Ni sacrificios ni ofrendas, solo obediencia

El amor de Dios

Este salmo está atribuido al rey David y como conocemos su historia nos es un poco dificil asimilar que amara a Dios o que toda su vida la haya pasado de la mano de Dios.

En los versos 9 y 10 exclama que no ha parado de proclamar la justicia del Señor, pero ¿cuál justicia proclama? si David era pecador pues merecía un castigo y de acuerdo a Romanos la paga del pecado es muerte pero David no murió (al menos no de manera inmediata), según Levitico 20:10 David debía morir.

Al contrario de lo que uno esperaría respecto al juicio de Dios, en el verso 5 David dice que son muchas las maravillas que el Señor ha hecho, que es imposible enumerarlas y que si aún pudiera hablar de ellas, no podría.

Es probable que David haya descubierto que la justicia de Dios estaba muy cerca de su amor, en el verso 10 dice “no escondo tu justicia en mi corazón sino que proclamo tu fidelidad y salvación”.

Si pudieramos comparar la historia de David con la nuestra sin duda tendriamos una respuesta parecida a la de David, a pesar de nuestros constantes fracasos lo único que hemos recibido de parte del Señor ha sido bondad, si el Señor fuera justo en el sentido estricto en que nosotros concebimos la justicia, muchos de nosotros ni siquiera deberiamos ver el sol o sentir el viento, muchos deberiamos dormir en la calle o incluso ya haber muertos, pero no ha sido asi, hemos recibido de parte de Dios algo diferente.

El sistema sacrificial.

Mucho nos ha costado entender el sistema de sacrificios instituido por el Señor en el pacto con Israel, hemos concebido este sistema como un sistema de pago, tú pecas, tienes deudas, vienes, pagas y te vas.

En levitico 4 vemos los pasos a seguir:

pecar involuntariamente

traer un animal y matarlo

con su sangre rociar el altar

con su sangre rociar el velo

el sacerdote tenia que orar para declarar perdón

Todo el capitulo 4 de levitico nos dice exactamente la misma frase: Levitico 4:35

Leviticus 4:35 (NVI)

...Así el sacerdote hará expiación por esa persona, y el pecado que haya cometido le será perdonado.

Por lo tanto aqui deberiamos hacer una pausa para reflexionar y preguntarnos ¿de que se agradaba Dios? ¿de los sacrificios o de la acción de ir a buscar el perdón y de la oración del sumo sacerdote?

Jesús y el nuevo pacto.

En el versiculo 6 David parece haber entendido algo, a Dios no le complacen las ofrendas ni los sacrificios, parece que David antes estaba sordo y ahora entiende y oye.

David recalca que el Señor no ha pedido ni sacrificios ni holocaustos por los pecados. David ha hecho un descubrimiento en la ley del Señor pero tambien en su propia experiencia, nosotros desde este lado de la historia podriamos decir, David no lo descubrió sino que Dios se lo reveló a través de su Espiritu.

Esta revelación es, lo que Dios requiere del ser humano es que se agrade en hacer su voluntad, no que intente cumplirla para no morir o ser castigado (al final ya vimos que aunque viole la ley la justicia de Dios nos perdona) sino que el ser humano se agrade en hacer su voluntad y que su ley esté dentro de nosotros.

El capitulo 10 de hebreos nos habla de Cristo como un nuevo sumo sacerdote, en Hebreos el nuevo pacto ya ha sido sellado, ahora en Hebreos lo escrito por David adquiere un nuevo significado, el Salmo 40:6 no habla unicamente de David sino habla de Jesús siendo perfecto, cumpliendo la voluntad del Padre y demostrandonos a nosotros que es posible disfrutar de la ley de Dios y de su voluntad.

La introducción de Cristo en el mundo no es un plan B de Dios, se trata de Dios trayendo el espiritu de la ley al mundo. Es una provisión de Dios para nosotros, nos tiene que limpiar del pecado, nos tiene que mostrar cuanto nos ama a través de darnos lo que no merecemos y perdonando lo que si mereciamos, esa es la paradojica justicia de Dios, no paga conforme a nuestras iniquidades, quien no pueda ver en esto algo por lo cual vivir eternamente agradecido definitivamente se encuentra siendo condenado, no porque continue en pecado sino porque está rechazando la provision de Dios para poder dejar de pecar. El montón de cadaveres que cada año se ofrecian en el templo es el recordatorio de que no es posible cubrir los pecados a través de sacrificios sino solamente a través de Cristo. Hoy es la entrada triunfal de este Rey quien se encuentra conquistando a los poderes del mal.