Dios presenta la nueva criatura al hombre quien expresa la naturaleza de la mujer en tres declaraciones:
Primera, reconoce la igualdad del nuevo ser. Ella también es humana y de la misma materia del hombre (hueso de mis huesos y carne de mi carne, v. 23).
Segunda, Adán le concede identidad propia (mujer, v. 23), aceptando la sexualidad diferente que completa y complementa la humanidad. Esta cualidad hace posible que la mujer sea compañera al hombre (3:12).
Tercera, por ser formada del hombre, la mujer es lo más cercano posible al hombre y su más compatible. Con estas declaraciones el hombre expresa su aceptación y su satisfacción completa.