RETIRO DE MINISTRACIÓN: Profundizando en CRISTO

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Introducción:

Antes de comenzar con este retiro hay dos cosas que debemos considerar muy seriamente, la primera es disposición del corazón y la segunda es reconocimiento.

Disponer el corazón:

Daniel 10:12 NVI
Entonces me dijo: “No tengas miedo, Daniel. Tu petición fue escuchada desde el primer día en que te propusiste ganar entendimiento y humillarte ante tu Dios. En respuesta a ella estoy aquí.
Significado de disposición: Colocarse a la orden de algo o alguien. Es la disposición del espíritu y la voluntad para oír la voz de Dios.
Si queremos que Dios nos hable y se manifieste a nuestras vidas es necesario que hagamos como Daniel; dispongamos nuestro corazón. Físicamente podemos estar en este retiro, pero tal vez no estemos dispuestos a rendirnos ante El de todo corazón.

Reconocer nuestros pecados y arrepentirnos.

Hechos de los Apóstoles 3:19 NVI
Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que vengan tiempos de descanso de parte del Señor,
Reconocer es lo opuesto a defenderse, en este caso, lo peor que podemos hacer es no reconocer lo que está afectando nuestras vidas, ya que el reconocimiento es el primer paso para la sanidad y la liberación.
Si un enfermo no reconoce que lo está nunca aceptará la medicina.
No hay tiempos de refrigerio si no hay reconocimiento y arrepentimiento sincero.
“¿Qué es el arrepentimiento?”
No se puede pasar por alto la importancia de la pregunta. El arrepentimiento es una de las bases fundamentales del cristianismo.
Encontramos la palabra arrepentimiento al menos sesenta veces en el Nuevo Testamento.
¿Cuál fue la primera doctrina que enseñó Jesús?
Marcos 1:15 NVI
«Se ha cumplido el tiempo—decía—. El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!»
¿Qué proclamaron los apóstoles cuando el Señor los envió por primera vez?
Marcos 6:12 NVI
Los doce salieron y exhortaban a la gente a que se arrepintiera.
¿Cuál fue la instrucción que Jesús les dio a sus discípulos cuando dejó el mundo?
Lucas 24:47 NVI
y en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén.
¿Cuál fue la apelación final de los primeros sermones predicados por el apóstol Pedro?
Hechos de los Apóstoles 2:38 NVI
—Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados—les contestó Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo.
¿Cuál fue el resumen de la doctrina que enseñó el apóstol Pablo a los ancianos de la Iglesia de Éfeso antes de irse?
Hechos de los Apóstoles 26:20 NVI
Al contrario, comenzando con los que estaban en Damasco, siguiendo con los que estaban en Jerusalén y en toda Judea, y luego con los gentiles, a todos les prediqué que se arrepintieran y se convirtieran a Dios, y que demostraran su arrepentimiento con sus buenas obras.
¿Qué relataron los creyentes de Jerusalén en cuanto a la conversión de los gentiles?
Hechos de los Apóstoles 11:18 NVI
Al oír esto, se apaciguaron y alabaron a Dios diciendo: —¡Así que también a los gentiles les ha concedido Dios el arrepentimiento para vida!
Estas respuestas muestran la importancia de la pregunta que hicimos recién.
Cualquier error sobre el arrepentimiento es un gravísimo error.
Un error relacionado al arrepentimiento es un error que afecta los fundamentos o raíces de nuestra fe,
Entonces, ¿qué es arrepentirse?, ¿cuándo podemos saber si alguien se ha arrepentido?
El arrepentimiento es un cambio concienzudo del corazón natural de una persona con respecto al pecado. Todos nacimos en pecado. Por naturaleza amamos el pecado. Nos inclinamos a pecar tan pronto podemos actuar y pensar — es tan espontáneo como lo es para los pájaros levantar vuelo.
Sin embargo cuando viene el Espíritu Santo y nos convence de pecado en amor, y estamos dispuestos a abandonar la forma de vida que estamos llevando, entonces y sólo entonces podemos decir que estamos arrepentidos.
Por lo tanto predispongamos el corazón para recibir y en segundo lugar estemos dispuestos a reconocer y arrepentirnos de nuestros pecados.

Primer tema: Cristo.

La imagen de Cristo.

¿Cuál es la imagen que se te viene a la mente cuando hablamos de Cristo?

Colosenses 1:15 NVI
Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación,
Juan 1:18 NVI
A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo unigénito, que es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer.
Juan 12:44–45 NVI
«El que cree en mí—clamó Jesús con voz fuerte—, cree no sólo en mí sino en el que me envió. Y el que me ve a mí, ve al que me envió.

El creador.

Colosenses 1:16 NVI
porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él.
Proverbios 8:30 NVI
allí estaba yo, afirmando su obra. Día tras día me llenaba yo de alegría, siempre disfrutaba de estar en su presencia;
Hebreos 1:1–2 NVI
Dios, que muchas veces y de varias maneras habló a nuestros antepasados en otras épocas por medio de los profetas, en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A éste lo designó heredero de todo, y por medio de él hizo el universo.

El sustentador.

Colosenses 1:17 NVI
Él es anterior a todas las cosas, que por medio de él forman un todo coherente.
Hebreos 1:3–4 NVI
El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas. Así llegó a ser superior a los ángeles en la misma medida en que el nombre que ha heredado supera en excelencia al de ellos.

El único reconciliador.

Colosenses 1:18–20 NVI
Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de la resurrección, para ser en todo el primero. Porque a Dios le agradó habitar en él con toda su plenitud y, por medio de él, reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz.
1 Timoteo 2:5 NVI
Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,

Segundo tema: Reconciliación.

Todos los hombres y mujeres, sea que lo reconozcan o no, están en deuda con el Señor Jesús como Dios, Creador, Sustentador y Reconciliador.
Porque no solamente ha creado a todas las personas que están en el mundo, él sustenta también sus vidas diariamente, dando vida y aliento a cada uno y no solo eso sino que él dio su vida para que nos podamos reconciliar con Dios.

Extraños y enemigos.

Colosenses 1:21a NVI
En otro tiempo ustedes, por su actitud y sus malas acciones, estaban alejados de Dios y eran sus enemigos.

La ira de Dios.

Romanos 1:18–22 NVI
Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad. Me explico: lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues él mismo se lo ha revelado. Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa. A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón. Aunque afirmaban ser sabios, se volvieron necios

Reconciliados.

Colosenses 1:21b–22 NVI
Pero ahora Dios, a fin de presentarlos santos, intachables e irreprochables delante de él, los ha reconciliado en el cuerpo mortal de Cristo mediante su muerte,
Él nos reconcilia tomando nuestro lugar y pagando nuestra deuda.
Colosenses 2:8–15 NVI
Cuídense de que nadie los cautive con la vana y engañosa filosofía que sigue tradiciones humanas, la que está de acuerdo con los principios de este mundo y no conforme a Cristo. Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo; y en él, que es la cabeza de todo poder y autoridad, ustedes han recibido esa plenitud. Además, en él fueron circuncidados, no por mano humana sino con la circuncisión que consiste en despojarse del cuerpo pecaminoso. Esta circuncisión la efectuó Cristo. Ustedes la recibieron al ser sepultados con él en el bautismo. En él también fueron resucitados mediante la fe en el poder de Dios, quien lo resucitó de entre los muertos. Antes de recibir esa circuncisión, ustedes estaban muertos en sus pecados. Sin embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados y anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz. Desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal.
2 Corintios 5:17–21 NVI
Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación: esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación. Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: «En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios.» Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.
Romanos 5:9–10 NVI
Y ahora que hemos sido justificados por su sangre, ¡con cuánta más razón, por medio de él, seremos salvados del castigo de Dios! Porque si, cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, habiendo sido reconciliados, seremos salvados por su vida!

Tercer tema: Nueva vida.

Al ser reconciliados con el Señor, tenemos nueva vida… y esta nueva vida debe vivirse de acuerdo a como Dios quiere que la vivamos.
Colosenses 3:1–2 NVI
Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra,

Haciendo morir

Colosenses 3:5–11 NVI
Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría. Por estas cosas viene el castigo de Dios. Ustedes las practicaron en otro tiempo, cuando vivían en ellas. Pero ahora abandonen también todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno. Dejen de mentirse unos a otros, ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios, y se han puesto el de la nueva naturaleza, que se va renovando en conocimiento a imagen de su Creador. En esta nueva naturaleza no hay griego ni judío, circunciso ni incircunciso, culto ni inculto, esclavo ni libre, sino que Cristo es todo y está en todos.
Efesios 4:22 NVI
Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos;

Vistiéndonos del nuevo hombre.

Colosenses 3:12 NVI
Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia,
Efesios 4:23–24 NVI
ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad.

Perdonando

Colosenses 3:13–17 NVI
de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto. Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos. Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón. Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él.
Efesios 4:32 NVI
Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.

Llenándonos de la palabra

Colosenses 3:16 NVI
Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón.
Efesios 5:19–20 NVI
Anímense unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales. Canten y alaben al Señor con el corazón, dando siempre gracias a Dios el Padre por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Haciendo todo para él

Colosenses 3:17 NVI
Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él.

Relacionándonos en Cristo

Colosenses 3:18–25 NVI
Esposas, sométanse a sus esposos, como conviene en el Señor. Esposos, amen a sus esposas y no sean duros con ellas. Hijos, obedezcan a sus padres en todo, porque esto agrada al Señor. Padres, no exasperen a sus hijos, no sea que se desanimen. Esclavos, obedezcan en todo a sus amos terrenales, no sólo cuando ellos los estén mirando, como si ustedes quisieran ganarse el favor humano, sino con integridad de corazón y por respeto al Señor. Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor. El que hace el mal pagará por su propia maldad, y en esto no hay favoritismos.
Colosenses 4:1 NVI
Amos, proporcionen a sus esclavos lo que es justo y equitativo, conscientes de que ustedes también tienen un Amo en el cielo.

Cuarto tema: Liberación.

1. Liberación.

Colosenses 1:13–14 NVI
Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención, el perdón de pecados.
Colosenses 2:14–15 NVI
y anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz. Desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal.
Hebreos 2:14–15 NVI
Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte—es decir, al diablo—, y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida.

Lo que nos ata al diablo

Hay por lo menos cuatro cosas que afectan a todas las personas, y que son ámbitos dónde el enemigo nos tiene atados, que son el ocultismo, la sexualidad, el dinero, la herencia y relación con los padres.

a) Ocultismo.

Deuteronomio 18:9–14 NVI
»Cuando entres en la tierra que te da el Señor tu Dios, no imites las costumbres abominables de esas naciones. Nadie entre los tuyos deberá sacrificar a su hijo o hija en el fuego; ni practicar adivinación, brujería o hechicería; ni hacer conjuros, servir de médium espiritista o consultar a los muertos. Cualquiera que practique estas costumbres se hará abominable al Señor, y por causa de ellas el Señor tu Dios expulsará de tu presencia a esas naciones. A los ojos del Señor tu Dios serás irreprensible. »Las naciones cuyo territorio vas a poseer consultan a hechiceros y adivinos, pero a ti el Señor tu Dios no te ha permitido hacer nada de eso.
Apocalipsis 22:15 NVI
Pero afuera se quedarán los perros, los que practican las artes mágicas, los que cometen inmoralidades sexuales, los asesinos, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira.

b) Sexualidad.

Romanos 1:24 NVI
Por eso Dios los entregó a los malos deseos de sus corazones, que conducen a la impureza sexual, de modo que degradaron sus cuerpos los unos con los otros.
Romanos 1:26–28 NVI
Por tanto, Dios los entregó a pasiones vergonzosas. En efecto, las mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza. Así mismo los hombres dejaron las relaciones naturales con la mujer y se encendieron en pasiones lujuriosas los unos con los otros. Hombres con hombres cometieron actos indecentes, y en sí mismos recibieron el castigo que merecía su perversión. Además, como estimaron que no valía la pena tomar en cuenta el conocimiento de Dios, él a su vez los entregó a la depravación mental, para que hicieran lo que no debían hacer.
Deuteronomio 27:20–23 NVI
“Maldito sea quien se acueste con la mujer de su padre, pues con tal acción deshonra el lecho de su padre.” Y todo el pueblo dirá: “¡Amén!” “Maldito sea quien tenga relaciones sexuales con un animal.” Y todo el pueblo dirá: “¡Amén!” “Maldito sea quien se acueste con su hermana, hija de su padre o de su madre.” Y todo el pueblo dirá: “¡Amén!” “Maldito sea quien se acueste con su suegra.” Y todo el pueblo dirá: “¡Amén!”
Levítico 18:22 NVI
»No te acostarás con un hombre como quien se acuesta con una mujer. Eso es una abominación.

c) La herencia de los padres.

Romanos 5:12 NVI
Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron.
Levítico 26:40–42 NVI
»Pero si confiesan su maldad y la maldad de sus padres, y su traición y constante rebeldía contra mí, las cuales me han obligado a enviarlos al país de sus enemigos, y si su obstinado corazón se humilla y reconoce su pecado, entonces me acordaré de mi pacto con Jacob, Isaac y Abraham, y también me acordaré de la tierra.
Ezequiel 18:2–4 NVI
«¿A qué viene tanta repetición de este proverbio tan conocido en Israel: “Los padres comieron uvas agrias, y a los hijos se les destemplaron los dientes?” Yo, el Señor omnipotente, juro por mí mismo que jamás se volverá a repetir este proverbio en Israel. La persona que peque morirá. Sepan que todas las vidas me pertenecen, tanto la del padre como la del hijo.
Deuteronomio 24:16 NVI
»No se dará muerte a los padres por la culpa de sus hijos, ni se dará muerte a los hijos por la culpa de sus padres. Cada uno morirá por su propio pecado.
Proverbios 26:2 NVI
Como el gorrión sin rumbo o la golondrina sin nido, la maldición sin motivo jamás llega a su destino.
Lo que este proverbio quiere decir es más o menos esto: no te preocupes por las maldiciones sin que seas culpable, tal maldición no tendrá efecto.
Juan 9:3 NVI
—Ni él pecó, ni sus padres—respondió Jesús—, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida.
1 Pedro 1:18–19 NVI
Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto.
Ese énfasis de maldiciones generacionales casi siempre despoja al creyente de asumir su responsabilidad personal. Y lo que es más delicado: no lo motiva a procurar el arrepentimiento por sus propios pecados.

d) El amor al dinero

1 Timoteo 6:9–11 NVI
Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción. Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores. Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de todo eso, y esmérate en seguir la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia y la humildad.
Lucas 12:15 NVI
»¡Tengan cuidado!—advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes.
Hebreos 13:5 NVI
Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: «Nunca te dejaré; jamás te abandonaré.»
Eclesiastés 5:10 NVI
Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente. ¡También esto es absurdo!
Mateo 6:24 NVI
»Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas.

Conclusión:

1 Pedro 2:24–25 NVI
Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados. Antes eran ustedes como ovejas descarriadas, pero ahora han vuelto al Pastor que cuida de sus vidas.
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