10. El Libro del Génesis: La creación y el hombre en el monte de Dios

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Introducción

El jardín Edén es una réplica concentrada de los cielos superiores y creada para ser el templo terrenal donde habite la Gloria de Dios, en el cual Adán es creado y puesto para tener comunión con Dios en conocimiento justicia y santidad.
Hoy con la ayuda del Señor estaremos dando continuidad a nuestra serie de predicaciones expositivas en el Libro del Génesis. Ruego al Señor que el presente sermón nos sea de edificación, exhortación, ánimo y consuelo.
Hemos venido hablando sobre la creación de las cosas visibles e invisibles, como así de la institución del Día de Reposo.
Hoy, al dar un paso más en los magníficos relatos de los primeros capítulos del libro de Génesis, estaremos meditando en algunos detalles que se nos dan de la creación y el acto providencial de Dios para con el hombre en el Edén. (título del sermón)

Exposición Bíblica y Doctrinal

Lectura de Génesis 2:4-17.
Estos pasajes nos enseñan principalmente 4 cosas
Un resumen de la creación divina
La particular creación del Hombre
Una descripción del huerto de Edén o el monte de Dios
La colocación del hombre allí bajo las obligaciones de una ley y pacto

1. Un resumen de la creación divina

4 Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos,5 y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra,6 sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra.
Acá vemos lo que se ha llamado una sinopsis sincrónica del orden creado, es decir, un resumen de toda la creación en un solo párrafo.
V4. Aquí se da un nombre al Creador con el que no nos hemos encontrado aún, y este es Jehová. Todo el tiempo, en el primer capítulo, era llamado Elohim (un Dios de poder), pero ahora Jehová Elohim (un Dios de poder y perfección, un Dios consumador).
Teología Propia Capítulo 2: Nombres, ser y atributos de Dios

Jehová es el nombre de la alianza, y significa: (a) autoexistencia; y (b) la inmutabilidad y fidelidad de Dios.

V5-6 Acá se da más información de la producción de las plantas y hierbas, porque fueron hechas y señaladas para ser comida para el hombre, de lo cual podemos señalar:
La tierra no produjo sus frutos de sí misma, por alguna virtud innata propia, sino puramente por la todopoderosa acción de Dios.
La lluvia también es el don de Dios. No vino hasta que el Señor Dios no hubo hecho llover sobre la tierra. Amós 4:7 “7 También os detuve la lluvia tres meses antes de la siega; e hice llover sobre una ciudad, y sobre otra ciudad no hice llover; sobre una parte llovió, y la parte sobre la cual no llovió, se secó.”
El Señor tiene el control absoluto de los fenómenos naturales actuando en ellos pero no atado a ellos.

2. La particular creación del Hombre

7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
“El hombre es un mundo pequeño, que consta de cielo y tierra, alma y cuerpo”. En estos pasajes tenemos un relato del origen y la unión de ambos.

El cuerpo del hombre

El cuerpo del hombre fue hecho de un material común , a saber, del polvo de la tierra. Esta verdad es apoyada por diversos pasajes de la escritura los cuales muestran nuestra afinidad a la tierra.
La matriz es llamada “tierra” Salmo 139:15 “15 No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra.”
El lugar de nuestro entierro Job 1:21 “21 y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.”
Nuestra constitución terrenal Job 10:9 “9 Acuérdate que como a barro me diste forma; ¿Y en polvo me has de volver?”
Nuestra comida es de la tierra Job 28:5 “5 De la tierra nace el pan, Y debajo de ella está como convertida en fuego.”
El Señor es el alfarero y nosotros comos el barro Isaías 64:8 “8 Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros.”

El alma del hombre

El alma del hombre surge del aliento de Dios, no es producida de la tierra.
El alma se hospeda en esta casa de barro, la cual es su vida y sustento.
El alma del hombre fue creada a imagen y semejanza de Dios, es por ello que el alma del hombre es la única capaz de tener comunión con su creador a un nivel elevado.

El hombre un ser compuesto por dos partes

En base a este acto creativo podemos afirmar la dicotomía del hombre, es decir, que el hombre está compuesto de 2 partes.

3. Una descripción del huerto de Edén o el monte de Dios

8 Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. 9 Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. 10 Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos. 11 El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro; 12 y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice. 13 El nombre del segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus. 14 Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates.
Constando el hombre de cuerpo y alma, un cuerpo hecho de la tierra y un alma inmortal y racional del aliento del cielo, estos versículos nos enseñan la provisión que el Señor hizo para la felicidad de ambos, a saber, un lugar donde las gracias eran bastas para su criatura, a saber, el Edén, meditemos en sus características:
El lugar señalado para residencia de Adán fue un huerto; no una casa de marfil ni un palacio cubierto de oro, sino un huerto, provisto y adornado por la naturaleza, no por el arte.
La situación de este huerto era extremadamente dulce. Estaba en Edén, que significa deleite y placer.
Tuvo los árboles mejores y más escogidos en común con el resto de la tierra. Era bello y estaba adornado con todo árbol que, por su altura o anchura, su constitución o color, su hoja o flor, era placentero a la vista y encantaba al ojo. Estaba repleto y enriquecido con todo árbol que daba fruto grato al gusto y útil al cuerpo, y muy bueno como comida.
Tenía dos árboles extraordinarios que le eran peculiares: en la tierra no los había similares.
[1] Estaba el árbol de vida en medio del huerto, el cual era una señal y sello para Adán que le aseguraba la continuidad de la vida y felicidad a inmortalidad y dicha eterna, mediante la gracia y el favor de su Hacedor, bajo la condición de su perseverancia en este estado de inocencia y obediencia.
v [2] Estaba el árbol de la ciencia del bien y del mal, así llamado no porque tuviera virtud en él para engendrar o aumentar ciencia útil (en tal caso, ciertamente, no habría sido prohibido), sino:
Porque había una expresa revelación positiva de la voluntad de Dios respecto a este árbol, para que por él pudiera conocer el bien y el mal moral. ¿Qué es el bien? El bien es no comer de este árbol. ¿Qué es el mal? El mal es comer de este árbol.
Los ríos con que era regado este huerto (cf. vv. 10–14). Estos cuatro ríos (o un río que se ramificaba en cuatro corrientes) contribuyeron mucho a la fecundidad de este huerto.
El Hidekel y el Éufrates son ríos de Babilonia, de los que leemos en otro lugar. Junto a estos, los judíos cautivos se sentaban y lloraban, cuando se acordaban de Sion (cf. Sal. 137:1). Pero se me antoja que tenían mucho más motivo para llorar (y también nosotros) por el recuerdo de Edén.
Havila tenía oro, y especias y piedras preciosas; pero Edén tenía lo que era infinitamente mejor: el árbol de vida y la comunión con Dios.
En el Comentario del Dr. Adam Clarke se ofrece un resumen de su descripción. Sitúa el Edén en Armenia, cerca de las fuentes del Éufrates y el Tigris, que desembocan en el Golfo Pérsico, el Fasis (Pisón), que se vacía en el Euxino, donde Chabala, que corresponde con Havila, es famosa por su oro; y el Araxes (Gihón), que desemboca en el Caspio. La objeción a esta localidad es que estos ríos no se juntan en realidad, por lo que no puede decirse que se dividan en cuatro cabezas o corrientes principales en el Edén.

4. La colocación del hombre allí bajo las obligaciones de una ley y pacto

15 Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. 16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
El hombre no fue hecho del paraíso, pues después de que Dios lo hubo formado, lo puso en el huerto. Fue hecho de arcilla común, no de polvo del paraíso. Vivió fuera de Edén antes de vivir dentro, para que viese que todas las comodidades de su estado paradisíaco eran debidas a la libre gracia de Dios. No podía alegar derecho de residencia en el huerto, pues no nació en el lugar, ni tenía nada excepto lo que recibió. Toda jactancia quedó, de este modo, por siempre excluida.
Dios señaló a Adán una ocupación y empleo. Lo puso allí, no como Leviatán en las aguas, para jugar en ellas, sino para perfeccionar el huerto y conservarlo. El propio paraíso no era un lugar exento de trabajo.
Pero también estos pasajes nos enseñan que el Edén fue el punto o lugar religioso de comunión entre Dios y Adán, en el cual Adán debía ascender mediante obediencia y comunión por la montaña de Dios, esto nos enseña la forma vertical de ascenso a la presencia del Señor, que Adán hecho a su imagen y semejanza debía subir. (recordar la forma en que Dios habló al pueblo de Israel)
El Señor le brinda el libre albedrío en el estado de inocencia, esto pes probado con la concesión “de todo árbol podrás comer”
En el Vs. 17 encontramos aquella doctrina que llamamos pacto de obras o pacto de vida.

El Pacto de Obras

El pacto de obras no es un acto de creación sino de providencia el cual es un: Acto positivo, verbal de condescendencia voluntaria para llevar a Adán a la bienaventuranza es decir a los cielos superiores.

P. 12. ¿Qué acto especial de providencia realizó Dios para con el hombre en el estado que éste fue creado?

R. Cuando Dios hubo creado al hombre, hizo con él un pacto de vida, bajo condición de perfecta obediencia; prohibiéndole comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, bajo la pena de muerte.

Es importante notar que los estándares de Westminster se refieren a este pacto como el pacto de vida (CmW) y el pacto de obras (CFW),
Pacto de vida haciendo énfasis en el resultado
Pacto de obras haciendo énfasis a la demanda depositada en Adán.
Ahora bien, debemos observar que la obediencia natural no es la misma que la obediencia pactual, Adán por naturaleza es una criatura hecha del polvo y sin derechos, Dios no le debe nada a Adán, es por ello que es importante esta distinción. (explicar confusiones)
La obediencia natural es el resultado de la creación, Adán como criatura hecha del polvo le debe toda la honra a su creador, pero se debe notar que esta obediencia no tiene una promesa verbal de consumación, en otras palabras, la obediencia natural no puede ir más allá de la naturaleza es decir más allá del Edén.
La obediencia pactual o al pacto es aquella que lleva una promesa verbal de consumación la cual depende de un acto voluntario de condescendencia que es dado unilateralmente para que la criatura echa del polvo y sin derechos avance más allá de la prueba del Edén, es decir, el pacto (acto de condescendencia voluntaria) promete llevar o elevar al hombre hacia los cielos superiores.
Es por ello que, el pacto de obras no puede ser discernido directamente de la naturaleza, Adán necesitó una palabra revelada que le indicará cómo avanzar hacia la gloria de los cielos superiores.
Dios al condescender con su criatura por medio de su pacto señala 2 árboles de suma importancia para la comprensión del pacto de obras (Génesis 2:9 “9 Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.” )

El árbol del conocimiento del bien y del mal

Este árbol también es conocido como el árbol probatorio o el árbol de la prueba. En primer lugar, se debe mencionar que este árbol es bueno para Adán ya que constituye uno de los pasos que lo llevará a su más grande galardón, a saber, ser un adorador en los lugares celestiales. (explicar brevemente esta realidad en Apocalpisis 21)
Dios al llevarlo a este árbol le enseña a Adán el verdadero significado de la religión el cual es: “Amar y servir al Dios trino no por una recompensa sino por su gloria por sus perfecciones divinas”
Este árbol y todo lo que está relacionado con el señala a Adán que sólo Dios define lo que es bueno y malo (come y morirás u obedece y vivirás)
La desobediencia a lo que Dios definió se constituye un pecado, si Adán come de este árbol incurre en el acto rebelde de determinar autónomamente lo que es bueno y malo.
Ahora bien, la verdad de Dios es inexorable, es decir, si Adán obedece o desobedece la verdad sigue estando de pie.
Adán al estar frente a este árbol probatorio, se le muestran 2 formas de religión:
1) Venerar y servir a la criatura (antropocentrismo)
2) Venerar y servir al creador (teocentrismo)
Si Adán obedece, es decir, elige venerar y servir al creador, le espera el árbol de la vida el cual (como veremos) está íntimamente relacionado con el reposo del Señor

El árbol de la vida

Para comprender el significado del árbol de la vida es necesario considerar algunos asuntos importantes
Adán en virtud del pacto, fue ordenado como rey y sacerdote del edén, aquella réplica concentrada del templo celestial. Adán debía ser el guardián y proclamador de la palabra de Dios (Génesis 1:26-28). Este dominio el que es probado en el periodo de prueba evidenciado en (Génesis 2:17)
Adán debía “guardar” es decir cuidar el templo terrenal de cualquier ataque profanador de aquel que peca desde el principio, a saber, la serpiente. Como rey y sacerdote del edén, Adán debe proteger con la espada de la verdad (la palabra de Dios) contra la serpiente. (Presentar la analogía de la palabra “guardar” del pasaje de Números 3:6-8)
Ahora bien, ¿qué representa o significa el árbol de la vida?
Representa la promesa de avanzar más allá de la prueba al reino de Dios a los cielos superiores al Reposo de Dios.
Es importantísimo aclarar que la “vida” que representa el árbol de la vida, no es una continuación de la vida en el edén sino el traslado al Reposo de Dios. este Reposo debe ser entendido como:
Descriptivo (es decir lo que es un hecho para Dios desde el séptimo día de la creación). En cuanto a lo descriptivo podemos maravillarnos con ese pequeño atisbo del cielo que le fue revelado a Isaías
Prescriptivo (lo que es un mandamiento e invitación para que Adán ingrese en el) En cuanto a lo prescriptivo, Hebreos 4:1-11 nos revela el significado de entrar en el Reposo de Dios, estos pasajes nos colocan como ejemplo el ingreso a la tierra prometida por la mano de Josué lo cual tipificaba al ingreso del Reposo de Dios, esto es lo que Adán debía anhelar, entrar en el Reposo sabático de Dios el cual inició en el séptimo día de la creación y continúa hasta la eternidad
El Reposo sabático está en el corazón del pacto de obras
Ahora bien, el árbol de la vida era un árbol sacramental ya que comunicaba la vida más alta, es decir, y era un signo y señal visible que apuntaba a la esperanza que estaba guardada en los cielos superiores, es por este motivo que el árbol de la vida es un sacramento y la señal del Reposo sabático.
A manera de resumen de lo que pudimos meditar el día de hoy, leamos una pregunta del CMW

P.20. ¿Cuál fue la providencia de Dios para con el hombre en el estado en que fue creado?

R. La providencia de Dios hacia el hombre en el estado en que fue creado, consiste en que lo puso en el paraíso, encargándole que lo labrara, dándole libertad para comer del fruto de la tierra; poniendo a las criaturas bajo su dominio,81 e instituyendo el matrimonio para la ayuda del hombre; concediéndole comunión con él;83 instituyendo el día de reposo; entrando en un pacto de vida con el hombre, bajo la condición de obediencia personal, perfecta y perpetua, de la cual el árbol de la vida era una prenda,86 y prohibiéndole comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, so pena de muerte.

Aplicaciones experienciales

Siendo el Dios Jehová nuestro Dios, no debemos desconfiar de la provisión para sus hijos, ya que el si bien actúa por los medios naturales designados también lo hace sobre ellos. Salmo 37:25 “25 Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan.”
Siendo nuestros cuerpos creados de un material común y vueltos la corona de la creación. Nuestros cuerpos deben ser usados de una manera santa.
Sacrificio vivo Romanos 12:1 “1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”
Templos vivos 1 Corintios 6:19 “19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”
El alma o espíritu que Dios creó tendrá que dar cuenta sobre su uso. Instruyamos nuestras almas con las palabras del creador y sustentador Salmo 19:7 “7 La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.”
Amados, cuanto mejor nos podamos acomodar a las cosas sencillas, y cuanto menos nos complazcamos en aquellos deleites artificiales que se han inventado para satisfacer el orgullo y la lujuria de los hombres, más nos acercamos a un estado de inocencia. La naturaleza se contenta con un poco y lo que es más natural, la gracia con menos, pero la concupiscencia con nada.
En el Paraíso celestial, hay un río que supera a estos infinitamente, pues es un río del agua de vida que no sale de Edén, como este, sino que procede del trono de Dios y del Cordero (cf. Ap. 22:1)
Reconozcamos el derecho de Dios a gobernarnos y nuestra obligación a ser gobernados por él, y jamás permitamos que ninguna voluntad nuestra esté en contradicción o competición con la santa voluntad de Dios.
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