El furor de Dios sobre Uza

2º Samuel 6:1–11

1David volvió a reunir a todos los escogidos de Israel, treinta mil. 2Y se levantó David y partió de Baala de Judá con todo el pueblo que tenía consigo, para hacer pasar de allí el arca de Dios, sobre la cual era invocado el nombre de Jehová de los ejércitos, que mora entre los querubines. 3Pusieron el arca de Dios sobre un carro nuevo, y la llevaron de la casa de Abinadab, que estaba en el collado; y Uza y Ahío, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo. 4Y cuando lo llevaban de la casa de Abinadab, que estaba en el collado, con el arca de Dios, Ahío iba delante del arca. 5Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de haya; con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos.

6Cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió su mano al arca de Dios, y la sostuvo; porque los bueyes tropezaban. 7Y el furor de Jehová se encendió contra Uza, y lo hirió allí Dios por aquella temeridad, y cayó allí muerto junto al arca de Dios. 8Y se entristeció David por haber herido Jehová a Uza, y fue llamado aquel lugar Pérez-uza, hasta hoy. 9Y temiendo David a Jehová aquel día, dijo: ¿Cómo ha de venir a mí el arca de Jehová? 10De modo que David no quiso traer para sí el arca de Jehová a la ciudad de David; y la hizo llevar David a casa de Obed-edom geteo. 11Y estuvo el arca de Jehová en casa de Obed-edom geteo tres meses; y bendijo Jehová a Obed-edom y a toda su casa.

Introducción

En la época del sacerdote Elí, tutor de Samuel, mucho antes de que Saúl fuera rey, los filisteos habían capturado el arca del pacto en una batalla. (1 Samuel 4)

El arca estuvo en tierra de los filisteos durante siete meses, y la ira de Dios cayó sobre ellos, humillando a su dios Dagón, e hiriéndolos con tumores.

Los filisteos devolvieron el arca colocándola en un carro nuevo y junto con diez figuras de oro, cinco de tumores y cinco de ratones que representaban las cinco ciudades de los filisteos y las plagas que sufrieron.

Cuando el arca llegó a territorio de Israel, los israelitas de Bet-semes miraron dentro del arca de Jehová, por lo cual murieron 50,070 hombres de Israel.

El arca del pacto no era un monumento público a la vista del pueblo, estaba en el lugar santísimo, donde solo el sumo sacerdote podía entrar una vez al año. Y quienes la podían transportar era los sacerdotes hijos de Coat de la tribu de Leví.

Por este suceso trágico, el arca fue puesta en en casa de Abinadab, donde su hijo Eleazar fue santificado para cuidar el arca.

No se sabe cuanto tiempo estuvo en este lugar, pero es posible que unos 50 años.

El culto restaurado

A diferencia de Saúl, David se propuso establecer un gobierno sobre Israel que lo unificara y deseaba restablecer el culto a Dios.

Saúl había asesinado a los sacerdotes, donde solo Abiatar logró escapar refugiándose con David mientras este era perseguido.

El culto, el sacrificio y la adoración se había abandonado en tiempo de Saúl, los filisteos habían destruido Siló el lugar donde estaba el tabernáculo, por tanto, el arca del pacto había sido olvidada.

Pero David estaba dispuesto a restaurar el tabernáculo de adoración.

2º Samuel 6:1–2 “David volvió a reunir a todos los escogidos de Israel, treinta mil. Y se levantó David y partió de Baala de Judá con todo el pueblo que tenía consigo, para hacer pasar de allí el arca de Dios, sobre la cual era invocado el nombre de Jehová de los ejércitos, que mora entre los querubines.”

El arca del pacto era indispensable en el culto a Dios, simbolizaba su presencia. David debía trasladarla a Jerusalén.

Israel había descuidado la adoración a Dios, esto le había traído muchos problemas sociales y económicos. Era necesario restaurar el culto a Dios. Solo su presencia traería paz y bendición.

Si tu adoración y comunión con Dios se ha deteriorado, es necesario que la restaures, que nuevamente retomes tu posición como un adorador, hijo de Dios, para que las bendiciones de Dios abunden en tu vida.

Buenas intenciones vs obediencia

2º Samuel 6:3–7 “Pusieron el arca de Dios sobre un carro nuevo, y la llevaron de la casa de Abinadab, que estaba en el collado; y Uza y Ahío, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo. Y cuando lo llevaban de la casa de Abinadab, que estaba en el collado, con el arca de Dios, Ahío iba delante del arca. Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de haya; con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos. Cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió su mano al arca de Dios, y la sostuvo; porque los bueyes tropezaban. Y el furor de Jehová se encendió contra Uza, y lo hirió allí Dios por aquella temeridad, y cayó allí muerto junto al arca de Dios.”

David con las mejores intenciones organiza su traslado a Jerusalén.

David comete un error, es posible que en lugar de consultar a la ley de Dios, consulta a sus consejeros la manera de trasladarla.

David usa un carro nuevo de la mejor calidad para colocar el arca del pacto, convoca a músicos, a los varones de Israel (30,000) y asigna a los descendientes Abinadab (Uza y Ahío) a guiar el carro.

Para la cultura de la época, un carro nuevo era la señal de respeto para un objeto sagrado.

Fue en un carro nuevo que los filisteos devolvieron el arca. 1º Samuel 6:8 “Tomaréis luego el arca de Jehová, y la pondréis sobre el carro, y las joyas de oro que le habéis de pagar en ofrenda por la culpa, las pondréis en una caja al lado de ella; y la dejaréis que se vaya.”

Pero esta no era la manera en la que Dios había determinado trasladar el arca.

Pero cuando habían avanzado, los bueyes tropezaron, Uza con las mejores intenciones quizo sostener el arca, pero el furor de Dios se encendió sobre él y murió. Uza no era sacerdote descendiente de Coat, no tenía permitido tocar el arca.

Dios en el Sinaí también mató a los hijos de Aarón, Nadab y Abiú, por presentar fuego extraño. Levítico 10.

Tanto David como Uza tenían las mejores intenciones.

Dios merece lo mejor, pero ¿quién decide qué es lo mejor?

Un carro nuevo no era lo prescrito por Dios: Números 4:15 “Y cuando acaben Aarón y sus hijos de cubrir el santuario y todos los utensilios del santuario, cuando haya de mudarse el campamento, vendrán después de ello los hijos de Coat para llevarlos; pero no tocarán cosa santa, no sea que mueran. Estas serán las cargas de los hijos de Coat en el tabernáculo de reunión.”

Dios escogió a los hijos de Leví para su servicio.

Leví tuvo 3 hijos, Gersón, Coat y Merari. De ellos, los hijos de Coat eran los sacerdotes, y a ellos se les asignó hacer el traslado del arca en sus hombros.

Nadie podía reemplazarlos porque el que lo hiciera moriría.

Nuestro culto y servicio a Dios puede tener las mejores intenciones, pero si no se hace conforme a su voluntad, no es aceptado.

El enojo de David

2º Samuel 6:8-9 “Y se entristeció David por haber herido Jehová a Uza, y fue llamado aquel lugar Pérez-uza, hasta hoy. temiendo David a Jehová aquel día, dijo: ¿Cómo ha de venir a mí el arca de Jehová?”

entristeció= kjará (HEBREO) significa enojarse, airarse, enfurecerse, arder en cólera.

David se enojó porque Uza murió.

David no entendía o no conocía la ordenanza de Dios, por tanto su primer reacción fue enojarse.

Sin embargo, siendo un hombre prudente, reflexionó en el asunto y cambió su enojo con temor a Dios.

David entendía que no podía reclamarle a Dios: Romanos 9:20 “Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?”

Hay de aquellos que digan que Dios se equivoca, la inteligencia humana es muy pequeña para comprender las desiciones de Dios.

Cuando sucede una desgracia, ¿seremos capaces de culpar a Dios o reclamarle?, Dios es santo, perfecto y nunca se equivoca.

Nuestra actitud debe ser: Job 1:21 “y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.”

David a un principio no comprendió, pero después recapacitó y tuvo temor.

Así nosotros, no reneguemos a Dios por las dificultades, confiemos en Él y démosle gloria.

Conclusión

David en su temor no se atrevía a trasladar el arca del pacto a Jerusalén, posiblemente porque se imaginaba que muchos morirían estando allá.

Por tanto la dejó en casa de Obed Edom: 2º Samuel 6:10 “De modo que David no quiso traer para sí el arca de Jehová a la ciudad de David; y la hizo llevar David a casa de Obed-edom geteo.”

Pero Dios le mostró que si respetamos su presencia, no recibiremos condenación si no bendición.

2º Samuel 6:11 “Y estuvo el arca de Jehová en casa de Obed-edom geteo tres meses; y bendijo Jehová a Obed-edom y a toda su casa.”

Si amamos la presencia de Dios, aprendamos a conducirnos según su ley, para que en lugar de recibir el furor de Dios, recibamos sus bendiciones en abundancia.