Marcos 11

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Mujer del Flujo de Sangre y la hija de Jairo

Marcos 5:21–43 (NTV)
21 Jesús entró de nuevo en la barca y regresó al otro lado del lago, donde una gran multitud se juntó alrededor de él en la orilla.
22 Entonces llegó uno de los líderes de la sinagoga local, llamado Jairo. Cuando vio a Jesús, cayó a sus pies
23 y le rogó con fervor: «Mi hijita se está muriendo —dijo—. Por favor, ven y pon tus manos sobre ella para que se sane y viva».
24 Jesús fue con él, y toda la gente lo siguió, apretujada a su alrededor.
25 Una mujer de la multitud hacía doce años que sufría una hemorragia continua.
26 Había sufrido mucho con varios médicos y, a lo largo de los años, había gastado todo lo que tenía para poder pagarles, pero nunca mejoró. De hecho, se puso peor.
27 Ella había oído de Jesús, así que se le acercó por detrás entre la multitud y tocó su túnica.
28 Pues pensó: «Si tan sólo tocara su túnica, quedaré sana».
29 Al instante, la hemorragia se detuvo, y ella pudo sentir en su cuerpo que había sido sanada de su terrible condición.
30 Jesús se dio cuenta de inmediato de que había salido poder sanador de él, así que se dio vuelta y preguntó a la multitud: «¿Quién tocó mi túnica?».
31 Sus discípulos le dijeron: «Mira a la multitud que te apretuja por todos lados. ¿Cómo puedes preguntar: “¿Quién me tocó?”?».
32 Sin embargo, él siguió mirando a su alrededor para ver quién lo había hecho.
33 Entonces la mujer, asustada y temblando al darse cuenta de lo que le había pasado, se le acercó y se arrodilló delante de él y le confesó lo que había hecho.
34 Y él le dijo: «Hija, tu fe te ha sanado. Ve en paz. Se acabó tu sufrimiento».
35 Mientras él todavía hablaba con ella, llegaron mensajeros de la casa de Jairo, el líder de la sinagoga y le dijeron: «Tu hija está muerta. Ya no tiene sentido molestar al Maestro».
36 Jesús oyó lo que decían y le dijo a Jairo: «No tengas miedo. Sólo ten fe».
37 Jesús detuvo a la multitud y no dejó que nadie fuera con él excepto Pedro, Santiago y Juan (el hermano de Santiago).
38 Cuando llegaron a la casa del líder de la sinagoga, Jesús vio el alboroto y que había muchos llantos y lamentos.
39 Entró y preguntó: «¿Por qué tanto alboroto y llanto? La niña no está muerta; sólo duerme».
40 La gente se rió de él; pero él hizo que todos salieran y llevó al padre y a la madre de la muchacha y a sus tres discípulos a la habitación donde estaba la niña.
41 La tomó de la mano y le dijo: «Talita cum» (que significa «¡niña, levántate!»).
42 Entonces la niña, que tenía doce años, ¡enseguida se puso de pie y caminó! Los presentes quedaron conmovidos y totalmente asombrados.
43 Jesús dio órdenes estrictas de que no le dijeran a nadie lo que había sucedido y entonces les dijo que le dieran de comer a la niña.
DRAMATIZAR LA ESCENA EN VIVO
La gente no quiere a Jesús en Gadara, así que ÉL se va con sus discípulos, cruzan el lago, no dice a dónde, podemos suponer que regresa a Capernaúm, dónde lo reciben con alegría y expectativa.
El líder de la sinagoga, una persona de autoridad, reconocida, amigos de fariseos, se ve confrontado por una situación en que todo lo anterior no le vale de nada.
En ese momento puede ver que Jesús no es todo lo que algunos fariseos dicen, o quizá, aunque sea un falso maestro, lo intentaré con tal de que su hija pueda sanar. Y ha seguido a Jesús, porque sabe que ÉL toca a las personas y son sanadas.
Su hija está moribunda, así todo padre cuyo hijo está moribundo espiritual, Si más padres acudirán a Cristo por sus hijos, menos hijos se apartarían. Jairo solicita, presenta su petición.
La gente escucha que Jairo hace esa petición, se alistan para seguirlo, por curiosidad para ver otro milagro, o para ver si ellos pueden sanar. La gente lo rodean, se forma un barullo, entre ellos va Jairo, sus discípulos, mucha gente.
Una mujer con mucha hemorragia, se entera que Jesús va entre toda esa multitud y se enciende una esperanza, quizá ÉL la pueda sanar de ese flujo que por 12 años la ha agotado, financieramente, fisicamente, ha consultado médicos, gastado todo su dinero y ha empeorado.
Esta mujer se siente desahuciada. De pronto la nube oscura de pesimismo fue penetrada por un rayo de esperanza. Oyó que Jesús pasaba por ahí. Y se acerca.
Es común que muchos van a Jesús después de agotadas sus otras opciones.
En su mente ella cree que si tan sólo toca el manto de Jesús ella quedaría sana. No puede pedir permiso para pasar, porque es impura, no pueden tener contacto con ella.
Se abre camino como puede y toca a Jesús, el borde de su manto.
Marcos usa su palabra favorita: al instante, no solo paró el flujo, sino que ella supo que su cuerpo tenía sanidad total.
Jesús se da cuenta que alguien provocó un milagro. Poder sanador salió de ÉL.
Los discípulos se burlan.
¿Por qué si varios tocan a Jesús, sólo ella sana? ¿por qué no sanaron todos los que lo tocaron?
Salió poder sanador de ÉL. Cada acto de bondad implica vaciarse de algo.
Jesús busca con la mirada, no la quiere regañar, sólo alabar su fe y confirmar que ha sido sana, pero no por la haber tocado la túnica, sino por tener fe que Jesús la podía sanar.
Ella no sabe la reacción del maestro o de la gente o discípulos. Se arrodilla y narra lo que hizo. Tiene miedo.
No hay nada mejor que caer a los pies de Jesús cuando tienes miedo. Aunque sea miedo de ÉL mismo. Así debemos decirle toda la verdad, miedos, tristeza, dudas del futuro, con la seguridad que Él sigue haciendo milagros.
Lo que los médicos no lograron en 12 años, El poder de Jesús la sanó al instante. Su problema solucionado, su vida transformada.
Todo ese tiempo Jairo está impaciente, ansioso, su hija agoniza. Ese momento para todos es desesperante, pero debemos ejercitar nuestra fe y confianza en ÉL y sus propósitos. Dios nunca llega tarde.
Mientras habla con ella, algunos que quizá no querían a Jesús le dicen que su hija ha muerto, parecen insensibles. ¡no molestes al maestro!
El dicho dice: “mientras hay vida hay esperanza” por eso hacemos todo lo posible mientras hay vida; se acaba la vida, se acaba la esperanza. Por eso los milagros de Jesús cambian vidas, porque Jesús rompe el curso de la naturaleza. Aunque el diagóstico ha sido dado ¡no temas y cree!
Jesús le dice ¡no tengas miedo, no pierdas la esperanza! no hagas caso a lo que te dicen; esto no fue más que una pausa, pero vamos a tu casa, llegaremos a tu casa y todo estará bien. No temas y cree, te fe.
Contra todo pronóstico. Jairo, vio lo que sucedió con esta mujer, pero ella lo tocó, su hijita no tuvo la oportunidad de hacerlo. Va triste, devastado.
Por otro lado, aunque su hija hubiera muerto, ¿acaso no podrá Jesús consolarlo de forma sobrenatural?
Ten fe. Viniste para llevarme con tu hija ¡no cambies el plan! sólo por lo que te han dicho.
Aquí Jesús hace algo, impide que toda la gente los siga. Sólo van papá, Pedro, Santiago y Juan.
Llegan a la casa, la niña es muy querida, muchos llantos, lamentos. Además de las lloronas, o plañideras profesionales que lloraban porque les pagaban.
Jesús dice que está dormida, le aseguran que ha muerto, no habrían pagado plañideras si tuvieran dudas, por eso, quizá ellos se burlan de Jesús que no sabe distinguir entre una muerta y una dormida.
Ahora, tampoco ellos verán el milagro. No crees ¡no verás milagros! si te burlas ¡menos! Se rieron, o somos una ayuda o un estorbo, para lo que Jesús quiere hacer?
Con el poder de Su Palabra la niña es resucitada, las palabras en Arameo no son mágicas, sólo dijo: niña levántate. Como le dijo al hombre de la mano seca ¡extiende tu mano!
Esta orden es diferente, porque puedes ordenar que llueva, pero eso no hará que llueva. Jesús está demostrando que es diferente, que es el Mesías, pero no uno como el que ellos esperan. Porque con esa orden va el poder para hacer que se cumpla.
Lo que Jesús ordena se cumple, por el poder imbuido en la misma orden. Por eso puede ordenar lo que se le plazca, tiene el poder para hacer que eso que ordena se cumpla.
Así el muerto en sus pecados no puede levantarse por sí mismo, es necesaria las palabras de Jesús ¡Tus pecados te son perdonados! Ahí entra cuando unos a otros nos confesamos nuestros pecados y nos sabemos perdonados.
La niña de 12 años, los mismos años que estuvo enferma la mujer. Cuando ella nació, empezó el sangrado de la mujer.
A los 13 años las chicas ya podían casarse; esta niña ha vuelto a la vida, se levanta y empieza a caminar, todos se asombran, se conmueven. Jesús ordena que le den de comer, con tanta alegría se han olvidado.
Les pide que no digan nada, porque su principal misión no es sanar ni volver vida a los muertos, sino predicar la buena nueva.
CONCLUSIÓN
No te conformes con estar entre los que rodean a Jesús ¡acércate a ÉL con toda tus necesidades! Cree en SU poder y después extiende tu mano de fe.
El poder está en Jesús. Jesús le dice, tu fe puesta en mí te ha salvado.
Muchos lo tocaron de forma accidental, no pro positiva, esa fue la diferencia. Un roce accidental y un toque voluntario. Nadie es sanado por un roce accidental. Puedes estar en la misma reunión y tocar a Jesús sin fe y no sentirás nada, pero si tienes fe, ese toque de Jesús puede hacer milagros en ti.
Los domingos cada vez es más fuerte la presencia de Dios en este lugar ¡no te lo pierdas por llegar tarde!
Esa mujer dio testimonio público ¡eso era lo que Jesús quería! Y decirle a ella que su sanidad no fue robada, sino que su fe le permitió que se hiciera el milagro, ahora ¡ve en paz!
Vemos unos contrastes. Jairo tiene nombre, ocupación, es socialmente aceptado, respetado, tiene recursos. La mujer es anónima, excluida por se considerada impura. Los 2 tienen una necesidad y la esperanza de sanidad. Jairo se postra para pedir que Jesús vaya a su casa y toque a su hija, la mujer llega en silencio, no habla, solo es ella la que quiere tocar a Jesús.
La mujer se postrará después de ser sanada. Su impureza queda anulada, ahora ella puede integrarse a la comunidad y al Reino.
La muerte no resultó el fin de la vida; la fe en Jesús nos da la certeza de la vida eterna, pero es necesaria la fe, aunque algunos se burlen, tenemos la esperanza de la vida sobre la muerte.
No puedes hacer ningún bien sin que salga algo de “poder”. Esto lo sabe la madre que se da hasta el sacrificio, el maestro, el médico, el sabio, el que predica.
Esta mujer esperó 12 años para sanar, su sanidad parecía imposible o al menos lejana.
La esperanza postergada aflige al corazón, pero un sueño cumplido es un árbol de vida.” (Proverbios 13:12, NTV)
La fe llega con la mano vacía, pero recibe todo y no puede dar nada a cambio.
Por fe empezamos la vida cristiana, por fe vivimos, por fe perseveramos, caminamos, por fe vencemos, por fe tenemos paz.
Jairo con toda su riqueza no pudo hacer nada, pero la falta de dinero no alejó a la mujer.
No produciremos nada que valga la pena a menos que estemos dispuestos a poner algo de nosotros, nuestra misma alma.
Los discípulos no se habían dado cuenta que sanar a los enfermos le “costaba” algo a Jesús, poder salía de ÉL.
Poder que recibía al estar en oración con SU Padre.
De toda la gente apretando a Jesús, ¿por qué sólo 2 llegan a Jesús?
¿Por qué quiere Jesús identificar a la mujer?
¿Qué factores se involucraron en la sanidad de la mujer?
Jairo, rogó a Jesús por la sanidad de su hijita ¿cuándo fue la última vez que rogaste a Jesús por su ayuda?
La mujer gastó todo su dinero buscando sanar ¿qué tan probable es que intentes de todo “antes” de que lleves tu “problema a Dios”?
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