Homilía para el Quinto Domingo de Cuaresma: El Perdón de Pecados y la Conversión en la Espiritualidad Franciscana

Perdón y conversión   •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Primera Lectura: Jeremías 31, 31-34 Este pasaje del profeta Jeremías habla sobre la promesa de un nuevo pacto que Dios hará con su pueblo. En este nuevo pacto, Dios escribirá su ley en sus corazones y perdonará sus pecados. Salmo Responsorial: Salmo 51, 3-4. 12-13. 14-15. Este salmo es una oración de arrepentimiento y petición de perdón. El salmista reconoce su pecado y suplica a Dios que lo limpie y lo restaure. Segunda Lectura: Hebreos 5, 7-9 En esta lectura de la Carta a los Hebreos, se describe cómo Cristo ofreció oraciones y súplicas con fuertes gritos y lágrimas, y fue escuchado por su obediencia. A pesar de su sufrimiento, Cristo aprendió la obediencia y se convirtió en la causa de la salvación eterna para aquellos que lo obedecen. Evangelio: Juan 12, 20-33 En este pasaje del Evangelio según Juan, algunos griegos buscan a Jesús y expresan su deseo de verlo. Jesús responde hablando sobre su muerte inminente y la necesidad de que su seguidores lo sigan y lo sirvan. Jesús explica que su muerte dará fruto abundante y glorificará a Dios.

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Homilía para el Quinto Domingo de Cuaresma: El Perdón de Pecados y la Conversión en la Espiritualidad Franciscana

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
!Paz y Bien!
Hoy, en este Quinto Domingo de Cuaresma, las lecturas nos invitan a reflexionar sobre el perdón de pecados y la conversión, temas fundamentales en la espiritualidad franciscana que nos recuerdan la misericordia y el amor de Dios hacia nosotros.
1. El Nuevo Pacto de Perdón:En la primera lectura del profeta Jeremías, escuchamos sobre la promesa de un nuevo pacto que Dios hará con su pueblo. Este pacto implica que Dios escribirá su ley en nuestros corazones y perdonará nuestros pecados. En la espiritualidad franciscana, el perdón de pecados es fundamental, ya que San Francisco de Asís experimentó en su propia vida el amor y la misericordia de Dios a través del sacramento de la reconciliación. Con su ejemplo nos enseña a dejar a Jesús, a Dios mismo trabajar en nuestro corazón. El va cincelando en nuestro corazón, va grabando su ley en nuestro corazón, y cada acción de el en nuestro corazón lo va purificando, Y en cada cincelada se duele el principie de este mundo, que debe ser echado fuera. No solo del mundo en que vivimos sino también de nuestro mundo particular, de tu corazón, Cada impureza que se arranca de nuestro corazón es dolorosa, se duele el amor propio, se duele el odio, se duele el yo cuando va muriendo y Cristo mismo va haciendo un corazón puro que ya no hace la voluntad del egoísmo, ya hace la ley de Cristo desde su corazón. y el ego se resiste a salir, a morir en muerte mística, el quiere seguir haciendo nuestra vida imposible ...
Cristo trabaja y hace, pero debemos dejar hacer, que cristo labore, cincele, de forma de pureza a nuestro corazón, dejar de quejarnos y hacer Alabanza a Dios … Menos Quejabanza y mas alabanza, como diría mi maestro Manuel ...
2. La Oración de Arrepentimiento: El Salmo Responsorial nos ofrece una hermosa oración de arrepentimiento y petición de perdón. San Francisco de Asís, siguiendo el ejemplo de Jesús, dedicaba mucho tiempo a la oración y a la contemplación de la Pasión del Señor. En su oración, reconocía humildemente su propia debilidad y pecado, y suplicaba a Dios que lo purificara y lo hiciera digno de su amor.
3. La Obediencia y la Conversión:En la segunda lectura de la Carta a los Hebreos, se nos presenta a Cristo como el modelo perfecto de obediencia y conversión. A través de su sufrimiento y obediencia, Cristo se convirtió en la causa de la salvación eterna para aquellos que lo obedecen. Obedecer es saber hacer la voluntad de Cristo, lo que el manda, comer su cuerpo y sangre eucarísticos, acudir al sacramento del perdón de los pecados, amar a nuestro prójimo … San Francisco de Asís también experimentó una profunda conversión a través de su obediencia a la voluntad de Dios, abandonando su vida de riqueza y comodidad para seguir a Cristo en pobreza y humildad.
4. El Camino de la Cruz y la Gloria:En el Evangelio según Juan, Jesús habla sobre su muerte inminente y la necesidad de que sus seguidores lo sigan y lo sirvan. Jesús enseña que su muerte dará fruto abundante y glorificará a Dios. En la espiritualidad franciscana, el camino de la cruz es inseparable del camino de la gloria. San Francisco de Asís abrazó la cruz de Cristo con amor y devoción, confiando en que su sufrimiento unido al de Cristo daría fruto abundante en el Reino de Dios.
5. Conclusión:Hermanos y hermanas, en este tiempo de Cuaresma, recordemos el amor y la misericordia de Dios hacia nosotros. Que podamos seguir el ejemplo de San Francisco de Asís al arrepentirnos de nuestros pecados, buscar la reconciliación con Dios y los demás, y vivir una vida de obediencia y conversión. Que este tiempo de preparación nos lleve a una renovación espiritual más profunda y nos acerque aún más al corazón misericordioso de Dios.
El proceso de conversión requiere sacrificios y renuncias para dejar a la mano de Dios obrar en nuestro corazón… San Francisco nos enseña la renuncia y el sacrificio en la siguiente vivencia:
La historia cuenta que, en sus primeros días de conversión, San Francisco sintió un fuerte impulso interior para enfrentar su miedo y desprecio hacia los leprosos, un grupo marginado y temido en la sociedad de su tiempo. Decidió acercarse a uno de ellos, besar su mano y darle limosna. Aunque inicialmente experimentó repulsión y miedo, al final, experimentó una profunda transformación espiritual y un sentido renovado de compasión y amor por los más necesitados.
Esta anécdota muestra la importancia del arrepentimiento y la conversión en la vida de San Francisco. Al superar sus propios prejuicios y miedos y renunciar a ellos, se abrió a la gracia de Dios y experimentó una profunda transformación interior. Su encuentro con el leproso no solo cambió su propia vida, sino que también inspiró a otros a seguir su ejemplo de amor y compasión hacia los marginados y excluidos.
San Francisco de Asís nos enseña que la conversión y el arrepentimiento van más allá de un simple cambio externo de comportamiento. Se trata de un cambio profundo en el corazón, que nos lleva a superar nuestros propios prejuicios y egoísmos, y a abrirnos a la gracia transformadora de Dios.
!Paz y Bien!
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