CULTO FUNEBRE PARA UN CONVERSO.
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Joshua Rowe
Encuentro en el aire Hoy nos hemos reunido para honrar y recordar a ___________________________________________________ (Comentarios personales) Escritura: 1 Tesalonicenses 4.13-18. Tampoco queremos, her-manos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. Introducción: En este tiempo, cuando sentimos tanto dolor y tanta pérdida, la Palabra de Dios nos ofrece consuelo, estímulo y victoria. Al escribirles a los tesalonicenses, pareciera que Pablo conocía a algún miembro de la iglesia que había perdido a un familiar recientemente. Pablo ofrece buenas razones para tener esperanza a quienes están sufriendo y lamentando.
1. Una reacción diferente (v. 13). Pablo se dirige específica-mente a quienes han perdido amigos, familia o seres amados en la iglesia. Les dice cómo deben reaccionar de manera diferente a aquellos «que no tienen esperanza». Hay dos cosas que se deben tener en mente
A. Nuestro sufrimiento es natural. Pablo no dice que no debemos sentirnos tristes cuando alguien querido muere. Muchas veces el Salmo 116.15 se traduce así: «Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos». La palabra hebrea para «estimada» casi siempre se refiere a las piedras preciosas o a las posesiones; también se puede traducir como «caro o costoso». El Señor hace su obra en la tierra a través de sus hijos, así que, ¿no le parece que tiene sentido que su muerte le es costosa? ¡Él entiende nuestra pérdida porque la experimenta con nosotros! ¿Recuerda la muerte de Lázaro? Jesús sabía que iba a resucitar a Lázaro de la muerte (Juan 11.4), pero cuando vio el rostro triste de sus amados, se acercó a la tumba sellada y sintió la pérdida de un amado, lloró (Juan 11.35). Sabemos que los creyentes que han partido serán resucitados, pero el separarnos de ellos nos causa dolor y tristeza natural. B. Nuestro regocijo es sobrenatural. Pablo nos explica que debemos reaccionar de manera diferente a los que no tienen esperanza. A pesar de que nos dolemos y sufrimos, Dios está con nosotros a través de la experiencia. Como creyentes, tenemos consuelo y esperanza en el futuro: sabemos que los que han partido que eran creyentes están ahora con el Señor (2 Corintios 5.8). La Biblia hasta los llama bendeci-dos: Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen (Apocalipsis 14.13). 2. Una importante realidad (vv. 14-17). Pablo nos recuerda que si creemos en el evangelio, ¡también creemos en la Segunda Venida de Cristo! En medio de nuestra pérdida, nada nos trae más consuelo que la resurrección; es la verdadera esperanza que solo tenemos los cristianos. La escena que describe nos lleva a detenernos en medio de nuestra pena y anticipar el futuro: A. El privilegio de los santos fallecidos (vv. 14-15). Cuando Cristo regrese, ¡traerá a los santos fallecidos con Él! Aunque lamen-temos su pérdida, sin duda ellos se regocijan y anticipan el día en que serán los primeros en ver al Cristo resucitado regresar por su pueblo. B. El regreso triunfante de Cristo (v. 16). Se nos dice que: «Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero». Cuando Cristo venga por segunda vez no será en un pesebre, envuelto en pañales, anunciado por una sola estrella a unos hombres sabios o por un ángel a ciertos pastores; vendrá envuelto en todo su esplendor y su gloria, con el grito de un arcángel que sacudirá la tierra, ¡y con la misma trompeta de Dios! ¿Y quiénes serán los primeros en ver todas esas cosas? Los que han muerto en Cristo. C. La reunión triunfante (v. 17). Después que los santos fallecidos sean resucitados para estar con Cristo en su gloria, «Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor» (v. 17). Nosotros seremos reunidos con nuestros compañeros creyentes que habíamos perdido y todos juntos nos unire-mos con Cristo en toda su gloria, ¡por toda la eternidad! Conclusión: En esta hora estamos naturalmente apenados. Pero también tenemos razones para tener gran consuelo. Les exhorto a poner un marcador de libros en 1 Tesalonicenses 4. Cuando sienta el dolor más profundo, lea este pasaje; seguramente lo guiará a ganar la más profunda anticipación del regreso de Cristo. Acerca de estos versículos Pablo nos dice: «Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras» (v. 18). Al salir de este lugar en medio de nuestra pena, recordémonos unos a otros que nuestro ser querido será uno de los primeros en ver el majestuoso regreso de nuestro Salvador Jesucristo; y que un día le veremos otra vez, juntos en las nubes.
Bendición: « Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibi-rán (Mateo 5.4)
OTRA PARTE AGREGADA:
Oración: Oh Dios, tú nos formaste cuando todavía estábamos en el vientre de nuestras madres. Tú has provisto para nosotros, y nos has guiado a través de la jornada de la vida. Ahora nos enfrenta-mos a la realidad de la muerte, porque uno de nuestros amados ha llegado al final de su vida. Aun así, en esta hora ponemos nuestra confianza en ti. Danos consuelo en nuestra tristeza. Ayúdanos a enfocarnos en ti, en la eternidad que nos ofreces cuando te seguimos. Oramos estas cosas en el nombre de Jesús. Amén.
Bendición: Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos míos ama-dos, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano (1 Corintios 15.50-58).
NOTA: Cuando el servicio se vaya a terminar en el cementerio, la bendición pue-de ser omitida hasta que el cuerpo haya sido depositado en la sepultura. Una vez en el cementerio se puede leer una Escritura apropiada y dar la bendición. Vea los ejemplos de servicios para el cementerio para ayuda adicional