Respondiendo al Llamado de Dios
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Introducción
Hermanos y hermanas en Cristo, esta mañana nos vamos a sumergir en la profundidad y la belleza del llamado de Dios.
Cada uno de nosotros, de diversas maneras, ha sentido en algún momento el susurro de la voluntad divina en nuestras vidas. Ya sea un llamado al ministerio, un llamado a servir en una capacidad específica, o simplemente el llamado a seguirlo día a día, Dios nos llama a una relación más profunda y a una vida de servicio.
Pero, ¿cómo respondemos a ese llamado? Hoy, vamos a explorar cuatro puntos clave sobre el llamado de Dios, apoyándonos en la Escritura y buscando comprender cómo podemos vivir de acuerdo con ese llamado.
1.El llamado de Dios es personal
1.El llamado de Dios es personal
Pero ahora, oh Jacob, escucha al Señor, quien te creó. Oh Israel, el que te formó dice: «No tengas miedo, porque he pagado tu rescate; te he llamado por tu nombre; eres mío.
Dios nos llama por nuestro nombre por que el nos conoce, el llamado de Dios es personal.
2 Allí el ángel del Señor se le apareció en un fuego ardiente, en medio de una zarza. Moisés se quedo mirando lleno de asombro porque aunque la zarza estaba envuelta en llamas, no se consumía.
3 «Esto es increíble —se dijo a sí mismo—. ¿Por qué esa zarza no se consume? Tengo que ir a verla de cerca».
Cuando Dios llamó a Moisés desde la zarza ardiente, lo hizo por su nombre.
4 Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba para observar mejor, Dios lo llamó desde el medio de la zarza:
—¡Moisés! ¡Moisés!
—Aquí estoy —respondió él.
Dios no emite llamados genéricos; Él ve nuestra individualidad y nos llama por nuestro nombre, conociendo nuestras habilidades, nuestras debilidades y nuestros corazones.
Ilustración
Imaginen que en una sala llena de gente alguien grita "¡Hey, tú!" Probablemente, pocos o ninguno respondería, pero si alguien dice tu nombre, tu atención se centra. Así es el llamado de Dios: directo, personal e inconfundible.
Isaías 43:1 (NTV)
1 Pero ahora, oh Jacob, escucha al Señor, quien te creó.
Oh Israel, el que te formó dice:
«No tengas miedo, porque he pagado tu rescate;
te he llamado por tu nombre; eres mío.
Dios nos conoce
Dios anhela que nosotros desarrollemos el llamado
—¡Pero Señor! —exclamó Ananías—, ¡he oído a mucha gente hablar de las cosas terribles que ese hombre les ha hecho a los creyentes de Jerusalén!
Además, tiene la autorización de los sacerdotes principales para arrestar a todos los que invocan tu nombre.
El Señor le dijo: —Ve, porque él es mi instrumento elegido para llevar mi mensaje a los gentiles y a reyes, como también al pueblo de Israel;
y le voy a mostrar cuánto debe sufrir por mi nombre.
Les escribo, yo, el apóstol Pablo. No fui nombrado apóstol por ningún grupo de personas ni por ninguna autoridad humana, sino por Jesucristo mismo y por Dios Padre, quien levantó a Jesús de los muertos.
2. El llamado de Dios requiere obediencia
2. El llamado de Dios requiere obediencia
Y el Señor vino y llamó igual que antes: —¡Samuel! ¡Samuel! Y Samuel respondió: —Habla, que tu siervo escucha.
Samuel era un joven cuando escuchó la voz de Dios llamándolo por su nombre.
Su nombre significa pedido por Dios
El creció sirviendo en el tabernáculo sirviendo con Eli el sumo sacerdote en el tabernáculo hasta que Dios los llamo para ser un profeta.
Al principio no entendió, pero al darse cuenta de que era Dios quien lo llamaba, su respuesta fue de completa disposición y obediencia.
Dios actuó por medio de Samuel porque él estaba dispuesto a ser un siervo de Dios.
Imaginen que están en un barco durante una tormenta feroz. Escuchan una voz que les guía hacia el puerto seguro. Ignorar esa voz podría significar naufragar, pero obedecer, aunque sea difícil, los llevará a la seguridad. Así es cuando respondemos al llamado de Dios, a menudo en medio de las tormentas de la vida, con fe y obediencia.
Dios no obliga a nadie.
Él nos permite el libre albedrío, es decir, decidir por nosotros mismos.
El llamado de Dios es para los que decidiremos abrí el corazón y obedecerlo.
Sé fuerte y muy valiente. Ten cuidado de obedecer todas las instrucciones que Moisés te dio. No te desvíes de ellas ni a la derecha ni a la izquierda. Entonces te irá bien en todo lo que hagas.
Nunca se aparte de tu boca este libro de la Ley; más bien, medita en él de día y de noche, para que guardes y cumplas todo lo que está escrito en él. Así tendrás éxito y todo te saldrá bien.
Servir a Dios siempre ha sido una honra que todos debemos anhelar .
La obediencia es vista como una respuesta de amor y confianza hacia Dios.
Amar a Dios significa seguir sus mandamientos y vivir de acuerdo con sus deseos, que se creen están diseñados para nuestro bien.
Proverbios 1:24 (NTV)
24 »Los llamé muy a menudo pero no quisieron venir;
les tendí la mano pero no me hicieron caso.
3.El llamado de Dios es a menudo desafiante
3.El llamado de Dios es a menudo desafiante
Mateo 4:19–20 (NTV)
Jesús los llamó: «Vengan, síganme, ¡y yo les enseñaré cómo pescar personas!».
Y enseguida dejaron las redes y lo siguieron.
Al instante dejaron las redes y lo siguieron. RV 1960
Los discípulos dejaron todo para seguir a Jesús.
Su llamado a menudo implica dejar atrás lo cómodo y conocido para embarcarnos en una jornada de fe que nos desafía a crecer espiritualmente y a confiar en Él.
Es como si te invitaran a escalar una montaña. Miras la cima y te parece inalcanzable. Pero, paso a paso, con esfuerzo y guiados por un líder confiable, logras llegar a la cumbre y la vista es inigualable. El llamado de Dios es esa escalada; difícil, pero con una recompensa eterna.
“He aquí, yo los envío como a ovejas en medio de lobos. Sean, pues, astutos como serpientes y sencillos como palomas.
Los desafíos son extraordinarios pero vale la pena
vale la pena servir a Dios con nuestra vida
Vale la pena ser perseguidos por el nombre
“Bienaventurados son cuando los vituperen y los persigan, y digan toda clase de mal contra ustedes por mi causa, mintiendo.
Gócense y alégrense, porque su recompensa es grande en los cielos; pues así persiguieron a los profetas que fueron antes de ustedes.
Vale la pena darle nuestro tiempo a Dios desgastarnos para el.
ir la milla extra
predicar en tiempo y fuera de tiempo.
Jesus promete recompensas
De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad.
Entonces Pedro le dijo: —Nosotros hemos dejado todo para seguirte. ¿Qué recibiremos a cambio?
Jesús contestó: —Les aseguro que, cuando el mundo se renueve y el Hijo del Hombre se siente sobre su trono glorioso, ustedes, que han sido mis seguidores, también se sentarán en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
Y todo el que haya dejado casas o hermanos o hermanas o padre o madre o hijos o bienes por mi causa recibirá cien veces más a cambio y heredará la vida eterna.
Pero muchos que ahora son los más importantes, en ese día serán los menos importantes, y aquellos que ahora parecen menos importantes, en ese día serán los más importantes.
4.El llamado de Dios es para servir a otros
4.El llamado de Dios es para servir a otros
Dios, de su gran variedad de dones espirituales, les ha dado un don a cada uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los otros.
Cada uno debe usar los dones que ha recibido para servir a los demás, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas."
El apóstol Pablo usó sus muchos talentos y conocimientos para establecer iglesias y escribir cartas que servirían para edificar a creyentes durante siglos.
Su vida fue un ejemplo de cómo el llamado de Dios nos posiciona para servir y bendecir a otros.
El llamado de Dios puede manifestarse en actos de servicio y amor al prójimo
Hay distintas clases de dones espirituales, pero el mismo Espíritu es la fuente de todos ellos.
Hay distintas formas de servir, pero todos servimos al mismo Señor.
Dios trabaja de maneras diferentes, pero es el mismo Dios quien hace la obra en todos nosotros.
A cada uno de nosotros se nos da un don espiritual para que nos ayudemos mutuamente.
A uno el Espíritu le da la capacidad de dar consejos sabios; a otro el mismo Espíritu le da un mensaje de conocimiento especial.
A otro el mismo Espíritu le da gran fe y a alguien más ese único Espíritu le da el don de sanidad.
A uno le da el poder para hacer milagros y a otro, la capacidad de profetizar. A alguien más le da la capacidad de discernir si un mensaje es del Espíritu de Dios o de otro espíritu. Todavía a otro se le da la capacidad de hablar en idiomas desconocidos, mientras que a otro se le da la capacidad de interpretar lo que se está diciendo.
Es el mismo y único Espíritu quien distribuye todos esos dones. Sólo él decide qué don cada uno debe tener.
El cuerpo humano tiene muchas partes, pero las muchas partes forman un cuerpo entero. Lo mismo sucede con el cuerpo de Cristo.
Ilustración
Imaginen una orquesta. Cada músico tiene un papel específico, una parte única que tocar. Cuando cada uno se enfoca en su partitura y sigue sus notas todo va a sonar en armonía.
DIOS
Igualmente con Dios metafóricamente hablando Dios tiene la partitura completa y sabe cómo sortear puede encajar armónicamente en el conjunto. Dios invita a cada músico a unirse a la orquesta y a seguir su dirección para crear una sinfónica hermosa.
LOS MÚSICOS O LAS PERSONAS
Cada músico tiene la libertad de aceptar la invitación y el allanado para unirse a la orquesta
Al hacerlo cada uno debe aprender a leer partituras y practicar su instrumento para seguir la batuta de director
Cada personas tiene que entender y buscar la voluntad de Dios
Cada miembro tenemos que desarrollar los dones y habilidades q Dios nos dio.
Y debemos obedecer a Dios y seguir su guía.
El llamado de Dios es personal
El llamado de Dios es personal
El llamado de Dios requiere obediencia
El llamado de Dios requiere obediencia
El llamado de Dios es a menudo desafiante
El llamado de Dios es a menudo desafiante
El llamado de Dios es para servir a otros
El llamado de Dios es para servir a otros
Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí.