EDD: La Expiación como figura de Cristo

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Desarrollo Parte 2

Los temas centrales de este libro son claros: la santidad de Dios y la pureza de Su pueblo. Primero que todo quiero mencionarles lo siguiente: - Hemos estado revisando lecciones las cuales nos hablan acerca de las impurezas ( Mostrar imagenes the The Bible Proyect. En el centro del libro de Levítico encontramos un día sagrado, un ritual central a la vida del israelita que trataba con su problema principal: la rotura relacional entre Dios y Su pueblo. En este día, conocido como el Día de la Expiación. Se celebraba una vez al año. «Ustedes tendrán esto por estatuto perpetuo para hacer expiación por los israelitas, por todos sus pecados, una vez cada año». Tal como el Señor lo ordenó a Moisés, así lo hizo (Lv 16:34) El día de la expiación era considerado el día principal en el calendario de sacrificios de Israel (Lv 16). Imaginense, era el día para ser limpiado y quitado el pecado de todo el pueblo. por eso era el día mas especial . Por que por causa del pecado estamos en una condición frente a Dios en donde nuestra condición esta perdida totalmente, Por su justicia el pueblo debia estar muerto, pero como Dios un Dios justo y al mismo tiempo amoroso, creo el mismo este día, para darle una oportunidad al Pueblo.
Ahora los detalles de la ceremonia: En primer lugar, Aarón, el sumo sacerdote (y sus descendientes en el puesto), solo debía acercarse al propiciatorio en el lugar santísimo después de hacer expiación por él y su familia con una ofrenda por el pecado de un becerro: «Entonces Aarón ofrecerá el novillo como ofrenda por el pecado, que es por sí mismo, para hacer expiación por sí mismo y por su casa» (16:6). En segundo lugar, Aarón tenía que hacer una ofrenda por el pecado de dos machos cabríos. Aarón mató el primer macho cabrío como ofrenda por los pecados del pueblo y roció su sangre sobre el propiciatorio para hacer expiación por la morada de Dios, con su altar y lugar santo contaminados por el pecado de Israel. Esto santificó el tabernáculo (o templo) y permitió que Israel se acercara a Dios el próximo año (vv. 15-16). El otro era enviado al desierto de Azael, este era el destino del “Chivo Expiatorio” Azael se traduce como el destino del Chivo expiatorio, es un lugar desolado, lejos del campamento y desertico. Ahora vamos con la lección para nosotros: Los simbolos: El Macho Cabrio que moria: Mataban a una de las cabríos y traían su sangre a la presencia de Dios. Este acto representaba que el pecado de Israel es tan ofensivo a la santidad de Dios que merece una consecuencia (Lv. 17:11-12). El tiene que ser castigado. El rociar la sangre en las paredes del tabernaculo: Primero debemos comprender que el tabernaculo se estaba en medio de todas las tribus, eso permitia comprender que todo el pueblo vivia al rededor de la presencia del Señor y con su pecado habian contaminado todo, entonces al rociar las paredes todo al rededor del pueblo era limpiado y purificado, cada parte de la aldea y la tierra era santificada. El Macho Cabrio que era hechado fuera: el segundo cabrío es enviado al desierto para representar cómo Dios quita el pecado de Israel (Lv. 16:20-22). y se olvida de los pecados. Isaías 43:25
Isaías 43:25 RVR60
Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.
El simbolismo muestra claramente el sacrificio sustitutorio, ya que los dos machos cabríos eran partes inocentes que sirvieron como sustitutos del pueblo pecador. Hebreos 9:11-14
Hebreos 9:11–14 RVR60
Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?
Hebreos 10:10–12 RVR60
En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,
Ahora llevemoslo a nuestro tiempo Actual: Cristo es nuestro sumo sacerdote, aron tuvo que ofrecer sacrificio para el mismo, pero Cristo no tuvo que ofrecer nada para estar purificado, es mas su perfecta vida lo llevo a ser el sacrificio pefecto.
Colosenses 2:14 RVR60
anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz,
El sacrificio de Cristo:
-Es nuestra expiación (Cubre y quita nuestro pecado, nos reconcilia con Dios) -Propiciación (Rescate), el toma nuestro lugar. -Purifiación (Nos limpia) como la sangre purificaba a traves del templo al pueblo, asi mismo a traves de la sangre derramada en la Cruz tenemos la oportunidad de ser limpiados a manera general, nadie queda Excluido. -Liberación (Dios no te vuelve a acusar por tu pecado, ni lo recuerda)
1 Juan 2:1 RVR60
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
Romanos 8:1–2 NTV
Por lo tanto, ya no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús; y porque ustedes pertenecen a él, el poder del Espíritu que da vida los ha libertado del poder del pecado, que lleva a la muerte.
hablar del acta de decretos de la ley que teníamos en contra

Ahora somos llevados a Cristo, el sumo sacerdote superior y perfecto, quien no necesita hacer sacrificios expiatorios por sí mismo porque no tiene pecado, y su obra perfecta no necesita repetirse (ver Heb 7:26–27; 9:11–12). Él se ofrece a sí mismo por nuestros pecados (ver Heb 9:14); él es nuestra propiciación (ver Ro 3:25). Se nos dice también que, con poder absoluto sobre todo, él intercede continuamente por su pueblo (ver He 4:14–10:25). Cristo nos lleva más allá del velo, nos lleva a la presencia de Dios (ver Lc 23:45–46; Heb 6:19–20).

En la obra de Cristo encontramos descanso y gracia. Somos responsables de reconocer nuestra completa dependencia del Salvador. Para ello debemos humillarnos y someternos, negándonos a nosotros mismos y mortificando nuestros deseos pecaminosos.

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