DIA CATORCE DE NISAN
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Domingo de Ramos
Domingo de Ramos
De niño, no entendía el significado del Domingo de Ramos, y sospecho que la mayoría de los adultos cristianos tampoco.
¿Quién no recuerda la celebración del Domingo de Ramos en su niñez? En mi caso, mi familia se trasladó de una pequeña villa de los Andes peruanos a Lima la ciudad capital, y a mi corta edad me impresionaba ver a los fieles ir a Misa ese domingo llevando hojas de palma. Oia lo que los mayores hablaban pero no lo entendía, menos aun cuando se cantaba: “¡Hosanna! ¡Hosanna en las alturas! ¡Hosanna al que viene en nombre del Señor”. Me enseñaron que era una recordación del día en que Jesús entró a Jerusalén montado en un burrito y fue aclamado como el Rey de los Judíos.
Pero no fue sino hasta ya de adulto cuando me converti a Cristo que comencé a entender el significado de lo que sucedió en esa fecha y por qué es tan profundo para los seguidores de Jesús. Fíjense que estamos diciendo “fecha” y no “día”.
Comencemos con el libro de Juan, una semana antes de la crucifixión de Jesús.
Seis días antes de la Pascua
Seis días antes de la Pascua
Seis días antes de que comenzara la celebración de la Pascua, Jesús llegó a Betania, a la casa de Lázaro, el hombre a quien él había resucitado. Prepararon una cena en honor de Jesús. Marta servía, y Lázaro estaba entre los que comían con él.
Juan 12:1-2 dice que seis días antes de la Pascua, Jesús fue a Betania, una pequeña villa a pocos kilómetros de Jerusalén, más allá del Monte de los Olivos. Ahí compartió un tiempo con María, Marta y Lázaro. Se había extendido el hecho de que Jesús había resucitado a Lázaro recientemente, y multitudes curiosas se habían empezado a reunir (9, 12).
Mientras tanto, muchos de los judíos se enteraron de que Jesús estaba allí, y fueron a ver no sólo a Jesús sino también a Lázaro, a quien Jesús había resucitado.
Pero quiero centrar mi atención en las tres primeras palabras del versículo 12: “Al día siguiente”.
Al día siguiente muchos de los que habían ido a la fiesta se enteraron de que Jesús se dirigía a Jerusalén;
¿Qué es lo más importante de estas tres palabras?
Para comprender mejor su significado, viajemos 3,500 años atrás al tiempo del Éxodo.
Un cordero sin defecto
Un cordero sin defecto
Al final de los 400 años de esclavitud de Israel en Egipto, Jehová Dios dio a la nación algunas instrucciones específicas:
Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo: Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año. Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de este mes tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia.
En hebreo, Nisán, significa “comienzo”. Es el primer mes del año religioso en el calendario judío. Consta de 30 días, que empiezan en la luna nueva de marzo y termina en la luna nueva de abril.
El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras. Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes. Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer.
En el día diez del mes (Nisán 10), cada familia debía elegir un cordero de un año de edad “sin defecto”, llevarlo a casa, y cuidarlo por cinco días. En Nisán 14, debían sacrificarlo justo antes de la puesta de sol y poner su sangre en el dintel y los postes de la puerta de su casa.
Fue un acto de obediencia y confianza. Esa misma noche, el Señor pasaría de largo las casas que viera con la sangre del cordero.
Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová. Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.
Dado que un nuevo día hebreo comienza en el ocaso, “esa noche” debió ser Nisán 15. Fue en esa fecha que Israel salió de Egipto y atravesó el Mar Rojo, la fecha en que Dios redimió a los Israelitas de la esclavitud.
La Pascua ha sido un evento de transformación del judío desde entonces. Es celebrado cada año en Nisán 15, que en nuestro calendario gregoriano es Marzo o Abril.
Volvamos a la escena en Juan 12 para relacionar puntos importantes.
Humilde, montado en un asno
Humilde, montado en un asno
Seis días antes de la pascua, vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto, y a quien había resucitado de los muertos.
Seis días antes de la Pascua Jesús está en Betania en Nisán 9 (Nisán 15 menos 6 días). “Al día siguiente” sería Nisán 10, la misma “fecha” en que los Israelitas llevarían a su casa a los “corderos sin defecto”.
Cerca de 1500 años después de la primer Pascua en Egipto, Jesús entra a Jerusalén en un asno, en Nisán 10.
El siguiente día, grandes multitudes que habían venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel! Y halló Jesús un asnillo, y montó sobre él, como está escrito: No temas, hija de Sion; He aquí tu Rey viene, Montado sobre un pollino de asna.
Las multitudes que se encontraban en Jerusalén para celebrar Pascua, lo recibieron con hojas de palmas gritando: “¡Hosanna!” que significa “¡Sálvanos!”.
Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. Él, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían.
La gente pierde el significado completo de las circunstancias. Estaban pasando dos cosas, pero ellos sólo veían una: Jesús cumpliendo la profecía de Zacarías. Pero los fariseos ni siquiera notaban un hecho tan grande, pues para ellos Jesús era solo un farsante, un hablador.
Hay ciegos, que viendo, no pueden percibir lo que está pasando. Era Jesús, Dios y hombre a la vez, que entraba a Yerushaláim, la ciudad de Paz, en el Nisan 10.
Y este era el cumplimiento de la profecía de Zacarías.
Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.
Una profecía que los judíos conocían muy bien. Cuando Jesús cruzó las puertas de Jerusalén, ellos lo proclamaron abiertamente como el Salvador y Rey (aunque en el sentido de aliviar a Israel de la opresión romana).
Lo que no vieron fue la selección de Dios de Jesucristo como el último cordero de la Pascua para ser sacrificado.
El escenario estaba preparado para los eventos de la última semana de su vida, llevándolo a su sufrimiento, crucifixión, muerte y resurrección.
Se exigía que no menos de diez personas comiesen cada cordero. Miles de judíos venían a Jerusalén, de todas partes del Imperio romano y por todos los medios posibles.
Tan sólo a pocos días después de Nisán 14, mientras más de 250,000 cordero eran sacrificados en los atrios del templo conforme a las instrucciones de Dios en Éxodo 12, Jesús sería clavado en una cruz.
Nuestra Pascua es Cristo
Nuestra Pascua es Cristo
Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.
Recordamos y celebramos el Domingo de Ramos como la entrada triunfal y el día en que “Cristo nuestra Pascua” fue apartado como el “cordero sin mancha y sin defecto”.
sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
Por eso es que Juan el Bautista declaró justo antes de bautizar a Jesús:
El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
La carta a los Hebreos dice que el sistema sacrificial del AT era sólo sombra de los bienes venideros, y no la presencia misma de estas realidades.
El sistema antiguo bajo la ley de Moisés era sólo una sombra —un tenue anticipo de las cosas buenas por venir— no las cosas buenas en sí mismas. Bajo aquel sistema se repetían los sacrificios una y otra vez, año tras año, pero nunca pudieron limpiar por completo a quienes venían a adorar.
En verdad esos sacrificios eran solo la sombra, la imagen de lo que pasaría siglos después cuando Jesús de Nazaret entrara a Jerusalén. El profeta Isaías declaró que Dios había anunciado el fin desde e principio.
Yo anuncio el fin desde el principio; desde los tiempos antiguos, lo que está por venir. Yo digo: Mi propósito se cumplirá, y haré todo lo que deseo.
Todo ocurrió el tiempo Kairos, en el tiempo planeado por Dios. Aquella oportunidad tan especial en la que Dios eterno se revela al hombre en su condición personal y temporal, en su corazón.
Y podemos maravillarnos de la perfección del tiempo de Dios –y de su Palabra– a través de tres breves palabras en Juan: “Al día siguiente.”
Tiempo Kairós para ti
Tiempo Kairós para ti
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
Hoy es tiempo de meditar en lo que Cristo viene a traernos: perdón, salvación, vida eterna.
Y si aún no lo has recibido como Salvador y Señor de tu vida, tal vez hoy es el tiempo Kairós para ti. Si sientes su llamado, diciendo, “Ven a mi, acepta mi perdón, ten vida eterna”, entonces no cierres tu corazón.
Oremos.