Una Iglesia Enfocada 2º parte: edificación.

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Introducción:

Recordando los cuatro enfoques de Emaús:
Adoración. Buscamos amar a Dios y glorificarle en todo.
Edificación. Procuramos edificar a nuestros hermanos para que crezcan a la imagen del Señor Jesús.
Evangelismo. Compartimos el mensaje del evangelio en nuestra comunidad con nuestras palabras y viviendo una vida de testimonio.
Obras de misericordia. De lo que Dios nos ha bendecido compartimos con nuestro prójimo buscando ser de bendición tanto a nuestros hermanos en la fe como a los que no conocen a Dios.
Hoy estaremos aprendiendo el segundo enfoque: Edificación.

Desarrollo:

La Palabra de Dios nos dice en muchas partes que debemos trabajar por la edificación de nuestros hermanos, como por ejemplo:
Efesios 4:11–13 “11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;” Aquí dice que el propósito de la edificación es que crezcamos a la imagen del Señor.
Romanos 14:19 “19 Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.” El contexto de este texto tenía que ver con las diferencias de opinión con respecto a la comida y el apóstol enseñaba que si el comer ciertos alimentos sería de tropiezo a un hermano, es mejor abstenerse. Por eso en este versículo nos enseña que mas que buscar satisfacer nuestras preferencias debemos buscar aquello que sea de edificación a nuestros hermanos.
Por otra parte la Palabra nos enseña que la edificación es uno de los propósitos por el cual debemos congregarnos. Para esto leamos el siguiente texto:
Hebreos 10:24–25 “24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; 25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”
Contexto:
En este texto el escritor estaba, entre otras cosas, animando a los creyentes recordándoles a los creyentes que el sacrificio de Cristo fue suficiente para santificar a los suyos, y a la vez les recuerda que este proceso de santificación incluye la participación de nosotros. Es por eso que en los versículos anteriores el autor dice que los creyentes debemos acercarnos ala presencia del Señor “con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura”, v. 22. También dice que debemos “ Mantener firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió”, v.23.
Entonces nos dice en estos dos versículos que la santificación se lleva a cabo por medio de la edificación mutua.
Teniendo en cuento esto meditemos qué es lo que este texto nos enseña acerca de la edificación.

I. El mandamiento de edificarnos, v.24

Hebreos 10:24 “24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;”

1. Considerarse unos a otros.

Esto tiene que ver con tomarnos en cuenta. Otras versiones dicen: Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras” (NVI). Es decir que debemos prestar atención a nuestros hermanos, tomarles en cuenta, preocuparnos por ellos, ¿Para qué?

2. El propósito: para estimularnos al amor y a las buenas obras.

La Palabra estimular también se podría traducir como “incitar”, o “provocar”. Tiene el sentido de animar a nuestros hermanos a algo bueno. A dos cosas de manera específica:
En primer lugar al amor. Es decir a que amen a Dios ya sus hermanos. Esto es algo que se debe hacer en especial cuando alguien nos comparte que sufre de alguna amargura, ya sea a Dios o a sus hermanos. Es en ese momento en que debemos animarle a esta persona a que no actúe con resentimiento, sino que quite de si todo lo malo que haya en su corazón y que ame ya sea a Dios o a sus hermanos como Dios le ha amado. Lo contrario a esto sería seguir alimentando el fuego de la amargura o tratando de adularle. No somos llamados a aceptar la maldad si no a ayudar a la santificación.
A las buenas obras. Las buenas obras son la manera de hacer visible y tangible el amor que Dios ha puesto en nosotros. Debemos animar a nuestros hermanos a que sirvan a otros, a que compartan lo que tienen y que dediquen su vida no a si mismos si no a Dios ya los demás.
Esto nos enseña que no debemos pensar en la edificación de forma individualista. Esto lo podemos entender de dos maneras: 1. En primer lugar no debemos pensar que el crecimiento en la santificación es un problema solo de cada uno. Debemos interesarnos en el crecimiento de nuestros hermanos y buscar la manera de ayudarles 2. Nos enseña que dependemos de otros para nuestra santificación. Así como este texto nos enseña que debemos estimular a nuestros hermanos al amor y a las buenas obras, de la misma manera necesitamos ser estimulados por otros a estos motivos. Para esto debemos entablar relaciones con otros creyentes, relacionarnos con otros y con humildad aceptar sus consejos y su ayuda para nuestro crecimiento.

II. La manera de edificarnos, v.25.

Hebreos 10:25 “25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”
Ahora el escritor nos presenta la manera de edificarnos mutuamente. Nos dice lo que no debemos hacer y lo que si debemos hacer.

1. No dejando de congregarnos.

Es decir que la manera de edificarnos es cuando nos congregamos, por eso no debemos dejar de hacerlo. Esto es importante porque nos enseña que el congregarnos no es una actividad pasiva de los miembros sino activa. En otras partes de la Biblia se nos enseña acerca de la participación activa del culto, por ejemplo:
1 Corintios 14:26–33 “26 ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación. 27 Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. 28 Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios. 29 Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. 30 Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero. 31 Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados. 32 Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas; 33 pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos,”

2. Exhortándonos.

Ahora pasa a explicar lo que se debe hacer cuando nos congregamos. Cuando nos reunimos con nuestros hermanos debemos “exhortarnos”. Esta palabra es necesario entenderla bien, no se trata de reprender como muchos piensan. La palabra en el original también se puede traducir “suplicar” o “rogar” como en Romanos 12:1“1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.” Tiene que ver con animar a los hermanos a crecer y a perseverar en el Señor. Como cuando el Bernabé visita la naciente Iglesia en Antioquía, la Palabra dice que él les animó, Hechos de los Apóstoles 11:23 “23 Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor.” O cuando Pablo anima a los hermanos de Listra, Hechos de los Apóstoles 14:21–22 “21 Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, 22 confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.”
Esto se hace tomando en cuente el día del Señor.
Hebreos 10:25 …… tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”

Conclusión:

Cuando afirmamos que nuestro segundo enfoque es "Edificarnos", queremos decir lo siguiente:
La edificación se relaciona con el crecimiento en la santidad, aspirando a ser más como el Señor Jesús.
Este proceso de santificación no es exclusivamente un asunto personal; es algo en lo que todos debemos colaborar para ayudarnos mutuamente.
La forma de brindarnos apoyo es mostrando interés en la vida de nuestros hermanos y colaborando en su crecimiento espiritual en el Señor.
Al mismo tiempo, es esencial estar dispuestos a recibir ayuda de nuestros hermanos para nuestro propio crecimiento en el Señor.
Nos edificamos cuando nos motivamos unos a otros hacia el amor y las buenas obras, especialmente cuando nos congregamos y nos exhortamos mutuamente.
Es crucial invertir tiempo en nuestra edificación porque el día del Señor se acerca.
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