El Ministerio de los Diáconos
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Introducción:
Introducción:
Las dos manos de la Iglesia. ¿Sabía usted que la Iglesia tiene dos manos?
Una mano tiene que ver con el trabajo espiritual, la cual la realizan los ancianos y maestros; y la otra mano tiene que ver con el servicio, de esta parte del trabajo de la Iglesia se encargan los diáconos.
La Palabra Diácono significa “una persona que sirve”. Se usa en dos sentidos en la Biblia:
Toda persona que sirve, incluido mujeres.
Oficiales de la Iglesia encargados del servicio y la ayuda a los necesitados.
Del último tipo de diácono nos ocuparemos en este estudio.
Es necesario que la Iglesia tenga personas que han sido llamadas por Dios para servir y así suplir lo que tiene que ver con el servicio en la Iglesia.
Desarrollo:
Desarrollo:
I. Primera mención de los diáconos.
I. Primera mención de los diáconos.
1 En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria. 2 Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. 3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. 4 Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. 5 Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; 6 a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos. 7 Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.
Preguntas:
Preguntas:
Verdades:
Verdades:
Los diáconos están para suplir las necesidades de servicio a los necesitados (las viudas eran desatendidas)
Los diáconos deben ser varones de buen testimonio, llenos del espíritu Santo y de sabiduría.
Es necesario que haya diáconos para que los ancianos y pastores se dediquen con tranquilidad al trabajo espiritual. (Oración, enseñanza y pastorear).
La Iglesia debe reconocer a estos varones y los ancianos y pastores deben ordenarles. (les impusieron las manos)
II. Requisitos.
II. Requisitos.
1 Timoteo 3:8–13 “8 Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas;9 que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia.10 Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles.11 Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.12 Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas.13 Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús.”
Honestos, sin doblez.
No dados al mucho vino.
No codiciosos de ganancias deshonestas.
Deben guardar el misterio de la fe con limpia conciencia.
Deben ser sometidos a prueba primero y si son irreprensibles pueden ejercer.
Deben tener buenas esposas: honestas, no calumniadoras, sobrias, fieles en todo.
Deben ser maridos de una sola mujer.
Deben gobernar bien sus hijos y sus casas.
Cuando los diáconos cumplen estos requisitos y realizan su trabajo llegan a ser personas muy valoradas y apreciadas por la congregación. (v.13)
III. Principios para un servicio digno del Señor.
III. Principios para un servicio digno del Señor.
Diligencia. Romanos 12:11 “11 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;” ; Proverbios 10:4 “4 La mano negligente empobrece; Mas la mano de los diligentes enriquece.”
Humildad. Mateo 20:25–28 “25 Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. 26 Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, 27 y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; 28 como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.”
Amor. 1 Corintios 13:1–3 “1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.”