LA REALIDAD DE MI RELACION CON DIOS - Parte 4

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Efesios 2:18–22 (RVR60)
18 porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.
19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,
20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,
21 en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;
22 en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.
Propósito: Fijar cuál es la clase de comunión que tenemos con Dios, si es que la tenemos.
Resumen:
-Vimos la tercera condición en la relación con Dios; hijos de Dios.
Hijos de Dios
-Establecimos la diferencia entre los “hijos creados” y los “hijos engendrados”.
-Cuando se habla de “hijos creados” se refiere a una especie biológica y física.
-Y cuando se refiere a “hijos engendrados”, se trata de especie espiritual.
-Esto son todos aquellos que han experimentado una regeneración en sus mentes y en sus conciencias, como efecto de la palabra de Dios.

Condiciones de una relación con Dios

-La cuarta condición de nuestra relación con Dios es la de ser casa de Dios:

4. Morada de Dios

-La palabra traducida como casa en la Biblia también tiene el significado de “templo”.
-Pero la palabra “morada” que se usa en Efesios 2.22, tiene el significado de ser “una casa de mayor permanencia”.
-El Antiguo Testamento habla del templo para referirse al edificio que se construyó en Jerusalén (edificio permanente) en remplazo del Tabernáculo (edificio portátil), una casa con el propósito de rendir culto al Señor.
El antiguo Templo
-El rey David tuvo el deseo de construir un templo permanente para Dios.
-El Señor concede esta intención, pero fue Salomón, hijo de David quien construyó el templo en Jerusalén.
-Pero fue Salomón, hijo de David quien construyó este templo, con el propósito principal de dedicar un lugar para morada de la presencia de Dios.
2º Crónicas 6:1–2 (NTV)
1 Entonces Salomón oró: «Oh Señor, tú dijiste que habitarías en una densa nube de oscuridad.
2 Ahora te he construido un templo glorioso, ¡un lugar donde podrás habitar para siempre!».
-Dios eligió esa casa para poner allí Su nombre.
2º Crónicas 7:12–16 (RVR60)
12 Y apareció Jehová a Salomón de noche, y le dijo: Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio.
13 Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo;
14 si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
15 Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar;
16 porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre.
-No sole se trata de un lugar, sino de la actitud con la que llega al lugar: v. 14
-De esta manera, toda persona que quería tener contacto con Dios debía acercarse a esta casa, y esto por medio de los sacrificios.
-Pero el templo en Jerusalén fue destruido dos veces. ¿Porqué? Tal vez porque ese no era el plan original de Dios.
1º Crónicas 17:3–5 (NTV)
3 Pero esa misma noche Dios le dijo a Natán:
4 «Ve y dile a mi siervo David: “Esto ha declarado el Señor: no serás tú el que construya una casa en la que yo viva.
5 Nunca he vivido en una casa, desde el día en que saqué a los israelitas de Egipto hasta el día de hoy, sino que mi hogar ha sido una carpa, trasladada de un lugar a otro en un tabernáculo.
-Pablo, hablando acerca de un lugar para Dios, dijo:
Hechos de los Apóstoles 17:24–25 (RVR60)
24 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas,
25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.
El nuevo templo
-El plan de Dios no era tener una casa hecha de piedra, sino una casa espiritual en la que pudiera morar permanentemente.
-Es por esto que Dios ha determinado en Su gracia, no solo hacernos Sus hijos, sino que ha querido morar en nosotros.
-La iglesia es la morada de Dios.

La santificación

-Para hacer esto posible, fue necesaria la obra de Dios a través de Cristo. Dios tenía que perdonarnos, comprarnos, justificarnos y regenerarnos.
-Luego de hacer posible el cumplimiento de esta secuencia de aspectos que encierra la salvación, Dios inicia la gran tarea de santificarnos.
-La santificación es la doctrina que enseña la separación que Dios hace de aquellos que creen en El. Dios los ha adquirido para que sean dedicados para un culto nuevo y espiritual, y para una vida en santidad.
-Esta separación no se ha hecho por cause de los méritos humanos, sino por medio del sacrificio de Cristo.
Hebreos 10:14 (RVR60)
14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
-En consecuencia a esta obra, los creyentes debemos vivir de tal manera que nos mantengamos separados moralmente del pecado.
Romanos 6:19 (RVC)
19 Hablo en términos humanos, por la debilidad de su naturaleza humana. Así como para practicar la iniquidad presentaron sus miembros para servir a la impureza y la maldad, ahora, para practicar la santidad, presenten sus miembros para servir a la justicia.
-La santificación no es solo una obra de purificación de nuestra conciencia y del estado de nuestra nueva naturaleza. La santificación es también la habilitación de nuestro cuerpo para que sirva de “templo” de Dios.
1 Corintios 6:9–11, 19-20 (NTV)
9 ¿No se dan cuenta de que los que hacen lo malo no heredarán el reino de Dios? No se engañen a sí mismos. Los que se entregan al pecado sexual o rinden culto a ídolos o cometen adulterio o son prostitutos o practican la homosexualidad
10 o son ladrones o avaros o borrachos o insultan o estafan a la gente: ninguno de ésos heredará el reino de Dios.
11 Algunos de ustedes antes eran así; pero fueron limpiados; fueron hechos santos; fueron hechos justos ante Dios al invocar el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios…
19 ¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí mismos,
20 porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo.

Nuestra unión con Cristo

-La presencia del Espíritu de Dios en nosotros hace que estemos unidos a Cristo.
Efesios 3:14–17 (RVR60)
14 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,
16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;
17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones…
-El apóstol Pablo nos dice que “el que se une al Señor, se hace un solo cuerpo espiritual con él” (1 Co. 3.17 TLA).
-El tema de la unión con Cristo ocupa un lugar central en el entendimiento de la salvación.
-“El Nuevo Testamento describe a los creyentes como aquellos que han sido escogidos y predestinados ‘en Cristo’ (Ef. 1.4-5); llamados ‘en Cristo’ (2 Tim. 1.9); regenerados ‘en Cristo’ (Ef. 2.10); justificados, santificados y glorificados ‘en Cristo’ (1 Co. 1.30-31). (Tomado del libro “De gloria en gloria”, por Sugel Michelen).
Efesios 2:10 (RVC)
10 Nosotros somos hechura suya; hemos sido creados en Cristo Jesús para realizar buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que vivamos de acuerdo con ellas.

Para qué quiere morar Dios en nosotros

1. Para perfeccionar nuestro carácter
2. Para guiarnos hacia toda la verdad
3. Para ayudarnos a vencer el pecado
4. Para capacitarnos para obedecer a Dios
-No podremos vencer el pecado y obedecer a Dios, a menos que El viva dentro de nosotros.
Romanos 8:9–13 (RVC)
9 Pero ustedes no viven según las intenciones de la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
10 Pero si Cristo está en ustedes, el cuerpo está en verdad muerto a causa del pecado, pero el espíritu vive a causa de la justicia.
11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús vive en ustedes, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu que vive en ustedes…
13 porque si ustedes viven en conformidad con la carne, morirán; pero si dan muerte a las obras de la carne por medio del Espíritu, entonces vivirán.
-Dios no solo quiere que seamos Sus hijos, El quiere morar en nosotros mediante la unión con Cristo.
¿Qué clase de relación tenemos con Dios?
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