Hermano, confío en que algún día podrás hablar del rebaño en que el Espíritu Santo «[te] ha puesto por [obispo]» (Hch. 20:28); y pido a Dios que cada uno sea capaz de decir, como el apóstol de los gentiles, que su ministerio no lo ha recibido ni de hombre ni por hombre, sino del Señor (Gá. 1:1). Cúmplase en ti esa antigua promesa que dice: «Os daré pastores según mi corazón» (Jer. 3:15); «Pondré sobre ellas pastores que las apacienten» (Jer. 23:4). Quiera el Señor cumplir en cada uno lo que él mismo declaró: «Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás» (Is. 62:6). Puedas tú entresacar lo precioso de lo vil y ser como la boca de Dios (Jer. 15:19). Quiera el Señor manifestar a través de ti, en todo lugar, el olor del conocimiento de Jesús, y hacerte «grato olor de Cristo en los que se salvan y en los que se pierden» (2 Co. 2:15). Spurgeon.
Pastor Aarón Gonzalez he aquí a tu Iglesia que el Señor te confío; Iglesia he aquí el don que Jesucristo te da: tu propio Pastor.
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