EL LLAMAMIENTO DE JEREMÍAS
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LAS palabras de Jeremías hijo de Hilcías, de los sacerdotes que estuvieron en Anathoth, en tierra de Benjamín. La palabra de Jehová que fué a él en los días de Josías hijo de Amón, rey de Judá, en el año décimotercio de su reinado. Fué asimismo en días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, hasta el fin del año undécimo de Sedechîas hijo de Josías, rey de Judá, hasta la cautividad de Jerusalem en el mes quinto. Fué pues palabra de Jehová a mí, diciendo: Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que salieses de la matriz te santifiqué, te dí por profeta a las gentes. Y yo dije: ¡Ah! ¡ah! ¡Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. Y díjome Jehová: No digas, soy niño; porque a todo lo que te enviaré irás tú, y dirás todo lo que te mandaré. No temas delante de ellos, porque contigo soy para librarte, dice Jehová. Y extendió Jehová su mano, y tocó sobre mi boca; y díjome Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he puesto en este día sobre gentes y sobre reinos, para arrancar y para destruir, y para arruinar y para derribar, y para edificar y para plantar.
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
Jeremías es conocido como uno de los profetas mayores debido a la larga duración de su ministerio. Él profeta predicó durante el reinado de Josías (18 años), Joacaz (3 meses), Joacim (11 años), Joaquim (3 meses) y Sedecías (11 años y 5 meses): cuarenta y un años en total. Jeremías fue un siervo sufrido: recibió amenazas de muerte, fue calumniado, le prohibieron acudir al templo, pasados veinte años de ministerio ninguno se había convertido, etc. A pesar de todo, Jeremías fue un siervo exitoso, pues cumplió fielmente la voluntad de Dios.
UN LLAMAMIENTO DIVINO (Jeremías 1.4-5)
UN LLAMAMIENTO DIVINO (Jeremías 1.4-5)
El llamamiento de Jeremías no fue de hombres sino de Dios. El mismo le hizo saber que antes que lo formase en el vientre de su madre el lo había elegido para ser profeta, apartándolo para este ministerio desde antes de nacer.
Jeremías no hizo mérito alguno para recibir este noble llamamiento. Fue Dios quien lo contempló en su lista de siervos, antes de que fuese concebido, sin haber hecho antes obra buena o mala. Su llamamiento no fue por méritos, sino por gracia. Si no fuera por gracia el llamamiento al Santo Ministerio, nadie tendría el privilegio de ejercer este glorioso trabajo espiritual.
CUANDO ERA UN JOVEN SIN EXPERIENCIA (Jeremías 1.6-9)
CUANDO ERA UN JOVEN SIN EXPERIENCIA (Jeremías 1.6-9)
Probablemente Jeremías tenía unos veinte años de edad cuando recibió el llamado a se profeta. Por su falta de experiencia se opuso al llamado diciendo: ¡Ah! ¡Ah! ¡Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño”. Además, aquellos tiempos eran peligrosos, pues la nación había dado la espalda a Dios. Servir como profeta significaba colocarse en un lugar de desprecio.
Dios le hace saber a Jeremías que quien lo está llamando es quien lo capacitará para cumplir su vocación: Dios lo sostendría. Sobre esta base todos los siervos de Dios en todos los tiempos se han parado frente a su pueblo a predicar, con la plena certeza que Dios los ha llamado. Así lo hicieron los profetas en al Antiguo testamento y los apóstoles en el Nuevo Testamento. Así lo hace los Ministros de la Palabra en nuestros tiempos.
PARA UNA IMPORTANTE MISIÓN (Jeremías 1.10)
PARA UNA IMPORTANTE MISIÓN (Jeremías 1.10)
Según el texto que estamos contemplando, la tarea de Jeremías sería arrancar, destruir, arruinar y derribar, para edificar y plantar. Esto se cumplió cuando los caldeos conquistaron a Judá, destruyendo los muros, el templo, y llevándolos cautivos a Babilonia. Jeremías anunció todas estas calamidades que se avecinaban. La nación de Israel quedaría en ruinas. Pero más adelante Dios restablecería su gloria, cuanto el tiempo de cautiverio expirara y regresaran para reconstruir su nación.
El servicio de Jeremías no fue fácil, porque debía denunciar el pecado de su nación, exponiéndose al desprecio de las gentes; pero Dios siempre estuvo a su lado, sosteniéndole.
CONCLUSIÓN
CONCLUSIÓN
Jeremías fue un hombre exitoso, no por los resultados, sino porque hizo lo que Dios le encargó. La gracia de Dios lo sostuvo para cumplir fielmente su ministerio a pesar de las adversidades.
APLICACIONES
APLICACIONES
Encontramos aquí una aplicación para nuestros tiempos, pues por medio de la predicación del evangelio Dios arranca, destruye, arruina y derriba el pecado arraigado en el corazón del hombre, y siembra nueva vida.
Los siervos de Dios suelen convertirse en personas no gratas cuando predican en contra del pecado: ¡Que no decaiga el ánimo! Es deber el ministro de Palabra seguir instando a tiempo y fuera de tiempo, redarguyendo, reprendiendo, exhortando con toda paciencia y doctrina (2 Timoteo 4.2).
Oremos porque Dios envíe mas obreros a su mies.