Dios ha Hablado

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El Dios del que el autor de Hebreos nos habla es el Dios que se reveló «a los padres»; es decir, el Dios que habló a Adán, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, etc. Es el Dios, por lo tanto, que se reveló como Jehová (o más exactamente Yahvé), el «Yo soy el que soy». Dios ha hablado. El Dios del que estamos hablando no es una fuerza impersonal. No es una abstracción o energía. Solamente una persona, tiene la capacidad de hablar y de comunicarse. Dios, al hablar, se revela como un ser personal.

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Hebreos 1:1–4 RVR60
1 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, 4 hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.

INTRODUCCIÓN

El escritor de esta carta no se identifica a sí mismo como es costumbre en otras epístolas del Nuevo Testamento de hecho es el único libro de todo el Testamento que no sabemos quien es el autor humano que Dios usó para escribirlo.
Tampoco hace una salutación inicial dirigida a una Iglesia o persona específica. El autor simplemente inicia con uno de los versículos más asombrosos de la Biblia.
Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el hijo.
Estas palabras hacen que la manera de empezar esta carta sea gloriosa.
Sin preámbulos y directa al tema.
La literatura y el lenguaje del texto original se caracteriza por un estilo elegante que resalta la gloria del tema de toda la epístola. Que es Cristo el mejor y mayor que todos.
Alguien con mucha razón ha dicho que los cuatro primeros versículos de Hebreos constituyen una de las oraciones más hermosas de toda la literatura griega. (Y tenga en cuenta que la literatura griega es de las más estimadas en el mundo).
Este Libro esta lleno de verdades teológicas o doctrinales.
En un solo párrafo como el que hemos leído encontramos afirmaciones claras y precisas acerca de algunas de las doctrinas más importantes de la Biblia: La revelación de Dios, la inspiración de su Palabra y la persona y dignidad de nuestro Señor Jesucristo.
Desde el primer momento, desde la primera palabra, el autor centra nuestro pensamiento en Dios y su comunicación con el hombre.
Es Dios quien desde el principio ha tomado la iniciativa en la revelación de sí mismo a los hombres. Dios nos ha hablado de muchas maneras.
Ahora bien, lo primero que el autor quiere que entendamos acerca de la revelación de Dios es que fue dada en dos momentos distintivos de la historia, los que él llama “en otro tiempo”. Hebreos 1:1. y “en estos postreros días” Hebreos 1:2.
El autor vivía en una época cercana al ministerio terrenal de Cristo. Probablemente había nacido y crecido en aquel “otro tiempo”. Había vivido la transición entre aquellas dos dispensaciones divinas.
Para nosotros, sin embargo, tanto los tiempos de los profetas como la época de Cristo pertenecen a siglos lejanos.
Aún así necesitamos recordar la importancia de la diferencia entre los “dos tiempos”.
En este estudio vamos a examinar el contraste entre las dos revelaciones, la antigua de los tiempos proféticos y la nueva de Jesucristo.

LA REVELACIÓN DE DIOS EN EL PASADO

Hebreos 1:1 RVR60
1 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
Aquí el autor describe la revelación antigua por medio de siete pequeñas frases que la definen bien concisa y con exactitud. Las vamos a ver una por una.

DIOS θεός

La primera es sencillamente la palabra Dios.
Dios es la primera realidad en la vida y por supuesto lo es que la revelación.
Sin embargo, en contraste con la Biblia, casi en cualquier libro secular de hoy que investigue el fenómeno religioso empieza con el hombre, no con Dios. Su enfoque es antropocéntrico, no teocéntrico.
La Biblia en cambio, siempre parte de Dios como primera causa.
Romanos 11:36 RVR60
36 Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.
Génesis 1:1 RVR60
1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Juan 1:1 RVR60
1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Y ahora en Hebreos leemos: Dios habiendo hablado.
Ni el autor de este libro ni los demás autores Bíblicos se detienen para intentar demostrar la existencia de Dios. Sencillamente la presuponen.
Ellos dan por sentado que la manera en la que Dios se comunica con el ser humano, es evidencia suficiente para cualquiera que esté dispuesto a considerarla.
De manera que, cuando el autor de Hebreos empieza a hablarnos de la revelación divina, no nos habla del «sentido religioso del ser humano», ni tampoco nos describe la diversidad de formas religiosas que ha habido en diferentes culturas, ni centra nuestra atención en lo humano.
Su punto de partida es radicalmente diferente. Es bíblico y cristiano. Su manera de ver las cosas empieza con Dios mismo.
Hermanos, si queremos realmente entender la vida lo primero que debemos saber es que existe un solo Dios y que este Dios verdaderamente se ha comunicado con el hombre desde el principio.
Dios siempre ha estado allí y nunca ha estado callado.
Aún en el período intertestamentario, conocido como el período de silencio, Dios estuvo hablando a través de la historia.
Él es un Dios cuyo carácter, persona y obra han sido revelados por Él mismo.
El Dios del que el autor de Hebreos nos habla es el Dios que se reveló «a los padres»; es decir, el Dios que habló a Adán, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, etc. Es el Dios, por lo tanto, que se reveló como Jehová (o más exactamente Yahvé), el «Yo soy el que soy», cuya existencia trasciende todo conocimiento nuestro y cuya realidad se escapa de toda definición expresada en los términos finitos de nuestro vocabulario humano, por lo cual hemos de conocerle por «Aquel que es».
No se trata, pues, de una deidad cualquiera. Hebreos, por así decirlo, nos habla de un Dios con nombre y apellidos. «Yo Jehová», dice a Isaías; «éste es mi nombre» Isaías 42:8.
Es el Dios de los padres. Es igualmente el Dios que habla por medio del Hijo, Jesucristo.
Por lo tanto, es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Aparte de Él no hay otro. No compartirá su gloria con otros, ni admite que el hombre le confunda con los supuestos dioses de otras religiones.
Es el Dios que ha hablado, que se ha manifestado de una manera inconfundible, clara y definida. Y es el único Dios, de manera que todo ser espiritual, adorado por la religión que sea, que no se ajuste total y absolutamente a las características que Dios mismo ha revelado en Su Palabra, no es, ni puede ser, divino.
Este Dios único e inconfundible es el comienzo de todo, el Alfa y la Omega tanto de la creación como de la revelación. La revelación no es una iniciativa humana.
Los escritos del Antiguo Testamento, aunque redactados por hombres, no son una obra meramente humana.
No reflejan las «aspiraciones religiosas del pueblo hebreo», ni su «creatividad espiritual», sino que son mensajes divinos dirigidos a Israel que proceden de Dios.
El origen de todo está en Dios. Él es la primera causa.

HABIENDO HABLADO λαλέω

Hebreos 1:1 RVR60
1 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
Esa palabra lo que implica es literalmente lo que se entiende en español. Dios habló, se comunicó en lengua humana.
Esta palabra se usa mucho en toda la Biblia por ejemplo:
Mateo 9:33 RVR60
33 Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel.
Mateo 9:18 RVR60
18 Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
Solamente el capítulo 1 de Josué es un ejemplo de cómo Dios se comunicaba claramente con el hombre.
En segundo lugar, Dios ha hablado. El Dios del que estamos hablando no es una fuerza impersonal. No es una abstracción o energía. Solamente una persona, tiene la capacidad de hablar y de comunicarse. Dios, al hablar, se revela como un ser personal.
Decir que Dios es un ser inteligente, racional y personal, casi es insultante, porque damos por sentado que, si Dios es el creador de toda inteligencia, la suya tiene que trascender infinitamente la comprensión de la nuestra.
Pero no por eso debemos pensar que, si Él es tan diferente de nosotros y si nosotros somos inteligentes y personales, Dios no puede serlo.
Él será una «superpersona», y tendrá «superinteligencia» (omnisciencia), pero no puede ser menos de lo que Él mismo ha creado. Es por esto que, aun casi sin saber lo que decimos, nos atrevemos a afirmar que Dios es un ser personal. Decir que Dios tiene personalidad no es reducirle a la categoría de un ser humano.
Dios es un ser personal que se comunica con el hombre. El que Dios haya hablado es un hecho claro y contundente.
Dios no se esconde en su creación. Tampoco se comunica sólo con los seres espirituales, el Dios verdadero no se calla, sino más bien se deleita en revelarse y relacionarse con nosotros.
Asi que como lo mencionabamos al principio; lo que cuenta la religión no son las diversas maneras en las que el hombre ha intentado buscar a Dios, ni la capacidad creadora de la mente humana al inventar dioses, sino la identificación, comprensión y acatamiento de lo que el Dios verdadero ha dicho. En este sentido el concepto de «revelación» en la Biblia está en el polo opuesto de la religión entendida como creatividad humana. Es Dios quien se ha revelado a sí mismo y no el hombre el que ha descubierto (o inventado) a Dios. Dios ha hablado.
Y podemos decir que Dios ha hablado en tres Personas. Es bastante obvio que en estos primeros momentos de su epístola, el autor estuviera pensando en Dios tal y como era conocido en tiempos del Antiguo Testamento y, por lo tanto, primordialmente en la persona del Padre. Sin embargo, en el capítulo 2:3 leemos:
Hebreos 2:3 RVR60
3 ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron,
vemos que el Evangelio, la plena revelación de parte de Dios, fue anunciado primeramente por el Señor (entiéndase el Señor Jesucristo). Y si pasamos al capítulo 3:7 leemos:
Hebreos 3:7 RVR60
7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz,
Hebreos 3:8 RVR60
8 No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,
vemos que la revelación del Antiguo Testamento es la Palabra del Espíritu Santo.
De manera que; Decir que Dios nos hablaes decir que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo nos hablan.

MUCHAS VECES πολυμερώς

Hebreos 1:1 RVR60
1 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
En tercer lugar, el autor nos dice que Dios ha hablado repetidamente. Una cosa está bien clara si leemos el Antiguo Testamento: vez tras vez Dios habla. En el Pentateuco, constantemente leemos las plabras “y dijo Dios”. En los libros proféticos “Así dice el Señor”. De manera que Dios habló y sigue hablandonos a lo largo de la revelación del Antiguo Testamento.
Habla a Adán y Eva, habla a Caín, habla a Noe, habla a Abraham, a Isaac, a Jacob. Hablo a Moisés y Josué. Habló a David, a Salomón y auna lista larga de jueces y profetas, comenzando desde Samuel. Entonces por su puesto Dios ha hablado muchas veces.
La palabra griega que utiliza el texto es el adverbio polymerós también se traduce como: en muchas maneras o porciones y lo que implica es que en múltiples y diversas asignaciones de cierta cantidad Dios nos ha hablado.
Comprendido de esta manera la Palabra de Dios nos da a entender que Dios ha hablado en distintas etapas. Por supuesto, no todo el mensaje de la revelación de Dios fue dado en el mismo momento. La revelación del Antiguo Testamento es progresiva. Un comentarísta dijo:
Es como si Dios dijese una palabra y luego diese tiempo para que los seres humanos pudiesen digerirla bien antes de comunicar otra.
Nadie en el Antiguo Testamento recibió toda la revelación. Es como si a lo largo del Antiguo Testamento se hubieran ido formando las piezas del puzzle. Sólo fue en Jesucristo que todas las piezas ocuparon su lugar definitivo para revelarnos el cuadro completo.
Por lo tanto, la revelación del pasado fue de inspiración verdadera, de origen divino, pero incompleta, parcial, dada progresivamente.
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