El propósito de este capítulo cinco no es con denar las riquezas ni a quienes las poseen sino al problema de confiar en las riquezas en vez de confiar en Dios quien nos da todas las cosas para que las disfrutemos...De aquí se desprende la advertencia de no poner su esperanza, su amor y su fe en las riquezas terrenales porque las riquezas materiales van acompañadas de penas, atan al pecado y acaban en pobreza.