Conquista tus Promesas 2

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Cree Su Promesa

La semana pasada estudiamos cómo Caleb pidió conquistar la promesa que Dios le había dado, pero por alguna razón había dejado pasar el tiempo sin ponerse en acción.
Hoy veremos otra parte de la misma historia, si fuera una película, sería la pre cuela, lo que pasó antes de la petición de Caleb. El pueblo de Israel aún está a punto de entrar a la Tierra Prometida y Moisés hace un resumen de su peregrinar que empezó hace 38 años atrás, hace mención de los errores de los padres, para que los hijos no los cometan. Esta es la historia:
»Entonces, tal como el Señor nuestro Dios nos ordenó, partimos del monte Sinaí y cruzamos el inmenso y terrible desierto, como seguramente ustedes recuerdan, y nos dirigimos hacia el territorio montañoso de los amorreos...” (Deuteronomio 1:19a, NTV)
Esta zona incluye el desierto del sur hacia Egipto, el Monte Seir, la tierra de Edom entre Canaán y el Mar. Es una zona rocosa, suelo calcáreo, cubierto de piedras negras muy filosas, es descrito como un desierto grande y terrible.
Moisés les recuerda que caminaron desde Horeb a Cades Barnea, unos 240 kms. También les recuerda la bondad de Dios al guiarlos por ese desierto, fue un tiempo muy difícil para Israel que quedó grabado en sus mentes. En esa aflicción, claro que anhelan una tierra mejor y es lo que Dios desea entregarles y además, demostrarles que está con ellos.
Cades Barnea es el último pueblo antes de entrar a la Tierra Prometida, en el desierto han visto la mano de Dios, les ha dado agua, comida, sombra; pensaríamos que al ver esto, tienen la certeza que también Dios los hará avanzar y podrán ocupar la Tierra Prometida, pero ¡no es así!
Moisés quiere inspirar en ellos confianza, por eso les narra la historia de sus padres, para que no repitan lo mismo. Ahora, una vez más están en la frontera con la tierra prometida.
Tienen la orden de entrar y tomar esa tierra, Jehová cumplirá SU promesa hecha a los patriarcas, les dice que no tengan miedo, porque es la misma presencia de Dios quién va con ellos en cada batalla. En ese desierto, el pueblo debió confirmar su confianza en el Amor y el Poder de Dios, porque es todo lo que necesitan para conquistar la promesa, que tienen delante. Moisés sabe que la tarea será difícil, pero también sabe del Poder de Dios quién les prometió esa tierra.
»… Al llegar a Cades-barnea, les dije: “Han llegado al territorio montañoso de los amorreos, el cual el Señor nuestro Dios nos da. ¡Miren! El Señor ha puesto esta tierra delante de ustedes. Vayan y tomen posesión de ella como les dijo el Señor en su promesa, el Dios de sus antepasados. ¡No tengan miedo ni se desanimen!”.” (Deuteronomio 1:19–21, NTV)
La expresión no tengan miedo ni se desanimen, es frecuente en Deuteronomio:
No temas ni te desalientes, porque el propio Señor irá delante de ti. Él estará contigo; no te fallará ni te abandonará».” (Deuteronomio 31:8, NTV)
La frase está asociada con una guerra inminente, pero también les da la certeza que esa guerra la pelea Dios, ÉL lucha por Su pueblo. Moisés lo da por hecho ¡Dios cumplirá SU promesa! El Dios de sus antepasados asegura que ellos ejecutarán y serán los primeros en cumplir lo prometido a los patriarcas. Este es el momento y es el lugar para cumplir esa promesa.
»Sin embargo, todos ustedes se acercaron y me dijeron: “Primero enviemos espías a que exploren la tierra por nosotros. Ellos nos aconsejarán cuál es la mejor ruta para tomar y en qué aldeas entrar”.” (Deuteronomio 1:22, NTV)
Aquí nos dice que la idea de ver la mejor ruta es del pueblo ¿por qué hacen eso? ¿es por seguridad? tal parece que no, sino ¡por incredulidad! Tuvieron miedo por no creer la promesa de Dios. La propuesta parece buena idea, pero en realidad es ¡rebeldía! y esto lo dice la misma Biblia más adelanta, es rebeldía porque no confiaron en Dios, quién les ha dado la promesa y ¡la orden de tomar esa tierra!
Hasta la fecha esto sigue siendo similar, Dios nos ha hablado, ha mostrado Su grandeza con milagros, señales, sanidades, pero eso no ha hecho mella en nuestra vida, seguimos siendo los mismos.
Esa falta de confianza provocó que Israel volviera al desierto por 38 años más. Es verdad que eventualmente entraron en la Tierra prometida, pero ¡38 años después! Y por un lugar diferente.
»Me pareció una buena idea, así que elegí a doce espías, uno de cada tribu.” (Deuteronomio 1:23, NTV)
Puede que la haya parecido buena idea a Moisés ¡pero no a Dios! ¿Por qué desconfiar de SU promesa? Moisés ha dicho la Palabra de Dios ¡entren con confianza! Pero no lo tuvieron, creyeron más en el plan humano que la sabiduría y poder de Dios. Y el resultado fue ¡un desastre!
Se dirigieron hacia la zona montañosa, llegaron hasta el valle de Escol y lo exploraron.” (Deuteronomio 1:24, NTV)
“Escol” significa “racimo”; la región de Hebrón es conocida por la calidad de sus uvas; escogen 12 hombres para que vayan y traigan un informe; llegan a un arroyo que en época de lluvia es caudaloso y seco en verano.
Cortaron algunos frutos y los trajeron; luego nos informaron lo siguiente: “La tierra que el Señor nuestro Dios nos ha dado es en verdad una muy buena tierra”.” (Deuteronomio 1:25, NTV)
Cuando llegaron al valle de Escol, cortaron una rama con un solo racimo de uvas, tan grande, ¡que tuvieron que transportarlo en un palo, entre dos! También llevaron muestras de granadas e higos.” (Números 13:23, NTV)
Los espías pasan 40 días explorando la región y al regresar dan este informe.
Después de explorar la tierra durante cuarenta días, los hombres regresaron” (Números 13:25, NTV)
Este fue el informe que dieron a Moisés: «Entramos en la tierra a la cual nos enviaste a explorar y en verdad es un país sobreabundante, una tierra donde fluyen la leche y la miel. Aquí está la clase de frutos que allí se producen.” (Números 13:27, NTV)
¿Cuál fue la orden de Dios? ¡conquistarla! Son ellos quienes deciden enviar espías para decidir si la conquistan o no. El reporte es que la tierra es buena, pero hay obstáculos.
»Sin embargo, ustedes se rebelaron contra la orden del Señor su Dios y se negaron a entrar.” (Deuteronomio 1:26, NTV)
Casi todo el pueblo se rebeló contra Dios y deciden obedecer a la mayoría de los espías. Deciden no entrar, se niegan a subir y pelear, se rebelan contra la orden de Dios. La desobediencia es igual a la rebeldia.
Sólo Caleb y Josué dan un informe positivo. Todos los espías reconocen que la tierra es buena, pero imposible de conquistar. La frase: rebelarse contra Dios literalmente es “rebelarse contra la boca de Jehová”.
Se pusieron a murmurar en sus carpas y dijeron: “El Señor nos aborrece; nos hizo salir de Egipto para entregarnos a los amorreos y destruirnos.” (Deuteronomio 1:27, NVI)
Murmurar es pervertir ¡quién es Dios! La rebelión los llevó a la murmuración y deciden regresar a sus casas ¡no irán a la batalla!
En su rebelión el pueblo pervierte la naturaleza y el propósito de Dios para ellos. Dicen “El Señor nos aborrece” ¿qué? ¿por qué dicen eso? Dios les ha demostrado vez tras vez, de muchas maneras, es más, el tema de Deuteronomio es el Amor de Dios por Su pueblo.
Dicen: “Nos hizo salir de Egipto para entregarnos a los amorreos y destruirnos”. Cuando Dios los sacó de Egipto para llevarlos a la Tierra Prometida a sus antepasados. Son ellos quienes pervierten la realidad; creyeron que los quería destruir ¿de dónde sacaron esa idea? ÉL los sacó para redimirlos, darles vida.
¿A dónde iremos? Nuestros hermanos nos han llenado de miedo, pues nos informan que la gente de allá es más fuerte y más alta que nosotros, y que las ciudades son grandes y tienen muros que llegan hasta el cielo. ¡Para colmo, nos dicen que allí vieron anaquitas!”” (Deuteronomio 1:28, NVI)
¿A dónde iremos? para ellos es retórica, porque ¡saben la respuesta! pero han perdido la esperanza.
Entonces conspiraron entre ellos: «¡Escojamos a un nuevo líder y regresemos a Egipto!».” (Números 14:4, NTV)
¡Quieren regresar a Egipto! ¿Cómo vamos a conquistarlos, cuando sus muros llegan al cielo? ¡claro que es una exageración! Pero así les pareció a ellos.
Hasta había gigantes, los descendientes de Anac. ¡Al lado de ellos nos sentíamos como saltamontes y así nos miraban ellos!».” (Números 13:33, NTV)
IMAGEN INTERNET. En la actualidad el monasterio de Santa Catalina, en Egipto tiene muros que miden entre 9 y 15 metros, las personas entraban en la cuidad subidos por canastas. Y eso les da miedo pues los anaquitas descendientes de Anac, primeros habitantes de Canaán ¡son gigantes!
Esa incredulidad los llevó a rebelarse contra Dios. Han visto los milagros que Dios ha hecho a su favor, SU presencia habita entre ellos y aún así, ven los obstáculos como insuperables. Y ¡así es! si sólo confían en sus fuerzas, pero ¿qué hay imposible para Dios? ¿qué ves imposible para ti ahora? ¿una enfermedad, un problema, finanzas, ruptura familiar? Si Dios dijo que veremos señales y milagros ¡los veremos! ¿lo crees?
»Pero yo les dije: “¡No se asusten ni les tengan miedo!” (Deuteronomio 1:29, NTV)
Esa seguridad es porque ¡ha creído la promesa! les recuerda lo que hizo por ellos al salir de Egipto, en el desierto, los ha cuidado con ternura, con amor y paciencia.
»Cuando Israel era niño, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo;” (Oseas 11:1, NTV)
Yo mismo le enseñé a Israel a caminar, llevándolo de la mano; pero no sabe ni le importa que fui yo quien lo cuidó.” (Oseas 11:3, NTV)
Dios nos sigue diciendo que confiemos en ÉL.
El Señor su Dios va delante de ustedes. Él peleará por ustedes tal como vieron que hizo en Egipto.” (Deuteronomio 1:30, NTV)
Moisés intenta animarlos ¡Dios peleará por ustedes! Dios es más fuerte y poderoso que esos gigantes, es más poderoso que cualquier enfermedad, debilidad, crisis, problema, fractura, situación.
El Señor es un guerrero; su nombre es el Señor.” (Éxodo 15:3, NVI)
Ellos han conocido a Dios guerrero, lo han visto actuar y ÉL quiere volver a hacerlo. Moisés quiere que crean en Dios, no en las palabras de los espías; pero ni lo que han vivido con Dios en el pasado, ni el recuerdo del éxodo, ni las señales en el desierto fueron suficientes para convencer al pueblo de que ya tienen la victoria ¡no creyeron!
También vieron cómo el Señor su Dios los cuidó todo el tiempo que anduvieron por el desierto, igual que un padre cuida de sus hijos; y ahora los trajo hasta este lugar”. »Pero aun después de todo lo que él hizo, ustedes se negaron a confiar en el Señor su Dios, quien va delante de ustedes buscando los mejores lugares para que acampen, y guiándolos, de noche con una columna de fuego y de día con una columna de nube.” (Deuteronomio 1:31–33, NTV)
El libro de Hebreos nos confirma la razón por la que no entraron a la tierra prometida:
Como vemos, ellos no pudieron entrar en el descanso de Dios a causa de su incredulidad.” (Hebreos 3:19, NTV)
Por esa desobediencia les entró el miedo que los llevó a la incredulidad. Dios les había dado razones para confiar en ÉL.
Pelea por ellos como un guerrero
El Señor su Dios va delante de ustedes. Él peleará por ustedes tal como vieron que hizo en Egipto.” (Deuteronomio 1:30, NTV)
Los protege como un Padre
También vieron cómo el Señor su Dios los cuidó todo el tiempo que anduvieron por el desierto, igual que un padre cuida de sus hijos; y ahora los trajo hasta este lugar”.” (Deuteronomio 1:31, NTV)
Los guía como un Pastor.
que se adelantaba a ustedes para buscarles dónde acampar. De noche lo hacía con fuego, para que vieran el camino a seguir, y de día los acompañaba con una nube.” (Deuteronomio 1:33, NVI)
¡No lo pudieron ver! La incredulidad provoca que desafíes a Dios por una idea tuya. Dios te ha dado una orden pero tú tienes una idea mejor. Ellos sólo tenían que ver su pasado, su historia, los milagros a su favor ¡Dios no quiere destruirlos! quiere pelear por ellos y quiere pelear por ti y contigo.
Moisés le cree a Dios, ha visto SU poder. Esas 2 realidades le dan sentido a su circunstancia y puede seguir confiando en Dios a pesar de la noticia de los espías.
Es buen momento para preguntarnos ¿le crees a Dios? ¿has visto SU Poder en tu vida? ¿eso te llevó a ser obediente? Si es así ¡Él te sostendrá ante cualquier circunstancia!
Es necesario recordar lo que Dios ha hecho en la historia y en tu historia ¿por qué seguir siendo incrédulos? Aún después de ver SU Cruz y resurrección; no dudes lo que Dios te ha dicho, sólo esfuérzate y conquista esa promesa. Vence la incredulidad ¿cómo se vence? ¡obedeciendo! creé y pide con fe.
Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento.” (Santiago 1:6, NVI)
»Cuando el Señor oyó lo que ustedes dijeron, se enojó e hizo este juramento: “Ni un solo hombre de esta generación perversa verá la buena tierra que juré darles a sus antepasados.” (Deuteronomio 1:34–35, NVI)
La incredulidad lleva a la rebelión y eso hace más grave la ofensa. La consecuencia es terrible, de todos esos adultos, millones de personas ¡sólo 2 entran a la Tierra Prometida!
Sólo la verá Caleb hijo de Jefone. A él y a sus descendientes les daré la tierra que han tocado sus pies, porque fue fiel al Señor.”” (Deuteronomio 1:36, NVI)
La promesa que Dios dio a sus padres la cumplirá en sus hijos. Ese acto de incredulidad no invalidó el pacto hecho con Abraham. El pacto es con Israel como pueblo, pero será una nueva generación que disfrutará esa promesa.
Lo que provocó esa reacción de Dios, no fue la adoración al becerro de oro, no fue quebrar los mandamientos sino ¡la incredulidad! No creer las promesas de Dios, especialmente la de entrar a la Tierra Prometida, la incredulidad los lleva a la ruina, porque ataca directamente el carácter de Dios.
Los que creyeron que no podían conquistar esa tierra ¡no la conquistaron! Dijeron que estaban preocupados por sus hijos, pero serán sus hijos los que entren y no ellos. Después están estas palabras:
En cuanto a sus hijos pequeños, que todavía no saben distinguir entre el bien y el mal, y de quienes ustedes pensaron que servirían de botín, ellos sí entrarán en la tierra y la poseerán, porque yo se la he dado...”” (Deuteronomio 1:39–40, NVI)
Las palabras que siguen son muy tristes:
… Y ahora, ¡regresen al desierto! Sigan la ruta del Mar Rojo.”” (Deuteronomio 1:39–40, NVI)
Usaron a sus hijos como excusa ¡no queremos que sean el botín! Pero no pueden justificar así su incredulidad. Para Dios esos niños pequeños no son responsables de la cobardía de sus padres, por eso les asegura que entrarán en la tierra. Los padres van de regreso al desierto para nunca volver. Pero antes ¡otra rebeldía más!
»Luego ustedes confesaron: “¡Hemos pecado contra el Señor! Ahora iremos y pelearemos por la tierra como el Señor nuestro Dios nos lo ordenó”. Entonces los hombres tomaron sus armas porque pensaron que sería fácil atacar la zona montañosa.” (Deuteronomio 1:41, NTV)
»Pero el Señor me encargó que les dijera: “No ataquen, porque yo no estoy con ustedes. Si insisten en ir solos, serán aplastados por sus enemigos”.” (Deuteronomio 1:42, NTV)
»Eso fue lo que les dije, pero ustedes no quisieron escuchar. En cambio, se rebelaron otra vez contra la orden del Señor y marcharon con arrogancia a la zona montañosa para pelear.” (Deuteronomio 1:43, NTV)
Dios les dijo ¡vuelvan al desierto! Han perdido la oportunidad de conquistar Canaán y ¿qué hacen? Una rebeldía más. Deciden que ahora sí van a entrar, la van a conquistar. Pero irán sin la bendición de Dios. Porque ¡no es en tu tiempo! ni a tu manera, sino en SU tiempo y a Su manera. No es cuando tú dices, sino cuando lo dice Dios.
¿Quería Dios que entraran en la tierra prometida? ¡claro que sí! ¿quieres la bendición de Dios? ¡espero que sí! Pero es cuando ÉL dice, cómo ÉL lo dice. No basta hacer lo que Dios dice, sino ¡cuando ÉL lo dice! Ahora ellos van, pero la presencia de Dios no va con ellos.
Pero ellos se empecinaron en subir a la zona montañosa, a pesar de que ni Moisés ni el arca del pacto del Señor salieron del campamento.” (Números 14:44, NVI)
Los amorreos que vivían en aquellas montañas les salieron al encuentro y los persiguieron como abejas, y los vencieron por completo desde Seír hasta Jormá. Entonces ustedes regresaron y lloraron ante el Señor, pero él no prestó atención a su lamento ni les hizo caso.” (Deuteronomio 1:44–45, NVI)
Fueron rechazados violentamente ¡muchos murieron! No es lo mismo sufrir haciendo la Voluntad de Dios que sufrir huyendo de la Voluntad de Dios. Los israelitas lloraron, pero su lamente no es de arrepentimiento, sino por el resultado de su desobediencia ¡la derrota! Lloran pero no están arrepentidos ¿por que lo digo? porque volvieron a rebelarse a una instrucción de Dios.
Si Dios les hubiera dado la victoria, pensarían que es en sus fuerzas, que no necesitan a Dios, porque después de todo ¡gané la batalla! me va bien, no tengo problemas, mis negocios prosperan, es como decirle a Dios que ¡no lo necesitan! Cuidado con despreciar la orden de Dios ¡sólo porque hasta ahora has podido!
Por eso el Señor no atendió su lamente. El pueblo no ha oído SU voz, ahora ÉL decide no oírlos a ellos.
¿Qué aprendemos? Es verdad que estamos en un periodo de gracia, pero ¿hasta cuándo se puede desobedecer? O dicho de otra manera ¿Cuándo es el tiempo para obedecer? ¡cuando ÉL da la orden! Si lo quieres hacer a tu manera, a tu tiempo y dices ¡así lo hago y me va bien! Es por SU gracia y misericordia; pero ¡Cuando llegue la derrota, enfermedad, crisis, dolor! no preguntes ¿por qué?
Es mejor seguir el ejemplo de Caleb y Josué, cree tu promesa y conquista tu promesa, pero hazlo a SU Manera.
Palabra de Dios
Oremos
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