En memoria del hermano Luis Crespo

Hebreos 12:1 (NVI)

1 Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante.

El día viernes 9 de febrero en horas de la madrugada, recibimos la noticia del fallecimiento de nuestro hermano Luis Crespo, recibimos la noticia de que a sus 71 años de edad nuestro hermano se ha unido a la gran nube de testigos que por su fe y perseverancia hoy nos animan seguir corriendo esta carrera que tenemos por delante.

Nuestro querido hermano Luis Crespo, fue un ejemplo vivo del amor hacia Dios. Su vida fue un testimonio palpable de su devoción y compromiso con la fe. Todos los que tuvimos el privilegio de conocerlo podemos atestiguar cómo dedicaba parte de su tiempo a orar por la iglesia, por los pastores y sus familias, así como por todos aquellos que atravesaban momentos de necesidad.

Su rostro siempre irradiaba una sonrisa contagiosa, y su ánimo siempre era el de alentar a otros a fortalecer su relación con Dios, animándonos a seguir “pa´lante con el Señor”, tal como solía expresarlo. “Hay que Orar sin cesar mi hermano”

Hoy, nuestro amado hermano Luis ha alcanzado la meta anhelada por todos los creyentes. Si bien su partida nos llena de tristeza, encontramos consuelo en la certeza de que el día que el Señor vuelva nuestro hermano resucitará para disfrutar del reposo eterno prometido por nuestro Señor en nuevo cielo y nueva tierra donde no habrá mas muerte. Por causa de su fe podemos imaginar a Luis en ese lugar que nuestra alma anhela con fervor, en esa ciudad celestial donde reina el descanso y la alegría por toda la eternidad. Con esperanza y fe, aguardamos el reencuentro, confiando en las palabras de Jesús registradas en Juan 11:25: "Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera".

Que la memoria de nuestro hermano Luis Crespo siga inspirándonos a vivir con fe y entrega en cada paso que damos, recordando su legado de amor y devoción hacia nuestro Señor.