Palabra de confianza
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INTRO
INTRO
Nos hemos acostumbrado a vivir en un mundo donde la palabra no tiene valor, ni es digna de confianza. Las promesas van y vienen, y es cada vez más difícil creerle a alguien.
Desde los productos que compramos, los servicios que nos brindan, hasta lo que el médico nos pueda llegar a decir, todo está en duda.
Ni hablar de la politica, la religión, el futbol, etc.
La confianza se ve deteriorada en casi todas las relaciones del planeta.
Confianza según el diccionario significa:
seguridad, esperanza, fe, credulidad, decisión, determinación, certidumbre, tranquilidad, creencia, presunción, aliento, ánimo, vigor, empuje.
Pero en medio de tanta desconfianza y en medio de un mundo dónde la palabra no tiene casi ningún valor, aparece el apóstol Pablo diciendo:
Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.
Vamos a ver un poco más en profundidad este texto y para hacerlo vamos a dividirlo en tres partes.
Palabra fiel y digna de ser recibida por todos...
Que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores
De los cuales yo soy el primero
1. Palabra fiel y digna de ser recibida por todos…
1. Palabra fiel y digna de ser recibida por todos…
Este mensaje es digno de crédito y merece ser aceptado por todos: que Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.
La siguiente declaración es digna de confianza, y todos deberían aceptarla: «Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores», de los cuales yo soy el peor de todos.
Así, pues, los que recibieron su mensaje fueron bautizados, y aquel día se unieron a la iglesia unas tres mil personas.
Los que creen actúan de manera coherente con lo que dicen creer.
Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.
2. Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores...
2. Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores...
Los que estaban “ROTOS”.
somos una humanidad rota por el pecado, y lo que nos rompió, y nos sigue rompiendo es el habernos separado de Dios.
A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón.
Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a los seres creados antes que al Creador, quien es bendito por siempre. Amén.
Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen;
Esto sería el resumen de la raíz del pecado, todo lo demás es el fruto del pecado.
Al día siguiente Juan vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo: «¡Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!
Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará.
Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no sólo por los nuestros sino por los de todo el mundo.
Unos hombres le llevaron un paralítico, acostado en una camilla. Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico: —¡Ánimo, hijo; tus pecados quedan perdonados!
Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados—se dirigió entonces al paralítico—: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.
Y el hombre se levantó y se fue a su casa.
3. De los cuales yo soy el primero...
3. De los cuales yo soy el primero...
Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio,
habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.
Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús.
Perseguí a muerte a los seguidores de este Camino, arrestando y echando en la cárcel a hombres y mujeres por igual,
Si afirmamos que no hemos pecado, lo hacemos pasar por mentiroso y su palabra no habita en nosotros.
Reconocer que no merecemos ninguno de sus beneficios nos hace humildes. Nos impulsa a amar a Dios y a adorarle. Nos lleva a someternos a Cristo como el Señor de nuestra vida, como obedientes siervos.
La gracia de Dios nos hace sentir aprecio y afecto por nuestros hermanos en Cristo, porque reconocemos la obra de la gracia divina en ellos también.
No los vemos como inferiores ni superiores, porque todo lo que somos es gracias a la obra divina.
Además, la gracia de Dios nos impulsa a identificarnos y a amar a los que no lo conocen todavía, porque recordamos que éramos como ellos. Solamente por la gracia de Dios gozamos ahora de perdón y seguridad.
CONCLUSIÓN
CONCLUSIÓN
Los seres humanos juran por alguien superior a ellos mismos, y el juramento, al confirmar lo que se ha dicho, pone punto final a toda discusión.
Por eso Dios, queriendo demostrar claramente a los herederos de la promesa que su propósito es inmutable, la confirmó con un juramento.
Lo hizo así para que, mediante la promesa y el juramento, que son dos realidades inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un estímulo poderoso los que, buscando refugio, nos aferramos a la esperanza que está delante de nosotros.
Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que penetra hasta detrás de la cortina del santuario,
hasta donde Jesús, el precursor, entró por nosotros, llegando a ser sumo sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.