Una sorpresiva bienvenida

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Intorducción

La familia de mis padres tienen la característica de estar distribuidos alrededor del mundo. Tengo tíos y tías viviendo en Europa, Canada, Sudáfrica y otros países Latinoamericanos. La distancia en ocasiones no es evidente porque gracias la tecnología comunicarse es mucho más fácil. Sin embargo, la conexión física es insalvable con la tecnología, razón por la cual una visita es algo sumamente importante.
Recuerdo cuando era niño mis padres anunciaron que una de mis tías que vivía vendría a visitarnos. Mis padres estaban expectantes, mientras que otros tíos se mostraban escépticos porque varias veces habían escuchado esta promesa. Pero mi tía nunca apareció. Sin embargo, mis padres insistieron que esta vez cumpliría la esperada promesa.
Empezamos a hacer los preparativos. ¿Dónde dormiría mi tía con su familia? ¿Que comeríamos durante los días que estaría con nosotros? ¿Cómo queríamos recibirla? Estas y otras preguntas rondaban por nuestra mente. Pero también hicimos hechos concretos. Mis padres prestaron dos camas para los primos. Acomodamos la sala de estar de tal forma que funcione como una habitación para mi tía y su esposo. Mi pieza adaptamos para que mis primos puedan dormir allí. Definitivamente estábamos expectantes por la llegada de mi tía. Esperar como vemos no es una actividad pasiva sino activa.
Los discípulos de Jesús se encontraban en una situación similar. Habían recibido la promesa que el Espíritu vendría. Consecuentemente se encontraban aguardando que esto acontezca. En la predicación de hoy quiero junto con ustedes reflexionar sobre la importancia de Pentecostés para nosotros y que relevancia tuvo en para los discípulos en aquel entonces.

El tiempo de la venida (2:1-4)

Antes de adentrarnos en nuestro texto es importante ubicarnos en el capítulo donde esta situado nuestro texto y el rol que asigna Lucas al Espíritu Santo en sus obras (Evangelio y Hechos). Para iniciar es necesario señalar que todo el capítulo dos está compuesto de tres partes importantes que reflexionan sobre el día de pentecostés. Comienza con la descripción el acontecimiento (Hechos 2:1-13), continua con la explicación de Pedro sobre el acontecimiento (Hechos 2:14-41) y termina con las implicancias del mismo para la iglesia en Jerusalén (Hechos 2:42-47). Cabe destacar que centralidad del Espíritu Santo para iglesia es un tema importante en tanto en el Evangelio de Lucas como en su redacción de Hechos. De los cuatro evangelistas, es él quien mayor énfasis pone en este aspecto. Mostrando así que una iglesia sin el Espíritu Santo es una iglesia muerta. Por lo tanto, uno de los temas teológicos importantes de Hechos es mostrar que el surgimiento de la iglesia y su expansión no debe ser entendida como un mero movimiento social humano, sino como un obrar de Dios a través del Espíritu Santo.
Con esto en mente leamos el primer versículo de nuestro texto.
Hechos de los Apóstoles 2:1 NVI
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar.
Lucas comienza su relato manifestando que el acontecimiento esta en consonancia con un acontecimiento prometido. Recordemos que en Hechos 1:5,8 antes de su ascensión Jesús había dicho que el Espíritu vendría para equipar a los creyentes. Dicho de otra manera, con la expresión “cuando llegó el día” Lucas quiere manifestar que la promesa de Jesús se había cumplido.
La promesa se cumple en un determinado: el día de Pentecostés. Hoy en día escuchamos la palabra Pentecostés y lo asociamos directamente con: el pasaje de la predicación de hoy, manifestaciones del Espíritu, grupos de cristianos carismáticos entre otras cosas. Sin embargo, para los destinatarios de Lucas estaba asociados con una festividad. Específicamente la fiesta de la cosecha judía. Esta fiesta tenía un significado importante para los judíos de la época. Era una de las tres festividades de peregrinaje donde se presentaban ante el Señor sus dones y ofrendas (Exodo 23:14-17), para celebrar el fin de la cosecha de cebaba y el comienzo de la cosecha de trigo. Sin embargo, después del cautiverio babilónico esta fiesta se convirtió en una fiesta que conmemoraba el pacto sinaítico. Al ser una fiesta de peregrinaje y celebración atraía a una gran afluencia de personas de diferentes partes del mundo. Se podría decir que el día en que el Espíritu Santo descendió fue durante un tiempo del año donde las personas estaban susceptibles a celebrar. Si bien en nuestro contexto no tenemos un evento judío como tal, podríamos dimensionar el impacto relacionándolo con el día de la virgen de Caacupe. El cual en la religiosidad de nuestro pueblo paraguayo es una festividad que atrae a una gran cantidad de devotos católicos a peregrinar hasta la Basílica para agradecer por las respuestas a María y al mismo tiempo hacer nuevas promesas.
En un contexto así de multitudinario, donde cada uno esta enfocado en una celebración religiosa, desciende el Espíritu Santo sobre todos los discípulos que estaban en un lugar aguardando. Si bien el texto no nos dice quienes formaban el “todos” es probable que se refiere a los que estaban en el aposento alto (Hechos 1:13). Es importante señalar que la expresión “todos juntos” hace referencia a que estaban en un lugar físico pero al mismo tiempo que estaban en un mismo Espíritu. Estaban esperando en oración que se cumpla la promesa. Si bien, no debemos deducir de ello que fue la oración lo que hizo que descendiera el Espíritu Santo (porque Pentecostés fue un evento único) si podemos destacar la actitud actividad de los discípulos durante la espera del cumplimiento de la promesa hecha por Jesús en el capítulo anterior.
Hechos de los Apóstoles 2:2–3 NVI
De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos. Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos.
Tras describir la espera se produce el gran acontecimiento. El Espíritu Santo descendió sobre los que estaban reunidos. Su llegada fue acompañada de tres señales: un estruendo, una aparición y lenguas extrañas. Necesitamos imaginarnos la escena. Imagina que estás esperando a una visita importante. No lo estas esperando sólo, sino toda tu familia esta contigo. Tu piensas que será una llegada normal, pero repentinamente escuchas bocinas de auto, fuegos artificiales y toda una banda tocando. Bajo condiciones normales estarías diciendo, esto no puede ser verdad. Dicho de otra manera: te sería verdaderamente sorpresivo. Aunque no es equivalente comparar la llegada del Espíritu Santo con la de una visita, la ilustración nos sirve para situarnos en la sorpresividad del evento.
Nuestro texto indica la venida de un viento, fuego y lenguas. Es importante notar que Lucas esta haciendo una comparación. Es decir, el ruido del cielo vino como si fuese un viento. El viento aquí es un símbolo bíblico para referirse a la actividad del Espíritu. Una analogía donde podemos ver un uso similar en las Escrituras es en la profecía de Ezequiel (Ezequiel 37:1-4). Allí el viento y el aliente imparten vida a los huesos secos. De manera similar Jesus ilustrar el operar misterioso del Espíritu en la regeneración como un viento que se mueve como quiere (Juan 3:8 ff.). Mientras que Lucas se refiere de manera indirecta a la acción de separar la paja con la acción del viento producido por el bieldo (Lucas 3:16-17). Por lo tanto, la venida del Espíritu Santo significa para algunos regeneración (vida), mientras que para otros juicio.
De la misma manera como el viento es un símbolo bíblico para la actividad del Espíritu, el fuego señala a la presencia de Dios. Lo vemos en el encuentro de Moisés con la zarza ardiente, cómo en la columna de fuego que guiaba a Israel por la noche. Luego el contexto relata la separación de las lenguas de fuegos que se distribuyen sobre cada uno de los presentes. Esto me parece interesante. ¿Por qué se repartieron sobre cada uno de ellos? ¿No hubiese sido suficiente una sola manifestación que colectivamente una los presentes? Al final de cuentas vemos en el Antiguo Testamento que la presencia de Dios aparentemente estaba sobre Israel como entidad colectiva y sobre aquellos líderes que desempeñaban un propósito importante. Pienso que una razón por la cual el Espíritu en Pentecostés descansa sobre cada creyente individual es porque ahora la relación con Dios ya no se basa en el colectivo, sino en la relación personal de cada individuo con Dios mediante el Espíritu Santo. ¿Significa esto que con la llegada del Espíritu Santo la iglesia se convirtió en un aspecto individualista? Diría que no. Imagina por un momento que como sociedad dependamos jurídicamente de las estipulaciones dadas por el gobierno, pero nosotros mismo no tenemos conocimiento de estos porque esta reservado para los juristas. Sin embargo, en un momento de la historia se decide que estos leyes sean accesibles para todo el pueblo. ¿Se vuelven las leyes un tema individual ignorando lo social (comunitario)? Por supuesto que no, más bien es a través del cumplimiento de estas leyes en cada individuo que como sociedad podemos avanzar. De manera similar, el aspecto colectivo de los creyentes no queda eliminado con la llegada del Espíritu Santo, sino ahora la ley está en el corazón y cada uno tiene una relación con el mismo.

Las expresiones sobrenaturales (2:4-11)

Como vemos la llegada del Espíritu a través de estas manifestaciones muestran el aspecto personal y la posibilidad de una relación directa con Dios. Ya no eran necesarios los intermediarios, sino ahora el Espíritu nos capacita para hacerlo.
A continuación los versículos 4-11 señalan la manifestación que tuvo la venida del Espíritu Santo sobre los discípulos y los presentes.
Leamos el texto.
Hechos de los Apóstoles 2:4–11 NVI
Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. Estaban de visita en Jerusalén judíos piadosos, procedentes de todas las naciones de la tierra. Al oír aquel bullicio, se agolparon y quedaron todos pasmados porque cada uno los escuchaba hablar en su propio idioma. Desconcertados y maravillados, decían: «¿No son galileos todos estos que están hablando? ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye hablar en su lengua materna? Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, de Judea y de Capadocia, del Ponto y de Asia, de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las regiones de Libia cercanas a Cirene; visitantes llegados de Roma; judíos y prosélitos; cretenses y árabes: ¡todos por igual los oímos proclamar en nuestra propia lengua las maravillas de Dios!»
No no entraremos en cada detalle del texto, pero señalaremos aquellos que sobresalen. Una de las cosas que destacan es lo que los discípulos experimentaron: “Fueron lleno del Espíritu Santo” y “comenzaron a hablar en otras lenguas”. Tal vez aquí nos sintamos familiarizados con las lenguas mencionadas en 1 Corintios 12-14, sin embargo, la diferencia radica en lo siguiente. Mientras que en Corintios se refiere a un don para la alabanza a Dios, aquí en nuestro texto los judíos procedentes de la diáspora entendían lo que decían los creyentes. Esta forma de manifestación del Espíritu hace sentido en este contexto si consideramos que a las personas presentes se les anunció el Evangelio y de hecho estaban deseosos de escuchar el mensaje. Si bien al oído moderno esto pudiese resultar extraño, que las personas sin previo estudio hablen un nuevo idioma, aquí estamos ante un obrar sobrenatural de Dios. De hecho, también en nuestra actualidad escuchamos reportes de misioneros que experimentaron lo mismo en un contexto de evangelización a pueblos aún no alcanzados.
En el versículo 7 leemos que los judíos presentes se asombraron que los que hablaban en su idioma eran galileos. Quienes para ellos eran consideradas personas subdesarrolladas y con un acento muy particular. Esto me parece asombroso porque muestra que Dios no se guía por los parámetros de grandeza humanas para anunciar el mensaje del Evangelio. Probablemente las personas estaban esperando escuchar a una persona culta, formada, con estatus. En su lugar, Dios uso para predicar a las personas no estimadas de la sociedad. Si hacemos una comparación con nuestra situación actual, muchas veces olvidamos el aspecto sobrenatural de la fe cristiana. Que en el anuncio de la Palabra no se trata en primer lugar de la buena retórica, de la preparación académica formal (aunque cada una de estas cosas tienen su lugar e importancia), sino de ser guiados por el Espíritu.

La reacción de los presentes (2:12-13)

Hasta aquí hemos considerado la llegada del Espíritu Santo, como señal de una relación directa con Dios y, la manifestación del Espíritu que desembocó en la predicación del evangelio por personas que rompieron el estereotipo social de ese entonces. A continuación observemos lo que el texto nos dice sobre la reacción de los que oyeron la proclamación fiel de la palabra de Dios por parte de los apóstoles.
El texto nos dice:
Hechos de los Apóstoles 2:12–13 NVI
Desconcertados y perplejos, se preguntaban: «¿Qué quiere decir esto?» Otros se burlaban y decían: «Lo que pasa es que están borrachos.»
Ante nuestros ojos tenemos básicamente dos actitudes. Dos formas de reaccionar al mensaje del Evangelio. En primer lugar, vemos a las personas que se sintieron tocados. Estos quedaron básicamente con la boca abierta. Así como algunos de nosotros quedamos al sentirnos impactados por una escena de nuestra película favorita. Sin embargo, no quedó en una mera sorpresa y asombro, sino continua con una curiosidad. “Que quiere decir esto?” se preguntaron.
También hoy en día nos encontramos con este grupo. Aquellas personas que han comenzado tal vez la travesía por profundizar su espiritualidad hace un tiempo. Buscando sinceramente la verdad. Luego al encontrarse con el Evangelio se asombran que la oferta es algo totalmente distinta a las que tal vez ya han probado. No se trata de algún ritual de limpieza, de traer sacrificios, de autosuperación. Se trata de Dios hecho carne, sacrificandose por amor y ofreciendonos el cielo como un regalo. Ante tal oferta, tanto en los tiempo de los apóstoles, como en el día de hoy despierta la pregunta: “¿Qué quiere decir esto”?
Por el otro lado, tenemos la reacción de aquellos que encuentra ridículo el mensaje. Quienes en nuestro texto se burlan y ridiculizan el mensaje apelando a que los apóstoles estaban borrachos. También en nuestro entorno tenemos a este grupo. Aquellos que se mofan de quienes buscan una vida con Cristo. Que juegan a los acusadores, señalando los defectos o en ocasiones calumniando al creyente. Ciertamente, esta actitud muestra que el mensaje del Evangelio, si bien es para todos, no todos están dispuestos a seguir el camino que implica. Prefieren tal vez crear dioses que apelen a sus necesidades, dioses que suplan el propio ego. Sin embargo, en el cristianismo, tenemos en Jesús a un Dios que se entromete en nuestras vidas y le es importante.
Conclusión
Queridos hermanos el texto de hoy nos deja con dos reflexiones importantes.
Busquemos la intimidad con Dios y la adoración. En nuestros tiempos el énfasis en los dones espirituales y especialmente en vivir con el Espíritu ha producido una serie de daños y abusos que la mayoría de nosotros conocemos. Esto ha mucho les ha llevado a rechazar el aspecto experencial y sentimental de nuestra fe. Sin embargo, no porque se abusó de algo en el pasado, significa que no tenga relevancia para nosotros. Las emociones, las experiencias y el sentir a Dios son aspecto importantes de nuestra fe. Al final, somos seres humanos compuestos por un aspecto emocional. No lo podemos tapar. Busquemos experimentar a Dios en nuestro día a día.
Es de esperar el rechazo al predicar el Evangelio. De hecho, vemos esto constantemente en el libro de Hechos. Esto nos muestra que si bien anunciamos fielmente la palabra, no todos los van a aceptar. Lo cual puede desembocar en frustración. Sin embargo, también debemos tener en cuenta que la predicación del Evangelio es una obra de Dios quien por medio de su Espíritu atrae a las personas.
Me gustaría finalizar con algunas preguntas reflexivas:
¿Que rol juega el Espíritu Santo en tu relación con Dios? ¿Buscas experiencias con Dios?
¿Seguís compartiendo el Evangelio con otros? ¿Cómo reacción ante el rechazo?
Dios les bendiga.
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