Sermón sin título (8)
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Introducción: Un Fundamento Firme para un Año Feliz
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, al iniciar este nuevo año, nos encontramos con el deseo común de desearnos un "Feliz Año". Sin embargo, lo que podría parecer una simple expresión de buenos deseos toma un significado más profundo cuando entendemos que la felicidad, según la perspectiva bíblica, está intrínsecamente ligada a nuestra relación con Dios.
En la Biblia, la palabra "feliz" se equipara con "bienaventurado", y su contrario es "maldito". Aquellos que permanecen en Adán, bajo condenación, no pueden experimentar una verdadera felicidad a menos que pongan su fe en Cristo. La Escritura nos advierte en Romanos 2:5 sobre la acumulación de ira para aquellos que persisten en la terquedad y el corazón no arrepentido.
Para aquellos que han confiado en Cristo, este año promete ser un año de felicidad genuina. ¿Por qué? Porque nuestra felicidad como creyentes se fundamenta en conocer al Dios que se revela a través de su Hijo, como lo afirma Jeremías 9:24.
Hoy, exploraremos el Salmo 19, donde el rey David nos presenta dos razones fundamentales por las cuales podemos anticipar con confianza que este será un año lleno de dicha. Estas razones se centran en el hecho de que Dios ha abierto nuestros ojos para conocerlo a través de su revelación general en la creación y su revelación especial en su Palabra escrita. Conociendo a Dios de esta manera, podemos confiar y descansar en Él como nuestro creador y redentor.
Este salmo, destinado a ser cantado por el pueblo de Dios y entregado al director del coro, nos recuerda cómo Dios se ha dignado a revelarse a sí mismo a través de dos libros: uno ilustrado por la creación y otro escrito en su Palabra. En este conocimiento profundo de Dios, encontramos el fundamento para un año lleno de alegría y satisfacción.
Así que, sumerjámonos en las palabras del Salmo 19 y descubramos cómo la revelación de Dios en la creación y la Escritura nos brinda una base segura para anhelar y anticipar un año verdaderamente feliz. ¡Que nuestras mentes y corazones se abran a la verdad revelada en este Salmo, guiándonos hacia un año de profunda comunión con nuestro Señor y Salvador!
Primer Punto: Dios Revelado en la Creación (Salmo 19:1-6)
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, al adentrarnos en el Salmo 19, descubrimos que Dios se ha revelado a nosotros de manera asombrosa a través de su creación. Este primer punto nos lleva a reflexionar sobre la revelación general de Dios, evidente en el cosmos y la naturaleza que nos rodea.
A. La Continuidad de la Revelación (v. 2):El salmista, el rey David, nos invita a contemplar la continuidad de la revelación divina. Día tras día y noche tras noche, los cielos proclaman la gloria de Dios. Esta revelación no es intermitente ni ocasional; es un testimonio constante que nos habla sobre la existencia y grandeza de nuestro Creador. Como creyentes, cada amanecer y cada atardecer deberían recordarnos la fidelidad y el poder eterno de Dios.
B. La Abundancia de la Revelación (v. 2):La creación es un libro ilustrado que no utiliza palabras, pero sus páginas están llenas de significado. Cada día y cada noche nos transmiten un mensaje continuo, como un manantial inagotable de revelación. Observemos la diversidad de la creación, desde el deslumbrante atardecer hasta la complejidad de las flores, los copos de nieve y las leyes físicas que gobiernan nuestro universo. La abundancia de estas manifestaciones ilustra la riqueza del conocimiento que Dios nos ofrece a través de su creación.
C. La Universalidad de la Revelación (v. 3-4):La voz de la revelación general de Dios no tiene fronteras; resuena por toda la tierra. Esta es una invitación divina a todos los pueblos y lenguas. Sin embargo, como señala el apóstol Pablo en Romanos 1:20, muchos, por naturaleza, suprimen este testimonio evidente. A pesar de la universalidad de la revelación general, algunos rechazan la verdad y, como resultado, la ira de Dios se manifiesta contra la injusticia de los hombres. La creación, en su universalidad, debería llevarnos a la gratitud y a la obediencia, reconociendo nuestra finitud ante la grandeza del Creador.
D. La Ilustración del Sol (v. 4b-6):El salmista utiliza la imagen del sol como un ejemplo particular de la revelación universal de Dios en los cielos. El sol, como un joven vigoroso, emerge cada día con fuerza y alegría, iluminando toda la tierra. La comparación del sol con un novio que sale de su alcoba y un campeón que corre su carrera transmite la idea de energía, vitalidad y gozo. Este astro, que se retira cada noche y renace cada mañana, ilustra cómo la creación refleja la obra constante y sustentadora de nuestro glorioso Creador.
Conclusión del Primer Punto:Hermanos, en este primer punto hemos contemplado la grandiosidad de la revelación general de Dios en la creación. Nos hemos sumergido en la maravilla de los cielos, las estrellas, el sol y toda la creación que nos rodea. La respuesta apropiada ante esta revelación es la admiración, la gratitud y la obediencia. Que este conocimiento nos lleve a reconocer nuestra finitud y a exaltar la grandeza del Dios que nos ha dado a conocer su eterno poder y divinidad a través de la creación. En el próximo punto, exploraremos la revelación especial de Dios en Su Palabra, las Escrituras.
Segundo Punto: Revelación Especial en las Escrituras (Salmo 19:7-11)
Amados hermanos, hemos explorado la majestuosidad de la revelación general de Dios a través de la creación, y ahora nos sumergimos en la riqueza de Su revelación especial, que se manifiesta de manera sublime en las Escrituras. En 2 Pedro 1:14–18, el apóstol Pedro atestigua la veracidad de la revelación especial, que supera incluso las experiencias visuales como la transfiguración de Jesús.
A. La Palabra Profética Más Segura (v. 19):Pedro nos revela que las Escrituras son la palabra profética más segura. Este testimonio divino, más allá de las experiencias visuales, brilla como una lámpara en la oscuridad de este mundo. La revelación escrita, siendo más cierta que cualquier otra, garantiza nuestra felicidad y nos guía hasta que la luz del día despunte y el lucero de la mañana aparezca en nuestros corazones.
B. La Excelencia del Nombre de Dios (vv. 7-9):David, al usar el nombre divino YHWH, resalta la excelencia de la revelación especial en comparación con la revelación general. La Torá, la enseñanza divina, es completa y perfecta, abarcando toda la doctrina necesaria para nuestra fe y conducta. Esta revelación de Dios es el fundamento seguro que nos mantiene firmes en adoración, libre de corrupción e idolatría.
Beneficio 1: Convertir el Alma y Dar Vigor (v. 7):La Palabra de Dios restaura el alma y libera del pecado. La enseñanza divina, cuando es proclamada fielmente, capacita a la Iglesia para adorar y servir a Dios en Espíritu y verdad, llevando a la conversión y vigorizando las vidas de los creyentes.
Beneficio 2: Dar Sabiduría al Sencillo (v. 7):Las Escrituras dan testimonio de Dios y son seguras, proporcionando un terreno firme para edificar nuestras vidas. Para los simples e inexpertos, la Biblia trae sabiduría y discernimiento, permitiendo aplicar los consejos divinos en cada situación y tomar decisiones acertadas.
Beneficio 3: Alegrar el Corazón y Dar Gozo (v. 8):Los preceptos divinos trazan un camino recto, guiando hacia la bienaventuranza. La Palabra de Dios, al orientarnos, trae gozo a nuestros corazones. Cuando seguimos la senda de la voluntad divina, encontramos gozo en la obediencia y la paz de andar en justicia.
Beneficio 4: Alumbrar los Ojos y Dar Claridad (v. 8):El mandamiento divino es claro y nos guía en medio de las tinieblas del mundo. La Palabra de Dios alumbra los ojos de los creyentes, permitiéndoles ver la mano soberana de Dios en las pruebas y comprender Su dirección en todas las circunstancias.
Beneficio 5: Purificar y Ser Suficiente para el Gozo (v. 9):El temor de Jehová, revelado en las Escrituras, es limpio y eternamente relevante. La Palabra de Dios es un deleite para el alma, más preciosa que el oro, purificándonos y siendo suficiente para nuestro gozo. Su lectura y meditación profunda revelan su dulzura y poder transformador.
Beneficio 6: Amonestar, Dar Entendimiento y Gran Recompensa (v. 11):Los juicios de Jehová, evaluación divina de pensamientos y acciones, son verdaderos y justos. La Biblia, al amonestarnos, nos advierte contra el pecado y sus consecuencias. Guardar la Palabra trae recompensa y la promesa de no ser avergonzados. En ella encontramos la senda de la rectitud y la satisfacción plena.
Queridos hermanos, en la revelación especial de las Escrituras, encontramos la verdad que nos hace libres, la luz que nos guía y la fuente de gozo y felicidad completa. Al honrar y obedecer esta revelación, recibimos la doble bendición de conocer a Dios en Su creación y a través de Su Palabra. Que este conocimiento nos lleve a vivir vidas consagradas en adoración y servicio al Señor en este nuevo año.
Tercer Punto: Petición de Humildad y Confianza en Cristo (Salmo 19:12-14)
En respuesta a la revelación magnífica de Dios, David, consciente de su propia fragilidad y propensión al pecado, eleva una humilde petición al Señor. Al mirar la revelación general y especial, reconocemos nuestra constante necesidad de perdón y purificación. Cada día, erramos de maneras que a veces no percibimos, y otras veces, voluntariamente, desobedecemos a Dios.
David ruega por el perdón de sus pecados y la liberación de transgresiones ocultas. Esta oración es un eco en nuestros corazones, recordándonos que, a pesar de la revelación divina, somos falibles y necesitamos la gracia divina. La revelación de Dios nos lleva a la humillación, a reconocer nuestra dependencia de Su Palabra y de Cristo para cada día del nuevo año.
Que este conocimiento nos lleve a clamar con humildad, como el publicano de la parábola, que al conocer a Dios en Su revelación, llegó a ser consciente de su necesidad: "Dios, ten compasión de mí, que soy pecador" (Lucas 18:13). La Biblia no solo revela nuestra condición pecaminosa, sino que también señala a Aquel que es nuestro único Redentor y Roca.
Cristo, el fundamento sobre el cual edificamos nuestras vidas, es capaz de romper las ataduras del pecado y liberarnos de sus cadenas. En Él encontramos nuestra bienaventuranza, y depende de Él nuestra felicidad. Si estás en Cristo, puedo decirte con certeza: ¡Feliz Año! Pero si aún no has confiado en Cristo y en Su revelación especial del evangelio de la gracia, este año no será bueno para ti.
Hoy, te invito a venir a Cristo en arrepentimiento y fe, como David lo hizo cada día. Oremos humildemente, reconociendo nuestra necesidad de perdón, confiando en la obra redentora de Cristo y buscando Su gracia para guiarnos y guardarnos en este nuevo año. Que la revelación de Dios en Su Palabra nos lleve a una vida de humildad, confianza y dependencia de nuestro Salvador. ¡Amén!