Jesús es Señor del día de reposo
El Señor Jesús confronta a los fariseos de 2 maneras en cuanto al día de reposo. Al comer espigas sus discípulos y al sanar a un hombre de la mano seca. Jesús demuestra que Él es Señor del día de reposo.
Jesús es el Señor del día de reposo
Lectura Bíblica
I. La Controversia
a) ¿Qué dice la Ley sobre espigar?
b) ¿Qué dice la Ley sobre el día de reposo?
c) ¿Que dice la Tradición de los Rabinos?
1. Mishná
II. El Ataque
III. Jesús defiende Su Esencia.
373. ἀναπαύω anapaúo; de 303 y 3973; (refl.) reposar (lit. o fig. [ser exento], permanecer); por impl. refrescarse:—reposar, confortar, descansar.
a) Jesús responde con una historia.
la tradición judía justificó su conducta con la alegación de que «el peligro de muerte sobreseía la ley del sábado, así como todas las leyes relacionadas con ella»,
Dios no se ofendió por esa acción, y no disciplinó a Ahimelec ni a David. El Señor estuvo dispuesto a que una regla ceremonial se violara cuando hacerlo fue necesario para suplir las necesidades de su amado pueblo.
Jesús estaba diciendo que si por el bienestar de su pueblo Dios permite que su propia ley se incumpla bajo ciertas circunstancias, sin duda permite que tradiciones sin propósito y ridículas hechas por el ser humano se rompieran para ese propósito.
b) Jesús responde con una enseñanza.
La ley del sábado no era de mero reposo, sino de reposo para la adoración. El servicio del Señor era el objetivo a la vista. Los sacerdotes trabajaban en sábado porque este servicio era el objetivo del sábado; y a David se le permitió comer los panes de la proposición no porque estuviera a punto de morir de hambre, sino porque había alegado que estaba al servicio del Señor y necesitaba esta provisión. Los discípulos, cuando siguieron al Señor, estaban de modo similar al servicio del Señor;
7. Así como es la ley de la naturaleza que, en general, una proporción de tiempo, por designio de Dios se dedique a la adoración de Dios, así en su Palabra, por un mandamiento positivo, moral y perpetuo que obliga a todos los hombres en todas las épocas, Dios ha señalado particularmente un día de cada siete como día de reposo, para que sea guardado santo para él;1 el cual desde el principio del mundo hasta la resurrección de Cristo fue el último día de la semana y desde la resurrección de Cristo fue cambiado al primer día de la semana, que es llamado el Día del Señor y debe ser perpetuado hasta el fin del mundo como el día de reposo cristiano, siendo abolida la observancia del último día de la semana.2
8. El día de reposo se guarda santo para el Señor cuando los hombres, después de la debida preparación de su corazón y arreglados de antemano todos sus asuntos cotidianos, no solamente observan un santo descanso durante todo el día de sus propias labores, palabras y pensamientos1 acerca de sus ocupaciones y diversiones seculares; sino que también se dedican todo el tiempo al ejercicio público y privado de la adoración de Dios, y a los deberes de necesidad y de misericordia.2