Se Solicita Siervo

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2 Timoteo 4:1–8 NBLA
En la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, por Su manifestación y por Su reino te encargo solemnemente: Predica la palabra. Insiste a tiempo y fuera de tiempo. Amonesta, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción. Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, conforme a sus propios deseos, acumularán para sí maestros, y apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a los mitos. Pero tú, sé sobrio en todas las cosas, sufre penalidades, haz el trabajo de un evangelista, cumple tu ministerio. Porque yo ya estoy para ser derramado como una ofrenda de libación, y el tiempo de mi partida ha llegado. He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me entregará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman Su venida.
En abril de 1860 existió algo que se llamó: El Pony Express. Éste fue un servicio de correo rápido que cruzaba Estados Unidos. Empezaba en St. Joseph (Misuri) y llegaba hasta Sacramento (California). Era un trayecto de 4891 km, aproximadamente la misma distancia si saliéramos desde Tijuana y cruzaramos todo el pais, Guatemala, Honduras y parte de Nicaragua, y los mensajes se llevaban a caballo a lo largo de praderas, planicies, desiertos y montañas. Esta ruta redujo el tiempo que tardaba el correo en llegar desde el océano Atlántico al océano Pacífico a diez días.
“Para ser jinete se necesitaba cubrir entre 120 a 160 km por día, cabalgando duro de día y noche, cambiando caballos cada 15 o 25 km. Se cargaba con poco más que el correo, además de un revólver y un cuchillo. Con el fin de viajar con poco peso, y para aumentar la velocidad y la movilidad durante los ataques de los indios, estos hombres cabalgaban en camisa siempre que podían, a veces en medio del feroz invierno. El Pony Express colocó en marzo de 1860 colocó un anuncio en el periódico de San Francisco lo siguiente:
“Se buscan: jóvenes delgados y enjutos de hasta 18 años. Deben ser jinetes expertos dispuestos a correr riesgo de muerte a diario. Se prefieren huérfanos.”
¿Te animarías a asistir a esa solicitud de empleo?
Acabas de terminar cuatro años de estudio bíblico. Cuatro años en los cuales pudiste ser probado en tu fe, en tu disciplina, en tu dedicación. Con cada tarea, cada lectura, cada clase, esperamos que el Señor haya hablado a tu corazón; y que ahora después de 4 años de estudiar a Dios, puedas decir como Job
Job 42:5–6 NBLA
»He sabido de Ti solo de oídas, Pero ahora mis ojos te ven. »Por eso me retracto, Y me arrepiento en polvo y ceniza».
Sin embargo, esto no acaba con la entrega de tu diploma. Esta carrera del conocimiento del Señor apenas comienza. Ahora dependerá de ti cuanto más quieres conocer al Señor. Dependerás de ti y de todas las herramientas que se te dieron en estos cuatros años; y, como un profesor dijo:
Ahora es que comienza el verdadero ministerio.
Llegó el momento en que pongas en obra todo lo aprendido, para edificación de la Iglesia de Cristo, y consecuentemente, edificación para ti. Para ello, quiero dedicar unos minutos para darte cuatro consejos que el apóstol Pablo, antes de morir, le dejó a su discípulo Timoteo.

Nunca olvides que estás bajo escrutinio (v.1a)

2 Timoteo 4:1 NBLA
En la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, por Su manifestación y por Su reino te encargo solemnemente:
Pablo comienza su último encargo a su hijo espiritual Timoteo mencionando que Jesucristo está como testigo de lo importante es el ministerio.

Nunca olvides que hay un encargo que cumplir (v.1b-2)

2 Timoteo 4:1–2 RVR60
Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.

Predica la Palabra

Redarguye el corazón

Reprende malas conductas

Exhorta a los hermanos

Nunca tomes a la ligera los riesgos del ministerio (v.3-4)

2 Timoteo 4:3–4 NBLA
Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, conforme a sus propios deseos, acumularán para sí maestros, y apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a los mitos.

Falsas enseñanzas

Peligro de perder la vida

Déjame contarte la historia de Josef Tson, un pastor en Rumanía, en la época de la Rumanía comunista. En la década de 1970, él fue encarcelado múltiples veces. Él fue torturado en innumerables ocasiones. A veces fue sometido a interrogatorios horribles por semanas; hasta que por fin lo exiliaron en el año 1981.
En una ocasión, un oficial de la policía secreta lo ció en un restaurante para tener una conversación con él y tratar de intimidarlo, a ver si así paraba ofreciéndole un trabajo, ya no como pastor, y dejarlo vivir libremente en Rumanía.
En otra ocasión, él escribió el siguiente testimonio:
Cuando el policía de la secreta amenazó con matarme, con dispararme, le dije:
“Señor, ¿no comprendes que cuando me matas me envías a la gloria? No puedes amenazarme con la gloria. Cuanto más sufrimiento y más problema, mayor es la gloria.”
Durante una sesión de interrogatorio particularmente desgarradora Tson le dijo a sus inquisidores que derramar su sangre solo serviría para regar el crecimiento del evangelio de Jesucristo. Aprendió que parte de la Teología del sufrimiento era que la tribulación nunca es un accidente, es parte del plan soberano de Dios para construir su iglesia.
“Le dije -dice Josef Tson- al interrogador que tu alma suprema es matar; mi arma suprema es morirme. Así es como funciona, señor. Usted sabe que mis sermones están grabados y distribuidos por todo el país; cuando me disparas, o me aplastas, o cualquier otra forma que tú elijas, solo rocías mis sermones con mi sangre. Todo el que tenga una cinta de uno de mis sermones la tomará y dirá: ‘Será mejor que escuche esto de nuevo.’ Y dirán: ‘Este hombre murió por lo que predicó.’
Señor -le dije al policía- mis sermones hablarán diez veces más fuerte después de que me mates al saberse la razón por la que me mataste. De hecho, conquistaré este país para Dios porque tú me mataste. Así que, mátame. Morir por el Señor no es un accidente. No es una tragedia. Es parte del trabajo; es parte del ministerio. Es la mejor manera de predicar
Dice Tson que un día vio a seis hombres musculosos, y pensó:
Estos hombres lucen grandes enfrente de mí, pero no son más que marionetas en las manos de mi Padre.

Siempre recuerda que hay una recompensa al final

Aplicación

SE NECESITAN SERVIDORES:
Voluntarios talentosos para servicio difícil en la expresión local del reino de Dios. Hombres, mujeres, niños y jóvenes que estén dispuestos a sufrir, y hasta perder su vida por causa del reino. Gente que esté lista para obedecer a Dios, con gratitud y alegría, expertos en el perdón, la humildad y el amor. Voluntarios fieles a pesar de las largas horas de trabajo, con resultados escasos o no visibles y, posiblemente, la total falta de reconocimiento, excepto de parte de Dios para toda la eternidad.
¿Quién está interesado en entrar al ministerio?
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