Una Iglesia Enfocada 1º parte: adoración.

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Introducción:

¿Qué debemos hacer como Iglesia?
¿Cuál debe ser nuestro enfoque?
Muchas veces nos concentramos en un aspecto de la Iglesia y descuidamos los otros.
Ilustración de estudiante.
Ilustración silla de tres patas: dos cosas pueden suceder, 1. Tendremos a desgastarnos mucho haciendo esfuerzo para un lado, 2. Terminaremos cayendo.
Por eso es necesario saber con claridad cuál es nuestro enfoque o propósito, para que podamos servir a Dios de manera equilibrada y para poder evaluarnos.
¿Cuál es el enfoque de Emaús?
Esta expresado en cuatro áreas, pueden ser cuatro enfoques, o cuatro propósitos.
Adoración. Buscamos amar a Dios y glorificarle en todo.
Edificación. Procuramos edificar a nuestros hermanos para que crezcan a la imagen del Señor Jesús.
Evangelismo. Compartimos el mensaje del evangelio en nuestra comunidad con nuestras palabras y viviendo una vida de testimonio.
Obras de misericordia. De lo que Dios nos ha bendecido compartimos con nuestro prójimo buscando ser de bendición tanto a nuestros hermanos en la fe como a los que no conocen a Dios.
En el día de hoy estaremos meditando en el primer enfoque: La Adoración.

Desarrollo:

La Biblia nos enseña que debemos adorar a Dios. Salmo 95:6 “6 Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.” ; 1 Pedro 2:9 “9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;” ;
El adorar a Dios se expresa de muchas maneras.
Cantarle: Salmo 100:1“1 Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.”
Servirle: Deuteronomio 6:13 “13 A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás, y por su nombre jurarás.”
Pero en primer lugar adorar a Dios se expresa en la Biblia como amarle.

Amar a Dios como principal forma de adorarle.

Mateo 22:34–40 “34 Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. 35 Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: 36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.”

I. La intención de los fariseos, v.34-35

Mateo 22:34–35 “34 Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. 35 Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo:”
Anteriormente los saduceos, que no creían en la resurrección, le habían hecho una pregunta al Señor acerca de que si una mujer se había casado con varios hombres, con quien sería esposa en la resurrección.
El Señor les da una respuesta que los dejó en silencio. Les dice que en la resurrección ya no habrá matrimonios, que los que sean resucitados serán como los ángeles en el sentido que no se podrán casar ni dar en casamiento, (Mateo 22.29) Ellos habían hecho esta pregunta no porque quisieran aprender del Señor, sino por tentarle, es decir para buscar algún error en el Señor para poder acusarle.
Lo mismo ocurre aquí. Los fariseos tenían la misma actitud que los saduceos, el v. 35 dice que uno de ellos “preguntó por tentarle”, ¿Cuál es la pregunta que hizo?

II. La pregunta de los fariseos, v.36

Mateo 22:36 “36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?”
Esta pregunta era muy seria y muy importante. Cualquier error podría haber descalificado al Señor en su entendimiento de las Escrituras.
Esta pregunta exigía que se mida el valor de cada mandamiento para luego identificar qué mandamiento está por sobre otro.
Pero la respuesta del Señor es admirable y nos enseña muchas cosas importantes com por ejemplo:
Nos enseña lo que significa realmente creen en Dios.
Y nos enseña que si hay mandamientos que están por encima de otros y que este orden es sumamente importante.

III. La respuesta del Señor, v. 37-40

Mateo 22:37–40 “37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.”

1. El primer mandamiento: amar a Dios, v. 37-38

En primer lugar vemos que si hay un mandamiento que está por sobre todo y es amar a Dios.
El Señor cita a Deuteronomio 6.5. Para entender porqué el Señor está diciendo que este es el gran mandamiento y el significado de este es necesario mirar hacia Deuteronomio. Mas exactamente Deuteronomio 6:4–9 “4 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. 5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. 6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; 7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. 8 Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; 9 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.”
Esta mandamiento dice que se debe amar a Dios desde el interior de nuestro corazón, es decir
Este mandamiento es dado después de recordarle a Israel que Jehová es nuestro Dios. Por lo que nos dice que la respuesta a haber recibido la obra de Dios en nuestra vida y de creer en él en primer lugar es amarle.
Este mandamiento es dado antes de que se hable de los mandamientos de Dios. Esto nos dice que antes que podamos amar su Palabra, antes que podamos compartirla con otros y antes que podamos obedecerla, debemos amarle a Dios. El hacer esto desencadenará lo demás.
Por lo tanto el Señor al decirnos que el gran mandamiento es amar a Dios nos está diciendo que lo primero que debemos hacer si creemos en Dios realmente es ponerle a él en el centro de nuestro corazón y de toda nuestra vida. Todo parte de ahí.

2. Todo lo demás está después de este madamiento.

Termina el Señor esta parte recalcando en el v. 38 que este es el primero y grande mandamiento. Con esto quiere decir que está en primer lugar, por sobre todos los demás mandamientos. Esto lo vemos de dos maneras:
Después de esto es que el Señor habla del mandamiento de amar al prójimo, v. 39 (Mateo 22:39 “39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” )
Y al final dice que de este mandamiento, junto con el segundo depende toda la Ley, v.40. (Mateo 22:40 “40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.” )

Conclusión:

Cuando decimos que nuestro primer enfoque es “Adorar a Dios” decimos que:
Todo lo que hacemos como Iglesia debe conducirnos a amar a Dios y vivir para él.
Amarle a él y honrarle deben ser las motivaciones por las cuales hacemos todas las cosas.
El amor a Dios siempre debe estar por encima del amor a las personas.
Amar y agradar a Dios debe regular todo lo que hacemos.
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