DÍA #150: La comunión (I)
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“Entonces le dijo Moisés: Si tu presencia no va con nosotros, no nos hagas partir de aquí”.
Éxodo 33:15
Hace aproximadamente cuatro siglos el hermano Lorenzo escribió: “Después de haberme entregado enteramente a Dios, que pagó por mis pecados, yo renuncié, por el amor de Dios, a todo lo que no fuera Él, y empecé a vivir como si no existiera otra cosa más que Él y yo en el mundo”.85 Pocas frases pueden definir qué significa vivir en comunión con Dios mejor que ésta.
Aunque es hermana gemela del silencio (incluso algunos la consideran una misma disciplina); creo que es esencial considerar ambas prácticas por separado ya que el hábito de vivir en comunión con Dios es, posiblemente, el más alto y precioso llamado de la vida cristiana. Como ha escrito Pablo: “Fiel es Dios, por medio de quien fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro” (1 Corintios 1:9).
¿Qué es la comunión? La comunión es el estado ininterrumpido de cercanía a Dios que elimina los compartimentos del corazón y que me transforma en una persona íntegra, sin división, no partida y libre. Es la sensación de la presencia de Dios. Es la calmada y constante percepción de su Persona. Es el continuo contentamiento interno que deviene de sentirse conectado a Dios. Es el regalo y la habilidad de caminar junto a Dios en medio de las actividades cotidianas del día a día. Es disfrutar a Dios de forma ininterrumpida.
En cierta forma, la comunión es como tener un auricular invisible en nuestro oído que se encuentra en constante diálogo interno con Cristo (Salmo 55:17; 1 Tesalonicenses 5:17). Como ha escrito el hermano Lorenzo: “No existe en el mundo otra clase de vida más dulce y grata que aquella de continua conversación con Dios. Solo aquellos que la practican y experimentan pueden comprenderla”.
Pero, a su vez, la comunión con Dios ¡es más que un mero diálogo! Es una sensación de paz, quietud y contentamiento interno producto de percibir el amor de Dios en Cristo de una forma continua, real y sentida en mi caminar diario (Romanos 5:5). En palabras de Jesús, es vivir a lo largo del día el mandamiento de Juan 15:9 donde él mismo nos ordena: “Permaneced en mi amor”. ¿Puedes verlo? No se trata de tener momentos de comunión con Cristo; ¡se trata de vivir en un estado de comunión con él! ¡Se trata de permanecer en ese estado a lo largo del día! ¡Se trata de continuar sintiendo su precioso amor dentro de nosotros!
¿Cuál es el objetivo final de esta práctica? La letra de esta conocida canción de Jesús Adrián Romero lo captura a la perfección:
No quiero darte solo un rato de mi tiempo
No quiero separarte un día solamente
Que seas mi universo
No quiero darte mis palabras como gotas
Quiero un diluvio de alabanzas en mi boca
Que seas mi universo
Que seas todo lo que siento y lo que pienso
Que seas el primer aliento en la mañana
Y la luz en mi ventana…Que seas mi universo
Que llenes cada uno de mis pensamientos
Que tu presencia y tu poder sean mi alimento
Oh Jesús es mi deseo… Que seas mi universo
No quiero darte solo parte de mis años
Te quiero dueño de mi tiempo y de mi espacio
Que seas mi universo…
No quiero hacer mi voluntad quiero agradarte
Y cada sueño que hay en mí quiero entregarte
Que seas mi universo…
Para orar y meditar a lo largo del día:
No quiero tener un tiempo con Dios; ¡quiero vivir con Dios! ¡Quiero estar con Él todo el tiempo! ¿Y tú?