La fe, fundamento, desafío y esperanza
Sermon • Submitted • Presented
0 ratings
· 77 viewsNotes
Transcript
El propósito de la fe
El propósito de la fe
Leer el pasaje Hebrews 11:1–3
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
En este pasaje notamos que la fe se define como dos actitudes, que se ven reflejadas en los cristianos de todas las épocas, primero es la “certeza de lo que se espera” y segundo es la “convicción de lo que no se ve”.
En relación con la palabra traducida como “certeza” en RV-1960, en otras versiones de la Biblia encontramos palabras como:
“la sustancia, la plena seguridad, la realidad, es tener confianza, la garantía, es la constancia, es estar seguro, es la firme seguridad, es estar totalmente seguro”.
Estas diferentes traducciones reflejan la variedad de términos utilizados en las distintas versiones para expresar la idea de certeza, seguridad, realidad o confianza en relación con lo que se espera en la fe.
La palabra griega "ὑπόστασις" (hypóstasis) puede entenderse como "aquello que está debajo" o "fundamento", en el sentido de una base firme o sustancia subyacente.
Vemos que se traduce como "sustancia" en algunas otras versiones de la Biblia, refiriéndose a la base sólida o fundamento de la fe.
Un hermano dice: Tener la “seguridad” de algo es un conocimiento subjetivo, pero cuando hablamos del término “sustancia” esto es algo que no parte de mí, es algo con lo que se puede contar”[1]
[1] Simon J. Kistemaker, Comentario al Nuevo Testamento, Epístola a los Hebreos (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 1991), 284.
De igual forma es relevante conocer la definición de la palabra “certeza” que según el diccionario RAE es “Conocimiento seguro y claro de algo.”[1]
[1] Real Academia Española, Diccionario de la lengua española RAE, https://dle.rae.es/certeza, 18 de marzo de 2024.
Por lo consiguiente, aquí se revela, el propósito y significado de la fe cristiana. Esta definición implica una confianza firme y una seguridad en las promesas de Dios, incluso cuando no se ven realizadas de inmediato.
En el contexto de la fe cristiana, esta certeza en las promesas de Dios permite a los creyentes perseverar y mantenerse firmes en su fe incluso en medio de las pruebas y los desafíos de la vida.
Note como, el propósito y significado de la fe cristiana es confiar completamente en Dios y en sus promesas, incluso cuando no se ven realizadas, sabiendo con certeza que él es fiel para cumplirlas.
No obstante, al examinar Hebreos 11:1, aunque su declaración sobre la fe es clara, contundente y está de primero en esta sección de la carta, este no constituye el tema central del capítulo.
En realidad, en esta porción de la Escritura el énfasis del autor recae en la perseverancia de los cristianos, fundamentada en una fe firme y sólida.
Un comentarista dice:“La exhortación propuesta es a la constancia y perseverancia en la fe del Señor Jesucristo, y en la profesión del Evangelio, contra las tentaciones y persecuciones.”[1]
[1] Pink, An Exposition of Hebrews, 675.
En cuanto a la parte “b” de Hebreos 11:1 “la convicción de lo que no se ve.” (RV-1960).
Encontramos las siguientes traducciones en diferentes versiones: “es la demostración, es estar convencidos, es la evidencia, es tener certeza, es la prueba palpable, la comprobación de los hechos, la prueba convincente de lo que no se ve”.
Estas diferentes expresiones resaltan la idea de que la fe cristiana implica una convicción profunda y una certeza firme en la realidad de lo que no se puede ver físicamente.
Esto subraya la importancia de confiar en Dios y en su Palabra, incluso en medio de la incertidumbre y las circunstancias difíciles.
La palabra griega ἔλεγχος (élenjos) que en la versión RV-1960 se traduce como “convicción” tiene esta connotación en el sentido de una prueba o evidencia que lleva a una persona a una comprensión profunda o convencimiento sobre algo.[1]
[1] Logosklogos, Biblia interlineal, https://www.logosklogos.com/strongcodes/1651, 18 de marzo de 2024.
En el contexto de Hebreos 11:1 , donde se traduce como "convicción", la palabra sugiere una certeza interna, una convicción profunda y sólida de la realidad de algo, basada en una comprensión clara o evidencia convincente.
Esto resalta la idea de que la fe cristiana no se basa en meras suposiciones o conjeturas, sino en una convicción firme y segura de la realidad de lo que se espera y no se ve.
Como se afirma luego, en el versículo 2, encontramos mencionados a ciertas personas que, a través de la fe, alcanzaron un testimonio ejemplar, a quienes el texto se refiere como "los antiguos".
Este “buen testimonio” alcanzado por ellos, hace referencia a lo mencionado por el autor en el contexto de este pasaje donde previamente escribió: “Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma.” Hebreos 10.38
Mas el justo vivirá por fe;
Y si retrocediere, no agradará a mi alma.
Ya en el versículo 3 se nos revela que es a través de la fe que llegamos a comprender el origen del universo, tal como lo declara la palabra de Dios.
Este concepto, tan vasto y maravilloso como el universo mismo se utiliza como ejemplo para ilustrar el punto mencionado en el primer versículo.
Así como el universo, que es tangible y visible, fue creado a partir de lo invisible, de la misma manera las promesas de Dios se manifestarán con la misma certeza y tangibilidad que las realidades que experimentamos en nuestro mundo material.
Con este entendimiento, mis hermanos, somos capacitados para vivir vidas que no solo sean aceptables a los ojos de Dios, sino que también lo complazcan en gran medida.
Esta capacidad proviene de perseverar en la fe, incluso cuando nos enfrentamos a dificultades, persecuciones, presiones del mundo secular y cualquier otra cosa que pueda desanimarnos en nuestro caminar con Cristo.
En medio de estos desafíos, nuestra fe se fortalece, y nuestra determinación de seguir a nuestro Señor se profundiza, permitiéndonos avanzar con confianza y valentía en la senda que él ha trazado para nosotros.
Lo que agrada a Dios
Lo que agrada a Dios
En el mismo orden de ideas, como se mencionó anteriormente, el capítulo 11 nos presenta ejemplos de algunos personajes del Antiguo Testamento
Que, inspirados por su fe, dirigieron sus vidas sin retroceder en sus convicciones mientras anhelaban una realidad superior a la vida terrenal.
A lo largo de todo este capítulo, el autor de la carta nos sumerge en el relato de estos valientes individuos, quienes, a pesar de enfrentar innumerables desafíos, dejaron un legado de fe ejemplar.
Aunque no vieron cumplidas todas las promesas en esta vida, su testimonio resplandece como un faro de esperanza y confianza en lo divino.
El versículo 6 dice “Pero sin fe es imposible agradar a Dios” y si recuerdan leímos en Hebreos 10:38
Mas el justo vivirá por fe;
Y si retrocediere, no agradará a mi alma.
Este aspecto es crucial en la vida cristiana: el de no retroceder. Nos invita a reflexionar sobre el concepto de la vida cristiana como un viaje en constante avance por un camino estrecho.
Es posible que, en ciertos tramos, este camino se vuelva aún más angosto y peligroso, debido a las persecuciones, discriminaciones y hostigamientos que puedan surgir.
En este recorrido, pueden surgir dudas doctrinales y cuestionamientos, e incluso experiencias personales pueden detenernos y tentarnos a no seguir adelante.
En un mundo secularizado, marcado por el relativismo, nos enfrentamos a dilemas morales y éticos que pueden desviarnos.
La lucha contra el orgullo, las tentaciones y el pecado también se hacen presentes.
Problemas emocionales y espirituales, como la depresión, la ansiedad, el duelo y la sensación de abandono por parte de Dios, pueden minar nuestra fortaleza.
Dentro de la misma comunidad cristiana, el desencanto puede surgir debido a conflictos internos, hipocresía o incluso escándalos morales de líderes y hermanos.
Además, la presión social para conformarse a normas y valores contrarios a los principios cristianos también puede desanimarnos.
Estas y muchas otras adversidades pueden atacar nuestra mente y debilitar nuestro ánimo.
Sin embargo, es importante recordar que, a pesar de todo, Dios está con nosotros y nos fortalece para perseverar en la fe.
No necesitamos ir muy lejos para observar que algunos hermanos han experimentado dolorosas caídas o retrocesos.
Algunos pueden haber caído debido a asuntos doctrinales, otros debido a problemas en su matrimonio, o incluso por tener opiniones contrarias al rumbo que la mayoría ha decidido en nuestras asambleas.
No importa tanto el origen de estos asuntos que los han llevado a retroceder, lo cierto es que ha sido un proceso doloroso, penoso y hasta desmotivador, tanto para ellos como para los demás miembros de la iglesia.
Sin embargo, los motivo a todos a cobrar ánimo y a aprender de estos casos.
Debemos cuidarnos mutuamente y estar atentos unos a otros, porque si retrocedemos, eso no será agradable para el alma de Dios mismo. Es lo que dice Hebreos 10:38 “...no agradará a mi alma.”
La otra parte del versículo 6 de Hebreos 11 compagina muy bien con lo que estoy diciendo “porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”
Si usted se acerca a Dios es porque ha creído que hay Dios, por la misericordia de Dios usted y yo hemos sido alcanzados “29 Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no solo que creáis en él, sino también que padezcáis por él, 30 teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí, y ahora oís que hay en mí.” Filipenses 1:29-30
Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él, teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí, y ahora oís que hay en mí.
Este texto nos recuerda que no solo se nos ha concedido creer, sino también padecer.
Es notable cómo este versículo sirve como un resumen de lo que encontramos en Hebreos 11.
Aquellos a quienes se les ha dado el don de la fe, es decir, creer en Cristo Jesús, deben comprender que el camino del que hablamos incluye inevitablemente el sufrimiento.
Estas dos realidades van de la mano, y es crucial entenderlo para vivir una vida de fe auténtica.
Si alguien predica un evangelio donde le promete cielo y tierra y un “pare de sufrir” tenga mucho cuidado con ese pseudo evangelio.
O que a usted se le van a acabar los problemas si se hace cristiano.
Recuerde siempre qué habrá, problemas y habrá dificultades, quizás hasta persecuciones o desplantes incluso de familiares y “amigos”.
Pero usted siempre debe recordar cuando esté tentado a retroceder, lo que dice en el siguiente capítulo “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” Hebreos 12:2
puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
El Dios todopoderoso, es tanto autor como consumador, de la fe y Él mismo le ha concedido a usted tener esa fe en su Hijo, y ha hecho posible la encarnación de Cristo, y que este muriera en esa cruz por todos nuestros pecados,
Él ya pago, él dijo “consumado es” toda deuda ha sido pagada. Todo su pecado fue perdonado, por su sangre derramada en el madero.
Cristo es nuestro mayor ejemplo, porque como lo dice claramente este pasaje “…menospreciando el oprobio se sentó a la diestra del trono de Dios.”.
Usted y yo, aunque no lo merecemos también fuimos sentados en lugares celestiales con Cristo Jesús como lo puede leer en Efesios 2:6-7
y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
Por lo tanto, hermanos, aunque ustedes no vean la luz al final del camino, aunque vean que el barco se está hundiendo, aunque usted vea cómo se descarrila el tren, aunque usted note que otros caen,
su Palabra dice “…caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra” no vuelva atrás porque como lo dijo nuestro Señor “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.” Lucas 9:62
Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.
El pasaje de Hebreos 11:1-3,6 nos proporciona una base sólida para comprender el significado y la importancia de la fe cristiana en nuestras vidas.
Conclusión
Desde una perspectiva cristológica, encontramos a Cristo en el centro mismo de nuestra fe, como el fundamento sobre el cual se construye nuestra confianza en Dios.
Él es el autor y consumador de nuestra fe, quien nos capacitó para creer y padecer por él.
La fe cristiana se manifiesta en una relación viva y dinámica con Cristo, que nos impulsa a seguir sus pasos y confiar en su obra redentora.
Desde una perspectiva eclesiológica, este pasaje nos desafía a vivir vidas que reflejen nuestra fe en Cristo.
Como iglesia, debemos perseverar en nuestra confianza en Dios, incluso cuando enfrentamos dificultades y persecuciones.
Debemos cuidarnos mutuamente y alentar a nuestros hermanos y hermanas en la fe, recordándoles la importancia de mantener una fe firme y constante en medio de las pruebas.
Finalmente, desde una perspectiva escatológica, este pasaje nos brinda esperanza para el futuro.
Aunque enfrentamos dificultades en el presente, confiamos en las promesas de Dios y en su poder para llevarnos a la plenitud de su reino.
Nuestra fe en Cristo nos asegura que un día veremos cumplidas todas sus promesas y disfrutaremos de la plenitud de su presencia por toda la eternidad.
Oremos