Serie: Los requisitos del oficio pastoral - 1 Ti. 3:1–7 (2)
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Tema: “Apto para enseñar, no dado al vino, no pendenciero” (1 Ti. 3:2c–3)
Tema: “Apto para enseñar, no dado al vino, no pendenciero” (1 Ti. 3:2c–3)
Apto para enseñar
Apto para enseñar
Biblia de estudio MacArthur (Chapter 3)
apto para enseñar. Solo se emplea aquí y en 2 Timoteo 2:24. Es la única calificación que se relaciona con los talentos y dones espirituales de un anciano, y la única que distingue a los ancianos de los diáconos. La predicación y la enseñanza de la Palabra de Dios es el deber principal del supervisor, pastor y anciano (2 Ti. 4:6, 11, 13; 5:17; 2 Ti. 2:15, 24; Tit. 2:1).
1 y 2 Tesalonicenses, 1 y 2 Timoteo, Tito (EL CARÁCTER MORAL DE UN GUÍA ESPIRITUAL)
El obispo de la iglesia debe estar apto para enseñar. Aquí está el único requisito que se relaciona específicamente con sus dones y funciones. Didaktikos (apto para enseñar) aparece solo aquí y en 2 Timoteo 2:24 en el Nuevo Testamento. Un anciano debe ser un maestro capaz, que se esfuerce en sus estudios y en su exposición (cp. 5:17). Este es el requisito que lo pone aparte de los diáconos. De modo que, como se observa a continuación, la primera tarea del obispo es predicar y enseñar la Palabra de Dios, tener el don para esto es importante.
Algunos pudieran preguntarse por qué Pablo incluye este requisito en medio de una lista de cualidades morales. Lo hace porque la enseñanza eficaz se teje en el carácter moral del maestro. Lo que el hombre es no puede estar divorciado de lo que dice. “El que siente como habla”, escribe Richard Baxter, “seguramente obrará como habla” (The Reformed Pastor [El pastor reformado], 63).
Predicar y enseñar la Palabra de Dios es la tarea principal de los ancianos (1 Ti. 4:6, 11, 13, 16; 5:17; 2 Ti. 2:15, 24; Tit. 2:1). Es por ese propósito que fueron dados a la iglesia (Ef. 4:11–14). Aunque todos los creyentes son responsables de trasmitir las verdades que han aprendido en la Palabra de Dios, no todos tiene el don de predicar o enseñar (1 Co. 12:29). Sin embargo, los que anhelan el trabajo pastoral deben tener tal don.
¿Qué criterios seguir para identificar a un hombre como un maestro capaz?
En primer lugar, como se observó antes, un maestro capaz debe tener el don de la enseñanza. No es la habilidad natural que hace de alguno un buen maestro; el don de enseñar es la capacidad que da el Espíritu Santo para enseñar con eficiencia las verdades de la Palabra de Dios. Timoteo tenía el don de la enseñanza (1 Ti. 4:14; 2 Ti. 1:6).
En segundo lugar, un maestro capaz debe tener una profunda comprensión de la doctrina. “Un buen ministro de Jesucristo”, escribió Pablo a Timoteo en 1 Timoteo 4:6, “[está] nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina”. Richard Baxter escribe:
No debe ser un bebé en cuanto a conocimiento, el que enseñará a los hombres todas esas cosas misteriosas que deben conocerse para la salvación. ¡Oh, qué requisitos se necesitan para un hombre que tiene sobre sí una responsabilidad como la que nosotros tenemos! ¡Cuántas dificultades sobre la divinidad para resolver! ¡Y estas también sobre los principios fundamentales de la religión! ¡Cuántos textos oscuros de la Biblia que explicar! ¡Cuántas tareas a realizar en las que nosotros y otros pudieran zozobrar, si en la materia, en el método y en el propósito, no estamos bien informados! ¡Cuántos pecados a evitar, lo cual, sin comprensión y previsión, no se puede lograr! ¡Cuántas tentaciones sutiles y engañosas deben quedar descubiertas ante los ojos de nuestro pueblo, para que puedan escapar de ellas! ¡Cuántos casos de conciencia graves y hasta intrincados tenemos que resolver casi a diario! ¿Y puede un hombre inexperto e incompetente realizar tanto trabajo, y un trabajo como este? (The Reformed Pastor [El pastor reformado], 68–69)
Cuanto más profunda sea la reserva de conocimiento doctrinal que tiene un hombre, tanto más calificada y pertinente será su enseñanza.
En tercer lugar, un maestro capaz debe tener una actitud de humildad. Enseñar la verdad con una actitud arrogante solo serviría para socavar la misma verdad que se enseña. Pablo le recordó a Timoteo que “el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad” (2 Ti. 2:24–25).
En cuarto lugar, un maestro capaz se caracteriza por una vida de santidad. Pablo exhortó a Timoteo: “Ejercítate para la piedad” (1 Ti. 4:7), y a “[seguir] la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre” (1 Ti. 6:11). Debe ser creíble y vivir lo que enseña. Pablo exhortó a Timoteo a que fuera “ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Ti. 4:12). El maestro debe ser el prototipo de lo que les pide a las personas que sean.
En quinto lugar, un maestro capaz debe ser un estudiante diligente de la Biblia. En el conocido pasaje de 2 Timoteo 2:15, Pablo escribe: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”.
En sexto lugar, un maestro capaz debe evitar el error. Este criterio está estrechamente relacionado con el número tres y el número cinco mencionados anteriormente. Es algo trágico cuando los hombres, buscando preparación para el ministerio, asisten a una escuela que no honra la Palabra de Dios. Aunque puedan sobrevivir con el fundamento de su fe intacto, perderán casi invariablemente sus convicciones. Pablo repetidamente advierte a Timoteo que evite las falsas doctrinas (1 Ti. 4:7; 6:20; 2 Ti. 2:16), un consejo sabio para nosotros también.
Por último, un maestro capaz debe tener valentía y convicciones firmes. No debe abandonar la verdad y naufragar en su fe (cp. 1 Ti. 1:18–19; 4:11, 13). Al final de su ministerio, debe poder decir como Pablo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” (2 Ti. 4:7).
“Apto para enseñar” concordancia griega:
1308. διδακτικός apto para enseñar (se utiliza en) 1 Timoteo 3:2“2 Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;”
2 Timoteo 2:24 “24 Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido;”
Raíz griega para el término utilizado en 1 Ti. 3:2 y 2 Ti. 2:24:
Diccionario Strong de Palabras Originales del Antiguo y Nuevo Testamento (1317. διδακτικός didaktikós [pronunciación])
1317. διδακτικός didaktikós; de 1318; instructivo («didáctico»):—apto para enseñar
Rastreo de la raíz griega en su conjugación y raíz primaria:
Diccionario Strong de Palabras Originales del Antiguo y Nuevo Testamento (1318. διδακτός didaktós)
1318. διδακτός didaktós; de 1321; (subj,) instruido, u (obj.) comunicado por enseñanza:—enseñado.
1319. διδασκαλία didaskalía; de 1320; instrucción (la función o la información):—enseñanza, enseñar, doctrina.
1320. διδάσκαλος didáskalos; de 1321; instructor (gen. o espec.):—doctor, maestro, padre (de familia
1321. διδάσκω didásko; forma prol. (caus.) de un verbo prim. δάω dáo (aprender); enseñar (en la misma aplicación amplia):—enseñar, instruir, aprender.
1 y 2 Tesalonicenses, 1 y 2 Timoteo, Tito MODALES AMABLES
El predicador responsable y fiel también debe ser apto para enseñar. Esa frase traduce el adjetivo griego singular didaktikos, que conlleva la idea de ser muy hábil en la enseñanza. La única otra vez que se usa en el Nuevo Testamento está en la primera carta de Pablo a Timoteo, donde se aplica también a los ancianos (1 Ti. 3:2). El término no se refiere tanto a poseer un conocimiento o comprensión amplios, sino a tener una capacidad notoria para comunicar eficazmente cualquier conocimiento y comprensión que pueda tenerse, en este caso el conocimiento y la comprensión de la Palabra de Dios.
Podemos conciliar la idea “apto para enseñar” con lo que Pablo comunicó a Tito en Tito 1:9 “9 retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen.”
Observaciones al texto:
Para exhortar con sana enseñanza es necesario, primero, ser retenedor de la palabra fiel [énfasis añadido por Pablo] tal como ha sido enseñanda.
Vemos que la función “apto para enseñar” presupone un aprendizaje y retención de la palabra… en última instancia, un maestro es un alumno (aprendiz).
La palabra “retenedor” proviene del griego ἀντέχομαι (antechomai), ἀντέχω (antechō): vb.; ≡ Strong 472; TDNT 2.827— 2. LN 31.49 aferrarse a una creencia, servir con devoción, mantenerse firme (Mt 6:24; Lc 16:13; Tit 1:9+)
La “Palabra fiel”, “sana enseñanza” lleva a “buenas obras”.
Vamos a llegar a que la “aptitud” para enseñar requiere dos cosas, un contenido (la Palabra) y una forma (transmitir eficazmente ese contenido).
¿Cómo se transmite ese contenido?
Palabra y obra.
Reina Valera Revisada (1960) (Capítulo 1)
Tito 1:16 Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra. [Contrastar con 1 Timoteo 3:1 “1 Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.”]
Tito 2:1 Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina.
Reina Valera Revisada (1960) (Capítulo 2)
Tito 2:7 presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, 8 palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros
Ejemplo: 5179. τύπος túpos; de 5180; cuño (como golpeado), i.e. (por impl.) sello o cicatriz; por anal. forma, i.e. estatua, (fig.) estilo o semejanza; espec. muestra («tipo»), i.e. modelo (por imitación) o instancia (para advertencia):—ejemplo, figura, forma, lugar, modelo, señal, término.
Enseñanza: 1319. διδασκαλία didaskalía; de 1320; instrucción (la función o la información):—enseñanza, enseñar, doctrina.
- Proveniente de: 1320. διδάσκαλος didáskalos; de 1321; instructor (gen. o espec.):—doctor, maestro, padre (de familia).
No dado al vino
No dado al vino
1 y 2 Tesalonicenses, 1 y 2 Timoteo, Tito (EL CARÁCTER MORAL DE UN GUÍA ESPIRITUAL)
Otro requisito para el que desea ser un anciano es no debe ser dado al vino. Esta característica no está relacionada con el hecho de emborracharse. Es obvio que alguien dado a la embriaguez de ninguna manera sería competente para el ministerio. Un anciano que no [es] dado al vino es un hombre que no tiene fama de bebedor. No frecuenta los bares ni participa en escenas asociadas con la bebida.
La Biblia señala las trágicas consecuencias cuando los pastores son borrachos. Isaías acusa a los guías espirituales de Israel por este mismo pecado: “Pero también éstos erraron con el vino, y con sidra se entontecieron; el sacerdote y el profeta erraron con sidra, fueron trastornados por el vino; se aturdieron con la sidra, erraron en la visión, tropezaron en el juicio” (Is. 28:7). Isaías 56:9–12 añade:
Todas las bestias del campo, todas las fieras del bosque, venid a devorar. Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir. Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado. Venid, dicen, tomemos vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como este, o mucho más excelente.
El borracho no tiene lugar alguno en el ministerio. Es un ejemplo muy pobre, y de seguro será la causa de serio pecado y desastre en la vida de los demás que sigan su ejemplo como bebedores, justificando su indulgencia por la actitud de su líder. Un líder debe ser un hombre cuyas compañías son radicalmente diferentes de las del mundo, y cuyo ejemplo guíe a otros a una conducta recta, no al pecado.
En los tiempos antiguos la mayoría de las personas tomaban vino, ya que este era el líquido básico para beber. El agua era impura, y mezclar el vino con agua no solo suavizaba significativamente el contenido de alcohol, sino que purificaba el agua. Una mezcla de ocho partes de agua y una de vino era algo común, para evitar cualquier efecto de disolución. Timoteo estaba incluso renuente a tomar el vino mezclado, para no ser un ejemplo que hiciera tropezar a alguno. Así que, él estaba comprometido con la abstinencia, y Pablo tuvo que decirle: “Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades” (1 Ti. 5:23). Tomar solamente agua estaba contribuyendo a su pobre salud.