Aquí tienen al Cordero
Jesús entró a Jerusalén en la semana antes de la pascua como un Rey, la gente estaba feliz, pero lo que la gente no esperaba era que su gloria no se daría por vencer a los romanos. La gloria de este Rey empezaría muriendo como un cordero. Su entrada triunfante a Jerusalén era el inicio de la caminata de un cordero al "matadero".
Introducción
29 Al día siguiente Juan vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo: «¡Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!
7 —Déjala en paz—respondió Jesús—. Ella ha estado guardando este perfume para el día de mi sepultura.w 8 A los pobres siempre los tendrán con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.
La entrada triunfal
12:12–15—Mt 21:4–9; Mr 11:7–10; Lc 19:35–38
12 Al día siguiente muchos de los que habían ido a la fiesta se enteraron de que Jesús se dirigía a Jerusalén; 13 tomaron ramas de palma y salieron a recibirlo, gritando a voz en cuello:
—¡Hosanna!x
—¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!y
—¡Bendito el Rey de Israel!
14 Jesús encontró un burrito y se montó en él, como dice la Escritura:
15 «No temas, oh hija de Sión;
mira, que aquí viene tu rey,
montado sobre un burrito.»z
16 Al principio, sus discípulos no entendieron lo que sucedía. Sólo después de que Jesús fue glorificado se dieron cuenta de que se había cumplido en él lo que de él ya estaba escrito.
17 La gente que había estado con Jesús cuando él llamó a Lázaro del sepulcro y lo resucitó de entre los muertos, seguía difundiendo la noticia. 18 Muchos que se habían enterado de la señal realizada por Jesús salían a su encuentro. 19 Por eso los fariseos comentaban entre sí: «Como pueden ver, así no vamos a lograr nada. ¡Miren cómo lo sigue todo el mundo!»
I. Jesús es Rey
13 tomaron ramas de palma y salieron a recibirlo, gritando a voz en cuello:
—¡Hosanna!x
—¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!y
—¡Bendito el Rey de Israel!
Jesús no podía haber escogido un momento más dramático. Se dirigió a una ciudad abarrotada de gente y cargada de expectaciones religiosas
25 Oh Jehová, sálvanosf ahora, te ruego;
Te ruego, oh Jehová, que nos hagas prosperar ahora.
26 Bendito el que viene en el nombre de Jehová;g
Desde la casa de Jehová os bendecimos.
Hosanna significa “Sálvanos, Señor” (aunque en tiempos de Jesús pudo haber sido una expresión de alabanza de los peregrinos que subían a las fiestas de Jerusalén). En boca de la multitud este canto de alabanza y acción de gracias por la salvación de Dios reforzaba la idea del rey Mesías entrando a Jerusalén para salvar a su pueblo.
II. Jesús es Principe de Paz
14 Jesús encontró un burrito y se montó en él, como dice la Escritura:
15 «No temas, oh hija de Sión;
mira, que aquí viene tu rey,
montado sobre un burrito.»z
16 Al principio, sus discípulos no entendieron lo que sucedía. Sólo después de que Jesús fue glorificado se dieron cuenta de que se había cumplido en él lo que de él ya estaba escrito.
El sentido es que un rey se presentaba montado a caballo cuando iba en son de guerra, pero en un asno cuando iba en son de paz. La acción de Jesús era una señal de que Él no era la figura bélica que muchos soñaban, sino el Príncipe de Paz.
Él no venía para tomar la ciudad a la fuerza sino para servir humildemente a su pueblo.
III. Jesús es amado y odiado
17 La gente que había estado con Jesús cuando él llamó a Lázaro del sepulcro y lo resucitó de entre los muertos, seguía difundiendo la noticia. 18 Muchos que se habían enterado de la señal realizada por Jesús salían a su encuentro. 19 Por eso los fariseos comentaban entre sí: «Como pueden ver, así no vamos a lograr nada. ¡Miren cómo lo sigue todo el mundo!»
IV. Jesús es glorioso
Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado—les contestó Jesús—. 24 Ciertamente les aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, se queda solo. Pero si muere, produce mucho fruto. 25 El que se apega a su vida la pierde; en cambio, el que aborrece su vida en este mundo, la conserva para la vida eterna. 26 Quien quiera servirme, debe seguirme; y donde yo esté, allí también estará mi siervo. A quien me sirva, mi Padre lo honrará.
27 »Ahora todo mi ser está angustiado, ¿y acaso voy a decir: “Padre, sálvame de esta hora difícil”? ¡Si precisamente para afrontarla he venido! 28 ¡Padre, glorifica tu nombre!
El rey ungido por María reina y triunfa a partir de la debilidad, a partir de su muerte.