EL AMOR: LA PERFECCIÓN DE LA VIDA CRISTIANA

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Que la audiencia aplique las enseñanzas de nuestro Señor sobre el amor en sus situaciones de conflictos y puedan vencer la venganza, el odio y la enemistad.

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INTRODUCCIÓN

Como iglesia, ICOS se ha enfrascado en una serie expositiva bajo el tema “Viviendo como ciudadanos del reino”. En esta se ha estado estudiando el sermón del monte de nuestro Señor Jesucristo. Hasta ahora se ha visto lo siguiente:
Las Bienaventuranzas (v. 3-12): estas apuntan hacia el carácter del ciudadano del Reino.
Sal y Luz (v. 13-16): donde se apunta a cómo este carácter (que vimos en las bienaventuranzas) debe de influenciar el medio en el que se desenvuelve el creyente.
La justicia cristiana (v. 17-20): esta porción se enfoca en Cristo como quien cumple perfectamente la Ley y le da el verdadero sentido y aplicación.
Las 5 contraposiciones de Jesús frente a las interpretaciones de los escribas y fariseos, donde nuestro Señor usa la fórmula “han oído que fue dicho … Pero yo les digo” (v. 21-48): que apuntan a una correcta interpretación y aplicación de la Ley, por parte de Jesús.
1. El 1er “han oído” (v. 21-26): No matarás (Ex. 20:13; Deut. 5:17).
2. El 2do “han oído” (v.27-30): No cometerás adulterio (Ex. 20:14; Deut. 5:18).
3. El 3er “han oído” (v.31-2): Cualquiera que repudie a su mujer, que le de carta de divorcio (Deut. 24:1, 3; Jer. 3:1)
4. El 4to “han oído” (v. 33-37): No jurarás falsamente (Lev. 19:12; Núm. 30:2; Deut. 23:21, 23).
5. El 5to “han oído” (v.38-42): ojo por ojo y diente por diente (Ex. 21:24; Lev. 24:20; Deut. 19:21).
6. El 6to “han oído” (v.43-48): amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo (Lev. 19:18).
Martyn Lloyd-Jones, en el primer tomo de su exposición sobre el Sermón del Monte, nos explica que todo el contenido de este capítulo debería ser interpretado a la luz de lo que dice el verso 20:
“Porque les digo a ustedes que si su justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entrarán en el reino de los cielos.” (Mateo 5:20, NBLA)
“Se contrastan, pues, no la ley que se dio por medio de Moisés y la enseñanza del Señor Jesucristo, sino la falsa interpretación de la ley de Moisés, y la genuina presentación de la misma por parte de nuestro Señor mismo.”[1]
De estas 6 contraposiciones que presenta nuestro Señor, estaremos abordando las dos últimas, que comprenden los versos 38-48. De manera que nuestro sermón estará titulado “El Amor: la perfección de la vida cristiana.” Para abordar este tema, nos proponemos cubrirlo en dos partes:
El amor que se resiste a la venganza (v. 38-41).
El amor que vence el odio y la enemistad (v. 43-48)

EL AMOR QUE SE RESISTE A LA VENGANZA (LEER V. 38-42)

A simple vista, da la impresión de que Jesús está contradiciendo o sustituyendo la ley en esta porción. Pero no es así. El mismo lo dijo:
“No piensen que he venido para poner fin a la ley o a los profetas; no he venido para poner fin, sino para cumplir.” (Mateo 5:17, NBLA)
Esto nos lleva a pensar: si Jesús no está aboliendo o cambiando esta ley, ¿entonces el “ojo por ojo” aún está vigente? ¿Puedo valerme de este para aplicar justicia por mi cuenta? ¿Tengo libertar para vengarme de una manera bíblica, basado en esta porción?
Bueno, la respuesta a estas preguntas no es tan sencilla que digamos, pero tampoco, estas preguntas representan la cosmovisión de un ciudadano del reino.
La expresión ojo por ojo y diente por diente (v. 38), se encuentra en varios textos del AT. Para poder entender la interpretación y aplicación que Jesús está haciendo aquí, es necesario puntualizar algunas cosas.
En primer lugar, esta expresión aparece en tres porciones del AT y en cada una de ella, se cita en un contexto importante.
En Éx. 21:22–27: aquí se plantea en el contexto de un caso hipotético en el que hay una riña o pelea entre dos hombres y sale afectada una mujer embarazada, donde pierde su bebe.
Lv 24:19-20: se dice en el contexto de alguien que blasfemó y maldijo el Nombre de Dios (v.11) y Moisés, hablando de parte de Dios, instruye a las autoridades como se debe proceder, tanto en ese caso, como en otros más.
Dt 19:21: en esta ocasión, se dice en el contexto donde dos litigantes se presentan delante del Señor y las autoridades para ser investigado su caso, para luego del escrutinio, se emita una pena.
En segundo lugar, Se le llama lex talionis o ley de la retribución. Esta fue dada para proteger al inocente y garantizar que la retribución no rebasara la ofensa.[2]
En tercer lugar, Esta era una ley para los tribunales civiles, puesta con el fin de terminar con la práctica de la venganza privada. Los pasajes del Antiguo Testamento no dicen: “Véngate personalmente cuando te hacen daño”. Quieren decir exactamente lo opuesto: “No te vengues por ti mismo, sino deja que la justicia sea administrada públicamente”. [3]
“No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el SEÑOR.” (Levítico 19:18, NBLA)
“No digas: «Yo pagaré mal por mal»” Espera en el SEÑOR, y Él te salvará.” (Proverbios 20:22, NBLA)
“No digas: «Como él me ha hecho, así le haré; Pagaré al hombre según su obra».” (Proverbios 24:29, NBLA)
Al ver todo esto nos damos cuenta de la deprimente hermenéutica que tenía los líderes religiosos contemporáneos de Jesús, quienes apelaban a la ley para justificar la retribución y la venganza personal.
La expresión “pero yo les digo”, del v. 39, nos presenta el verdadero espíritu de la ley; la correcta interpretación y aplicación de la ley de Moisés al contexto de entonces y al nuestro hoy también… para muchos esto es una mala noticia.
“No resistan” es la traducción del griego “μὴ ἀντιστῆναι” que quiere decir que no se sea hostil hacia alguien, oponerse, revelarse, ponerse en contra. Pero, ¿quién es ese alguien? Jesús lo indica “el malo”.
RV1960 = “al que es malo”
NBLA = “al que es malo”
BTX4 = “al malvado”
NVI = “al que les haga mal”
NTV = “a la persona mala”
NTGSBL = “τῷ πονηρῷ” (adjetivo, dativo, singular, masculino)
Cristo nos plantea cinco ejemplos prácticos de como “no resistir al malo”
“a cualquiera que te abofetee en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.”
“Y al que quiera ponerte pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa.”
“Y cualquiera que te obligue a ir una milla, ve con él dos.”
“Al que te pida, dale.”
“Al que desee pedirte prestado no le vuelvas la espalda.”
Todos estos ejemplos prácticos están señalando que el amor es la respuesta esperada del ciudadano del reino ante los conflictos y el antagonismo que recibimos de otros. El apóstol Pablo lo dice de la siguiente manera:
“Amados, nunca tomen venganza ustedes mismos, sino den lugar a la ira de Dios, porque escrito está: «MÍA ES LA VENGANZA, YO PAGARE», dice el Señor. «PERO SI TU ENEMIGO TIENE HAMBRE, DALE DE COMER; Y SI TIENE SED, DALE DE BEBER, PORQUE HACIENDO ESTO, CARBONES ENCENDIDOS AMONTONARAS SOBRE SU CABEZA». No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien.” (Romanos 12:19–21, NBLA)
Amados hermanos, el amor siempre será la respuesta y la reacción correcta para nosotros los ciudadanos del reino. Pero cuando nos analizamos y evaluamos nuestros corazones, nos damos cuenta de que el espíritu de venganza vive en nosotros.
El espíritu de venganza se revela cuando queremos tomar en nuestras manos la justicia ante una situación en la que somos la víctima.
Ante las ofensas y atropellos verbales, el espíritu de venganza en nosotros expresa su filosofía de “ojo por ojo”, vistiéndose de una falsa sinceridad y honestidad, pero que en realidad lo que deseamos y disfrutamos es ofender, aun sin “malas palabras”.
Ejemplo las personas que expresan de decirles las cosas a la gente en su cara.
Solemos ser muy misericordiosos con las personas de afuera: los amigos y conocidos, los hermanos de la iglesia, compañeros de trabajo; pero con nuestra familia, somos la justicia farisaica viviente.
Ejemplo de cómo los esposos se vengan entre si y como los padres, ante las ofensas de los hijos, lo disciplinan no para trabajar su corazón, sino para vengarse de alguna manera.
Nuestro espíritu vengativo se expresa en nuestro trato hacia aquellos con los que hemos tenido conflictos de algún tipo, manifestando una actitud de menosprecio, de ignorarlo, falta de amabilidad o ni siquiera la expresión de un saludo.
Mis amados hermanos, vuelvo y repito, el amor siempre será la expresión correcta para el ciudadano del reino, según vemos en nuestro mejor ejemplo que es Jesús.

EL AMOR QUE VENCE EL ODIO Y LA ENEMISTAD (LEER V. 43-48)

Una vez más, nos encontramos con otra mala interpretación de la ley de Moisés. Los fariseos y escribas, a lo largo de los años, se encargaron de darle un mal sentido a la Torá, trayendo como consecuencias repercusiones muy lamentables en el pueblo y la religión judía.
Levantó un muro de separación entre los judíos y los gentiles, donde los primeros deberían ser amados y los segundos odiados.
También una barrera entre los buenos israelitas, como los escribas y fariseos, y los malos, como los publicanos, y toda la chusma que no conocía la ley.
“Pero esta multitud que no conoce de la ley, maldita, es” (Juan 7:49, NBLA).
En este sexto “han oído” es importante analizarlo para poder entender por qué Cristo le da un giro tan drástico. Veamos lo que dice el texto en el v. 43.
En primer lugar, en la primera parte se está citando a Levítico 19:18, pero convenientemente se hace de manera incompleta, lo cual es desleal a la una correcta hermenéutica.
“No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el SEÑOR.” (Levítico 19:18, NBLA)
En segundo lugar, la siguiente parte de dicho “odiarás a tu enemigo”, no se encuentra en ninguna parte del AT.
“Los fariseos enseñaban que una persona debía amar a quienes estuvieran cercanos o que fueran parientes (Lv. 19:18), pero que los enemigos de Israel debían ser odiados. Implicando así que su odio era el medio que Dios usaba para juzgar a sus enemigos. Sin embargo, Jesús afirmó que Israel debía mostrar el amor de Dios aun a sus enemigos.”[4]
En tercer lugar, es importante resaltar la correcta comprensión de quien es mi prójimo, ya que la mala comprensión de este término, llevó a los líderes contemporáneos de Jesús a su nefasta aplicación de la ley.
Jesús responde a la pregunta de quién es mi “prójimo” (Lc. 10: 29) con la historia del bien samaritano Lucas 10:30-37.
Esto nos recuerda lo que nuestro Señor puntualizó previo a estas 6 contraposiciones o antítesis:
Leer mateo 5:17-20
“Yo testifico a todos los que oyen las palabras de la profecía de este libro: si alguien añade a ellas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguien quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa descritos en este libro.” (Apocalipsis 22:18–19, NBLA)
Pasemos a ver la aplicación que nuestro Señor hace en esta sexta contraposición. Cristo plantea cierta estructura sobre el amor, que es conveniente que estudiemos. Él nos muestra que:
El amor es un mandamiento (v. 44).
El amor tiene un objetivo (v. 45a).
El amor tiene razones para expresarse (v. 45b-47).
El amor tiene un resultado. (v. 48).
El amor es un mandamiento (v. 44)
Para ninguno de nosotros es algo nuevo el hecho de que el amor es un mandamiento. En nuestro texto el verbo usado se encuentra en un presente activo imperativo “ἀγαπᾶτε = amen”, lo cual indica que es un comando, un mandato, una instrucción, en la que está envuelta la voluntad o intencionalidad.
El alcance de este mandamiento de amar no puede discriminar a nadie, por eso en nuestro caso de estudio, el Maestro puntualiza que amar a nuestros enemigos, más que ser una virtud del reino, es un mandamiento que expresa la cualidad del corazón del ciudadano del reino.
Pensando en esta observación, algunas preguntas que nos ayudaría a reflexionar serían:
¿Considero a alguien como mi enemigo o alguien me considera como mi enemigo? ¿He tomado la decisión de manera consciente y voluntaria de amar a dicha persona?
Cuando tengo un conflicto o disputa con alguien, ¿me tomo el tiempo para orar por esa persona?
Ilustración casos en el colegio sobre estudiante con conflicto con madre a quien le pregunté si había orado por su madre.
El amor tiene un objetivo (v. 45a)
El objetivo del amor, que nos plantea nuestro Señor, es ser “hijos” del “Padre”.
“Por medio del amor por sus enemigos y la oración por ellos, los seguidores de Cristo demostrarán, ante sí mismos y ante los demás, que son verdaderos hijos del Padre celestial. Es lógico que al decir “para que podáis ser hijos”, etc. Jesús no podía haber querido decir: “para que haciendo esto podáis llegar a ser hijos u obtener la posición de hijos”. Por gracia ellos ya eran hijos, pero su comportamiento o conducta como hijos confirmaría este hecho, porque los hijos imitan a sus padres” (Ef. 5:1, 2). [5]
“Sean, pues, imitadores de Dios como hijos amados; y anden en amor, así como también Cristo les amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma.” (Efesios 5:1–2, NBLA)
El amor tiene razones para expresarse (v. 45b-47).
Nuestro Señor nos brinda, al menos, dos razones para amar.
La primera razón tiene que ver con el carácter del Padre (v. 45b).
Martyn Lloyd-Jones dice: “hay personas malas, injustas; sin embargo, Dios envía sobre ellas lluvia y hace que el sol salga sobre ellas. Sus cosechas producen fruto como las de los buenos; gozan de ciertos bienes en la vida, y reciben lo que se llama “gracia común”. Dios bendice no solo los esfuerzos del agricultor cristiano; no, bendice del mismo modo los esfuerzos del malo, del injusto. Esto dice la experiencia. ¿Cómo así? La respuesta debe ser que Dios no los trata según lo que son y lo que hacen respecto a Él. Con suma reverencia se podría preguntar: ¿Qué gobierna la actitud de Dios para con ellos? La respuesta es que lo gobierna el amor suyo, que es completamente desinteresado. En otras palabras, no depende de nada que haya en nosotros; nos ama a pesar de nosotros.”[6]
La segunda razón tiene que ver con el carácter de los demás (v. 46-47).
El amor tiene un resultado. (v. 48).
El resultado es la perfección de la vida cristiana que refleja el carácter de Dios.
Leer nuevamente v. 48.
“Habla a toda la congregación de los israelitas y diles: “Santos serán porque Yo, el SEÑOR su Dios, soy santo.” (Levítico 19:2, NBLA)
“Serás intachable delante del SEÑOR tu Dios.” (Deuteronomio 18:13, NBLA)
“Sean ustedes santos, porque Yo, el SEÑOR, soy santo, y los he apartado de los pueblos para que sean Míos.”(Levítico 20:26, NBLA)
“sino que así como Aquel que los llamó es Santo, así también sean ustedes santos en toda su manera de vivir.” (1 Pedro 1:15, NBLA)
Como ciudadano del reino, el amor debe de vencer el odio y la enemistad.

CONCLUSIÓN

Cristo Jesús es la expresión misma del amor de Dios por una humanidad que le ha dado la espalta y que sus intenciones son de continuo al mal. El evangelio de Dios viene a restaurar la ruina espiritual en la que se encuentra el ser humano. El evangelio apunta a una correcta interpretación de la ley y su perfecto cumplimiento en la persona de nuestro salvador Jesucristo. El evangelio es la salida a nuestro problema con la venganza, el odio y la enemistad, que muchas veces justificamos con un espíritu farisaico.
Si te encuentras en una situación en la que estas lidiando con un espíritu de venganzas, odio o enemistad, te invito a que reconozcas que esto no es una expresión de amor y que necesitas arrepentirte delante de Dios. Sus brazos de amor están abierto para perdonarte y limpiarte de toda maldad.
Si tienes alguna situación como las mencionadas, la palabra de Dios hoy te ha desafiado a que la apliques correctamente y actúes impulsado por el amor. Piensa qué expresiones de amor puedes manifestar a quienes están en tu contra o con quienes tienes conflictos. Es hora de perdonar y pedir perdón. Seamos como nuestro Padre celestial.
[1] Martyn Lloyd-Jones. El Sermón del Monte: tomo uno (p. 297). El Estandarte de la Verdad. [2] Walvoord, John F., y Roy B. Zuck, eds. 1995. El conocimiento bíblico, un comentario expositivo: Nuevo Testamento, tomo 1: San Mateo, San Marcos, San Lucas. Puebla, México: Ediciones Las Américas, A.C. [3] Hendriksen, William. 2007. Comentario al Nuevo Testamento: El Evangelio según San Mateo. Grand Rapids, MI: Libros Desafío. [4] Walvoord, John F., y Roy B. Zuck, eds. 1995. El conocimiento bíblico, un comentario expositivo: Nuevo Testamento, tomo 1: San Mateo, San Marcos, San Lucas. Puebla, México: Ediciones Las Américas, A.C. [5] Hendriksen, William. 2007. Comentario al Nuevo Testamento: El Evangelio según San Mateo. Grand Rapids, MI: Libros Desafío. [6] Martyn Lloyd-Jones. El Sermón del Monte: tomo uno (p. 407-408). El Estandarte de la Verdad.
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