Familia 2
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¡Qué puedo hacer para ayudarte!
¡Qué puedo hacer para ayudarte!
La semana pasada empezamos una serie sobre la familia, vimos que entre ideal de familia y lo real de mi familia hay diferencia lo que crea tensión, frustración; porque entre el ideal y lo real hay un divorcio, un segundo matrimonio que no va tan bien como esperabas, hay hijos que no se portan como quisieras, un hijo pródigo y eso crea tensión, tus padres no logran entenderte o no los puedes entender, tu esposa o esposo no viene a la iglesia ¡sabes cuál es tu familia ideal, pero se quedó sólo en la imaginación!
No se qué es real para ti, pero se que lo real comparado con lo ideal ¡no es lo mismo! Son incompatibles y vivimos en una cultura que quiere eliminar esa tensión, eliminando la estructura familiar o la idea de matrimonio, la cultura dice que la familia tradicional es obsoleta, que ha cambiado, sólo para justificar su realidad que no coincide con el ideal.
Y te dice: relájate, así es la vida, es normal, de hecho vivimos en una cultura que normaliza todo, para que nadie se sienta mal, no quiere que nadie se sienta mal por nada, es una cultura que premia todo, es una cultura que le dio mucho peso a las emociones, y si alguien se siente mal por esa tensión entre lo real y lo ideal dicen: no te preocupes, tú estás bien, lo que está mal es ese ideal que no funciona.
Quizá dices: mi familia es disfuncional, pero es normal, todos tienen problemas, las parejas se divorcian, así es la vida, puedes decir todo eso, pero al pensar en tus hijos, a pesar de lo que es real, tu mente se va a lo que es ideal, porque quieres lo mejor para tus hijos, cuando menos quieres que les vaya mejor de lo que te fue a ti.
Hay tensión entre lo que experimentamos y el ideal y aún así, el ideal entre el hombre y la mujer, es que se enamoran y se quedan enamorados hasta que la muerte los separe; el ideal que los hijos quieren ir a casa de sus padres, el ideal de la familia unida; pero ese ideal queda mal por la tensión que se vive en la familia real y esa tensión no se va.
Llega Jesús y lo hace aún más dolorosamente claro al poner el ideal aún más allá de lo que alguien puede alcanzar. Dice: ¿piensan que saben qué es el ideal? pues les voy a subir el estándar, para que quienes fallan en llegar a ese estándar sepan que hay perdón y hay gracia. Jesús hizo más intensa esa tensión. Jesús enseñó y señaló hacia un ideal, y se negó a condenar a quienes no llegan a ese estándar.
Enseñó y señaló a un ideal en cada área de la vida. Les han dicho esto, pues yo les digo esto otro, ellos oyen esto y dicen: pero Jesús ¿cómo vamos a llegar a ese ideal? No podrán ¡vivan con esa tensión! y cuando enfrenten la realidad de que su familia nunca será ideal, que tus hijos no serán todo lo que pensaste, tu primer matrimonio puede que no sea el único, pero no quiero que pierdas de vista el ideal. Viendo lo que es real quiero que vivas con esa tensión, pero vive sabiendo que la Gracia de Dios es suficiente para ti, en dónde sea que estés no pierdas de vista estos 2 extremos de la ecuación.
Como seguidores de Jesús o si estás en esta búsqueda espiritual, Jesús no nos deja opciones con respecto a esa tensión; hemos sido llamados a vivir con esa tensión entre lo real y lo ideal. Somos ministros y embajadores de la Gracia de Dios a personas que nunca podrán vivir el ideal, de la misma forma que nosotros tampoco podremos, pero al mismo tiempo tenemos puesta la vista en ese ideal y animamos a la gente y a nuestros hijos en esa dirección, en ese ideal.
El resumen de la semana pasada sobre el NT sería así:
Esposos amen a sus esposas y sean delicados con ella
Esposas soméntanse a sus esposos
Hijos obedezcan a sus padres
Padres no exasperen a sus hijos.
Esto es todo, el ideal de amar a mi esposa de forma perfecta, someterme a mi esposo (no lo conoces), obedecer a mis padres, ¡no hemos hablado en serio desde hace como 10 años!, no exasperes a tus hijos, pero ¡son ellos los que me exasperan!
Aún así es a este ideal a lo que debemos aspirar, así es como debe verse la familia cristiana y al ver la lista decimos ¡ya fui! fallé, fracaso total y ¿qué hacemos? nadie puede vivir esto, por eso queremos normalizar la forma como vivimos y Jesús nos dice ¡esa no es opción! Entiendo el ideal y lo que es real ¡aprendan a vivir con esa tensión!
Hoy vamos a enfrentarnos a lo más difícil de la lista ¿cuál crees que es la más difícil? la más incorrecta políticamente, que a nadie le gusta, especialmente a las mujeres ¿cuál crees que es?
Esposas soméntanse a sus esposos. Esta frase ha sido mal usada muchas veces, porque es una aplicación específica para mujeres, es una enseñanza importante para ellas, pero el principio es para todos y la gente a veces pierde esto de vista, esta es una aplicación específica para mujeres, pero de una enseñanza, de un principio dado para todos. Pablo lo dice así:
“Para las esposas, eso significa: sométase cada una a su marido como al Señor,” (Efesios 5:22, NTV)
Mujer si algun hombre te dice este versículo, pregúntale: ¿cuál es la tercera palabra? ¡esposas! exacto Pablo habla a las esposas ¡no a ti! No te metas. Hay otros versos que tienen la palabra “esposo”, enfócate en esos.
Él Señor Jesús enseña sobre el valor más importante: ¡el amor! Todos deben estar en Amor, ¿cuál es la ley más grande? Ama a tu Dios con todo tu corazón, alma, fuerzas y Ama a tu prójimo como a ti mismo. ¿Cuál es el mandamiento. más importante? Amar, de aquí surge la pregunta ¿qué me pide el amor? ¿qué demanda de mí el amor? Y esa es la ética, los valores en el ministerio de Jesús.
Después Pablo y Pedro ven las comunidades que se están formando y siguen las enseñanzas de Jesús, hay familias, padres, hijos, esposas, hay temas generales y se preguntan ¿cómo tomamos las enseñanzas de Jesús y las aplicamos a la dinámica familiar? Algo que nunca antes se había hecho, no había ética, no se había enseñando nunca en la historia, no había familia que viviera bajo esa ética o forma de tratar a las personas.
La idea de verlo a través del del amor ¡esto es nuevo! para nosotros quizá es normal, pero para ellos era nuevo, futurista, ni una familia o cultura ha vivido así, nadie ha hecho esto antes, hasta ese momento quien tiene el poder, el dinero y la autoridad es el que manda, y hace las reglas. Hasta este momento ¡todo se trata de Roma! ellos deciden quién tiene la razón, y antes de ellos Egipto tenía la razón y antes de ellos los griegos porque quien tiene el poder ¡manda!
Llega Jesús y pone todo al revés y dice: la gente que tiene poder, debe usarlo para el beneficio de la gente que no tiene poder, usa ese poder por el bien de otras personas ¡todo esto se nuevo!
Pedro y Pablo y piensan ¿cómo se aplica esto en la familia? Toman las enseñanzas de Jesús y las aplican en cada área de la familia y así es como puso este ejemplo en relación con la esposa; este es el verso 22, el verso 21 nos da el principio general, por el cual todos somos responsables, el 22 de la esposa es sólo una aplicación del principio general.
“Es más, sométanse unos a otros por reverencia a Cristo.” (Efesios 5:21m, NTV)
Misma palabra ¡sométanse unos a otros! Los seguidores de Jesús, iglesia, quienes quieren entender cómo se aplica este principio general en la familia, nos da un principio que está sobre todo, después lo aplican en la familia donde todos deben someterse a todos. La idea es de sometimiento mutuo. Todos deben someterse a todos en la familia y después nos muestra cómo se vería:
Esposas esto debes hacer, esposo esto es para ti, hijos esto deben hacer con sus padres, padres esto deben hacer con sus hijos y aplica lo que dijo antes.
El verso 22 es la aplicación del principio general ¡todos sométanse unos a otros! Y ¿ves lo que dice? ¡por reverencia a Cristo! No se someten unos a otros por reverencia a ellos, porque siendo francos, ese otro de la familia no siempre merece que uno se le someta y ese otro ¡soy yo! Debo someterme a los miembros de la familia, no por ellos, sino por reverencia a Cristo.
Esto cambia la dinámica familiar y puede ser radical en tu familia, así deben vivir las familias cristianas, esta es la meta, esto debe ser lo que motiva, la fuerza que impulsa a las familias. Una vez más, nunca será ideal, siempre será ese ideal contra lo real y habrá tensión, pero esa es la dirección, ese es el norte, hacia eso debemos aspirar, al sometimiento mutuo.
O sea que usaré mi poder, influencia, lo que tengo, mi tiempo y poder para tu beneficio. Ya seas padre, madre, hermano, tío, tía, abuelo, buscaré la manera de ponerme bajo tu carga, por tu bien y por reverencia a Cristo porque ¿adivina qué hizo Jesús por nosotros?
Se puso bajo el peso de nuestro pecado, ÉL que no tenía pecado y uso Su poder, sus recursos y todo lo que tenía, Su autoridad y posición por el bien de nosotros. En un sentido, ÉL nos puso primero a ti y a mí, murió por tu pecado para que tú no tuvieras que morir por tu pecado.
Pedro, Pablo y otros escritores del NT están asombrados por esa Gracia y misericordia extraordinaria y al saber que Jesús uso Su poder para el bien de otras personas. Recuerdan ese día en el aposento alto cuando los escritores dicen que Jesús reconoció que el Padre le ha dado todo Poder y Autoridad, son momentos dramáticos, porque tiene todo el poder y la autoridad y lo que hace después es quitarse la túnica, ponerse la toalla a la cintura y lavar los pies de sus discípulos.
Se sorprenden que sea su maestro, Señor, Rabí quien les lave los pies, piensan: “nosotros deberíamos lavarle los pies”, Jesús les dice: les pongo el ejemplo que mientras más poder y autoridad tienes, a ese extremo debes ser siervo de la gente que te rodea.
Pedro y Pablo dicen: ¿cómo se verá esto aplicado en la familia? ¡lo tengo! así como Jesús, nuestro Señor se sometió a quienes estaban bajo Su autoridad, todos en la familia deben someterse unos a los otros ¡no por los miembros de la familia! sino por reverencia a Cristo y lo que ÉL hizo por nosotros. Aquí surge el principio del Sometimiento mutuo.
Esta es la dinámica más poderosa que puede haber en la familia, empresa, negocio, trabajo, oficina, barrio, cuando un grupo de personas se junta y dicen: te doy mi poder, autoridad, estatus, influencia, lo que tengo para tu beneficio y todos los del grupo hacen lo mismo; esto fue modelado y enseñado por nuestro Señor Jesús.
Pablo dice: cuando se trata de la familia y vivir el evangelio, se vive así: Sométanse unos a otros por reverencia a Cristo. El mensaje es: estoy aquí para ti, sin importar dónde estas en la jerarquía familiar, seas padre, madre, hermano, tía, hijo, 6 hijo, no importa, al final del día estamos aquí para usar lo que somos y tenemos para el beneficio del otro, por su bien. Nadie en la familia es más importante que el otro.
Esto del sometimiento mutuo nos obliga a hacer la pregunta más importante ¿qué puedo hacer para ayudarte? ¿cómo puedo usar lo que soy, lo que tengo para tu beneficio? ¿qué puedo hacer para ayudar? Es más, esta pregunta es tan importante que la debemos practicar, si eres controlador, controladora, mandón, mandona quizá sea la primera vez que vas a decir estas palabras. Dilo en voz alta, quizá no quieran salir las palabras ¡oblígalas! ¿Qué puedo hacer para ayudarte?
Si cada miembro de la familia hace esta pregunta, cuando menos una vez al día, la dinámica familiar va a cambiar, porque estás ofreciendo todo lo que eres, para todo lo que necesiten. Es como decirle, todo yo me ofrezco, me doy.
Chicos de secundaria y prepa: si haces esto, tu papá o mamá se pude desmayar. No esperes la otra semana, dilo llegando y aunque sepan que lo dices, porque de eso trató el tema de hoy, como padre te digo que tendrá impacto emocional. Llegas de la escuela y antes de ir a tu cuarto dices: “mamá, papá ¿qué puedo hacer para ayudar?” ¡no van a saber qué decir! te puedes ir a tu cuarto y se quedarán procesando ¿qué acaba de suceder? Y si les preguntas enfrente de sus amigos, los amigos de tus papás los verán con cara de ¡maestro enséñanos cómo ser padres! dinos cómo le haces. Si eres padre y lo que digo es verdad ¡dí amén!
Lo que espero de mis hijos es lo que yo no quería hacer de hijo ¡no quería ayudar a nadie! porque todo se trata de mí ¡que no te das cuenta! soy el centro, todos me deben a mí y hacía muecas, señas, sonidos, pero lo quiero porque se que ¡ese es el ideal!
Padres, quizá sólo das instrucciones, mandas, ordenas, enseñas, corriges, como padre/madre te reto cuando menos una vez al día que veas a tus hijos a los ojos y les digas ¿qué puedo hacer para ayudarte? Hay alguna forma que puedo usar lo que soy por el bien de quién tú eres y lo que estás haciendo.
Esto hace que la plática se vuelva positiva, si no lo haces, por lo rápido que es la vida, el trabajo, escuela, el hogar, todos están ocupados haciendo o arreglando algo, si no pausas, la plática se puede volver negativa rápidamente, pero si lo que dices es ¿cómo te puedo ayudar? La conversación se vuelve positiva.
Mujeres, novias, prometidas esto es poderoso, hacer esta pregunta al hombre es como decirles: me doy cuenta que llevas una carga, una responsabilidad, estás ocupado con varias cargas, no quiero interferir, pero si hay algo que pueda hacer para ayudarte ¡lo haré! Si hay forma de poner mi tiempo, usar lo que se para quitar algo de tu carga, para que hagas otras cosas de lo que Dios te ha llamado a hacer en relación al hogar y tu familia ¿qué puedo hacer para ayudar?
Hombres controladores, eres líder no porque seas más inteligente, sabemos que las esposas son más inteligentes, mejores administradoras, si ellas estuvieran a cargo sería mejor ¡lo sabemos! ¿por qué Dios puso al hombre a cargo? ¡no lo sabemos! En el cielo le podremos preguntar.
Hacer esta pregunta es poderoso, antes de ir al trabajo ¿qué puedo hacer para ayudarte? Algunas esposas tienen miedo de preguntar, de pedir ayudar porque la respuesta inmediata es la mueca de la boca, es rechazo, es la resistencia. Pero al hacer la pregunta abres la puerta para decir: quiero que sepas que estoy dispuesto a usar lo que soy, lo que tengo, mi tiempo, habilidad, recursos para usarlo en tus asuntos.
Hablando de forma práctica este es el punto de la sumisión mutua ¿qué puedo hacer para ayudarte?
La principal barrera para decir esta pregunta ¡miedo! Porque al hacerla sabes que terminarás sacando la basura, limpiando el cuarto, poniendo esa repisa que tiene meses tirada, haciendo otra comida, sentarte a escuchar la misma letanía de tu esposo o que alguien diga: ¡ya era hora que hagas algo! Tenemos miedo porque puede que quieran sacar ventaja de nosotros.
Miedo que alguien nos saque de nuestras ocupaciones para llevarnos a sus ocupaciones y saquen ventaja de nuestra disposición, tomarán nuestro tiempo para hacer algo que ellos quieren, algo que nos saca de lo que estamos haciendo. Ya no seremos los primeros, los más importantes, ya no se tratará de nosotros, por eso Efesios es importante:
“...por reverencia a Cristo.” (Efesios 5:21, NTV)
Jesús vio nuestro mundo hecho un caos y le dice al Padre ¿qué puedo hacer para ayudar? el Padre le dijo: ¡no quieres saber! Padre, dime ¿qué puedo hacer para ayudar? lo que puedes hacer ¡te costará la vida! Pues lo haré de todos modos. Dejarás de ser el número Uno, te pondrás al último de toda persona que ha existido ¡lo haré! Dijo el Señor Jesús.
Pablo y Pedro después de ver al Señor Jesús morir en la cruz, dicen “Hazlo por reverencia a Cristo”, ÉL abrió la puerta al dar su tiempo, potencial. Y eso debes hacer por los demás, y sí, es verdad, quizá quieran sacar ventaja, es verdad, quizá te vayan a poner hasta el último, quizá no logres hacer lo que tu quieres hacer, pero ¡bienvenido como seguidor de Jesús! y por reverencia y gratitud a ÉL por que eso hizo tu Salvador por ti, por eso tú puedes hacer eso por los miembros de tu familia.
Además en el 99.99 % de las veces, no te costará la vida. Sólo un poco de tiempo, de energía, un poco de sudor, de frustración, porque no te gusta sacar la basura, lavar trastes, limpiar el cuarto, escuchar, ponerlo primero, poner ese clavo que le falta a la silla desde hace 2 años. Tenemos miedo de esto, pero esta pregunta es la clave para tener una gran familia.
¿Sabes qué hace grandes o felices a las familias? Decir: ¡estoy dispuesto a usar todo lo que soy por el bien de todos! Eso es lo que hacen las familias que aspiran a ser mejores.
Quizá puedes imaginar cómo se sentirá tu esposa, tu esposo, tus padres, los hijos, los suegros que viven en tu casa, sabes cómo se sentirían si cada uno de ellos dice ¿qué puedo hacer para ayudar? Sabes cómo se alegraría su corazón y el tuyo. Tienes el potencial de hacer lo mismo por ellos y la única razón por la que no lo haces es ¡por que eres egoísta! No quieres dar de ti a los demás. No quieres hacer eso por los demás, lo que quiere decir que nunca serás feliz con tu familia ¡nunca! porque tu enfoque es: si logro que los demás hagan lo que yo quiero entonces seré feliz o estaré satisfecha, la felicidad no es igual a que todos hagan lo que quieres, cuando quieres ¡eso no es felicidad!
Felicidad en la familia es la sumisión mutua, es estar dispuesto a prestarte, entregar todo lo que eres a los demás miembros de la familia. Esta pregunta te obliga a inclinarte hacia los demás en vez de alejarte de ellos. Algunos de la familia no pueden hacer que te inclines hacia ellos, porque te alejas.
Algunos tienen miedo de preguntar cualquier cosa, porque no quieren oir las razones que tienes para no ayudar y no tienen opción más que vivir girando al rededor de tu gran egoísmo, porque quieres ser el centro, tú no tienes tiempo de hacer nada por ellos, porque estás ocupado, haciendo algo importante, nadie te puede distraer, tú no te puedes inclinar hacia ellos, pero ellos deben acercarse y al acercarse caen al vacío y se duelen porque tú no estás para ellos, y al verlos caer y dolerse te preguntas ¿qué les pasa?
Los hijos, la esposa, el esposo, los padres se inclinan hacía ti y todos tienen que hacerte feliz y ¿sabes qué? todos hacen lo que pueden para hacerte feliz y ¡aún así no eres feliz! ¿por qué? porque controlar no te da la felicidad, no te pone feliz el controlar a quienes te rodean, eres feliz cuando tú te entregas, tú te das a los demás. Así como Jesús lo hizo por ti.
Entonces en el sometimiento mutuo ¿quién manda? ¿quién va a decidir? ¿quién tiene la autoridad? ¿quién estará a cargo? Este principio no tiene nada que ver con autoridad, tiene que ver con lo que hacemos con la autoridad que tenemos. No tiene que ver con la toma de decisiones y su proceso, sino cómo administramos el llegar a esa toma de decisión.
Si Dios te ha llamado a ser cabeza del hogar ¡sé la cabeza! Así como Jesús es Cabeza de la Iglesia y se dio a sí mismo por el bien de cada miembro de la iglesia.
El modelo, el ejemplo es Jesús y no creo que alguien en la historia diga ¿cómo puede Jesús ser la cabeza si se entregó, dio SU vida? ¡no puede ser la cabeza, cuando dio su vida para morir? ¡No! Sino que la razón por la que Jesús es Cabeza de la Iglesia es precisamente porque dio Su vida.
No tienes que preocuparte por ser la autoridad, por tomar decisiones, por ser el líder y tomar la responsabilidad y todo lo que conlleva. No estás rindiendo tu autoridad, sino el poder que viene con esa autoridad, así como Jesús lo hizo por ti.
Si piensas o crees que ser el líder de la casa, tiene que ver con que todos hagan lo que digas y te sigan, sé esto de ti, ¡no eres feliz! No serás feliz porque eso no da la felicidad ¡sólo te da el control! y no fuiste llamado a ser eso como padre, madre, esposo, esposa o líder. Mientras más poder tienes, Jesús dice: debes ser mejor siervo. Debes hacer la pregunta que nadie quiere hacer ¿qué puedo hacer para ayudarte?
Si no eres cristiano, aun así, puedes aplicar este principio y verás que la dinámica familiar cambia, este consejo tómalo es gratis; pero si eres cristiano, seguidor de Jesús ¡no tienes opción! pero además ¿por qué querrías tener opciones? Mira esto:
“Cuando éramos totalmente incapaces de salvarnos...” (Romanos 5:6, NTV)
Eramos incapaces, o sea que al ser incapaz ¿qué necesitas? ¡ayuda! cuando necesitabas ayuda:
“… Cristo vino en el momento preciso y murió por nosotros, pecadores.” (Romanos 5:6, NTV)
En el momento preciso, no dijo: hoy no puedo, ya es tarde, no dijo: estoy ocupado, ups demasiado tarde: muere en tu pecado; no dijo: te aviso cuando yo pueda. De acuerdo a nuestra necesidad, en el momento preciso, en el momento que más lo necesitábamos, cuando nosotros, tú y yo más lo necesitábamos, en nuestro tiempo, Cristo murió por nosotros pecadores.
¿Cómo llegamos a pensar que lo que hago con mi tiempo es opcional? ¡No lo es! Esa debe ser la fuerza de la familia, es cuando se necesite, no cuando la familia sea ideal, hay una realidad que vivimos, no todos mis hijos vienen a la iglesia, mi esposa, no siempre se somete, mi esposo no siempre me ama, mis hijos no siempre obedecen, mis padres a veces me exasperan, pero el ideal al que debemos aspirar es tratar de crear un ambiente en que la pregunta recurrente es ¿qué puedo hacer para ayudar? Porque eso es lo que hizo Jesús por nosotros.
Además ¿sabes quienes son los pecadores de este verso? Son quienes dicen: creo en Dios pero lo buscaré a mi manera y en mi tiempo, lo buscaré cuando esté casado, cuando tenga problemas, cuando necesite algo, pero hoy no. Es la gente que busca la forma de no obedecer, quienes rechazan a Dios y a Su Hijo, son los ingratos, los que no lo merecen, y esos somos tú y yo; a ellos a nosotros nos dice esto:
“Ahora bien, casi nadie se ofrecería a morir por una persona honrada, aunque tal vez alguien podría estar dispuesto a dar su vida por una persona extraordinariamente buena;” (Romanos 5:7, NTV)
“pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores.” (Romanos 5:8, NTV)
Dios nos lo mostró, nosotros debemos mostrarlo a otros; cuando eramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Una vez más, es Jesús diciendo: ¿qué puedo hacer para ayudar? Dios le dice: Esto te costará la vida.
Pablo y Pedro piensan ¿cómo se verá esto en una familia? ¿Cómo será si los miembros de la familia toman SU ejemplo de lo que Dios hizo por medio de Cristo y lo extienden a los miembros de su familia? Ya no será el que tiene el poder manda y todos obedecen por miedo al líder. No se trata de eso, sino que será como cuando Jesús reconoce que le ha sido dada toda autoridad y ¿qué hace después? lava los pies de los discípulos.
Imagina a cada miembro de la familia usando su tiempo, talento, habilidades, recursos por el bien de todos los demás miembros de la familia.
“… sométanse unos a otros por reverencia a Cristo.” (Efesios 5:21, NTV)
Esposa ¿por qué te sometes a tu esposo? ¿esposo por que amas a tu esposa como Cristo amó a Su iglesia? ¿Hijos porqué obedecen a sus padres? ¿Padres por qué no exasperan a sus hijos? Por reverencia a Cristo, es cuando todos están comprometidos al sometimiento mutuo.
¿Qué puedo hacer para ayudarte? Dilo aun cuando no lo sientas en tu corazón ¡inténtalo! Toma tu tiempo, fuerzas, inspiración y dile a tu familia: aguanten, este de…¿quépuedohacerparaayudar? Listo, ya salió.
Quiero acercarme, inclinarme porque no quiero que se alejen, no quiero ser el que manda, quiero que sepan que los amo como nuestro Salvador nos ama.
Cuando no lo quieras hacer, es cuando más lo necesitas hacer.
Palabra de Dios
Oremos