The Peace

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La paz es la tranquilidad en el Orden, estamos en paz cuando poseemos aquello que deseamos, pero solo hay paz verdadera en cuando poseemos a Dios.
Nos hiciste Señor para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti. San Agustín.
Solo tenemos paz en cuanto poseemos a Dios, cuando amamos a Dios, pues la paz es un efecto del amor de Dios a nosotros. Ustedes lo han experimentado después de una profunda oración, después de una comunión fervorosa como nuestro corazón está en paz.
Nuestra lucha debe ser pues en conservar esa paz
1. Lo primero que debemos hacer para no perder la paz es vivir en gracia de Dios.
Sal 118,165: Mucha paz tienen quienes aman tu ley.
Padre Pio.
La paz es la sencillez del espíritu, la serenidad de la conciencia, la tranquilidad del alma y el vínculo del amor. La paz es orden, es la armonía en cada uno de nosotros, es una alegría continua que nace al testimoniar una conciencia limpia, es la alegría santa de un corazón en el que Dios reina. La paz es el camino a la perfección, o, mejor aún, en la paz habita la perfección. Y el diablo, que sabe muy bien todo esto, hace todo lo posible para hacernos perder la paz.
2. No angustiarnos por nuestras faltas.
El alma necesita estar entristecida por una sola cosa: una ofensa contra Dios. Pero incluso en este punto, hay que ser muy prudente. Ciertamente, hay que lamentar los fracasos, pero con un dolor pacífico y confiando siempre en la Divina Misericordia. Uno debe cuidarse de ciertos reproches y remordimientos contra uno mismo, que la mayoría de las veces provienen de nuestro enemigo que quiere perturbar nuestra paz en Dios. Si tales reproches y remordimientos nos humillan y nos hacen rápidos para hacer lo correcto, sin quitarnos la confianza en Dios, podemos estar seguros de que vienen de Dios. Sin embargo, si nos confunden y nos hacen temerosos, desconfiados, perezosos o lentos para hacer lo correcto, podemos estar seguros de que vienen del diablo y, en consecuencia, debemos dejarlos a un lado, encontrando nuestro refugio en la confianza en Dios.
3. Para que haya paz debe haber concordia.
La concordia propiamente dicha implica, es verdad, una relación a otro en el sentido de que las voluntades de varias personas se unen en un mismo consenso.
De ahí que la concordia entraña la unión de tendencias afectivas de diferentes personas,
Si queremos vivir en paz, hay que unir nuestra voluntad con la voluntad de Dios.
En cada momento de vida, hacer lo que Dios me pide y aceptar lo que Dios manda.
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