La Circuncisión hecha sin manos

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La circunsición de Cristo una circunsición hecha sin manos. Colosenses 2:11

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Colosenses 2:11 RVR60
11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo;

INTRODUCCIÓN

En el mensaje anterior sobre el tema de la circuncisión que el apóstol va a tratar en este texto, refrescábamos nuestra memoria en cuanto a la práctica de la circuncisión en tiempos del AT.
Aprendíamos que la circuncisión, era una señal del pacto de Dios, con Abraham y su generación.
Luego, Dios incorporó el rito de la circuncisión en la ley dada por medio de Moisés.
Y para el tiempo de Cristo, la circuncisión era un asunto notorio y una tradición fundamental.
De manera que desde el principio, la circuncisión constituía para el pueblo de Dios, la señal de su relación especial con el Dios de Abraham. Y también constituía para Israel su incorporación al pacto que Dios hizo con Abraham.
También decíamos que el simbolismo del rito consistía en el repudio de la carnalidad, con el fin de ser un pueblo puro y santo para Dios.
En otras palabras, para toda persona formada en la ley del Antiguo testamento, la circuncisión constituía la marca indispensable del pueblo elegido, la manera autorizada de renunciar al pecado y a la mundanalidad e integrarse en la familia de Dios.
Es por esta razón, que cuando los judíos se convertían al evangelio de Cristo, tuvieron grandes dificultades en aceptar como verdaderos miembros del cuerpo de Cristo, a gentiles que no hubieran sido circuncidados.
Eso era un verdadero problema en las Iglesias establecidas, en la actual Turquía y las regiones gentiles alrededor de Israel.
Y el apóstol Pablo es la persona a la que Dios va a usar para revelar el misterio y resolver este asunto.
Y en nuestro texto el apóstol resuelve este asunto, básicamente diciendo que hay una nueva circuncisión.
A esta nueva circuncisión el apóstol la llama;

LA CIRCUNCISIÓN DE CRISTO

Colosenses 2:11 RVR60
11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo;
En este mensaje vamos a ver tres frases que vienen a determinar cómo es la circuncisión del nuevo pacto de Dios.

En primer lugar, es una circuncisión en Cristo, en nadie más.

Si usted nota en el texto, Pablo claramente le recuerda a los creyentes que ha sido en Él.
En Cristo, estamos completos. Y ahora, nos dice que en Él fuimos circuncidados.
De esta manera comienza nuestro texto. Es decir, la auténtica circuncisión tuvo lugar en nosotros cuando fuimos incorporados en Cristo al creer en Él.
Pablo explicará con más detalle lo que quiere decir con esto en la última parte del versículo, al hablarnos de «la circuncisión de Cristo».
De momento, tomemos nota de que Pablo está diciendo que Cristo no sólo tiene toda la plenitud de Dios (por lo cual no hay recursos espirituales fuera de él), sino que es el único que puede llevar a cabo nuestra auténtica purificación y quitar de nosotros la «carne de pecado» (por lo cual no hay circuncisión válida fuera de él).
Abraham fue el receptor de la primera circuncisión en la carne; y ellos debían hacerlo.
Sin embargo, el que nos otorga la nueva y verdadera circuncisión del corazón no es otro, sino Cristo, el Hijo de Dios. Y es a través de la fe en Cristo que somos purificados y apartados para Dios.
En su exposición en el libro de Romanos, Pablo nos revela algo que nos enseña la verdad Bíblica que quiero acentuar aquí.
Romanos 4:9–12 RVR60
9 ¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia. 10 ¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión. 11 Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia; 12 y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado.
Después de describir la bendición de la justificación y el perdón en los versículos 6-8, Pablo pregunta en el versículo 9, ¿Es pues ésta bendición sólo para los circuncisos, o también para los incircuncisos?
La respuesta de Pablo hermanos es contundente.
Su respuesta tiene dos pasos y una conclusión.
Primero, en el versículo 9 nos dice que la fe de Abraham le fue contada por justicia, al padre de todo el pueblo judío, se le justificó por su fe en Dios. Eso es evidente en Génesis 15:6.
Segundo, en el versículo 10. Pablo pregunta, ¿Cómo, pues, le fue contada?, ¿estando en la circuncisión, o en la incircuncisión?
Y él mismo responde diciendo: No en la circuncisión es decir, no siendo circunciso, sino en la incircuncisión, es decir, siendo Abraham incircunciso. Abraham fue declarado justo por la fe y eso ocurrió antes de Génesis 17. Donde Dios instituye la práctica de la circuncisión.
De manera que hermanos, la bendición de estar bien delante de Dios y de ser aceptados por Él, no llegó por medio de la circuncisión. Vino antes de la circuncisión e independientemente de la circuncisión.
Vino por fe aparte de las obras. Esto es lo que Pablo quiere demostrar y por eso él ha predicado en contra de este empeño judío, religioso de imponer una práctica que no es necesaria para un creyente.
Nuestra aceptación delante de Dios, no es algo que logramos por medio de vivir de una manera especifica o por medio de practicar ciertos rituales religiosos, y no me mal entiendas, se nos exhorta a vivir de una manera piadosa, somos llamados a vivir en este mundo como hijos de Dios, lejos del pecado, pero esto no nos justifica delante de Dios.
Nuestra aceptación delante de Dios la obtenemos gratuitamente, por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús. a quién Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre.
Por eso decimos que es una circuncisión en Cristo. La anterior no efectuaba ninguna purificación verdadera, tampoco era un requisito para ser justificado. Está si.
Es en Cristo, y sólo en Cristo, como podemos conseguir separarnos de las impurezas de nuestra naturaleza caída. Es en Cristo como podemos adquirir una limpieza total y para siempre de nuestros pecados, a eso se le llama ser justificados o declarados justos delante de Dios.
De manera que si Cristo no es la persona en la cual usted ha depositado toda su confianza para ser salvo, arrepintiéndose de sus pecados, entonces usted está muerto en sus delitos y pecados rumbo a una eterna separación de Dios. Esto no va de ritos, esto no va de religión, esto no va de mandamientos de hombres, Si no os arrepentís todos pereceréis dijo el Señor.

En segundo lugar, es una circuncisión hecha sin manos, no con manos.

La operación a la que se nos somete en Cristo, es una circuncisión «no hecha con manos». Es decir, es una circuncisión claramente diferenciada de la del Antiguo Pacto, aquella era «hecha por manos en la carne».
Efesios 2:11 RVR60
11 Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne.
La frase no hecha con manos tiene al menos dos connotaciones: por un lado indica que no es una circuncisión física y externa, sino espiritual, moral e interna; por otro lado, indica que es una obra divina, no humana.
Como decíamos la vez anterior en referencia a Romanos 2:29
Romanos 2:29 RVR60
29 sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.
Se trata de una circuncisión del corazón, hecha por el Espíritu Santo que nos regenera y santifica, la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.
Esto es lo que Moisés y los profetas habían previsto. Una circuncisión externa, hecha por manos en la carne, no purifica a nadie. Sólo nos vale una obra de Dios llevada a cabo en el hombre interior
Deuteronomio 30:6 RVR60
6 Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.
No hay nada que el ser humano egocéntrico y pecador pueda hacer para estar limpio delante de Dios, nada. Somos incapaces de amar a Dios y vivir para Él no importa cuan religiosos lleguemos a ser.
La Biblia dice, no me importa lo que tu digas, pero la Biblia dice, que nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero.

Y en tercer y último lugar, la circuncisión de Cristo es una circuncisión completa, no parcial.

Colosenses 2:11 RVR60
11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo;
No se trata de la eliminación del prepucio, sino de la eliminación del “cuerpo de carne”. Nuestro texto lo explica bastante bien.
La palabra echar viene del sustantivo griego άπέκδυσις APEKDYSIS que también se traduce como, despojarse, o desvestir. Esta palabra tiene el sentido de perder un estado, que habla del acto de abandonar un determinado estado o condición.
Y de ¿cuál condición esta hablando el texto? De nuestro cuerpo pecaminoso carnal.
De manera que, en la circuncisión de Cristo los creyentes comparecemos ahora delante de Dios despojados de nuestros trapos de inmundicia y se nos ha investido de la justicia de Cristo. Ahora no soy inmundo, ahora no soy un pecador, ahora no soy un incircunciso, ahora no soy un pagano, ahora no soy un ajeno a Dios sino que en Cristo y por la fe en Su nombre he sido limpio y santificado completamente. ¡Qué Bendición!.
El judío del Antiguo Pacto, estaba ante Dios con sólo una limpieza simbólica y una circuncisión parcial; Nosotros, en cambio, hemos sido completamente limpiados y circuncidados por Cristo.
No solo estoy completo en Él, sino que también he sido despojado de mi condición pecaminosa, por medio de la circuncisión no hecha a mano, la circuncisión de Cristo.
Ahora Dios nos declara “perfectos para siempre”.
Hebreos 10:14 RVR60
14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
Esa es la verdadera condición de un creyente en Cristo.
Dios no soluciona el problema de nuestra pecaminosidad colocándonos parches, sino mediante una nueva creación en Cristo.
En Cristo, Dios no quita una parte de nuestra inmundicia, sino que ha quitado de nosotros todos nuestros pecados y los a arrojado como dijo el profeta Miqueas a las profundidades del mar.
Termino con este texto del profeta Isaías.
Isaías 43:25 RVR60
25 Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.
El perdón que hemos recibido ha sido completo, no parcial.

CONCLUSIÓN

Como decía al principio, si Cristo no es la persona en la cual usted ha depositado toda su confianza para ser salvo, arrepintiéndose de sus pecados, entonces usted está muerto en sus delitos y pecados rumbo a una eterna separación de Dios.
No hay nada que el ser humano egocéntrico y pecador pueda hacer para estar limpio delante de Dios, nada.
¿Quiere usted realmente ser limpio de todos sus pecados? Venga a Cristo este día y arrepiéntase de sus pecados y seras despojado de tu pecaminosidad por completo.
Y si usted esta en Cristo y ya es un creyente, la exhortación recuerde que está dirigida a usted.
Estamos completos en Cristo, has sido despojado de tus pecados, y limpio, ¿por qué insistimos en vivir con esa ropa vieja?
No impongas ritos, ni practicas de hombre a aquellos que ya Dios justificó y perdonó por completo.
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