Resurrección por el poder de Dios

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Comentario para la Clase de escritos paulinos

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Introducción

En nuestro comentario abarcaremos la expresión de San Pablo presente en Romanos 8:11 que reza así
“Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a sus cuerpos mortales por su Espíritu que habita en ustedes.”
Presenta la de forma sintética las consecuencias de una vida entregada a Cristo. El mismo texto abarca la vida en Cristo. Pablo sostiene que la novedad de la vida procede de Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos y que también dará vida a través del Espíritu (Rm 8:2).
El Espíritu siempre está unido a la obra salvífica de Cristo y como consecuencia de esto quien no tiene el Espíritu de Cristo no pertenece a Cristo (Rm 8:9).
Veremos cómo Pablo utiliza el término πνεῦμα no en el sentido helenístico griego de su tiempo, sino en el sentido de manifestación apocalíptica del tiempo final (cf. Hechos) en la línea de la concepción del AT. Sin embargo, en el AT, el Espíritu era una manifestación escatológica, mientras que para el cristianismo del tiempo de Pablo, se trata de un acontecimiento que ya ha tenido lugar. Así pneuma se usa para expresar la nueva presencia y actividad del Resucitado dentro de su comunidad.

Contexto del versículo

Pablo pasa del triunfo del espíritu de Cristo sobre la carne en la vida presente al triunfo del mismo espíritu sobre la muerte, esto se revela en sí en la resurrección del cuerpo muerto.
El espíritu de Cristo que vive en nosotros es la señal de que participamos en esa resurrección. El argumento del Apóstol que implica aquí, que pasa de la victoria del Espíritu Santo residente sobre el cuerpo vivo (Rm 1-8), a la victoria del mismo Espíritu sobre el cuerpo muerto, (Rm 9-11), es impresionante, y el gran abismo que separa a ambos no debe pasarse por alto. Pablo lo toma con calma. Por ejemplo esto se puede ver mejor en 1 Corintios 15.

Análisis del texto

“Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes”
Con esta frase ya desde un primer momento se debe notar el uso del nombre de Jesús, como el individuo histórico que Dios levantó de los muertos. Más adelante Pablo le llamará Cristo, el mismo individuo, considerado como el Señor y Cabeza de todos sus miembros, o sea, de la humanidad redimida.
La atención se centra en este Espiritu. Cuyo poder obra en toda la escritura. Si vamos su uso para Pablo el uso de este Espirtu que obra reclama a muchos pasajes de la escritura que le hace eco por ejemplo es el mismo espíritu actúa en Romanos 8:14“En efecto, todos los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios son hijos de Dios”; o como se lee en 1 Corintios 12:3 “Por eso les hago saber que nadie, movido por el Espíritu de Dios, puede decir: «¡Maldito sea Jesús!»; y nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!» sino movido por el Espíritu Santo”; o aun más en Gálatas 5:18 “Pero, si son guiados por el Espíritu, no están bajo la ley.”
Como vemos este Espiritu en su pensamiento no aparece como algo físico, sino como poder de Dios o la acción de Dios mismo que con propia acción mueve al cristiano a la acción como se puede leer en Romanos 8:10 “mas si Cristo está en ustedes, aunque el cuerpo haya muerto ya a causa del pecado, el espíritu es vida a causa de la justicia.” y 1 Corintios 14:2 “Pues el que habla en lenguas no habla a los hombres sino a Dios. En efecto, nadie lo entiende: dice en espíritu cosas misteriosas.” . Así se puede seguir citando muchos otros pasajes en la que podemos ver esta acción del Espiritu como son Lc 2:25; Lc 4:18; Jn 6:63; 1 P 4:14; 1 Jn 5:6 para citar algunos más.
Este espíritu en Pablo no es un mero deseo es acción de Dios en el hombre. Es poder de Dios en el hombre y a favor del hombre. Es el mismo espíritu que en es Dios (1Jn 4:2). En esta pequeña frase Pablo nos deja ver un Espiritu que como reza 1 Corintios 12:13 “Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.”
En pocas palabras como se lee en muchas otros textos de Pablo, el Espiritu aparece como un estimulo o poder de Dios, porque él mismo es Dios. Pero aun más que poder aparece como persona, por ejemplo, en 1 Corintios 7:40 recomienda una forma de vida; en 2Co 4:13 es el que mueve a predicar y a creer.
Pero no solo este versículo presenta al Espiritu sino también su acción “resucitar”. Este es el fruto del poder el Espiritu. En la palabra ἐγείρω citándola como acción del Espiritu podemos leerla en el completo de todos los escritos de Pablo por ejemplo en Rm 4:25 “quien fue entregado por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación”; en Rm 8:34¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, e intercede por nosotros?”; en 1Co 6:14 “Y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros mediante su poder”; o en 1Co 15:13 “Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó” y podemos seguir citando por ejemplo 1Co 15:15; 2 Corintios 4:14“sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús, también nos resucitará con Jesús y nos presentará ante él juntamente con ustedes.”
Como se puede leer la acción de resucitar siempre en Pablo derivará de una sentido sobrenatural y no por la acción de una entidad natural. La acción de resucitar en una acción sobrenatural fruto de la acción de Dios. Por ello, Espiritu como impulso o poder y resucitar como fruto de este impulso revela la unión de Cristo de todas las cosas.
Esta acción en Pablo aparece aquí no como una mera teoría, aparece como un experiencia o convicción de Pablo como se puede leer en 1Co 15:15-16; en la misma carta sostendrá cuando defiende este evento histórico y el significado del bautismo 1Co15:29 y prosigue en la misma carta advirtiendo la falta de fe 1Co 15:32; 1Co 15:35; 1Co15:52. Finalmente cantando la accción de Dios el mismo Pablo reza diciendo 2 Corintios 1:9 “Pues hemos tenido sobre nosotros mismos la sentencia de muerte, para que no pongamos nuestra confianza en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos.”
“Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a sus cuerpos mortales por su Espíritu que habita en ustedes”.
En este aspecto Pablo declara ya no resurrección en general sino la resurrección de nuestros cuerpos mortales por la acción y el poder del Espíritu Santo.
Pablo utiliza la palabra sarx2. En pocas palabras la noción paulina de cuerpo y de carne. En el pensamiento de Pablo estas expresiones no se refieren a una parte del hombre, sino a todo el hombre en un aspecto específico, como sucede en toda la literatura bíblica.
El término "cuerpo" y "carne" se refiere a la naturaleza física del ser humano, o mejor dicho, "la persona concreta viviente", sin limitarse a la presencia de órganos materiales. De hecho, Pablo usa el término sarx («carne») solo para referirse al hombre, mientras que kreas se usa para referirse a la carne de los animales. Sin embargo, tanto sarx (carne) como soma (cuerpo), que son traducciones griegas del hebreo basar, se refieren principalmente a la expresión exterior del ser humano, lo que los demás pueden percibir de él mediante los sentidos.
De esta manera, se distinguen del "corazón", que es la parte interna y secreta (Rom 2:28–29; Jue 16:15). Por lo tanto, la carne y el cuerpo también representan el mundo de relaciones con los demás que se puede lograr a través de lo físico, lo que conduce finalmente al significado de "mundo de relaciones" en general, que incluye todas las relaciones y conexiones que tenemos con el pecado, lo que nos lleva a hablar de un "cuerpo de pecado" (Rom 6:6). Por lo tanto, también puede referirse a la comunidad como el "Cuerpo de Cristo" (Rom. 12:5; 1 Cor. 12:12–14).
En otras palabras como cristianos por la resurrección de Cristo todos estamos llamados a la gloria en todas las dimensiones también la dimensión corpórea, rescatada por la acción del Espíritu que obra en todo nuestro ser y no solo en nuestra intimidad secreta

Implicaciones teológicas

Con Santo Tomás podemos extraer algunas consideraciones teológicas al tema central de la resurrección por el poder del Espiritu en nuestra vida.
Si creemos en la resurrección de Cristo somos capaces de reconocer la el poder de Dios que como canta Lc 1:52 exalta a los humildes y derriba a los poderosos. Creer en la resurrección es dar el asentimiento de la fe y dar el paso a una mayor comprensión de la naturaleza misma de Dios. En especial, creer en la resurrección es reconocer al Redentor como el Dios que con la ayuda del Espíritu Santo supo, como reza el Salmo 138:2, humillarse hasta la muerte en la cruz por amor y obediencia a Dios. Mediante el evento histórico de la resurrección Cristo es exaltado mediante su gloriosa resurrección.
En consecuencia de todo esto podemos afirmar que la acción de la resurrección de Cristo no solo nos hace reconocer y aprender la humildad del Cristo, sino que ella fortaleció nuestra fe en su divinidad como podemos leer en las carta de Pablo 2 Corintios 13:4 y 1 Corintios 15:14. De lo contrario, como se ilustra en el Salmo 29:10, nuestra fe sería vana sin la resurrección de Cristo. La acción del Espíritu aparece para nosotros como una acción que nos fortalece y nos hace ser hombres y mujeres de fe, porque no creemos solo en un Dios que se encarnó y murió, sino que resucitó mostrando el poder y la acción de Dios. La resurrección nos hace más optimistas porque al verlo resucitar, anticipamos también nuestra propia resurrección, como se menciona en 1 Corintios 15:12 y Job 19:25,27. Como cristianos creemos en un Dios que no limita en la resurrección de su Hijo, sino que como se narra en nuestro texto “dará vida a nuestros cuerpos mortales por el Espíritu que habita en nosotros”. Un Dios que entregó su vida libremente y que por su palabra, como se narra en Juan 10:18 “Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; ésa es la orden que he recibido de mi Padre», su poder trasciende y nos resucitará a nosotros, pues como dice 2 Corintios 13:4 “fue crucificado en razón de su flaqueza, pero está vivo por la fuerza de Dios. Así también nosotros: somos débiles en él, pero viviremos con él por la fuerza de Dios sobre ustedes.”
Referencias
JAMIESON, R. - FAUSSET, A. R. - BROWN, D., Comentario exegético y explicativo de la Biblia - tomo 2: El Nuevo Testamento, Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, TX 2002, 326.
MANUEL FERNÁNDEZ, V., «Carta a los Romanos», en A. J. LEVORATTI - E. TAMEZ - P. RICHARD (edd.), Comentario Bíblico Latinoamericano: Nuevo Testamento, Editorial Verbo Divino, Estella, España 2010, 801.
THOMAS AQUINAS, Summa theologica, IX, Burns Oates & Washbourne, London, 569.
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