La gran cosecha que viene - CB Tactic Liga

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Estamos viviendo en el tiempo más glorioso de la historia de la humanidad. Está a la puerta el más profundo mover del Espíritu Santo, el mejor vino espiritual de todas las edades, la mayor cosecha de almas de todos los tiempos.

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La gran cosecha que viene - CB Tactic Liga
Domingo 12 de Mayo 2024 - Iglesia Monte de los Olivos - Premiación Encuentro de Liga CB
ORACIÓN
“Señor, Tú, el Todopoderoso, el Dios que creó este universo con Sus dedos, que puede lograr cualquier cosa con facilidad te suplicamos que Tus Palabras penetren nuestros corazones hasta lo más profundo y que veamos con claridad Tu voluntad, Tu plan, Tu deseo, Tu gran misericordia para con nosotros Señor.
Gracias Cristo. Amén.”
CUERPO PRINCIPAL DEL MENSAJE - LA GRAN COSECHA QUE VIENE
Estamos viviendo en el tiempo más glorioso de la historia de la humanidad. Está a la puerta el más profundo mover del Espíritu Santo, el mejor vino espiritual de todas las edades, la mayor cosecha de almas de todos los tiempos:
Santiago 5:7 dice:
“7Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía”.
El Apóstol Santiago nos anima a esperar con paciencia la venida del Señor, de la misma forma que Dios (que es el labrador según Juan 15:1 donde dice: “1Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.”) espera el fruto de la tierra, la cosecha que ocurrirá durante el tiempo de Su visitación.
La visión de Zacarías
El profeta Zacarías describió eventos que están ocurriendo en nuestros días, tal como la situación actual de Jerusalén, que es como una piedra pesada para todas las naciones (Zacarías 12:3 donde dice: “3Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella.”).
También escribió acerca de eventos que están por ocurrir, como la venida del Mesías (Zacarías 14:1-8) y la cosecha que viene pronto:
Zacarías 13:8-9 dice:
“8Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes serán cortadas en ella, y se perderán; mas la tercera quedará en ella.
9Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios”.
En el contexto de los eventos del fin de esta edad (Zacarías 12, 13 y 14), dice que una tercera parte de la tierra se volverá a Jehová y será Su pueblo.
¡Qué cosecha! ¡Millones de almas serán salvas!
Las multitudes que fueron ganadas en los días de la iglesia primitiva, no serán nada en comparación con las multitudes que seguirán al Señor en estos últimos días.
Será gente hambrienta de Dios que habrá reconocido que este mundo es vano y todos sus bienes basura.
Será gente que buscará al Señor con todo su corazón.
Dejaremos de escuchar informes como los que se escuchan hoy a causa de la condición actual de muchos cristianos.
Por ejemplo, un pastor renunció a su iglesia porque convocó a la congregación a una reunión de ayuno y oración, y casi nadie asistió. Se decepcionó tanto que renunció y desapareció de ese lugar.
En la época en la que el profeta hace referencia, la gente tendrá un anhelo profundo de correr en pos del Señor con un compromiso total con el Cordero de Dios.
Muchos cristianos antiguos serán avergonzados.
Los tibios se avergonzarán.
Los pueblos del mundo, en cambio, serán tocados y tendrán hambre y sed de la Presencia de Dios.
Será una cosecha increíble.
Sin embargo, ¿Quién va a alimentarlos? ¿Quién tendrá el mensaje del evangelio del Reino formado en ellos para poder ministrarlos y enseñarles?
Existe una necesidad urgente de personas que conozcan a su Dios; personas preparadas para la cosecha que viene.
Y el Concurso Bíblico nos da en gran medida sin duda alguna gran parte de esa preparación.
¡La tercera parte de la tierra será cristiana!
Todo ser humano que quiere seguir al Señor y esté dispuesto a poner a un lado su propio camino y sus anhelos carnales y decirle: “Señor hazme un canal y un siervo tuyo”, será utilizado por Dios.
La mies es grande y los obreros son pocos.
Nadie será excluido por falta de cupo o falta de necesidad en el Reino.
¿Por qué no ha sucedido todavía esa cosecha?
La visitación de Dios
Marcos 4:26-29 dice:
“26Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra;
27y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo.
28Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga;
29y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado”.
Cuando el fruto está maduro en seguida se mete la hoz, no hay por qué esperar más.
Así es el reino de Dios.
La hoz será metida cuando el grano esté maduro.
El fruto maduro, según Santiago 5:7, depende de la lluvia temprana y tardía; estas hablan de una visitación celestial a través de enseñanza ungida, como lo dice Deuteronomio 32:2:
“2Goteará como la lluvia mi enseñanza;
Destilará como el rocío mi razonamiento;
Como la llovizna sobre la grama,
Y como las gotas sobre la hierba;”
Será la Presencia de Dios manifestada por Palabras de vida que fluyen a través de Su pueblo. El Señor enviará la lluvia temprana y tardía para madurarnos, y darnos abundancia de gracia.
El profeta Joel, en Joel 2:23-28, también habla de esa época, cuando el Señor promete enviar la lluvia temprana y tardía para que las eras se llenen de trigo (la cosecha) y los lagares rebosen de vino (gozo) y aceite (la unción).
Joel 2:23-29 dice:
“23Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.
24Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite.
25Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros.
26Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado. 27Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado.
Derramamiento del Espíritu de Dios
28Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.
29Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.”
En ese pasaje el Señor promete restaurar los años que hemos perdido en correr en pos de los gusanos y afanes de este mundo, las vanidades que carcomen la vida espiritual de nuestro corazón.
Nuestra única esperanza es que el Señor restaure nuestro tiempo perdido.
Actualmente Dios está mostrándonos en nuestro desierto personal, que somos incapaces de agradarlo sin Su ayuda.
No podemos orar como debemos orar; no podemos ministrarlo, ni buscar Su rostro, ni adorarlo como Él lo merece.
El Señor nos muestra nuestra debilidad para que clamemos: “Señor visítame, ven sobre mí y prepárame”.
El avivamiento, la cosecha y la visitación viene, pero a través de la historia se ha visto que cuando la visitación de Dios ha llegado, no ha sido a todos.
Es lo que ocurrió en la Primera Venida, donde sólo unas personas participaron de esa bendición, como lo vemos claramente en las Escrituras.
Los adoradores tendrán parte en la visitación
Hablando de la obra que el Señor hacía sobre la Iglesia del Señor, el Apóstol Jacobo dijo en Hechos 15:15-18:
“15Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:
16Después de esto volveré
Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído;
Y repararé sus ruinas,
Y lo volveré a levantar,
17Para que el resto de los hombres busque al Señor,
Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,
18Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.”.
El pasaje anterior nos muestra que un secreto para participar de la cosecha es la alabanza.
Lo que conocemos como El Tabernáculo de David, es la vida humana llena de alabanza e intercesión.
Tiene que ver con el ministerio sacerdotal de alabanza y oración.
El lugar donde el Señor reedifique el Tabernáculo de David, será un lugar alrededor del cual todos los gentiles sobre los cuales es invocado Su nombre, buscarán a Jehová.
El va a reedificar el Tabernáculo de David para que todos los hombres busquen a Dios. Cuando el Tabernáculo de David haya sido restaurado, los gentiles sobre los que se invoca Su nombre serán salvos y entrarán en el reino.
El Concurso Bíblico nos entrena a todos que estamos involucrados en él a que reedifiquemos el Tabernáculo de David.
El Señor no va a enviar la cosecha a un lugar que no ha sido conformado ese “edificio” (el Tabernáculo de David).
Por sinceros que seamos, Él no va a cambiar Su patrón.
Hay un camino que al hombre le parece derecho, pero el fin de ese camino de la muerte, dice Proverbios 14:12.
Hechos 13:22 dice:
“22Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero”.
Éste será el testimonio que el Espíritu Santo dará de aquellas personas que están dispuestas a conformar sus vidas al patrón del Señor: Harán todo lo que Él quiere.
Y hacer, participar y el hecho que nos entreguemos todos el Concurso Bíblico es hacer la voluntad de Dios.
Yo lo disfruto mucho, junto con mi esposa, es muy pesado, me tomaría muchos minutos contándoles todo lo que hay que hacer previamente, durante y después, pero me es tan grato y me siento tan lleno de una bendición inexplicable que sé que viene de Dios.
¡Qué tengamos el anhelo de edificar y construir conforme al patrón de Dios, conforme el Tabernáculo de David que Él revele!
Si estamos mal en algún área, que estemos dispuestos a cambiar.
Debemos anhelar el patrón del Espíritu Santo y no aferrarnos a ninguna cosa que sea diferente a, o fuera de Su voluntad perfecta.
Qué tragedia sería despreciar y desperdiciar nuestra oportunidad si edificamos una obra que no sea llamada por Dios el Tabernáculo de David.
CORO: Haya una morada - C.
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