Domingo de Resurrección
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El Camino del Poder y la Humildad
El Camino del Poder y la Humildad
Todos tenemos áreas de influencia, personas con quienes ejercemos cierta autoridad o influencia. Cuando pensamos en esa palabra la asociamos con personas famosas, populares, "influencers", y no nos identificamos, pero la verdad es que si eres padre, madre, hermano, amigo, jefe de grupo, parte de un grupo, maestro, jefe, sí tienes influencia y poder más de lo que crees.
La pregunta a responder es: ¿por qué permite Dios que tengamos influencia o poder? El poder nos es otorgado por alguien o por alguna circunstancia, lo que quiere decir que así como se nos da ¡se nos puede quitar! El poder o la influencia que se nos otorga es temporal. Y nuestro Señor Jesús dejó instrucciones claras por medio de Su ejemplo de cómo desea que sus amigos usen ese poder que ÉL les otorgó.
Hoy recordamos la resurrección de Jesús y en este día tenemos el ejemplo más asombroso de Poder y Humildad. ¿Has conocido personas que tienen poder pero no tienen humildad? Quizá un jefe, un vecino. Por otro lado quizá conoces personas humildes pero que no tienen influencia o poder; pero cuando puedes juntar un gran poder con una gran humildad, es algo asombroso y poderoso.
En esta semana somos testigos de la humildad de nuestro Señor Jesús en la cruz y el poder que desplegó y demostró al dejar la tumba vacía. Estos dos iconos en una sola semana, en una misma persona y esto nos deja un mensaje que no debemos pasar por alto: La vida de nuestro Señor y por irónico que parezca, este mensaje es tan fácil de pasarlo por alto.
Somos inclinados a que al tener poder lo usemos para nuestro beneficio, y para proteger el poder que tenemos; no queremos que nada amenace ese poder. El poder se usa para aumentar el poder; es en esos momentos que es difícil tener una buena dosis de humildad. Mientras más poder financiero, en una relación, en una empresa, lo más difícil es ¡permanecer humildes!
Por eso la Semana Santa es un recordatorio asombroso de Humildad y Poder. Veremos la parte de la Escritura dónde se condensa de la mejor manera lo que recordamos en esta semana: Poder y Humildad.
Nos guiará la carta que Pablo escribe a la iglesia de Filipos, recordaremos una parte después que Jesús fue crucificado y resucitó se reúne con sus discípulos y les dice que recibirán poder y autoridad, no sólo físico para soportar las pruebas, sino poder espiritual.
Semanas después de la crucifixión estos hombres fueron tocados por el Espíritu Santo y pasó algo místico, después salen a las calles de Jerusalén, la misma ciudad dónde Jesús fue considerado enemigo público No. 1 y empezaron a dar este mensaje importante: No dijeron que Jesús es importante o que SU mensaje es relevante, tampoco que Jesús es Hijo de Dios, o que era una buena persona, o que hizo muchos milagros, no repitieron las parábolas de Jesús, sino que salieron a las calles a decir que Jesús, a quienes ellos habían crucificado ¡se ha levantado de la muerte! ¡Jesús ha resucitado!
Dicen este mensaje a las personas que vieron a Jesús caminar entre ellos, en las mismas calles, personas que lo vieron ser arrestado y crucificado y el mensaje es ¡Jesús ha resucitado!
Como resultado de este mensaje, las personas no se burlan, no los arrastran a la tumba para que vean el cuerpo de Jesús; la historia dice que miles y miles de judíos se arrepienten de sus pecados y aceptan a Jesús como su Mesías y Salvador. Creyeron el testimonio de estos hombres que salieron de un cuarto y empezaron a dar este mensaje ¡Jesús ha resucitado!
Lo interesante es que esas mismas personas no creyeron cuando Jesús predicó, o cuando les dijo que era Hijo de Dios, no creyeron cuando multiplicó los panes, ni cuando levantó a Lázaro de la muerte. Y ahora, de repente miles de personas, en pocos días aceptaron a Jesús como Salvador. No basados en los milagros ni en las pláticas públicas que dio, sino en el testimonio de que Jesús ha resucitado.
Después de esto los discípulos suben de jerarquía, ahora son influyentes, son los que pasaron más de 2 años con Jesús, el pueblo judío se dan cuenta que Jesús es el Mesías y lo dejaron pasar, pero ahí está su hermano Santiago y los demás que estuvieron con ÉL: Pedro, Andrés, Santiago, Juan, Mateo, y demás.
Ahora miles siguen a los discípulos, ahora tienen influencia, poder ¿sabes qué hicieron con esa influencia que la gente les dio? lo mismo que su Maestro hizo. Lo usaron por el bien del mensaje y no para su propio beneficio. No construyeron reinos al rededor de ellos, es más, todos -menos Juan-, fueron mártires, mueren de forma cruel.
Aprendieron la lección cuando Jesús dijo que ÉL es Hijo de Dios, está a unas horas de ser crucificado por el perdón de los pecados de la humanidad, es la persona más importante en esa habitación y ¿qué hace después? ¡les lava los pies! En otras palabras les está diciendo: “cuando tengan poder, cuando tengan influencia, su actitud y forma de actuar debe ser para ayudar a las personas al rededor de ustedes”.
Una de las razones por las que el evangelio se expandió tan rápido fue por la autenticidad y por la manera como ellos usaron el poder y la influencia. El reto que tenemos hoy los seguidores de Jesús, lo tenemos en la declaración que hace Jesús después de lavarles los pies:
“Les digo la verdad, los esclavos no son superiores a su amo ni el mensajero es más importante que quien envía el mensaje.” (Juan 13:16, NTV)
Les doy la responsabilidad de que lo que he hecho por ustedes ¡lo hagan por otros! Jesús usó Su poder y humildad para perdonar a los que lo clavaban en la cruz.
La pregunta es ¿cómo uso yo el poder o influencia que tengo? tengo el poder, pero ¿tengo la humildad? ¿qué pasaría en el hogar, trabajo, en las relaciones con los demás? ¿qué pasaría si junto con el poder que Dios te da lo acompañas con humildad de corazón? Porque cuando el poder se junta con la humildad ¡es una combinación poderosa! Pablo dice:
“No sean egoístas; no traten de impresionar a nadie. Sean humildes, es decir, considerando a los demás como mejores que ustedes.” (Filipenses 2:3, NTV)
Y preguntamos ¿quiénes son esos “demás”? Seguro los que son mejores que yo, no creo que se refiera “literalmente” a los demás, demás, sino demás, algunos. Pero la intención del verso es precisamente esa, que veas alrededor y consideres a los demás como mejores ¡no que lo sean! pero que los trates como si lo fueran ¿cómo tratarías a los demás si piensas así?
Es lo mismo cuando leemos: “ama a tu prójimo como a ti mismo” y queremos que nos definan ¿quién es mi prójimo?
“No se ocupen sólo de sus propios intereses, sino también procuren interesarse en los demás.” (Filipenses 2:4, NTV)
Otra vez aparece esa palabra “los demás” ¿quiénes son los demás? ¿debo pensar que el ¿O sea que el negocio de los demás es más importante que el mío? Más bien lo qué está diciendo es ¡quita los ojos sólo de ti! Deja de pensar que tú eres el centro del universo, que tú eres el más importante.
Esto tiene sentido si decimos que somos seguidores de Jesús; es Pablo diciendo “seamos lógicos” ¿no deberíamos tener la misma actitud de Jesús cuando trató a los demás? ¿no deberíamos tener la misma perspectiva en cuanto a la influencia y poder? Pablo continúa: si quieres te digo cómo usó Jesús ese poder y esa influencia:
“Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse.” (Filipenses 2:6, NTV)
Jesús, Hijo de Dios, igual a Dios de forma única. Los fariseos le preguntaban ¿eres Hijo de Dios? y Jesús no contestaba, sólo los miraba y se alejaba. Por eso lo odian tanto, por eso lo crucifican. Aunque Jesús sabía que es Hijo de Dios, nunca intentó sacar provecho para sí mismo. No dijo: Sí soy, ahora ¡sírvanme! No me molesten; ni una sola vez usó su influencia para SU propio beneficio, aunque por naturaleza es Dios, no considero eso para sacar ventaja.
En cambio nosotros ¿cuántas veces hemos querido sacar ventaja de nuestra posición? y lo aprovechamos al máximo ¡soy el ingeniero, el compadre de, el dueño de…! Pablo dice: Jesús en toda Su vida, aun siendo que tenía todo el derecho, nunca lo usó para SU ventaja, nunca hizo presunción de ser Hijo de Dios para SU beneficio.
“En cambio, renunció a sus privilegios divinos...” (Filipenses 2:7, NTV)
Se rebajó, se despojó de lo que era, se vació a sí mismo, no fue egoísta. El egoísmo es lo que causa conflictos en el matrimonio, trabajo, porque sólo una persona puede tener la razón y ¡esa soy yo! Él se vació de todo, renunció, y aunque tenía toda la autoridad, aunque todo se trata de ÉL y tenía el poder para que todo girara alrededor de ÉL ¡no lo hizo! Nunca se trató de ÉL, así como lo queremos hacer nosotros.
“… adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre,” (Filipenses 2:7, NTV)
Jesús renunció de tal manera que todos pensaron que era sólo un hombre cualquiera. Los líderes religiosos pensaron que sería como ellos y les quitaría su lugar para sacar provecho, así como ellos lo hacían. Sin embargo dejó toda SU divinidad para ser hombre y no sólo hombre, sino ¡esclavo! ¡Eso hizo con SU poder!
“se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales.” (Filipenses 2:8, NTV)
Esto es asombroso, nosotros ni siquiera queremos “humillarnos” para reconocer que ¡nos equivocamos! o como para ceder en una discusión, nos cuesta hasta para involucrarnos, comprometernos en Casa de Fe, Jesús se hizo obediente hasta la muerte y murió como morían los criminales.
No sé qué piensas hacer con el poder e influencia que tienes, pero ¡esto es lo que hizo Jesús tu Salvador, con el poder que tuvo en la tierra! Fue humilde, una humildad que se une a un poder asombroso para hacer el acto de Amor más increíble y poderoso.
Si eres escéptico, quizá te preguntes ¿cuál fue el propósito de ese sacrificio? La forma más fácil de explicarlo es: Dios está en un extremo y nosotros en el otro. Hay distancia que nos separa. Las personas hacen todo tipo de actos para poder acercarse a Dios, como: peregrinaciones, sacrificios, buenas obras, van a la iglesia; aún así, de lo que estamos seguros es que ¡hay distancia! Una separación de la que no podemos escapar ni negar. Todas esas acciones no logran eliminar la distancia, puesto que Dios es Santo y nosotros no.
Si Dios continúa conservando SU poder y gloria que merece ¡estaríamos sin oportunidad! viviríamos sin esperanza y sin poder eliminar el pecado y las consecuencias. Pasaríamos la vida y todas las generaciones preguntándonos y sin esperanza de tener respuesta a la pregunta ¿será que ya hice lo suficiente? ¿ya fueron suficientes buenas obras, sacrificios? ¿realmente estoy seguro que ya soy lo suficientemente bueno? ¡no estaríamos seguros!
La única forma de romper el poder del pecado y la desesperanza en la vida, no es intentar llegar a Dios ¡nunca lo haríamos! sino que Dios se moviera hacia nosotros, que se acercara. Y Dios no se quedó esperando que llegáramos a ÉL, sino que se acercó, prefirió buscarnos y envió a SU Hijo a este mundo, dejando SU poder, SU lugar de Honor y Gloria y vivió entre nosotros demostrando ser Hijo de Dios, pero no sólo eso, sino que hasta en su misma muerte ese viernes, pues no fue cualquier muerte, fue muerte en la cruz para pagar por el pecado y no el suyo ¡sino el nuestro! Por ese pecado que nosotros ¡nunca podríamos pagar!
La razón por la que rehusó sacar provecho de ser Dios mismo y por la que soportó la cruz, la razón por la que se vació de sí mismo y permitió ser maltratado y llevado a la cruz a ser clavado, la razón por la cuál decidió demostrar esa extraordinaria humildad, fue por su asombroso Amor por ti y por mí; eso es lo que hizo Jesús con SU poder ¿qué vas a hacer con el poder que tú tienes?
Pablo dice: no sólo veas por tus intereses, sino por los intereses de los demás, considera a los demás como mejores que tú ¡y no hay excusas! Como seguidor de Jesús nos dice ¡considera a los demás como mejores que tu! Y me quita las excusas, además sabemos que los demás son, todos los demás.
Antes de pensar un pretexto debemos recordar que “el siervo nunca es superior a su amo”, eso es lo que hizo tu Salvador por ti y por mi, así que ¡no hay excusas para no hacerlo! cuando decidimos humillarnos y lo unes con el poder que Él nos ha dado, entonces suceden cosas asombrosas y poderosas.
Quizá aun no eres o no te consideras cristiano o has rechazado el cristianismo porque has conocido cristianos que han entendido mal el poder y no han practicado para nada la humildad. Imagina lo diferente que sería nuestra ciudad, la iglesia, la cultura, el matrimonio, imagina qué diferente sería si los cristianos retomamos estos 2 principios que vemos en la humildad de la cruz y el poder de la tumba vacía y los adoptamos.
Humildad y poder extraordinarios. Si lo practicamos, nuestra familia, negocio, iglesia, sociedad será diferente, nosotros seremos diferentes. En la cruz y la tumba vacía perdemos las excusas para no hacerlo, porque el siervo nunca es mayor que el maestro. Termino con esto:
“Por lo tanto, Dios lo elevó al lugar de máximo honor y le dio el nombre que está por encima de todos los demás nombres” (Filipenses 2:9, NTV)
No se qué haces con tu influencia y poder, pero hoy aprendimos lo que hizo tu Salvador con el suyo. Y al final SU Padre reconoció SU extraordinaria humildad y SU gran poder, por eso estamos aquí, 2 mil años después, al otro lado del mundo, adorando al Salvador que resucitó.
¿Qué habría pasado si la iglesia no hubiera abandonado este mensaje? ¿qué sucederá si como Casa de Fe adoptamos estos principios y nos tratamos y amamos así? ¿cómo se verá si juntas el poder que Dios te ha dado y lo usas de manera humilde? Es mi oración que seamos esa iglesia que Oaxaca necesita tanto.
Se que esto se pondrá a prueba en el minuto que salgamos de aquí, empieza la batalla de actuar con humildad y considerar a los demás como superiores.
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