La importancia de la fe en la vida del creyente - Hebreos 11:1-6

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Introducción

La semana pasada estuvimos reflexionando sobre una dura exhortación al final de Hebreos 10, que nos instó a no abandonar la fe, sino a perseverar en ella para la salvación de nuestras almas. Vimos cómo abandonar la fe en Cristo, tanto en su persona como en su obra, nos expone al ardor de la ira de Dios. La fe en nuestro Señor es esencial para la salvación de toda persona.
Hebreos 10:38 (NBLA) Mas Mi justo vivirá por la fe; y si retrocede, Mi alma no se complacerá en él
Habiendo reflexionado sobre la necesidad de perseverar en nuestra fe y evitar el juicio, hoy avanzamos para entender más profundamente qué es esta fe que nos salva.
Hermanos, es mediante la fe que somos salvos, que podemos ser agradables a Dios, que podemos recibir los beneficios de la obra de redención en Cristo y que podemos perseverar hasta recibir la plenitud de las promesas de Dios.
Para la Iglesia de los Hebreos que estaba compuesta en su mayoría por Judíos, este pensamiento les pudo haber resultado extraño. Ellos crecieron en medio de una nación apostata, que estaba buscando agradar a Dios con las obras de la ley, cuando nunca en la biblia las personas se pudieron ganar el favor de Dios por el cumplimiento de la ley. El autor ahora les muestra a travez de varios ejemplo del A.T. personas tan débiles que fueron agradable a Dios por su fe. Consideraremos a Sansón, quien a pesar de su debilidad moral, fue contado entre los fieles por su fe. O Gedeón, quien, a pesar de su cobardía, confió en las promesas de Dios. Y David, quien, a pesar de su caída, fue restaurado por su fe en el Señor.
El texto de Habacuc 2:4, citado por el autor de Hebreos, es el más contundente de la Escritura y condena todo intento del hombre por buscar presentar sus obras ante Dios como argumento para su justificación. La justificación por fe sola, ‘sola fide’, es un principio cardinal de nuestra fe reformada, que rechaza cualquier intento de justificarnos por nuestras propias obras.
Es por medio de la fe en Cristo que la justicia de Dios nos es imputada y que somos declarados justos ante Su tribunal. Es por la fe que vivimos, permanecemos y heredaremos las promesas de Dios. Esto debía quedar claro para estos hermanos que estaban considerando regresar al judaísmo apóstata de su tiempo, que había olvidado cómo la salvación siempre fue por la fe en el Mesías, en el Hijo de Dios que ofreció Su vida en propiciación por nuestros pecados, para presentarnos justos ante Dios. Para lograrlo, el autor les recuerda varios de los héroes de la fe en la Biblia. Todos ellos abrazaron las promesas de Dios, como lo estamos haciendo nosotros hoy, y pusieron su confianza en Cristo, “el autor y consumador de nuestra fe”.
Durante nuestros próximos sermones, nos ocuparemos de cada uno de estos ejemplos. Pero antes, vamos a considerar cómo el autor define para nosotros la fe y establece el fin último de ésta en Hebreos 11:1-6. Amados, este es un tema vital si queremos agradar y glorificar a Dios en nuestras vidas, como sé que es nuestra búsqueda en esta iglesia. Al considerar estos ejemplos de fe, invito a cada uno de nosotros a examinar su fe.
¿Estas confiando plenamente en Cristo como lo hicieron los héroes de la fe? ¿Tu fe está firmemente arraigada en la persona y obra de Jesús, o estas intentando justificarte ante Dios por tus propias obras?
Espero que salgamos de este lugar con una comprensión clara de lo que significa tener fe y cuál es su meta, para que podamos estar seguros de estar viviendo nuestras vidas para agradar a Dios. Que cada uno de nosotros se pregunte:
¿Estoy viviendo por fe, confiando en las promesas de Dios y perseverando en ellas, incluso en medio de las dificultades y tentaciones?
Leamos juntos la palabra infalible de Dios en Hebreos 11:1-6.
Para el mundo, la fe es creer en algo sin evidencia, cuando la lógica y la razón dicen lo contrario; es allí donde se cree que necesitamos un salto de fe. Para este mundo actual, la ciencia y la fe se contradicen. La fe asume y da por sentado, mientras que la ciencia comprueba y busca evidencia. La ciencia es objetiva, mientras que la fe es subjetiva. Se dice que la fe es para gente débil que no acepta el mundo real. Dentro de la iglesia, se ve la fe como el poder que mueve la mano de Dios para bendecir a su pueblo; si creemos, Dios nos dará lo que deseamos si tenemos una fe fuerte. La fe se presenta como la llave para obtener nuestros deseos. Pero, ¿qué es realmente la fe?
Veamos como el autor de Hebreos inspirado por Dios, define para nosotros la fe.

1. La definición de la fe (Hebreos 11:1-3)

Lo primero que notamos en la definición es que la fe es la certeza o convicción que se requiere cuando no podemos ver o no tenemos al alcance de nuestros ojos alguna realidad de la cual existe evidencia.
Tenemos el ejemplo de la creación. Solo tenemos el testimonio de Dios en la biblia de que todo fue creado por el poder de su palabra. Y por la evidencia de la palabra, creemos que lo que se ve, fue hecho de lo que no se ve. La fe descansa en la palabra de Jehová que hizo los cielos y la tierra.
La fe no es un salto a la oscuridad, no es una confianza ciega o una ilusión cuando no hay evidencias. Creemos en la Palabra de Dios, porque es la Palabra del Dios que hizo todas las cosas y sustenta todas las cosas con su palabra de poder. Nuestra fe, por tanto, se alimenta de la Palabra, se fortalece en la Palabra, descansa segura en la Palabra y da fruto por la Palabra, que ”es viva y eficaz" (Heb. 4:12).
La nuestra no es una fe ciega, sino una fe que ve a la luz de la revelación segura del Dios de toda verdad. La fe dice con el salmista: "Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino" (Sal 119,105).
La fe es algo objetivo, es certeza y convicción en la palabra de Dios, de cosas que no vemos, de cosas que por la palabra, sabemos que son reales y que veremos con nuestros ojos en el futuro. Esperamos habitar en Sión, atravesar los cielos como lo hizo Jesus luego de su resurrección y habitare para siempre con Dios, seguros de que nuestro sumo sacerdote ya nos justificado y nos ha hecho aptos para entrar al reino eterno de Dios. La fe espera cosas que son reales, que nos esperan en el futuro cuando resucitemos de la muerte, pero que no aun no vemos.
La fe es pues un sinónimo de esperanza.
Romanos 8:24–25 NBLA
Porque en esperanza hemos sido salvados, pero la esperanza que se ve no es esperanza, pues, ¿por qué esperar lo que uno ve? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
La fe nos conecta con las realidades espirituales invisibles, con aquello que es verdadero según la perspectiva de Dios. Por tanto, la fe se enfoca en lo que aún no poseemos, en lo que anhelamos y no podemos ver, en las promesas de Dios que aún no se han hecho visibles en nuestra vida diaria.
Notemos también que la fe es definida como certeza o seguridad, la palabra griega usada por el autor es Hypostasis, esta palabra muchos matices y significados en la misma carta de los Hebreos, es traducida como seguridad, sustancia o confianza plena. Cada una de estas posibles traducciones nos da una idea de lo que significa la fe. Veamos cada una de estas traducciones:
En Hebreos 1:3 la palabra es traducida como “la expresión exacta de la naturaleza de Dios o de la misma sustancia”. La fe es la sustancia de lo que esperamos. Es decir que aun sin verlo, el creyente por la obra del Espíritu se aferra a lo prometido por Dios como algo real y solido, se apropia o hace suyo algo aún sin verlo. Como se explica en la segunda frase “La fe es la convicción o la seguridad de lo que no se ve”.
Las promesas de Dios fueron reales para la gente del Antiguo Testamento que, a pesar de que nunca las vieron, basaron su vida en ellas, sin ser vistas. Creyeron a Dios y fundamentaron su vida en sus promesas. Un ejemplo de esto es Moisés, en Hebreos 11:26 leemos que Moises prefirió el reproche de Cristo a los tesoros de los egipcios, des decir que su fe en el mesías definio el rumbo su vida, renuncio a su familia adoptiva para ser perseguido por causa de esperar en un mesías que nunca vió y que solo vino miles de años después. La fe hizo tan real la promesa de Dios en su vida, que sin ver su vida fue definida por su fe.
Todos hemos sentido esto cuando por ejemplo planeamos naciones al mar. Aunque no estemos aun en el mar, la fe trae esta realidad a nuestra experiencia actual, para sentir el aroma de la playa, imaginar lo que vamos a hacer y define todo lo hacemos para poder disfrutar de las vacaciones, ajustamos todo para poder disfrutarlas. Los que somos Padres, hemos experimentado a nuestros hijos aunque no los vemos, nos imaginamos como sería jugar con ellos, enseñarles, como sería nuestra vida a su lado, eso nos pone ansiosos y expectantes, define los que hacemos en el presente.
Por fe disfrutamos de una sustancia presente, ¿qué es una realidad futura.
Es decir que aunque nunca hemos estado, ni visto la ciudad de Dios, si que nos hemos imaginado estar a los pies del Señor es Sion, respirando el aire de su casa y contemplando la hermosura de su santidad. Esta es una realidad que aun no puedo ver, pero tiene sustancia en el presente por fe. Y es por eso que la Biblia dice en Efesios que estamos sentados en lugares celestiales con Cristo. Eso es fe; toma una realidad futura y le da sustancia presente.
Para decirlo de otra manera la fe hace realidad y nos da posesión de cosas que esperamos pero que aún no forman parte de nuestra experiencia actual.
Otro matiz de esta palabra la tenemos en:
Hebreos 3:14 NBLA
Porque somos hechos partícipes de Cristo, si es que retenemos firme hasta el fin el principio de nuestra seguridad.
Se traduce Hypostasis como Seguridad o Confianza. En medio de las circunstancias adversas de la vida, en medio de la incertidumbre o la necesidad, la fe es una actitud que nos mantienen creyendo en las promesas de Dios y que nos permite vivir confiados viendo las cosas desde la perspectiva de Dios y de sus propósitos eternos. Por la fe sabemos que todo obra para bien en nuestras vidas, porque Dios lo dijo, aun cuando en nuestra experiencia parezca contradictorio.
La palabra Hypostasis también puede entenderse como garantía, en el contexto Romano esta palabra se usaba para referirse a "los títulos de propiedad", Un comentarista afirma: “La fe es una garantía de las realidades celestiales que esperamos; no sólo las hace seguras para nosotros, sino que las considera como algo que nos pertenece legítimamente; es, en sí misma, una seguridad objetiva de nuestro disfrute definitivo de ellas. En consecuencia, la fe 'toma posesión por anticipación' de estas bendiciones celestiales y es un auténtico comienzo de la vida divina".
En resumen, la fe es la sustancia de las cosas que se esperan; es una actitud confiada hacia las cosas que Dios ha prometido; y es la garantía que nos da una posesión segura incluso hoy cuando no hemos recibido lo prometido por Dios.
Juan Calvino escribe: “El Espíritu de Dios nos muestra cosas ocultas, cuyo conocimiento no puede alcanzar nuestros sentidos.... Se nos habla de la resurrección de los bienaventurados, pero mientras tanto estamos envueltos en la corrupción; se nos declara justos, y el pecado habita en nosotros; oímos que somos bienaventurados, pero mientras tanto estamos abrumados por miserias indecibles; se nos promete abundancia de bienes, pero a menudo tenemos hambre y sed; Dios proclama que vendrá a nosotros inmediatamente, pero parece estar sordo a nuestros gritos. ¿Qué sería de nosotros si no confiáramos en nuestra esperanza, y si nuestras mentes no emergieran por encima del mundo de en medio de las tinieblas a través de la resplandeciente Palabra de Dios y por su Espíritu? Por eso la fe es llamada con razón la sustancia de las cosas que aún son objeto de esperanza y la evidencia de las cosas que no se ven.
Ademas de de ser una certeza de lo que esperamos, la fe es una convicción de lo que no vemos. Las convicciones definen nuestra vida, da forma a lo que hacemos. De manera que la fe es vivir sobre la base de cosas que no vemos.
Un ejemplo claro de esto es Noe, nunca había visto llover, pero por cuanto Dios dijo que llovería, esto definió su vida y se dedico ha hacer un arca que flotara en medio del desierto. A los ojos de todo el mundo estaba loco. Pero el creyó en la promesa de Dios y no le importo las criticas de sus vecinos y dedico su vida a prepararse para la el juicio de Dios que vino sobre la tierra.
Noé creía que habría un diluvio y construyo un arca sin más pruebas que la palabra de Dios. Abraham vivió como un peregrino en tierra extranjera, porque esperaba la ciudad celestial.
Estas son las personas que Dios aprueba o elogia, la gente que cree a su palabra, que confía en sus promesas. Este mundo elogia a la gente por sus dones, por su talento por su fuerza, por su belleza, intelecto o popularidad. La lista que estudiaremos en los próximos versículos hay personas que este mundo consideraba dignos de lastima, sus nombres no aparecen en la historia de la civilización, ni en libros de historia antigua, pero fueron de gran estima a los ojos de Dios, están en el salón de la fama del reino y son recordados en las escrituras.
Esto nos lleva a nuestro segundo punto, ahora que entendemos que es la fe, tenemos que saber que lo único que nos hace agradables a los ojos de Dios, lo único que hará que nuestras vidas cumplan con su fin ultimo de glorificar su nombre, será vivir por fe.

2. El fin último de la fe

Cuando los creyentes se aferran a las promesas de Dios a pesar de las circunstancias, cuando perseveran en su confianza en las promesas del evangelio hasta el final y actúan en consecuencia con su fe; Dios es glorificado y nosotros recibiremos su aprobación, podremos agradarle. y esto es lo todos debemos buscar:
2 Corintios 5:9 NBLA
Por eso, ya sea presentes o ausentes, ambicionamos agradar al Señor.
Hebreos 6:6 NBLA
pero después cayeron, es imposible renovarlos otra vez para arrepentimiento, puesto que de nuevo crucifican para sí mismos al Hijo de Dios y lo exponen a la ignominia pública.
Y hay dos ejemplos aquí, de dos hombres que confiaron en la promesa de Dios dada en Genesis 3:15. El primero fue Abel en Génesis 4:1-5
Abel creyó al ofrecer un sacrificio mas excelente emulando el sacrificio hecho por Dios en Genesis 3:21. Aquí Dios reveló la manera en que el hombre pecador debía acercarse a él. Aquí enseñó a los pecadores qué clase de sacrificio debían traer para ser justos mediante la fe. Abel trajo un sacrificio que apuntaba a la muerte expiatoria de un sustituto futuro. Abel fue aceptado por Dios por la fe en la sangre del sacrificio que Dios había provisto.
Mientras que Caín: "Caín presentó a Yahveh una ofrenda del fruto de la tierra" (Gén. 4:3). Dios había dicho a Adán en su maldición: "Con el sudor de tu frente comerás el pan" (Gn. 3:19). Así que lo que Caín trajo a Dios provino de su trabajo duro, de su esfuerzo. Caín se acerco a Dios confiando en su trabajo, el se estaba abriendo un camino que Dios no señalo. Noten como él fue reconvenido por Dios para confiar en la promesa:
Génesis 4:7 BTX IV
Si ofrendaras correctamente ¿no serías acepto? He aquí la ofrenda por el pecado aún está a la puerta, anhelándote, y tú puedes beneficiarte de ella.
Dios estaba recordando a Caín la promesa, el medio por el cual podría ser restaurado a la comunión divina era la expiación prometida que anticipaban los animales que ellos aprendieron a sacrificar. Jesus no había venido y Abel creyó a la promesa y fue justo delante de Dios por medio de la fe. Aun muerto, Dios testificó que Abel agadó a Dios por medio de la fe.
Abel -aunque muerto- hablaba de un sacrificio aún por venir que quitaría nuestro pecado, y de la fe en el sacrificio que declara justo al pecador. Ahora que Cristo ha venido, Abel sigue hablando a nosotros.
De manera que la fe nos capacita para ser agradables delante de nuestro Dios en Cristo y cumplir con el propósito para el cual Dios nos creó.
El Catecismo Menor de Westminster es famoso por su primera pregunta: "¿Cuál es el fin principal del hombre?" y su respuesta: "El fin principal del hombre es glorificar a Dios y gozar de Él para siempre"
Otro ejemplo es el de Enoc. Enoc no vio muerte porque fue del agradó de Dios a causa de su fe, porque de otro modo nunca podría haber agradado a Dios como lo hizo. Enoc vivió su vida creyendo en la promesa, convencido de que Dios estaba con él, se consagro y sirvió a Dios en medio de este mundo. Caminar con Dios implica esto, una relación viva, compañerismo, conocimiento intimo y personal, una comprensión cada vez mayor de aquel con quien caminamos. Implica un acuerdo de mente y corazón.
El fue traspuesto y ahora esta disfrutando por vista de la herencia que nos espera a todos.
Andrew Murray describe a Abel, como el que ofreció un sacrificio por la fe, a Enoc como el que camino por la fe y a Noé como aquel obró por medio de la fe, señalando una progresión logica en la vida cristiana:
primero somos llevados a una relación correcta con Dios confiando en el sacrificio que Él ha provisto en la sangre de Cristo;
segundo, habiendo sido llevados a una relación con Dios, entonces caminamos con Él por fe;
y tercero, sólo entonces realizamos las obras de la fe, las buenas acciones prácticas que siguen como resultado de la gracia de Dios.
Ahora que hemos visto la definición de la fe y su fin ultimo, estamos listos para nuestra conclusión final.

Conclusión

La fe cree que Dios es existe y que galardonará a quienes le buscan como Abel y Enoc.
La primera de estas afirmaciones señala que la fe debe tener un objeto. Hoy en día, a menudo oímos hablar del poder de la fe sin que se diga nada sobre el objeto o el contenido de esa fe. Todo el que se acerca a Dios necesita tener claro quién es Dios como es revelado en su palabra.
Deuteronomio 6:4 NBLA
»Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es.
La fe debe identificar al Dios de la Biblia, el Señor que habló a Moisés desde la zarza ardiente, como el único Dios verdadero. Quien se acerca a Dios, dice nuestro pasaje, debe creer que el Dios de la Biblia es el Único y el verdadero Dios, sin poner a ningún otro en su lugar. El es nuestro redentor y creador.
Éxodo 20:2–3 NBLA
«Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre. »No tendrás otros dioses delante de Mí.
La fe también debe tener una motivación, el hecho de que Dios galardona a los que le buscan. Es decir que la fe debe descansar en Dios como redentor, como salvador. Mientras que el incrédulo ignora a Dios voluntariamente sin importarle lo que Dios piense de él y de sus acciones. El creyente lo tienen en cuenta y sabe que Dios pesa las acciones nuestras y que es importante como vivimos a la luz de su existencia.
El testimonio de que Enoc fue traspuesto, nos habla de una vida después de la muerte y de la capacidad de Dios para recompensar a los suyos con la vida eterna. De hecho, esta es la forma en que debemos pensar acerca de las recompensas de Dios, es decir, lo que él mismo dijo a Abraham: "Yo soy tu escudo, tu recompensa muy grande" (Génesis 15: 1). ¿Qué mayor recompensa podríamos desear que Dios mismo? Nuestra recompensa es la que recibió Enoc, es decir, la vida eterna con Dios, su don gratuito para todos los que acuden a él con fe.
Por tanto, buscar a Dios significa buscar su favor, buscar una relación con Él. Para los pecadores, significa buscar el perdón. Significa acercarse a Él, confesarse pecador, como hizo David en el Salmo 51. También implica una relación con Él. Significa convertirlo en el Dios de tu vida: tu Rey, tu maestro y tu Señor. Significa, como nos muestra Enoc, caminar con Dios y consagrar su vida e El.
¿Quien busca a Dios? Según Pablo:
Romanos 3:11 NBLA
No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios.
Buscamos a Dios, porque el nos buscó primero para revelar su gracia… le buscamos porque el nos busco para bendecirnos y darnos un galardón, una herencia al final.
Vemos aquí en hebreos 11:1-6 una gloriosa descripción de la fe y el su fin ultimo.
Oremos para que el Señor nos ayude a tener una fe que busca su gloria y nos guíe en nuestro caminar con él. ¡Que podamos vivir cada día confiando en las promesas de Dios y perseverando en nuestra fe!
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