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10 Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Es importante definir quien busca a quien.
2 Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido, Que buscara a Dios.
3 Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
Entonces el concepto de que somos buenos no es real. EL ser humano está corrompido por naturaleza.
Por lo tanto, es normal no buscar a Dios.
Si usted está aquí es por que Dios despertó el deseo sobrenatural de encontrarse con el.
Usted no le busca, El hace una cita con usted.
Usted no le busca, El hace una cita con usted.
una cita en medio de su dolor, en medio de la depresión, en medio de la crisis.
Ya el conocía tu proceso y allí el fue y te habló.
Como la mujer en el pozo la cual salió un día para ella normal y Cristo lo convirtió en un día de llamado, sanidad y salvación.
Quién se perdió fue el hombre en Edén, por lo tanto necesitaba a alguien que lo rescatara.
El hombre no puede rescatarse así mismo ni un hombre puede rescatar otro hombre.
Cualquier rescate fuera de Cristo siempre será uno pasajero.
Cualquier rescate fuera de Cristo siempre será uno pasajero.
Hay tres parábolas que hablan de perderse.
Una la tocamos el domingo cuando hablamos del hijo pródigo y como estaba muerto, aun cuando vivía su vida a su manera.
Vivir la vida a nuestra manera es vivir una vida muerta, tiene sentido para otros pero para Dios estás muerto.
Vivir la vida a nuestra manera es vivir una vida muerta, tiene sentido para otros pero para Dios estás muerto.
Solo cuando llegas a casa(Cristo) es que tu vida cambia.
Las otras dos parábolas son las siguientes:
Oveja perdida.
3 Entonces Jesús les contó la siguiente historia:
4 «Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, ¿qué hará? ¿No dejará las otras noventa y nueve en el desierto y saldrá a buscar la perdida hasta que la encuentre?
5 Y, cuando la encuentre, la cargará con alegría en sus hombros y la llevará a su casa.
6 Cuando llegue, llamará a sus amigos y vecinos y les dirá: “Alégrense conmigo porque encontré mi oveja perdida”.
7 De la misma manera, ¡hay más alegría en el cielo por un pecador perdido que se arrepiente y regresa a Dios que por noventa y nueve justos que no se extraviaron!
Esta oveja pertenecía al Pastor, pero estaba fuera de su lugar de origen.
Hay personas que no saben que son esa oveja perdida. Que tiene un lugar en la casa, que pertenece y que tiene dueño.
Todos en algún momento fuimos esa oveja o tal vez aun la somos.
Todos en algún momento fuimos esa oveja o tal vez aun la somos.
La otra parábola es la de la moneda perdida.
8 »O supongamos que una mujer tiene diez monedas de plata y pierde una. ¿No encenderá una lámpara y barrerá toda la casa y buscará con cuidado hasta que la encuentre?
9 Y, cuando la encuentre, llamará a sus amigos y vecinos y les dirá: “¡Alégrense conmigo porque encontré mi moneda perdida!”.
10 De la misma manera, hay alegría en presencia de los ángeles de Dios cuando un solo pecador se arrepiente».
Lo interesante de está parábola es donde se pierde la moneda. La oveja se pierde afuera, el hijo se pierde afuera pero la moneda se pierde adentro.
Es pecado (no dar al blanco) perderse dentro de la casa.
Cuando nos perdemos dentro es cuando le perdemos sentido a las cosas de adentro de la casa. Perdemos el sentido de por que estamos.
Nos perdemos cuando nuestra visión se nubla. Cuando las situaciones nos hacen quedar ciegos aun cuando estamos con los ojos abiertos!
Nos perdemos cuando nuestra visión se nubla. Cuando las situaciones nos hacen quedar ciegos aun cuando estamos con los ojos abiertos!
Aún así, El no sigue buscando!!!
¿Como regreso cuando me perdí en la casa? Reconociendo que estás perdido.
7 Antes creía que esas cosas eran valiosas, pero ahora considero que no tienen ningún valor debido a lo que Cristo ha hecho.
8 Así es, todo lo demás no vale nada cuando se le compara con el infinito valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él, he desechado todo lo demás y lo considero basura a fin de ganar a Cristo
9 y llegar a ser uno con él. Ya no me apoyo en mi propia justicia, por medio de obedecer la ley; más bien, llego a ser justo por medio de la fe en Cristo. Pues la forma en que Dios nos hace justos delante de él se basa en la fe.
10 Quiero conocer a Cristo y experimentar el gran poder que lo levantó de los muertos. ¡Quiero sufrir con él y participar de su muerte,
11 para poder experimentar, de una u otra manera, la resurrección de los muertos!
12 No quiero decir que ya haya logrado estas cosas ni que ya haya alcanzado la perfección; pero sigo adelante a fin de hacer mía esa perfección para la cual Cristo Jesús primeramente me hizo suyo.
13 No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro sólo en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así
14 avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús.