Nuestra actitud ante la Muerte
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1.0 Introducción
1.0 Introducción
Hace algún tiempo atrás vi tres imágenes que ilustraban tres actitudes diferentes en cuanto a la muerte cercana.
En la primera, un hombre está parado debajo de un hacha inmensa que cuelga de una cuerda muy débil y delgada. Debajo de la imagen se encuentran las palabras: “Es muy inconveniente ser mortal; nunca se sabe cuándo todo llegará repentinamente a su fin”.
En la segunda, una persona está postrada en la cama de un hospital. Debajo de la imagen están los deseos del paciente: “Digan a los investigadores que se apuren; no quiero morir antes de que descubran la manera de salvarme”.
En la tercera, un amante del ejercicio está corriendo. Las palabras debajo de la imagen reflejan los pensamientos de la persona: “Estoy haciendo lo posible por prolongar mi vida, esperando que un día sepa la razón por la cual vivo”.
2.0 Desarrollo
2.0 Desarrollo
2.1 La actitud Correcta
2.1 La actitud Correcta
La actitud cristiana en cuanto a la muerte puede y debería ser: “Gracias, gracias, Señor”. Aunque nosotros no nos atrevemos a adelantar este proceso de manera activa, podemos sentir gozo al ver que el día de nuestra muerte se acerca. No habrá más mundo pecador; no habrá más tentaciones; no habrá más calor o frío insoportable; no habrá más molestia o irritación; no habrá más odio; no habrá más lapsus de la memoria; no habrá más dolor o aflicción; no habrá más dudas.
Pablo ansiaba la muerte. Él escribió a los cristianos en Filipos:
Filipenses 1:21–26 “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros. Y confiado en esto, sé que quedaré, que aún permaneceré con todos vosotros, para vuestro provecho y gozo de la fe, para que abunde vuestra gloria de mí en Cristo Jesús por mi presencia otra vez entre vosotros.”
2.2 La Conciencia tranquila
2.2 La Conciencia tranquila
El apóstol Pablo, describe asi su conciencia poco tiempo antes de su partida
2 Timoteo 4:6–8“Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.”
Y es que él, en ningún momento rehusó de ser fiel a Dios y la predicación del mensaje que le fue encargado.
Hechos de los Apóstoles 20:17–27 “Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia.Cuando vinieron a él, les dijo: Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia, sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos; y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas, testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo. Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. Y ahora, he aqui yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro. Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios.”
2.3 La tarea por realizar
2.3 La tarea por realizar
Pablo en sus escritos, anima a Timoteo diciendo:
1 Timoteo 4:6–10“Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido.Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad;porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera. Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos. Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, especialmente de los que creen.”
2.4 Siguiendo el ejemplo
2.4 Siguiendo el ejemplo
Siguiendo este buen ejemplo, podremos depositar toda nuestra confianza en Dios:
1 Tesalonicenses 4:13–16 “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.”
3.0 Conclusión
3.0 Conclusión
Por lo que es necesario que siempre recordemos el mensaje del Espiritu de Dios, cuando dice:
2 Pedro 3:10–12 “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!”