La fe revelada de Moisés

La fe de Moisés

Hebreos 11:23–26

23Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey. 24Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, 25escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, 26teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.

Introducción

Moisés es conocido como el máximo líder de Israel, quien recibió la revelación de la ley directamente de Dios.

Instrumento en las manos de Dios para castigar a los egipcios con las 10 plagas, la división del mar rojo.

También Moisés es recordado por ser el líder que sacó a Israel de la esclavitud de Egipto, guiándolos por el desierto durante 40 años.

Sin embargo, veremos que, en los primeros 80 años de Moisés no disfrutó de esta gloria y victoria de Dios.

Moisés tuvo que enfrentarse a la tentación, a sus errores y a desiciones que marcarían su vida.

El propósito de Dios

Hebreos 11:23 “Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey.”

Desde que Moisés nació enfrentó dificultades,

“El que nace para martillo, del cielo le caen los clavos.”

Faraón ordenó asesinar a todos los varones hebreos, pero sus padres tenían la convicción de que Dios lo había escogido como su siervo.

Así que por fe desobedecieron la orden del rey, arriesgándose a morir.

Dios tiene planes perfectos para nosotros desde que nacemos: Efesios 1:3–4 “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.”

Que nosotros seamos llamados y escogidos, no significa que no tendremos aflicciones, pero saber que Dios tiene propósitos gloriosos para nosotros, debe darnos la paz y la convicción que estaremos protegidos en sus manos.

La elección de Moisés

Hebreos 11:24–25 “Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado,”

Los padres de Moisés (Amram y Jocabed), lo colocaron en el rio dentro de una cesta calafateada con brea para salvarlo.

La hija de faraón lo ve y lo adopta como su hijo.

Moisés tenía el privilegio de gozar de todas los deleites, riquezas y poder que conllevaba ser nieto del faraón.

Moisés tenía la dicha terrenal de no ser esclavo sino príncipe.

Podía haber endurecido su corazón e ignorar los sufrimientos de sus hermanos israelitas y disfrutar de placeres, deleites y riquezas.

Pero no soportaba ver a sus hermanos sufrir. (Exodo 2:11) vio a un egipcio golpear a un israelita y lo mató. En su inexperiencia quizo hacer las cosas a su manera pero no eran la correcta. Debía esperar el proceso de Dios.

Había en su corazón un llamado, una misión que no le permitía estar tranquilo. Un llamado ferviente que no le permitía disfrutar de los deleites del mundo.

Quizá Moisés luchó con esta tentación, pero fue más fuerte su llamado. Jeremías 20:7 “Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí.”

La esperanza

Hebreos 11:26 “teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.”

La fe de Moisés le permitía tener una visión más amplia, aguda y clara de los propósitos de Dios para el pueblo de Israel.

Veía más allá de las circunstancias actuales.

Aunque Moisés fue 1500 años antes de Cristo, sabía que vendría un libertador que traería liberación espiritual del pecado.

Podía ver en el sufrimiento de Israel los padecimientos de Cristo.

Moisés veía una gloria mayor en el triunfo de Cristo en la cruz que todas las riquezas de Egipto.

Necesitamos hoy día esa visión, para entender que no hay mayor bendición que poner en primer lugar a Dios por sobre todas los afanes y riquezas materiales.

Necesitamos esa visión que nos permita ver la gloria que nos espera en Cristo Jesús, que no puede ser comparada con las riquezas y los éxitos de este mundo. Mateo 16:26 “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”

Conclusión

En la época de Moisés, Egipto era una potencia mundial, gozaba de poder militar, cultura y riquezas.

Moisés podría haber obtenido gloria y honor egipcio. Pero esos méritos hoy día no le servirían para nada.

¿Alguien recuerda el nombre de la hija de Faraón, o de el nombre de Faraón?

Sin embargo, el nombre de Moisés está escrito en la Palabra de Dios, pero sobre todo, su nombre está escrito en el libro de la vida.

De Moisés aprendemos que, las tribulaciones por la causa de Cristo son insignificantes comparados con la gloria que gozaremos. Romanos 8:18 “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.”

Ánimo iglesia, debes seguir perseverando.