Vino Nuevo

Agua en Vino  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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ÉL, Vino Nuevo

¿Qué es un milagro? Muchas veces es la interrupción de un proceso natural, otras es la aceleración de un proceso natural. Cuando Jesús calmó la tempestar; la tormenta terminaría en algún momento, pero Jesús intervino para acelerar ese proceso y lo terminó, alterando el curso natural.
Estudiaremos brevemente el milagro realizado en la boda de Caná, que se registra sólo en el libro de Juan. Leeré la narración y después lo veremos verso por verso.
Al día siguiente, se celebró una boda en la aldea de Caná de Galilea. La madre de Jesús estaba presente, y también fueron invitados a la fiesta Jesús y sus discípulos. Durante la celebración, se acabó el vino, entonces la madre de Jesús le dijo: —Se quedaron sin vino. —Apreciada mujer, ése no es nuestro problema —respondió Jesús—. Todavía no ha llegado mi momento. Sin embargo, su madre les dijo a los sirvientes: «Hagan lo que él les diga». Cerca de allí había seis tinajas de piedra, que se usaban para el lavado ceremonial de los judíos. Cada tinaja tenía una capacidad de entre setenta y cinco a ciento trece litros. Jesús le dijo a los sirvientes: «Llenen las tinajas con agua». Una vez que las tinajas estuvieron llenas, les dijo: «Ahora saquen un poco y llévenselo al maestro de ceremonias». Así que los sirvientes siguieron sus indicaciones. Cuando el maestro de ceremonias probó el agua que ahora era vino, sin saber de dónde provenía (aunque, por supuesto, los sirvientes sí lo sabían), mandó a llamar al novio. «Un anfitrión siempre sirve el mejor vino primero —le dijo—, y una vez que todos han bebido bastante, comienza a ofrecer el vino más barato. ¡Pero tú has guardado el mejor vino hasta ahora!». Esta señal milagrosa en Caná de Galilea marcó la primera vez que Jesús reveló su gloria. Y sus discípulos creyeron en él. Después de la boda, se fue unos días a Capernaúm con su madre, sus hermanos y sus discípulos.” (Juan 2:1–12, NTV)
Las bodas duraban unos 7 días y a veces hasta 14. El anfitrión tenía la responsabilidad de surtir la barra toda la fiesta, quedarse sin comida o vino ¡era una tragedia! que afectaba a la familia, porque las fiestas eran reguladas por la ley judía de reciprocidad y por ejemplo si llegabas sin regalo o no te atendían bien te podían demandar. Culturalmente era muy importante, tanto así que la bendición sobre Jacob el patriarca incluía el vino:
«Del rocío de los cielos y la riqueza de la tierra, que Dios te conceda siempre abundantes cosechas de grano y vino nuevo en cantidad.” (Génesis 27:28, NTV)
Veamos la historia:
Al día siguiente, se celebró una boda en la aldea de Caná de Galilea. La madre de Jesús estaba presente,” (Juan 2:1, NTV)
Jesús acepta la invitación a la fiesta. Al principio de Juan vemos que el Bautista no comía lo tradicional ni tomaba vino, a diferencia de Jesús que participa de la alegría de la gente. Algunos religiosos tienen una idea falsa de espiritualidad, creyendo que ser serios, sin reírse eso es espiritual. La actitud de Jesús demuestra lo contrario.
No sabemos los nombres de los novios, o si eran familia de Jesús. Sabemos que su mamá también está ahí, o era familiar o amiga de la familia y por la autoridad con que habla a los siervos y que se sintieran obligados a hacerlo, nos hace pensar que eran muy cercanos.
y también fueron invitados a la fiesta Jesús y sus discípulos. Durante la celebración, se acabó el vino, entonces la madre de Jesús le dijo: —Se quedaron sin vino.” (Juan 2:2–3, NTV)
No sabemos por qué se acabó el vino, quizá los discípulos llegaron de más y con calor, los novios calcularon mal; pero en cuanto supiera que se acabó el vino, se preocuparía.
—Apreciada mujer, ése no es nuestro problema —respondió Jesús—. Todavía no ha llegado mi momento.” (Juan 2:4, NTV)
Literalmente ¡qué a ti mujer! A nosotros latinos, sentidos, esto nos suena duro, fuerte; pero no hay nada de eso, no es despectivo llamarla mujer; pero más importante que las palabras, vemos un cambio que hasta ese momento no se había dado: María pensó que seguía con la misma autoridad sobre Jesús y con esa respuesta Jesús le aclara a su mamá, que a partir de ese momento y cumpliendo con SU misión, Él ahora debe obedecer la Voluntad de Su Padre Celestial, por encima de ella. ÉL dice: “Todavía no ha llegado mi momento”, ésta es una frase que también usará en otras ocasiones:
Por eso Jesús les dijo: —Para ustedes cualquier tiempo es bueno, pero el tiempo mío aún no ha llegado.” (Juan 7:6, NVI)
Esta frase cambiará, hasta el momento cercano a su crucifixión, confirmando así, cuál es su propósito.
Jesús respondió: «Ya ha llegado el momento para que el Hijo del Hombre entre en su gloria.” (Juan 12:23, NTV)
En esa boda Jesús sabe que a partir de esa, su primera señal empezaría su camino a la Cruz. Hacer ese milagro ahora, terminará en la cruz.
A pesar de la respuesta de Jesús, María entendió que Jesús haría algo para sacar a los novios del apuro y se limita a decir:
Sin embargo, su madre les dijo a los sirvientes: «Hagan lo que él les diga».” (Juan 2:5, NTV)
Al hablar con los sirvientes, María no atrae la atención hacia ella, sino que los dirige a Jesús. El único que puede hacer algo ¡es Jesús! ¿Por qué da María esa instrucción? para que los sirvientes no se sorprendan de recibir órdenes de un invitado y cumplan lo que Jesús les pida, aun cuando sea raro. María actúa con prudencia y sabiduría, pidiendo que le obedezcan. No se desanimó con la respuesta de Jesús.
Como cristianos y en lucha constante con nuestra humanidad, o cuando recién se empieza el caminar con Cristo hay 2 cosas que desaniman:
La realidad de nuestra propia flaqueza y de nuestra necesidad.
Que se haya terminado el vino es “culpa” de los novios o los padres. Ellos no planearon
El temor que el Señor nos rechace o que no responda.
¿Que responsabilidad tiene Jesús en que nuestro vino se acabó? ¿por qué tiene que intervenir?
Sin embargo este milagro dice lo contrario, sólo que si quieres SU Favor debes estar dispuesto a cumplir sus órdenes y creer su método sin poner objeciones.
Cerca de allí había seis tinajas de piedra, que se usaban para el lavado ceremonial de los judíos. Cada tinaja tenía una capacidad de entre setenta y cinco a ciento trece litros.” (Juan 2:6, NTV)
Jesús dijo a los sirvientes: —Llenen de agua las tinajas. Y los sirvientes las llenaron hasta el borde.” (Juan 2:7, NVI)
Hay entre 450 a 678 litros de agua.
Los sirvientes sin saber para qué, obedecen inmediatamente y es esa obediencia la que produce una provisión milagrosa, abundante y de calidad.
Al obedecer Dios provee lo necesario para satisfacer toda necesidad. Jesús pudo hacer vino sin necesidad de llenar las tinajas, pero quiere usarnos para cumplir Su propósito. La obediencia te lleva a ser testigo de milagros y promesas maravillosas que se cumplirán en tu vida.
Los sirvientes, quienes normalmente pasan desapercibidos, fueron los únicos testigos del agua convertida en vino. Vemos un líquido seguir siendo líquido, pero transformado en su carácter. Vino en agua. Así pasa en nuestras vidas, al aceptar a Jesús no cambia las características con que te creó, pero sí el carácter de lo que eres. Pasas a ser Hijo de Dios. Si eres tímido, es muy probable que sigas siendo tímido, si eres alegre, seguirás siendo alegre.
Jesús les da una orden y ellos la cumplen. Ese sigue siendo el primer paso: ¡cumplir la tarea que te dio! Nuestro deber es llenar las tinajas, la de ÉL, convertir el agua en vino. El trabajo de estos hombres, es sencillo, pero indispensable para el milagro; para el Señor no hay servicio pequeño, ni ministerio menor cuando se trata de ejercer tus dones para edificar a SU pueblo y dar mayor gloria a Dios.
les dijo: «Ahora saquen un poco y llévenselo al maestro de ceremonias». Así que los sirvientes siguieron sus indicaciones.” (Juan 2:8, NTV)
El agua es convertida en vino de forma instantánea y abundante; así es nuestro Dios con SU generosidad para los suyos, pero ¡en SU tiempo y a SU manera!
Con este milagro vemos que Jesús es Soberano sobre la naturaleza; y hace lo que ha visto hacer al Padre, quien en un proceso largo, cuando se siembra la cepa en la tierra, se riega, se cosecha, se prensa, se obtiene jugo de uva que al fermentarse se hace el vino. Jesús hace lo mismo ¡pero acelera el proceso! Con solo SU Palabra hubo un proceso químico, que produjo un vino excelente. Él hace que las viñas produzcan fruto con el mismo poder de este milagro.
El milagro sucede en un instante, sin gritos, protagonismos, solo los sirvientes son testigos. Así actúa nuestro Dios, muchas veces sin ruido, durante la alabanza, al leer Su Palabra.
Los milagros son para dar testimonio. El vino que se hizo cumplió SU propósito. El vino se bebió. ¿Tu agua se ha convertido en vino? ¿tienes nuevas bendiciones? es para ser usado para SU Gloria.
Cuando el maestro de ceremonias probó el agua que ahora era vino, sin saber de dónde provenía (aunque, por supuesto, los sirvientes sí lo sabían), mandó a llamar al novio. «Un anfitrión siempre sirve el mejor vino primero —le dijo—, y una vez que todos han bebido bastante, comienza a ofrecer el vino más barato. ¡Pero tú has guardado el mejor vino hasta ahora!».” (Juan 2:9–10, NTV)
El encargado no sabe de dónde viene ese vino, pero se da cuenta que es de mejor calidad ¡eso lo sorprendió! Llama al novio y le dice ¡esto no es normal! La costumbre es guardar el padre kino para el final y primero sacar el Casa Madero, el merlot, porque al final no notan la diferencia.
El encargado se sorprende y el novio se sorprende aún más. El novio guardaba el peor vino para el final, pero con Dios todo es bueno y muchas veces nos sorprende dando cosas mucho mejores al final.
Y al final de los tiempos, tenemos la certeza que así será, por eso nos enseña a mantener nuestra confianza en ÉL, a depender de ÉL, a escucharlo a ÉL, a obedecerlo a ÉL.
Esta señal milagrosa en Caná de Galilea marcó la primera vez que Jesús reveló su gloria. Y sus discípulos creyeron en él.” (Juan 2:11, NTV)
No leemos que Jesús platique con sus discípulos, pero ese silencio nos dice algo. Juan dice que es la primera de sus señales. El vino nuevo marcó el principio de un nuevo pacto; el vino de la boda se había acabado; así como se había acabado el amor del pueblo a Su Dios, la fidelidad de Israel, pero Su hacedor viene en forma de hombre y establece un vino mejor. Empieza una mejor etapa.
Este verso también aclara que este fue el primer milagro de Jesús. Quienes preguntan si Jesús hizo milagros siendo niño, queda aclarado con este verso.
¿Qué aprendemos de este primer milagro de Jesús?
Como María, interesarnos por las necesidades de nuestros amigos, cercanos, aquellos que se han quedado sin gozo. En esos momentos es necesario ir a Jesús en oración, para exponer con humildad nuestro problema, nuestra necesidad.
Vemos a Jesús empezando a revelar Su gloria, a manifestar su divinidad y bondad. Honró el matrimonio, se mostró generoso, porque ¡así es nuestro Dios! Generoso en su provisión espiritual.
Sus discípulos creyeron en ÉL, tenía 5 días que los había llamado. Ven este milagro y creen, su fe se va fortaleciendo, por primera vez empiezan a creer que es el Mesías, el Salvador. Es verdad que durante los 3 años, dudaron, temblaron. Pero aquí, en este día se da el inicio del desarrollo, del crecimiento de su fe; una fe que los llevó hasta el sacrificio.
A veces la fe empieza débil, pero todo gigante en la fe, empezó con una fe como de bebé. Así que si en ocasiones dudas, tiemblas ¡no temas! porque el que empezó la buena obra, la terminará.
Llama la atención que Juan no dice nada del impacto que este milagro tuvo entre los invitados a la fiesta ¿qué habrá pensado el encargado, el novio, los padres, los invitados, María? Pero vemos que el interés de Juan no son los invitados sino los discípulos.
¿Cómo nos habla este milagro? A los que somos discípulos, a quienes están dispuestos a seguir la voz de Dios, el mensaje es: ¡Tu Dios proveerá! ÉL suple, ÉL es el vino nuevo que necesitas cada día y ÉL es suficiente, es abundante. Tu fe ya empezó a crecer ¡quédate cerca! así como los sirvientes y verás Sus milagros y será para bendición de alguien más.
Éste milagro hizo mucho más que suplir vino para la fiesta. Cambió algo que pudo ser motivo de vergüenza para la familia en bendición.
No se registra que Jesús y sus discípulos hayan comentado el milagro, pero cumplió SU propósito ¡Los discípulos creyeron! Ese grupo que empezaba a formarse supo con toda certeza que ÉL es quién provee, quién suple toda necesidad. Si es necesario cambiar el vino en agua ¡lo hará! si es necesario cambiar la tristeza en alegría ¡lo hará! si es necesario proveer para tu necesidad ¡lo hará! si es necesario darte fuerzas en tu debilidad ¡lo hará! Y eso, tus ojos lo verán.
Termino con esto. Hay ocasiones que el vino se acaba, aún estando Jesús presente. No lo planeas ¡sólo sucede! De pronto te encuentras sin ánimo, débil, tu relación se enfría. No lo planeaste ¡sólo sucedió! Pero, por ser hijo de Dios, tienes la certeza que ÉL está a tu lado, está esperando que le llames y le digas ¡se me acabó el vino! ¡no tengo gozo! ¡no sé cómo seguir! y ÉL con su mirada d amor, ve qué tienes disponible y con eso, él suplirá, proveerá para que no seas avergonzado, para que seas fortalecido. ÉL es nuestro Vino Nuevo.
Palabra de Dios
Oremos
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