Conociendo a Dios

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Dios Padre: Teología propiamente dicha: Nadie como Él

Conociendo a Dios (Cognoscibilidad)

Jeremías 9:23–24
¿Conoces a esa persona que creías conocer hasta que te diste cuenta de que no lo sabías? ¡Dios es así! Muy a menudo pensamos que lo conocemos solo para darnos cuenta de que no entendimos quién es Él realmente. Podemos saber quién es Dios porque Él se ha revelado a nosotros. Conocer a Dios nos da una comprensión más completa de quién es Él.
Jeremías 9 es un capítulo prominente en el libro de Jeremías, que ilustra el profundo dolor del profeta por la decadencia espiritual de Israel y Judá. Este capítulo se puede dividir en tres secciones:

I. Duelo por el pecado (9:1-8)

Jeremías 9:1–8 RVR60
¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo! ¡Oh, quién me diese en el desierto un albergue de caminantes, para que dejase a mi pueblo, y de ellos me apartase! Porque todos ellos son adúlteros, congregación de prevaricadores. Hicieron que su lengua lanzara mentira como un arco, y no se fortalecieron para la verdad en la tierra; porque de mal en mal procedieron, y me han desconocido, dice Jehová. Guárdese cada uno de su compañero, y en ningún hermano tenga confianza; porque todo hermano engaña con falacia, y todo compañero anda calumniando. Y cada uno engaña a su compañero, y ninguno habla verdad; acostumbraron su lengua a hablar mentira, se ocupan de actuar perversamente. Su morada está en medio del engaño; por muy engañadores no quisieron conocerme, dice Jehová. Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los refinaré y los probaré; porque ¿qué más he de hacer por la hija de mi pueblo? Saeta afilada es la lengua de ellos; engaño habla; con su boca dice paz a su amigo, y dentro de sí pone sus asechanzas.
Jeremías 9:1–8 NTV
¡Si tan sólo mi cabeza fuera una laguna y mis ojos una fuente de lágrimas, lloraría día y noche por mi pueblo que ha sido masacrado! Desearía poder marcharme y olvidarme de mi pueblo y vivir en una choza para viajeros en el desierto. Pues todos ellos son adúlteros, una banda de mentirosos traicioneros. «Mi pueblo encorva sus lenguas como arcos para lanzar mentiras. Se rehúsan a defender la verdad; sólo van de mal en peor. Ellos no me conocen —dice el Señor—. »¡Cuidado con tu vecino, ni siquiera confíes en tu hermano! Pues un hermano saca ventaja de su hermano, y un amigo calumnia a su amigo. Todos se engañan y se estafan entre sí; ninguno dice la verdad. Con la lengua, entrenada a fuerza de práctica, dicen mentiras; pecan hasta el cansancio. Amontonan mentira sobre mentira y rechazan por completo reconocerme», dice el Señor. Por lo tanto, esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales: «Mira, los derretiré en el crisol y los probaré como al metal. ¿Qué más puedo hacer con mi pueblo? Pues sus lenguas lanzan mentiras como flechas envenenadas. Dicen palabras amistosas a sus vecinos mientras en el corazón traman matarlos.
1. Dolor genuino por su pueblo v1,2
2. Maldad Amplia v2-
3. La Causa Raíz: No Conocen a Dios 9:3,6

II. La devastaciónde Judá (9:9-22)

Jeremías 9:9–22 RVR60
¿No los he de castigar por estas cosas? dice Jehová. De tal nación, ¿no se vengará mi alma? Por los montes levantaré lloro y lamentación, y llanto por los pastizales del desierto; porque fueron desolados hasta no quedar quien pase, ni oírse bramido de ganado; desde las aves del cielo hasta las bestias de la tierra huyeron, y se fueron. Reduciré a Jerusalén a un montón de ruinas, morada de chacales; y convertiré las ciudades de Judá en desolación en que no quede morador. ¿Quién es varón sabio que entienda esto? ¿y a quién habló la boca de Jehová, para que pueda declararlo? ¿Por qué causa la tierra ha perecido, ha sido asolada como desierto, hasta no haber quien pase?Dijo Jehová: Porque dejaron mi ley, la cual di delante de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni caminaron conforme a ella;antes se fueron tras la imaginación de su corazón, y en pos de los baales, según les enseñaron sus padres.Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que a este pueblo yo les daré a comer ajenjo, y les daré a beber aguas de hiel.Y los esparciré entre naciones que ni ellos ni sus padres conocieron; y enviaré espada en pos de ellos, hasta que los acabe. Así dice Jehová de los ejércitos: Considerad, y llamad plañideras que vengan; buscad a las hábiles en su oficio; y dense prisa, y levanten llanto por nosotros, y desháganse nuestros ojos en lágrimas, y nuestros párpados se destilen en aguas. Porque de Sion fue oída voz de endecha: ¡Cómo hemos sido destruidos! En gran manera hemos sido avergonzados, porque abandonamos la tierra, porque han destruido nuestras moradas. Oíd, pues, oh mujeres, palabra de Jehová, y vuestro oído reciba la palabra de su boca: Enseñad endechas a vuestras hijas, y lamentación cada una a su amiga. Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios, para exterminar a los niños de las calles, a los jóvenes de las plazas. Habla: Así ha dicho Jehová: Los cuerpos de los hombres muertos caerán como estiércol sobre la faz del campo, y como manojo tras el segador, que no hay quien lo recoja.
Jeremías 9:9–22 NTV
¿No habría de castigarlos por eso? —dice el Señor—. ¿No habría de tomar venganza contra semejante nación?». Lloraré por las montañas y gemiré por los pastos del desierto; pues están desolados y no tienen vida. Ya no se escucha el mugido del ganado; todas las aves y los animales salvajes han huido. «Haré de Jerusalén un montón de ruinas —dice el Señor y será un lugar frecuentado por chacales. Las ciudades de Judá serán abandonadas, y nadie vivirá en ellas». ¿Quién tiene suficiente sabiduría para entender todo esto? ¿Quién ha sido instruido por el Señor y puede explicárselo a otros? ¿Por qué ha sido tan arruinada esta tierra, que nadie se atreve a viajar por ella? El Señor contesta: «Esto sucedió porque mi pueblo abandonó mis instrucciones; se negó a obedecer lo que dije. En cambio, se pusieron tercos y siguieron sus propios deseos y rindieron culto a imágenes de Baal, como les enseñaron sus antepasados. Así que ahora esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: ¡mira!, los alimentaré con amargura y les daré veneno para beber. Los esparciré por todo el mundo, a lugares que ni ellos ni sus antepasados han oído nombrar, y aun allí los perseguiré con espada hasta que los haya destruido por completo». Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales: «Piensa en todo esto y llama a las que se les paga por llorar; manda traer a las mujeres que lloran en los funerales. ¡Rápido! ¡Comiencen a llorar! Que las lágrimas fluyan de sus ojos. Escuchen a los habitantes de Jerusalén llorando desesperados: “¡Estamos arruinados! ¡Estamos totalmente humillados! Tenemos que abandonar nuestra tierra, porque derribaron nuestras casas”». Escuchen, ustedes mujeres, las palabras del Señor; abran sus oídos a lo que él tiene que decir. Enseñen a sus hijas a gemir; enséñense unas a otras a lamentarse. Pues la muerte se ha deslizado a través de nuestras ventanas y ha entrado a nuestras mansiones. Ha acabado con la flor de nuestra juventud: los niños ya no juegan en las calles, y los jóvenes ya no se reúnen en las plazas. Esto dice el Señor: «Se esparcirán cadáveres a través de los campos como montones de estiércol, como manojos de grano después de la cosecha. No quedará nadie para enterrarlos».
1. Dios se vengará a sí mismo 9:9
2. Jerusalén será destruida 9:11
3. Que los sabios entiendan esto 9:12
a. Han abandonado las leyes de Dios 9:13
b.Han seguido sus propios corazones 9:14
4. Los dolientes contratados no serán suficientes 9:17-21

III. Advertencia contra la jactancia (9:23-26).

Jeremías 9:23–26 RVR60
Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová. He aquí que vienen días, dice Jehová, en que castigaré a todo circuncidado, y a todo incircunciso; a Egipto y a Judá, a Edom y a los hijos de Amón y de Moab, y a todos los arrinconados en el postrer rincón, los que moran en el desierto; porque todas las naciones son incircuncisas, y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón.
Jeremías 9:23-26 23Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. 24Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.
25He aquí que vienen días, dice Jehová, en que castigaré a todo circuncidado, y a todo incircunciso; 26a Egipto y a Judá, a Edom y a los hijos de Amón y de Moab, y a todos los arrinconados en el postrer rincón, los que moran en el desierto; porque todas las naciones son incircuncisas, y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón. (Jeremías 9:23-26)
Voy a necesitar algo de participación congregacional aquí. Si estuvieras varado solo en una isla desierta con una sola herramienta, ¿cuál elegirías? Si estuvieras varado solo en una isla desierta con una sola pieza de tecnología, ¿qué elegirías? Si estuvieras varado en una isla desierta con un personaje ficticio, ¿a quién le resultaría más útil?
El objetivo del juego de la isla desierta es identificar lo que consideras más necesario para una crisis en particular. Es una forma de descifrar lo que crees que puede y va a dar más en la situación en la que te encuentras. Eso es lo que está pasando con este pasaje. Judá se estaba desmoronando y, a medida que crecía la amenaza babilónica, la gente se encontró jugando una versión de la vida real del juego de la isla desierta; Estaban tratando de averiguar qué sería lo más necesario para esta crisis en particular.

I. Introducción

Jeremías 9:23–24 RVR60
Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.
Jeremías 9:23–24 NTV
Esto dice el Señor: «No dejen que el sabio se jacte de su sabiduría, o el poderoso, de su poder, o el rico, de sus riquezas. Pero los que desean jactarse que lo hagan solamente en esto: de conocerme verdaderamente y entender que yo soy el Señor —quien demuestra amor inagotable y trae justicia y rectitud a la tierra— y que me deleito en estas cosas. ¡Yo, el Señor, he hablado!
Jeremías 9:23-24 forma una comprensión central de la sabiduría hebrea, enseñando sobre el tema de jactarse o enorgullecerse de las capacidades humanas en lugar de conocer al verdadero Dios de justicia y rectitud.
Jeremías 9:23-24 contrasta las definiciones del mundo de sabiduría, fortaleza y riqueza con la definición bíblica de conocer a Dios. En estos versículos, el profeta Jeremías, hablando en nombre de Dios, declara: "No se gloríen los sabios de su sabiduría, ni los fuertes de su fuerza, ni los ricos se jacten de sus riquezas, sino que el que se jacta de esto: que tenga entendimiento para conocerme, que yo soy Jehová, que ejerce la bondad, la justicia y la rectitud en la tierra, porque en ellas me complazco".

1. Conocer a Dioses un rechazo de confiar en tus propios recursos(Jer. 9:23).

¡Abandonad toda autosuficiencia!
Se trata de valorar estos atributos por encima de las búsquedas mundanas de sabiduría, fuerza y riqueza. Una persona puede ser muy inteligente, muy fuerte o muy rica, y estas no son necesariamente cosas malas, pero las Escrituras dejan claro que conocer a Dios supera todo esto. A la luz de lo que Judá estaba enfrentando, no había nada que pudieran hacer para asegurar su supervivencia.

I. La advertencia acerca de los falsos motivos para jactarse:

El capítulo enfatiza que los sabios, los poderosos y los ricos no deben jactarse de su sabiduría, poder o riquezas, que se muestran como medios ineficaces para tratar de asegurar el favor de Dios.
1. Jactarse en la sabiduría humana: La primera forma de jactancia representa no sólo el logro intelectual, sino el ingenio humano o la comprensión como un fin en sí mismo. No es una fuente de verdadero conocimiento o comprensión.
2. Jactarse en el poderío humano: Esta segunda forma de jactancia representa la confianza en el poder físico humano, el poder militar o la fuerza humana. La fuerza humana es temporal y poco fiable.
3. Jactarse de las riquezas humanas: La tercera forma de jactancia representa las confidencias en la riqueza material, la seguridad financiera o las posesiones. La base de la riqueza cambia constantemente.
B. La futilidad de estas jactancias: Se da una advertencia contra la confianza en estos factores. La sabiduría, el poder y las riquezas son circunstancias mundanas que distraen del verdadero conocimiento y entendimiento de Dios.

2. Conocer a Dios significa comprender Su carácter, siendo consciente de que Él no solo es poderoso sino también justo, bondadoso y recto (Jer. 9:24).

¡Conozca al único Dios verdadero!
“Cuando la teología cristiana declara que Dios es sabio, quiere decir mucho más de lo que dice o puede decir, porque trata de hacer que una palabra comparativamente débil tenga una incomprensible plenitud de significado que amenaza con desgarrarla y aplastarla bajo el peso de la idea”. Tozer, p. 92
Su entendimiento es infinito. Salmos 147:5: 5 Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; Y su entendimiento es infinito.

3. Conocer a Diossignifica reconocerlo como el Creador soberano y omnipotente, entender sus atributos, aceptar su rectitud, justicia y bondad, y responder a su llamado con un corazón fiel y obediente (Jer. 9:24).

¡Alardea en Dios por lo que Él es realmente!
Conocer a Dios es más que solo entender hechos acerca de Él. Es una relación íntima y personal que afecta a todas las áreas de la vida.
I. La base correcta para jactarse: El profeta describe que la única jactancia legítima es entender y conocer al Señor mismo.
1. Conocer el carácter de Dios: El carácter de Dios es retratado como bondad amorosa, justicia y rectitud.
2. Reconocer el deseo de Dios: Dios se deleita en estas cosas, lo que indica que este es el tipo de carácter que los humanos deben emular.
Significa enorgullecernos no de nuestras propias capacidades o éxitos, sino de Su naturaleza y actos, de lo que Él ha revelado acerca de Sí mismo. Conocer a Dios es apreciar y celebrar estas revelaciones, y encontrar nuestro gozo y valor solo en Él.

4. Conocer a Dios no requiere que tengamos vasta sabiduría, fuerza inigualable o abundantes riquezas (Jer. 9:24).

¡Espera en el Señor, cuando todo se desmorone!
Él se deleita en mostrar bondad, justicia y rectitud, por lo que estas son las marcas que deben caracterizar a quienes lo conocen. Las personas que conocen a Dios se esfuerzan por reflejar Sus atributos e incorporarlos a su vida.
Él no exige que seamos sabios, fuertes o ricos, sino que busca que seamos amables, justos y rectos en nuestros esfuerzos, reflejando Su naturaleza en nuestro carácter.
Jeremías 9:23-24 nos señala la única área segura de la jactancia: entender y conocer a Dios. El pasaje desafía nuestra confianza en nuestra sabiduría, fortaleza y riqueza, y en su lugar nos insta a ver el valor y la importancia de conocer a Dios íntimamente y comprender Su carácter de bondad, justicia y rectitud.

5. ¡Conocer a Dios es un asunto del corazón! (Jeremías 9:25-26)

¡Despojaos de todo lo que es exteriormente religioso!
El ritual externo del pacto en el Antiguo Testamento era la circuncisión. El signo del Nuevo Testamento es el bautismo. En cualquier caso, las meras señales externas sin la transformación interna del corazón no significaban nada.
En resumen, conocer a Dios implica una relación íntima con Él, moldeada por una profunda comprensión y aprecio por Sus atributos de bondad, justicia y rectitud, transformando nuestros valores y conducta para reflejar estas características divinas.
I Corintios 1:26-31 Pablo alude a Jeremías 9:23-24
26Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29a fin de que nadie se jacte en su presencia. 30Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; 31para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor. (1 Corintios 1:26-31)
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