UNA VISION QUE TRANSFORMA

RENOVADOS-TRANSFORMADOS  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Isaías 6:1–8 RVR60
1 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. 2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. 3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. 4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. 5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. 6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; 7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. 8 Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.

INTRODUCCIÓN

Uzías, el rey que condujo al pueblo de Judá a tanta gloria, estaba a punto de morir, y una vez más parecía evidente que Jehovah había dejado a su pueblo a su abandono. Parecía que las promesas hechas acerca de un rey justo, descendiente de David, habían quedado frustradas. Pero cuando muere el rey Uzías, en medio del caos humano Isaías tiene una visión de un rey sentado sobre un trono alto y sublime (v. 1). Este rey no es un hijo de David, no es como los demás reyes que habían tenido...
¡Este Rey es el mismo Jehovah de los Ejércitos!
La visión que Isaías tuvo fue desafiante para un tiempo de incertidumbre, y desde ese día en adelante Isaías no sería el mismo ¡no podría serlo jamás! ¿Sabes por qué? Porque vio al Señor y vivió. Su vida y su manera de ver y de vivir fueron transformadas. Eso puede ocurrir con nosotros también si tenemos una Visión que venga del Cielo.
Pablo A. Deiros escribió:
Visión sin acción nos hace visionarios, y esto es inútil. Acción sin visión nos hace activistas, y esto es agotador. Pero la Visión que se expresa en acción nos hace discípulos, líderes, misioneros, agentes del reino; y esto es fructífero.
¿Qué es visión? Visión, no es solo una Palabra que escuchamos en cada reunión ministerial, congresos y diversas actividades de nuestra iglesia. Visión, no se limita a una definición del mundo secular, dándole una enorme importancia para la conquista de sueños meramente humanos; no digo que estos sean malos, sino que no trascienden a la eternidad, pues solamente se enfocan en la superación personal y material en medio de un mundo decadente y meramente fugaz. Nuestra visión debe ser diferente, nos debe llevar a dejar huella para la eternidad; debe llevarnos a motivar a otros a ser visionarios en medio de una humanidad carente de visión, a no ser uno más del montón.
Podemos decir que...
Visión, es la idea que Dios pone en nuestra mente, para que nosotros sirvamos en pro de ella.
El apóstol Pablo nos dice en...
Romanos 12:2 NTV
2 No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.
Pablo nos muestra un mundo con sus criterios, normas, modelos de vida y valores hechos a su manera de pensar; un mundo que nos presenta creencias e ideologías huecas y falsas, vendidas como grandes verdades para vivir una vida feliz y plenamente realizada, pero la realidad es que este mundo busca formar al ser humano a su imagen y semejanza, alejándolo cada vez más de Dios. Nublando la visión que Dios tiene para su Iglesia, haciéndola ver como anticuada para nuestro tiempo y sin poder alguno para este siglo.

PROPOSICIÓN.

Pablo nos presenta una nueva manera de vivir por medio de una mentalidad renovada, donde el ser humano logra ser una persona trasformada a los propósitos, voluntad y VISIÓN de Dios: ser una persona a imagen y semejanza de Cristo. Necesitamos Una Visión Que Transforme nuestras vidas; y esto no es adquirir y transmitir conocimiento o ideas de cómo elaborar un plan de trabajo. Esta visión no nace en la mente humana, sino en el corazón de Dios.

O. TRANSICIONAL.

Isaías tuvo una visión que transformó su vida. Veamos algunas lecciones de cómo podemos ser transformados a través de un encuentro poderoso con el Señor...

I. LA VISIÓN SE DA EN UN TIEMPO ESPECÍFICO. Vv.1a

1. Cuando Murió el Rey Uzías

a. No fue cuando él quiso, ni por que lo haya deseado

b. Acontecen en momentos críticos de nuestro caminar.

2. Este es el Tiempo en que Dios Quiere Transmitir su Visión.

a. La visión que transforma nuestra vida (mente, carácter)

b. Que nos mueva a prepararnos para su encuentro

c. La visión que nos lleva alcanzar a los perdidos

Cuando nos enfrentamos a momentos críticos, cuando atravesamos dificultades, es cuando Dios quiere transmitirnos Su visión. Esta VISIÓN comienzan en el lugar secreto, en nuestra experiencia con Dios. La acompañan manifestaciones sobrenaturales, tales como revelación Divina, milagros, voces audibles a nuestro oído espiritual. Dios tiene un tiempo perfecto para manifestarse a nosotros. Esta VISIÓN nos mueve a prepararnos para encontrarnos con Él.

II. FUE UNA VISIÓN HACIA ARRIBA. Vv.1b

1.Pudo Mirar su Gloria, su Poder, su Santidad

a. Santidad, una palabra ignorada por la Iglesia hoy

b. Santidad, una palabra usada sin contexto.

2. Isaías Comprendía Bien: Sin Santidad Nadie Vera al Señor

a. Allí su corazón empieza a ser transformado

La visión de Isaías no fue horizontal, sino vertical. Él vio al Señor “sentado en un trono alto y sublime”. Esta visión nos recuerda la majestuosidad y la grandeza de Dios. Nos muestra que nuestras preocupaciones terrenales se desvanecen con la grandeza y la gloria del Señor. Cuando levantamos nuestros ojos hacia Dios, nuestras perspectivas cambian, y nuestras dificultades se desvanecen porque descansamos en Él.

III. FUE UNA VISIÓN HACIA ADENTRO. V.5

1. Reconoce Su Condición Pecaminosa El énfasis recae sobre “los labios”

a. Por la razón de que éstos dan a conocer la corrupción interna del hombre caído

b. Por nuestras palabras seremos justificados o condenados.

c. Una muerte segura

2. En su Confesión Recibió en Perdón Divino

a. No fue el carbón, fue Dios quien lo limpió

b. Por el fuego del amor divino.

Hermanos, Isaías no solo vio la gloria de Dios, sino que también se vio a sí mismo con mayor claridad. Cuando se encontró en la presencia del Dios santo, reconoció su propia pecaminosidad y la de su pueblo. Esta VISIÓN nos impulsa a reconocer nuestra condición pecaminosa y nos nos lleva al arrepentimiento y confesión de nuestro pecado. Solo al reconocer nuestra necesidad de perdón y salvación podemos experimentar una verdadera transformación.

IV. FUE UNA VISIÓN HACIA AFUERA. V.8

1. Visión Que Nació en el Corazón de Dios

a. Dios vio a la nación descarriada y desamparada

b. Fue Dios quien quería enviar un mensajero a su pueblo

2. Esta Visión Transformó la Vida de Isaías

a. La recibió y la aceptó

b. Isaías no se resistió al llamado de Dios

La visión que Isaías tuvo lo llevó a responder en obediencia y servicio. Cuando escuchó la voz del Señor preguntando: “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” Isaías respondió: “Heme aquí; envíame a mí”. Una visión que transforma nos desafía a salir de nuestra comodidad y responder al llamado de Dios. Nos recuerda que la verdadera transformación no solo afecta nuestra relación con Dios y con nosotros mismos, sino también nuestra relación con los demás.

CONCLUSIÓN.

Amados hermanos, la visión de Isaías es un poderoso ejemplo de cómo un encuentro con Dios puede transformar nuestras vidas por completo. Pido al Señor que nosotros podamos buscar esos encuentros con Dios que nos transformen y nos capaciten para ser fieles siervos en su obra. Les pregunto ¿estamos dispuestos a buscar y a recibir la visión que transforma? Que así como Isaías respondió al llamado de Dios, nosotros también estemos listos para decir: “Heme aquí, envíame a mí”.
Muchas nosotros veces decimos recibir la visión de Dios, pero no la aceptamos; otras veces decimos aceptarla, pero no actuamos (es como recibir un regalo que no abrimos nunca, solo lo guardamos).
Isaías tuvo una visión y tú y yo tal vez tuvimos otra, pero lo importante es que esa visión nazca en el corazón de Dios; que la abracemos y actuemos en favor de ella para gloria de nuestro Gran Dios y Salvador Jesucristo. Que Dios nos conceda la gracia de abrir nuestros corazones en esta hora a esa visión que nos desafía a transformar nuestras vidas según Su voluntad.
Digámosle al Señor en esta hora:
Oh Dios, dame esa visión que transforma vidas, permíteme esa experiencia que cambia la mente y el corazón de todo hombre y enséñame Señor a vivir para Ti.
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