Aprender a dar hasta que nos cueste.

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Lectura Biblica:

2° Samuel 24:16-25
Introducción
Comentario Bíblico Mundo Hispano Tomo 5: 1 Samuel, 2 Samuel, y 1 Crónicas (7. David conduce un censo, 24:1–25)
La epidemia causó la muerte de 70,000 hombres; pero antes que murieran más personas, Dios paró su castigo. Dios cambió de parecer acerca de aquel mal; la razón por la cual Dios paró el castigo fue que tuvo misericordia de aquella gente. Fue precisamente en la era de Arauna el jebuseo donde la mano del ángel se detuvo por orden de Dios. Fue en ese lugar que David ordenó construir el templo de Dios (1 Crón. 21:28; 2 Crón. 22:1). David había estado orando para que Dios detuviera su castigo; David sabía que la culpa era suya solamente, y pidió a Dios que librara al pueblo de más castigo y que castigara únicamente a él y su familia. David no sabía en ese momento que Dios había tenido misericordia y había detenido el castigo. Es posible que David todavía se encontraba orando cuando vino a él Gad el profeta, con la orden divina de que David fuera y erigiera un altar en la era de Arauna.

1. No cometer los mismos errores.

Reina Valera Revisada (1960) (Capítulo 1)
Jehová reprende a los sacerdotes
6El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? 7En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable. 8Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos.
Ahora que estamos iniciando el año, que tenemos metas nuevas, propositos que alcanzar, es necesario que aprendamos y no cometer los mismos errores que acontinuación se enlistan:
Si decimos que es nuestro Padre, Dios. Debemos honarlo en todo lo que hacemos.
El poco respeto que este mundo tiene por Dios, es vívidamente evidenciado por la manera en que el mundo usa su nombre. No hay honra, no hay reverencia ni hay asombro delante de El.
La Santidad de DiosR . C. Sproul
Muchas veces tenemos la impresión de que nuestras ideas religiosas son correctas, pero ¿qué pasa si Dios está luchando una batalla diferente y nos estamos perdiendo de eso al centrarnos en nuestros propios proyectos? El amor de Dios ya está en marcha. Al igual que Malaquías, tenemos que descubrir qué aspecto tiene para poder unirnos a la buena pelea.
¿Cómo deshonramos a Dios? (1:6–2:9)
Dios: Si soy padre, ¿dónde está el honor que merezco? (1:6a)
Dos imágenes aparecen en esta segunda disputa, ambas conocidas para los contemporáneos de Malaquías: la relación entre padre e hijo y la relación entre el siervo y su señor (1:6a). Según la ley de Moisés, los hijos debían honrar y obedecer a sus padres (Éx 20:12; Dt 5:16). De la misma manera, los siervos debían honrar a sus amos, quienes habían comprado sus derechos. Históricamente, Dios era el padre de Israel desde el éxodo de Egipto (Éx 4:22; Is 63:16; Os 11:1), y también se presentaba como su señor (Is 44:1–2). El problema que se presenta aquí es que Judá, y específicamente sus sacerdotes, no estaban honrando a su padre ni demostrando el debido temor hacia él. Esta actitud pone en evidencia la falta de respeto y reverencia a Dios, Señor de Israel, quien los liberó del dominio egipcio y los adquirió como su propiedad (1:6a; Dt 9:26; 15:15). La frase ustedes, sacerdotes (1:6) indica que el liderazgo religioso es el foco de esta sección: eran ellos quienes despreciaban el nombre y el carácter de Dios (ver Éx 23:21; Dt 16:2, 6; Ez 36:19–24).
El pueblo: ¿En qué hemos despreciado tu nombre? (1:6b)
La frase en hebreo se introduce con una conjunción (waw adversativo) que puede traducirse como “pero” (1:6b, LBLA), lo cual muestra que al parecer los sacerdotes no entendían el desprecio que expresaban hacia el nombre de Dios cuando realizaban el servicio sagrado.
Dios los acusa y pone como ejemplo las ofrendas manchadas o inmundas que los sacerdotes ofrecían en el templo (1:7a). La expresión alimento mancillado se refiere a los sacrificios que debían ofrecer los descendientes de Aarón en el altar (Lv 21:6; 22:25). El rol de los sacerdotes era santificar el nombre de Dios, y nunca profanarlo (Lv 22:2, 32). Aun así, los sacerdotes preguntan con un corazón endurecido e indiferente a la ley: ¿En qué te hemos mancillado? (1:7b). Dios responde remarcando la actitud que manifiestan los sacerdotes: tienen la mesa del SEÑOR como algo despreciable
Este hecho tornaba a los responsables del culto en dignos de muerte (Lv 22:9), puesto que ofrecían animales ciegos, cojos y enfermos (1:8) en desobediencia total a la ley de Dios (Lv 22:18–25; Dt 15:21).
¿Qué aspectos de nuestra adoración a Dios podrían entrar en la misma categoría de aquello que profana el nombre de Dios que critica Malaquías?
2. El Verdadero creyente ofrece lo que le cuesta. David inmediatamente fue a comprar la era y edificar allí un altar a Jehovah.
Arauna ofreció a David la era y los animales para el sacrificio y el yugo de los bueyes para la leña del sacrificio, pero David no aceptó el regalo de Arauna; David lo hizo así no porque David fuese orgulloso ni porque desconfiase de Arauna, sino porque no quería ofrecer a Dios un sacrificio que no le costara.
Cueste lo que me cueste. No importaba que David tuviese muchas riquezas y que el gasto de comprar la era no significase un gran gasto para David; la actitud y las palabras de David son de un significado tremendo para los adoradores de Dios. Lo que se ofrece a Dios siempre debe ser aquello que tiene un costo personal. De ninguna manera se debe ofrecer a Dios lo que no nos cuesta dar.
3. Aprender a ofrecer mas de lo que requiere. La actitud de David en este pasaje es la que se debe imitar. El verdadero adorador es aquel que ofrece lo que le cuesta y que está dispuesto a ofrecer más de lo que se le requiere. Hay que notar que Dios había pedido a David únicamente que erigiera un altar en la era de Arauna; sin embargo, David fue más allá de lo que le había pedido Dios, ya que compró el lugar para levantar allí el altar. David quiso ser dueño de aquel lugar que Dios había escogido para levantar el altar. David ofreció allí sacrificios a Dios y cesó la epidemia en Israel.
Conclusión
Que este 2024 nos rijamos por este principio de que no se debe servir a Dios con lo que no ha costado nada. Que nos implica ello.
No basta dar solo el tiempo que me sobre, tenemos que organizar bien los tiempos para Dios.
Debemos establecer y tener muy claro en lo que vamos a servir a Dios en este año.
Siempre estar dispuesta a dar mas de lo que se requiere.
Debemos tener presente que cuando Dios nos guia, El no proveera de todo.
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