Hebreos 10:26

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Introducción:

La semana pasada, el pastor Fredy nos recordó el sagrado deber que como padres tenemos de instruir y amonestar a nuestros hijos según el camino del Señor. Hoy, providencialmente, estaremos considerando un claro ejemplo de cómo Dios, nuestro Padre celestial, nos guía y corrige con amor.
En nuestra última reflexión sobre el capítulo 10 de la epístola a los Hebreos, exploramos cómo el Señor, a través de este texto, nos muestra nuestros deberes como cristianos a la luz de nuestra redención en Cristo. Jesús, es la Palabra final de Dios hecha carne, vino para rescatarnos del pecado y darnos un lugar en su gloria eterna. Por su sacrificio, hemos sido redimidos, adoptados y acogidos por Dios en el santuario celestial, del cual el templo terrenal era solo una sombra. Su sangre nos ha purificado completamente, permitiéndonos acceder libremente a la presencia de nuestro santo Dios. Por tanto, nuestra responsabilidad es consagrarnos a Él mediante la fe, aferrarnos a la esperanza que nos ha sido dada en Jesucristo y animarnos unos a otros a vivir para la gloria de Dios hasta que todas sus promesas se cumplan.
Dios, es pues, un ejemplo de un padre amoroso que señala a sus hijos de manera especifica sus deberes a la luz de los privilegios que disfrutamos como miembros su familia.
Esta mañana veremos en Hebreos 10:26-39 como Dios también amorosamente nos amonesta con un tono fuerte y claro, advirtiéndonos sobre las terribles consecuencias de abandonar nuestros deberes y luego nos anima a perseverar en ellos recordándonos su inquebrantable fidelidad.
Vamos a considerar esta mañana esta solemne advertencia y este glorioso recordatorio de parte de nuestro buen Padre, que nos animará a resistir firmes en la fe en medio los desafíos que enfrentamos como pecadores en espera de la gloria que vendrá.
El propósito de Dios con esta solemne advertencia es producir temor en nuestros corazones e incentivarnos a cumplir con nuestro deber y su propósito al recordarnos cuan grande es su fidelidad es estimularnos a resistir firmes hasta el final. Aquí tenemos el ejemplo mas increíble de la paternidad cristiana, Dios esta usando la preocupación de un pastor por una iglesia, para revelarnos su carácter paternal.
Como dijo Loraine Boettner: “Las advertencias y exhortaciones de la Escritura son estímulos que producen humildad, vigilancia y diligencia constantes. De la misma manera, un padre, con el fin de obtener la cooperación voluntaria de un niño, puede decirle que se mantenga fuera del camino de un automóvil que se aproxima, cuando todo el tiempo el padre no tiene ninguna intención de dejar que el niño se ponga en una posición en la que podría resultar herido. Cuando Dios infunde en un alma el temor de caer en apostasía, no es en modo alguno una prueba de que Dios, en su propósito secreto, tenga la intención de permitirle caer. Estos temores pueden ser los mismos medios que Dios ha diseñado para evitar que caiga”
De manera que el Señor utiliza las advertencias para mantener a su pueblo en el camino hasta llevarnos a casa.
Leamos juntos la palabra de Dios y atendamos a esta solemne advertencia y amoroso recordatorio Hebreos 10:26-39
Hebreos 10:26–39 NBLA
Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados, sino cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de un fuego que ha de consumir a los adversarios. Cualquiera que viola la ley de Moisés muere sin misericordia por el testimonio de dos o tres testigos. ¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merecerá el que ha pisoteado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia? Pues conocemos a Aquel que dijo: «Mía es la venganza, Yo pagaré». Y otra vez: «El Señor juzgará a Su pueblo». ¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo! Pero recuerden los días pasados, cuando después de haber sido iluminados, ustedes soportaron una gran lucha de padecimientos. Por una parte, siendo hechos un espectáculo público en oprobios y aflicciones, y por otra, siendo compañeros de los que eran tratados así. Porque tuvieron compasión de los prisioneros y aceptaron con gozo el despojo de sus bienes, sabiendo que tienen para ustedes mismos una mejor y más duradera posesión. Por tanto, no desechen su confianza, la cual tiene gran recompensa. Porque ustedes tienen necesidad de paciencia, para que cuando hayan hecho la voluntad de Dios, obtengan la promesa. Porque dentro de muy poco tiempo, El que ha de venir vendrá y no tardará. Mas Mi justo vivira por la fe; Y si retrocede, Mi alma no se complacerá en él. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para la preservación del alma.
Esta es la cuarta exhortación de esta epístola y es una de las advertencias mas duras de toda la biblia. Esta dirigida a toda la iglesia, es más el mismo autor se incluye hablando en primera persona cuando afirma “Si continuamos pecando deliberadamente”.
La intención el Señor es que en nuestros corazones se produzca un santo temor de volvernos a tras en nuestra profesión de fe y seamos motivados al deber abrazando la fe, la esperanza y el amor. Y lo primero que tenemos es:

I. La solemne advertencia de Dios (Hebreos 10:26-31)

Esta advertencia tiene que ver con la gravedad del pecado deliberado después de haber recibido el conocimiento de la verdad. A diferencia de aquellos descritos en el capitulo 5:2 que pecan por descuido siendo “ignorantes y descarriados".
La palabra deliberadamente tiene la connotación de hacer algo sin coacción, es decir voluntariamente, noten como es traducida la palabra en 1 Pedro:
1 Pedro 5:2 NBLA
pastoreen el rebaño de Dios entre ustedes, velando por él, no por obligación, sino voluntariamente, como quiere Dios; no por la avaricia del dinero, sino con sincero deseo;
La advertencia tiene que ver con una persona que rechaza la autoridad de Dios sobre su vida, se vuelven a sus viejos caminos para abrazar el pecado. En Palabras de Salomón:
Proverbios 2:13–15 NBLA
De los que dejan las sendas de rectitud, Para andar por los caminos tenebrosos; De los que se deleitan en hacer el mal Y se regocijan en las perversidades del mal; Cuyas sendas son torcidas, Y se extravían en sus senderos.
La persona descrita aquí, es una que abandona la fe y el camino de santidad al que fue llamado. Se aparta de lo que sabe que es verdad. Se rebela contra el pacto con cuya señal ha sido sellado. Peca contra la luz, demostrando que ama más las tinieblas que la luz. Repudia la salvación y opta por el juicio (Dt. 30:15-20).
A la luz de lo que ya hemos visto, sobre como Jesus es el único sacrificio que puede justificarnos delante de Dios, estas personas quedan sin ninguna esperanza, habiendo rechazado al único sacrificio que les hubiese podido librar de la justa ira de Dios. Para tal persona ya no queda sacrificio por los pecados. Se ha apartado voluntariamente del único medio de perdón y reconciliación con Dios.
Apartado de la gracia de Dios, lo único que les queda es esperar el horrendo juicio y horrenda furia justa de Dios que un día consumirá para siempre a sus adversarios.
Todo el que se aparta de la fe, se convierte en una adversario de Dios y le espera el peor castigo que existe en el infierno.
No todos los pecados serán tratados de la misma manera en el juicio. Noten el argumento del autor para demostrar esto en el Vs.28 es una cita de la ley de Moisés
Deuteronomio 17:1–6 NBLA
»No sacrificarás al Señor tu Dios buey o cordero que tenga defecto o alguna imperfección, porque es cosa abominable al Señor tu Dios. »Si en medio de ti, en cualquiera de las ciudades que el Señor tu Dios te da, se encuentra un hombre o una mujer que hace lo malo ante los ojos del Señor tu Dios, violando Su pacto, y que haya ido y servido a otros dioses, adorándolos, o adorando al sol, a la luna o a cualquiera de las huestes celestiales, lo cual Yo no he mandado, y si te lo dicen y has oído hablar de ello, harás una investigación minuciosa. Y si es verdad y es cierto el hecho que esta abominación ha sido cometida en Israel, entonces sacarás a tus puertas a ese hombre o a esa mujer que ha cometido esta mala acción, y los apedrearás, al hombre o a la mujer, hasta que mueran. »Al que ha de morir se le dará muerte por la declaración de dos o tres testigos. No se le dará muerte por la declaración de un solo testigo.
El apostata en la iglesia del A.T. se le debía dar muerte sin misericordia. ¿Es mas misericordioso el Dios del nuevo testamento? El autor dice que en el N.T., ahora que se nos ha ofrecido la realidad en lugar de las sombras, ahora que gozamos de mas privilegios, el castigo es peor, puesto que la maldad es mayor, entonces la reacción de Dios es mas terrible:
Hebreos 10:29 NBLA
¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merecerá el que ha pisoteado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia?
Es más, en el N.T. la Iglesia no esta llamada a dar muerte al apostata, sino que Dios mismo se encargará de él, dice el texto: Mía es la venganza, yo mismo pagaré, yo juzgaré.
El autor añade que caer en manos de Dios, es infinitamente mas horrendo que las piedras que tiraba el pueblo al apostata en el A.T.
¿Porque es tan horrendo? ¿Que es lo que un apostata hace para que Dios reaccione así? tres cosas hacen para provocar a Dios de esta manera, aquellos que deliberadamente deciden rechazar la fe que un día recibieron:

En primer lugar, Pisotea bajo sus pies al hijo de Dios.

Es decir, lo ha tratado con el mayor desprecio.
Pisotear al Hijo de Dios implica, en el contexto de nuestra epístola:
Rechazar y despreciar a Jesús como Hijo en quien Dios ha pronunciado y promulgado su última palabra redentora a la humanidad, por quien el mundo fue creado, y por cuya poderosa palabra el universo es sostenido y llevado adelante hasta su fin predestinado (1,1-3).
Rebelarse ante la superioridad del hijo, que esta sobre los ángeles de Dios (1:4-13).
Negar que él es superior a Moisés, siervo en la casa de Dios, puesto que es el Hijo (3:5s.).
Abandonar la confesión de que Jesús es el Hijo de Dios y nuestro gran Sumo Sacerdote quien es infinitamente superior a Aarón, quien atravesó los cielos para abrirnos paso al cielo, de manera que podamos acercarnos con confianza al trono de la gracia (4:14-16).
Repudiar a aquel que es el Hijo de Dios, eterno, encarnado, crucificado, resucitado y glorificado, que ha sido hecho perfecto para siempre (7:4ss., 26-28).

En segundo lugar, el apostata tiene por inmunda la sangre del pacto con la que fue santificado.

La sangre de Jesus es la nos ha santificado, nos hizo aptos para acercarnos y servir a Dios, esta sangre nos fue rociada simbólicamente en el bautismo para representar como hemos sido limpio por fuera y señalar como somos limpios por dentro por la obra del Espíritu.
El apostata que participo de Cristo en el bautismo y que cada semana participo de la santa cena el memorial del nuevo pacto en su sangre, profesando con ello que busca en Cristo el lavamiento del pecado. Con su rebelión, esta demostrando que siempre fue un hipócrita, que su fe nunca fue genuina, lejos de confiar en la sangre de Cristo la ha profanado, la ha considerado común. La sangre que le permitió entrar en la esfera de lo santo, la a pisoteado.

En tercer lugar, ha ultrajado al Espíritu de gracia.

Su rebelión contra el Evangelio es una afrenta, un insulto, al Espíritu Santo, quien aplica al corazón humano la gracia de Dios en Cristo Jesús. En su simulación, en su hipocresía, están atribuyendo al Espíritu una obra que nunca hizo en sus corazones.
Por estas tres razones Dios se toma la venganza de manera personal. El Señor se levanta para juzgar a su pueblo, él separa a los piadosos de los hipócritas. Lejos de escapar de Dios, el apóstata cae en las manos del Dios vivo: abandona a Dios como su Salvador sólo para encontrarse con él como su Juez.
Que estas palabras de Advertencia produzcan un santo temor en nuestros corazones para alejarnos del pecado y de toda falsedad, que podamos asegurarnos de que estamos en la fe, de que estamos aguardando la esperanza y de que estamos amando a Dios y a su pueblo.
Ahora vemos como el autor con un PERO, nos anima para que pongamos nuestra esperanza en Dios, recordándonos su fidelidad en medio las pruebas. (Esta iglesias estaba a punto de retroceder por las pruebas, sin darse cuenta de que estas revelan la bondad de Dios para con su pueblo), al recordarles la fidelidad de Dios, él autor les quiere animar a resistir hasta el final.

II. Un Recordatorio de la Fidelidad de Dios (Hebreos 10:32-39)

Hermanos, recordar como Dios ha sido fiel con nosotros en el pasado, especialmente en medio de las pruebas, es bueno para animarnos a la perseverancia en medio de las presiones del presente.
El vs. 32 nos llama a recordar. Estos cristianos luego de haber sido iluminados por el evangelio, fueron impulsados a compartir su fe con otros y por esta causa padecieron persecución. Pero lo que deben traer a su memoria es que soportaron al persecución por medio de la fe, es decir que fueron sostenidos por Dios en medio de la prueba y su sufrimiento produjo frutos apacibles de justicia en sus vidas.
Noten como abundaron en amor unos por otros, tenían compañerismo y se compadecían de los que eran perseguidos con ellos. Ellos arriesgaron su seguridad para ayudar a los creyentes que estaban padeciendo, fueron impulsados a aliviar su sufrimiento. Esta es una prueba de la gracia en la vida de un creyente. Estos cristianos hebreos habían dado prueba de que en el Cuerpo de Cristo "si un miembro padece, todos padecen juntamente" (1 Co. 12:26; Ro. 12:5). Y como esta unidad en el Cuerpo es esencialmente unidad en Cristo (Gál. 3:28), así al ministrar a sus hermanos afligidos estaban ministrando a Cristo, de acuerdo con el propio dicho de Cristo: "En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis" (Mt. 25:36, 40).
Noten además como en medio del padecimiento ellos tenían gozo. Con gozo aceptaban el sufrimiento y la perdida de sus bienes por la causa de Cristo, sabiendo que tienen una mejor herencia en los cielos “estaban seguros de la realidad celestial”. (Lucas 6:22-24; 1 Pe. 4:12-14) John Hooper, despojado de sus posesiones mundanas y enfrentándose a una muerte cruel, escribe desde su prisión que "la pérdida de los bienes es grande, pero la pérdida de la gracia y el favor de Dios es mayor" y, además, que "no hay ni felicidad ni adversidad de este mundo que pueda parecer grande, si se pesa con las alegrías o las penas del mundo venidero".
Hermano, recuerde sus propios sufrimientos y como Dios lo ha sostenido en el pasado. Pero además no desperdicie esa fe que Dios hasta ahora ha sostenido, sígase aferrando a ella, porque la fidelidad de Dios es para siempre. De manera que al autor nos llama en el Vs. 35-36 a ser pacientes y a seguir resistiendo confiando den la fidelidad de Dios, puesto que la recompensa vendrá y las promesas de Dios no fallaran.
Recordar la fidelidad de Dios nos protege de la apostasía, nos arraiga en la fe.
Un comentarista afirma: “Este texto es como si el autor de hebreos hubiera dicho: "¿Por qué rehuir ahora el sufrimiento por el cristianismo? ¿No estuvisteis expuestos al sufrimiento desde el principio? Cuando os hicisteis cristianos por primera vez, ¿no sufristeis voluntariamente a causa de él? ¿Y no es el cristianismo tan digno de sufrimiento como siempre? ¿No es Jesús el mismo ayer, hoy y siempre? ¿Acaso la fe y la esperanza del cristianismo no os sostenían antes en vuestros sufrimientos y os hacían sentir que no eran más que ligeras aflicciones de un momento? ¿Y no son tan capaces de sostenerte ahora como lo fueron entonces? ¿Acaso la sustancia del cielo se ha vuelto menos real o menos duradera, y no tienes ahora tan buena evidencia como entonces de que el cristiano perseverante tiene guardado tal tesoro? ¿Estás dispuesto a perder todo el beneficio de los sacrificios que has hecho y de los sufrimientos que has soportado? y todo ello será en vano si no perseveras hasta el fin".
Como creyentes hemos soportado tanto en el pasado, que no vale la pena retroceder ahora. Mantengamonos firmes en nuestra fe, resistamos hasta el final los oprobios de Cristo.
Como cristianos no tenemos que ganar una batalla cultural, ni debemos esperar triunfos en este mundo. Nuestro objetivo es ser fieles a la fe en medio de un mundo hostil a Cristo, apoyándonos en él y confiando en la fidelidad de Dios que nos sostendrá y cumplirá sus promesas. Un día recibiremos, si hoy resistimos.
Para el creyente, el presente implica sufrimiento, el futuro implica recibir. Esperamos recibir todo lo que Dios ha prometido a quienes confían en Él.
Como dice Hugges: “Donde el mundo dice: "Compra ahora, paga después", el cristiano dice: "Sacrifica ahora, recibe después".
Como cristianos, soportamos para recibir una recompensa. No toleramos las circunstancias, ni nos resignamos como lo hace el mundo.
Donald Grey Barnhouse: ·El pagano, en una aburrida desesperanza, se doblega ante lo inevitable. El cristiano acepta el sufrimiento, sabiendo que Dios lo está llevando a la gloria; y desde la esperanza del pasado hasta la esperanza del futuro, ve la conexión que corre a través de su sufrimiento como un hilo que lo une todo. Su vida es como los rápidos turbulentos de un río, pero él sabe que el río viene de un manantial tranquilo y fluye hacia un océano en calma. En este conocimiento, el cristiano esta en paz”
En conclusión, el úrico peligro real para un cristiano es “abandonar la fe” para enfrentarse a la ira de Dios. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para la preservación del alma.
Permanezcamos pues firmes y no sedamos ante la amenaza o la tentación. Pase lo que pase, debemos mantenernos firmes en la fe, en la esperanza y en el amor hasta el final; porque esto, en última instancia, es lo que distingue a los elegidos de los réprobos y al trigo de la cizaña.
Así que hermanos, resistamos y al resistir asegurémoslos de estar haciendo por Cristo, por al amor que nos ha manifestado de pura gracia a pecadores como nosotros.
Tomás de Kempis escribe: “Jesús tiene ahora muchos amantes de su reino celestial, pero pocos portadores de su cruz. Tiene muchos deseosos de consuelo, pero pocos de tribulación. Encuentra muchos compañeros de su mesa, pero pocos de su abstinencia. Todos desean alegrarse con él, pero pocos sufrirán algo por él. Muchos siguen a Jesús a partir el pan, pero pocos a beber el cáliz de su pasión. Muchos veneran sus milagros, pero pocos siguen la ignominia de su cruz. Muchos aman a Jesús mientras no sucedan las adversidades. Muchos lo alaban y bendicen mientras reciben de él algún consuelo. Pero si Jesús se esconde y los abandona sólo por un tiempo, caen en la queja o en un abatimiento de ánimo demasiado grande. Pero los que aman a Jesús por Jesús, y no por algún consuelo propio, le bendicen en toda tribulación y angustia del corazón, así como en el mayor consuelo. Y aunque él nunca eligiera darles consuelo, ellos, no obstante, siempre lo alabarían y siempre desearían darle gracias. ¡Oh, qué poderoso es el amor puro de Jesús, que no se mezcla con el amor propio ni con el interés propio!”
IV. Conclusión
El propósito de Dios con esta solemne advertencia es producir temor en nuestros corazones e incentivarnos a cumplir con nuestro deber y su propósito al recordarnos cuan grande es su fidelidad es estimularnos a resistir firmes hasta el final. Aquí tenemos el ejemplo mas increíble de la paternidad cristiana, Dios esta usando la preocupación de un pastor por una iglesia, para revelarnos su carácter paternal.
Al igual que el autor de Hebreos, confío en que aquellos que han hecho pública su profesión de fe en esta iglesia y participan de la mesa del Señor de manera digna, pertenecen a aquellos que tienen fe y guardan sus almas; aquellos, en otras palabras, en quienes Dios se complace. Es la fe, la fe evangélica, la que conduce a la posesión o apropiación de la propia existencia, que es todo lo contrario de la destrucción que sobreviene a quienes, por falta de fe, se retiran de la compañía de los creyentes.
En este pasaje, vemos claramente la conexión entre la fe genuina y la perseverancia en la comunión con los creyentes. Aquellos que se mantienen firmes en su fe, participando activamente en la comunidad de creyentes y manteniendo una vida digna del Evangelio, encontrarán la aceptación y el placer de Dios.
Por lo tanto, animo a todos nosotros a aferrarnos con firmeza a nuestra fe, a permanecer unidos en comunidad, y a vivir nuestras vidas de acuerdo con los principios y enseñanzas de Cristo. Solo así podremos experimentar la plenitud y la bendición que provienen de caminar en la fe evangélica.
Que esta reflexión sobre Hebreos 10:26-39 nos impulse a vivir con convicción y compromiso, confiando en la fidelidad de Dios y perseverando hasta el fin.
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