El Nuevo Pacto - He.8

Sermon  •  Submitted   •  Presented
0 ratings
· 5 views
Notes
Transcript

El nuevo pacto

Los dispensacionalistas progresivos argumentan que la iglesia está disfrutando del cumplimiento parcial del nuevo pacto en la actualidad, pero que la plena realización aguarda al futuro. La justificación para la inclusión de los gentiles en el nuevo pacto se encuentra en las promesas del Antiguo Testamento sobre la inclusión gentil (Is 55:3–5); la unión de judíos y gentiles en un nuevo ser humano, de manera que los gentiles ya no sean ajenos a los pactos de la promesa (Ef 2:11–19); y el injerto de los gentiles en las promesas de Dios (Rom 11:17–18).

El nuevo pacto incluye muchas disposiciones relacionadas con la salvación individual. La ley se escribirá en el corazón en lugar de meramente en tablas de piedra (Jr 31:33; 2 Cor 3:3, 6; cf. Ez 36:26); todos los que están en el pacto conocerán al Señor (Jr 31:34); Dios perdonará los pecados de aquellos que están en el pacto (Jr 31:34; Ez 36:25); el El Espíritu Santo morará en los que están en el pacto (Ez 36:37); y el Espíritu permitirá a los que están en el pacto obedecer la ley de Dios (Ez 36:37). El objetivo final es que Dios sea su Dios y que ellos sean su pueblo (Jr 31:33).

El nuevo pacto también incluye disposiciones tales como las promesas de que Israel siempre será la nación escogida de Dios (Jr 31:35–37), que Jerusalén será restaurada (Jr 31:38–40), que Israel recuperará su tierra (Ez 36:23–24, 28, 33–36), y que la tierra volverá a ser fértil (Ez 36:33–36).

Teología Sistemática del Cristianismo Bíblico La dispensación de la gracia: desde Pentecostés hasta la segunda venida de Cristo

La dispensación de la gracia: desde Pentecostés hasta la segunda venida de Cristo

La nueva revelación de Dios

La nueva revelación de Dios era la gracia y la verdad que vinieron por medio de Jesucristo (Jn. 1:17). Jesús de Nazaret era el Emanuel, Dios con nosotros (Mt. 1:23; Is. 7:14). Él era Dios en la carne (Jn. 1:14), la revelación plena del Padre (Jn. 14:9), la plenitud de la Divinidad en forma corporal (Col. 2:9). La nueva revelación que se manifestaba en esta ocasión implicaba en sí todos los beneficios, mandamientos, exhortaciones y preceptos que se expresaron a través de la vida, ministerio, muerte, resurrección, ascensión, estado presente y retorno futuro de Jesucristo. En esto se incluye todo el conjunto de verdades relativas a la iglesia neotestamentaria, tanto en su aspecto universal como local.

El objetivo de la dispensación

La comunión con Dios. En esta economía, caminar en comunión amorosa con el Dios soberano se traduce en la fe personal en Jesucristo (Hch. 16:31). La fe salvadora implica ahora a Jesús de Nazaret como el único camino al Padre y a la salvación (Hch. 4:12), es decir, la fe que salva implica su obra en la cruz y su validación divina mediante su resurrección de entre los muertos (Ro. 10:9). Cristo es el “camino nuevo y vivo” hacia el Padre (He. 10:20); no hay otro camino. Él es la Simiente Personificada de la mujer, que aplastó p 83 la cabeza de la serpiente y brindó la provisión completa y definitiva para la comunión entre Dios y el hombre (Jn. 12:31; 16:11; He. 2:14).

El gobierno de Dios. El gobierno de Dios en la presente dispensación de la Gracia está mediado principalmente por la institución de la iglesia del Nuevo Testamento. La era de los Evangelios —los últimos años de la dispensación de la Ley— fue testigo del advenimiento de Jesucristo, el rey mesiánico en cuyos hombros descansaría finalmente el gobierno del mundo (Is. 9:6). Él se ofreció a sí mismo a Israel como su rey prometido, y con esto ofreció a la nación el reino mesiánico prometido (Mt. 12:28; Mr. 1:14–15; Lc. 17:21). Su reino fue rechazado y pospuesto para los tiempos finales (Mt. 21:43; Jn. 19:15). Por consiguiente, el instrumento principal de la obra y el testimonio de Dios en la actual dispensación de la Gracia (debido al interregno resultante de la ausencia física del rey) es la iglesia neotestamentaria local; ella es la “columna y fundamento de la verdad” (1 Ti. 3:15). Es decir, que el destino de la verdad revelada ha sido confiado por Dios a este cuerpo durante esta economía particular.

La iglesia está compuesta tanto de judíos como de gentiles llamados por Dios a ser un pueblo en su nombre (Hch. 15:14). La iglesia es un organismo único en el que judíos y gentiles se hallan en un plano de igualdad ante Dios; es decir que, ante él, no existen preferencias étnicas, sociales o de género en la composición del cuerpo de Cristo (Gá. 3:28; Ef. 2:6). La iglesia es la futura esposa del rey mesías, destinada a ser su co-regente sobre el trono de David en el reino mesiánico (Ap. 3:21). Mientras tanto, la iglesia es mediadora de la voluntad y la gobernación divinas, principalmente en su proclamación de la verdad de Dios, y a través de sus miembros individuales, que son sal y luz en medio de la sociedad civil (Mt. 5:13–16; 28:18–20; Lc. 24:47; Hch. 1:8). Como miembro de la iglesia y del estado —en su capacidad espiritual y civil, respectivamente— el hombre debe cumplir el mandato de dominio ejerciendo el señorío sobre la creación para la gloria de Dios. Todo pensamiento ajeno, o no cristiano, debe ser traído a la obediencia de Cristo (2 Co. 10:5). Sentado a la derecha del trono del Padre, según el orden de Melquisedec, Jesús dispensa bendiciones y poder a su pueblo (Sal. 110:4; Hch. 2:33–35; He. 6:20; 7:1ss; 8:1ss). Estos deben traducirse en buenas obras que glorifiquen al Padre (Mt. 5:16) y esparzan la fragancia del conocimiento de Cristo en todo lugar (2 Co. 2:14). El gobierno humano también tiene aún la obligación de restringir el pecado, castigar a los malhechores, y hacer que la justicia prevalezca en una sociedad ordenada (Ro. 13:1–7; Tit. 3:1; 1 P. 2:13–17).

En lo que concierne a la morada de Dios entre los hombres —visible o simbólica—, en esta economía no hay ninguna, ni la habrá hasta la consumación, cuando Cristo arrebate a su iglesia y retorne luego a la Tierra a habitar con la humanidad durante el Milenio. Durante la presente dispensación de la Gracia, el Espíritu Santo —quien es en cierto modo el álter ego de Jesucristo durante su ausencia física (Jn. 14:16–18)—, a través de su morada en los cristianos, media en los asuntos de Cristo (Jn. 14:16; 15:26; 16:7; Col. 1:27). Pero no hay teofanías, cristofanías o cualquier otro tipo de manifestaciones visibles o símbolos de la presencia de Dios en la Tierra.

La dispensación del reino: desde la segunda venida hasta la disolución de la tierra presente

La nueva revelación de Dios

La nueva revelación consiste en toda la información proveniente del reinado y la gobernación directa de Jesucristo sobre la Tierra (Is. 2:3; Jl. 2:28). Parte de esto serán las bendiciones del nuevo pacto que será instituido con la nación de Israel (Jer. 31:33–34).

p 84 El objetivo de la dispensación

La comunión con Dios. La comunión con Dios se basará en el nuevo pacto instituido mediante la expiación realizada por Jesucristo. Todos los elementos de la salvación, tales como el arrepentimiento, el perdón, la regeneración, la justificación y la santificación, estarán presentes en esta época. La salvación, en todas sus facetas y aplicaciones, será tan plena y disponible como sacar agua de una fuente inagotable (Is. 12:1–6). Los ciudadanos del reino estarán vestidos con las “vestiduras de salvación” (Is. 61:10). Las murallas de la capital internacional del reino serán llamadas “Salvación” (Is. 60:18). El rey mesiánico será conocido mundialmente como “Jehová, justicia nuestra” (Jer. 23:6).

El gobierno de Dios. El reino mesiánico es el objetivo histórico y el centro unificador de la actividad de Dios. En aquel tiempo, rebosará la tierra con el conocimiento del Señor como rebosa el mar con las aguas (Is. 11:9). El rey mesiánico, Jesús de Nazaret, Dios hecho carne, tomará posesión de su residencia real en la Jerusalén milenaria. La Nube de Gloria, símbolo visible de la presencia teocrática de Dios, retornará al templo milenario (Ez. 43:1–3). Dios estará habitando otra vez con los portadores de su imagen, en condiciones mundiales casi perfectas.

El mandato de dominio estará siendo cumplido por una sociedad básicamente regenerada. Habrá una completa santificación de la existencia humana y de todas las relaciones terrenales. Incluso los utensilios más insignificantes y ordinarios estarán consagrados a Dios (ej., los cascabeles en los arneses de los caballos y las ollas comunes, Zac. 14:20–21). Alva J. McClain dice: “Ningún aspecto legítimo de la vida humana quedará fuera de la actividad salvífica regia”.

El reino milenario transcurre hacia el reino eterno y universal en una Tierra completamente libre de pecado (1 Co. 15:24; Ap. 21; 22). Es aquí donde se halla el cumplimiento definitivo y eterno del objetivo y centro unificador de toda la actividad divina. El propósito supremo de Dios —la recepción exclusiva de gloria— se realizará a través de todo el universo. Cada ser y cada cosa estará en absoluta y visible conformidad con la voluntad y el diseño divinos, y todos los opositores serán encarcelados para siempre en la penitenciaría eterna de Dios, haciendo que aun éstos proclamen la confesión sempiterna de que “Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Fil. 2:11). El estado eterno tiene la forma de un reino con “el trono de Dios y del Cordero” (Ap. 22:1), donde sus siervos le servirán y reinarán por los siglos de los siglos (Ap. 22:3, 5).

El escritor sagrado resumió todo esto al decir de aquel día eterno: “Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (Ap. 21:3).

Related Media
See more
Related Sermons
See more
Earn an accredited degree from Redemption Seminary with Logos.