¿Hasta cuándo Señor? (2)
Notes
Transcript
Tema: ¿Hasta cuándo Señor?
Texto: Salmo 13
Al músico principal. Salmo de David.
¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, Con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?
Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte;
Para que no diga mi enemigo: Lo vencí. Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.
Mas yo en tu misericordia he confiado; Mi corazón se alegrará en tu salvación.
Cantaré a Jehová, Porque me ha hecho bien.
Propósito general: Aliento
Propósito específico: Exhortar a cada creyente a continuar esperando en Dios; porque Dios no olvida ni abandona a ninguno de sus hijos.
Bosquejo:
v.1 – 2 – ¿Hasta cuándo?
v.3 – 4 – Solicitud
v.5 – 6 – Adoración
Oración de transición: Encontramos en este Salmo escrito por David la actitud correcta en la vida cuando se está enfrentando duda o desanimo mientras se espera la respuesta de Dios.
Introducción:
A nadie le gusta esperar. Somos impacientes por naturaleza
La impaciencia es fruto del sufrimiento.
Encontramos un mismo sentir en la vida de Job cuando clama a Dios mostrando que en su corazón está cansado de soportar la prueba.
Está mi alma hastiada de mi vida; Daré libre curso a mi queja, Hablaré con amargura de mi alma.
Diré a Dios: No me condenes; Hazme entender por qué contiendes conmigo.
Este es un ejemplo de la manera en la que estos grandes hombres y mujeres de Dios en la Biblia tuvieron la confianza de dirigirse a Dios.
Confianza de acudir a Él.
Seguridad que eran escuchados.
Clamaban espontáneamente
Es cierto que es difícil, pero debemos aprender a a buscar a Dios de esta manera
David se sintió abrumado por el sufrimiento. Este podía estar ocasionado por la persecución de Saúl o de Absalón. Algunos estudiosos dicen que era por alguna enfermedad.
Sea cual sea la razón, nos podemos sentir identificados con David, por lo que abruma nuestra vida. Sean pruebas, tentaciones, enfermedades… Pero no olvidemos algo.
Es cierto oraron de esta manera, pero nunca olvidaron la fidelidad de Dios, su amor, su misericordia. Confiaban plenamente en sus promesas.
Misma actitud mostramos cada uno de nosotros a pesar de conocer las promesas de Dios en su Palabra o haber experimentado los milagros de Dios en nosotros.
Es una actitud recurrente que debemos aprender a dominar y no dejar que nos desanime llenando de duda del poder de Dios nuestra mente.
Todos nos hemos hecho esta pregunta…
Desarrollo:
v.1 – 2 – ¿Hasta cuándo?
Existen días que cuestan vivirlos. Pero agradezcamos porque los estamos viviendo.
¿Hasta cuándo? se repite cuatro veces. Indica la impaciencia humana frente al silencio de Dios.
Cuando el creyente sufre y parece que Dios no oye sus oraciones, empieza a dudar, la angustia se apodera de él. Ya no siente la comunión con Dios como antes.
Entonces Moisés fue ante el Señor y protestó: —Señor, ¿por qué trajiste toda esta desgracia a tu propio pueblo? ¿Por qué me enviaste?
Desde que me presenté ante el faraón como tu vocero, él se ha vuelto aún más brutal contra tu pueblo, ¡y tú no has hecho nada para rescatarlos!
pero cuando vio el fuerte viento y las olas, se aterrorizó y comenzó a hundirse. —¡Sálvame, Señor! —gritó.
De inmediato, Jesús extendió la mano y lo agarró. —Tienes tan poca fe —le dijo Jesús—. ¿Por qué dudaste de mí?
¿De que se lamentaba David?
Primer “Hasta cuándo” - Sentía que Dios lo había olvidado.
No es una expresión de queja o de reclamo. Es más una expresión por la condición en la que se encuentra nuestro corazón en esos momentos.
Ej.: ¿Donde está Dios cuando sucede algo malo? ¿Dónde está Dios cuando más lo necesito?
Segundo “Hasta cuándo” - Se sentía tan sólo que el mismo se aconsejaba. “Pondré consejos en mis alma”
Uno de los grandes riesgos en la vida es estar solo. Dios no nos creó como seres ermitaños. Dios creo seres relacionales.
David sentía que no podía acudir a nadie.
Tercer “Hasta Cuando” - Vivir con tristeza. Esto lo llevó a perder el ánimo. “tristezas en mi corazón cada día” Estaba desanimado.
No debemos permitir que el desanimo haga hogar en nuestro corazón. Desahogue todo sentimiento en Dios.
Ej.: “Dicen que los hombres no deben llorar...” Llore con Dios, hable con Él.
Salmos I, II y III Lamentos de David y oraciones convertidas en alabanzas (Salmo 13:1–6)
Las preocupaciones ansiosas son pesadas cargas que los buenos creyentes asumen a menudo más de lo necesario.
(Matthew Henry)
Cuarto “Hasta cuándo” - Retardarás tu castigo hacia mis enemigos. ¿Porque no haces nada?
El juicio de Dios es justo, y todos nos enfrentaremos a su veredicto.
Cuando la aflicción dura mucho, llegamos a pensar que será para siempre; entonces llega el desaliento y el desaliento se convierte en desesperación y cuando pasa mucho tiempo sin gozo, comienzas al final a estar sin esperanza.
Por esa razón debemos aprender a orar:
“Señor, dime cuánto tiempo ocultarás tu rostro, y dame la seguridad que no será para siempre, sino que te volverás a mí al fin en misericordia, y entonces soportaré más fácilmente mis aflicciones presentes.” Henry, Matthew. 2020. Salmos I, II y III.
v.3 – 4 – Petición.
A pesar de la debilidad de la carne, el salmista busca ayuda en Dios.
Tres peticiones y tres razones para pedirlas.
Ver versículos 3 - 4
Nuestras oraciones deben tener razones. Debemos aprender a pedir correctamente.
Mira - para que no duerma
Respóndeme - sino mis enemigos se alegraran.
Alumbra mis ojos - para que no resbale.
“Alumbra mis ojos” – Por esta frase algunos comentaristas creen que la crisis que estaba pasando David, era una enfermedad en los ojos.
Sea específico, esperando en la voluntad de Dios.
A la misma vez podemos entender que David pide a Dios que alumbre su camino para ya no dudar; o para que no sea avergonzado frente a aquellos que desean su mal.
Enciendes una lámpara para mí. El Señor, mi Dios, ilumina mi oscuridad.
Todos nos sentimos fortalecidos cuando recibimos ayuda.
Ej.: Mi hijo buscando su pelota.
Pidamos a Dios con una razón que sea agradable a Él. Que nos ayude a mirar correctamente.
Que alumbre nuestro camino en medio de la oscuridad de la prueba.
Ej.: Resplandor de la luna en el desierto. Perdidos en la ruta de la bicicleta - Seguir el camino.
Recordemos que no debemos pedir con un corazón egoísta.
No olvide que su petición siempre debe ir acompañada de una adoración o alabanza.
v.5 – 6 – Alabanza
El salmista pasa por la prueba, la angustia y la duda, pero sigue confiando y ahora está seguro de que Dios le contestará.
¡Que gran cambio! Ese es el poder de la fe. El poder de Dios en nuestras vidas.
Recordar que el evangelio consiste en el poder de Dios.
“Pero mi corazón se alegrará en tu salvación.”
La verdadera alegría es tener la salvación de Dios y su obra en nuestras vidas.
No olvidemos siempre expresar confianza en medio de la crisis.
Cundo acudimos el lugar correcto, y depositamos nuestras peticiones en las manos correctas, podemos descansar.
Como Ana - “Ya no estuvo más triste.”
Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.
Porque sabía que se había acercado al Dios verdadero.
¡Ya no esté más triste! Dígale a su vecino - Dígase usted mismo - No estaré más triste.
Ej.: Pero yo sé… Que Dios hará el milagro. (Cómo testimonio de nuestra confianza en sus promesas fieles)
Ejemplo del Rey Ezequías cuando enfrentaba al rey de Asiria.
Designó oficiales militares con mando sobre los habitantes y los reunió delante de él en la plaza junto a la puerta de la ciudad. Luego Ezequías les dio ánimo diciendo:
«¡Sean fuertes y valientes! No tengan miedo ni se desalienten por causa del rey de Asiria o de su poderoso ejército, ¡porque hay un poder mucho más grande de nuestro lado!
El rey podrá tener un gran ejército, pero no son más que hombres. ¡Con nosotros está el Señor nuestro Dios para ayudarnos y para pelear nuestras batallas por nosotros!». Las palabras de Ezequías alentaron en gran manera a la gente.
Cobremos ánimo a pesar de las circunstancias.
Aunque nos llegue la impaciencia. Quizá llegue un momento en el que creamos que no recibiremos respuesta.
¿Que aprendemos?
¿Hasta cuándo Señor? – Hasta que podamos encontrar nuestra alegría, no en la respuesta a la oración, sino en la salvación que sólo Dios puede dar.
¿Hasta cuándo Señor? – Hasta que nuestra confianza este firme en la misericordia de Dios.
¿Hasta cuándo Señor? – Hasta que cantemos a Dios en medio de la prueba.
¿Hasta cuándo Señor? – Hasta que nos demos cuenta que no es malo esperar en Dios, sino que Dios nos ha hecho bien al enseñarnos paciencia y dependencia en Él.