La necesidad de evangelismo personal

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La predicación del evangelio es una necesidad grande y es tan inmensa como el mundo entero y somos tan pocos los obreros que hemos dedicado nuestra vida para participar en este servicio de obediencia a aquel que nos ha enviado a predicar.

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1 Corintios 9:13–17 RVR60
13 ¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? 14 Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio. 15 Pero yo de nada de esto me he aprovechado, ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo; porque prefiero morir, antes que nadie desvanezca esta mi gloria. 16 Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! 17 Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada.

INTRODUCCIÓN

La semana pasada tratábamos en la enseñanza sobre cinco razones por las cuales la tarea de evangelizar es urgente. El objetivo de aquella enseñanza era amonestar a los creyentes y recordar algunas verdades que debemos mantener frescas en nuestras mentes y en nuestros corazones, con relación al inconverso, pero también tocante al creyente en su servicio a Dios.
Así como el inconverso esta perdido y necesita escuchar el evangelio, creerlo y arrepentirse de sus pecados antes de que muera, el creyente debe servir al Señor y hablar a otros de Cristo antes de que el día termine ya que la noche viene cuando nadie pueda trabajar.
En esta ocasión quiero hablar sobre la necesidad del evangelismo personal, o de la predicación del evangelio.
Estaba leyendo en un libro recientemente y hubo una nota que quisiera mencionar. En una sección de el libro el autor escribe algunas de las excusas más comunes que usamos para justificar nuestra no evangelización.
Una de las excusas básicas que él menciona es: Otras cosas parecen más urgentes.
Hay mucho que hacer en un día cualquiera. Debemos cuidar de nuestras familias y planificar nuestro fin de semana. El trabajo debe hacerse y las facturas hay que pagarlas.
Los estudios, cocinar, limpiar, comprar, devolver llamadas, escribir e-mails, leer, orar. Podría seguir listando todas las buenas cosas que necesito hacer. Y muchas de estas cosas son urgentes.
Si tengo un malentendido con mi esposa, necesito prestarle atención inmediatamente.
Si el bebé está llorando, necesito llevarla a casa ahora.
Si el trabajo de la escuela es para mañana, debo reservar tiempo para escribirlo.
Si no tengo comidas para esta noche, debo comprar algo y cocinarlo.
Para mí es legítimo hacer y cumplir diversos compromisos con otras personas aparte de la evangelización.
Pero, en ocasiones hermanos pregunto: ¿no se vuelven tan numerosos estos compromisos (o al menos nosotros pensamos que lo son) que no nos queda tiempo para la evangelización?
Si estamos demasiado ocupados ¿para qué cosas sí estamos logrando tener tiempo disponible?
La predicación del evangelio es una necesidad grande y es tan inmensa como el mundo entero y somos tan pocos los obreros que hemos dedicado nuestra vida para participar en este servicio de obediencia a aquel que nos ha enviado a predicar.
La Iglesia misma a entrado en un enfriamiento casi congelador y apaga fuego, que da pocas esperanzas a los perdidos a su alrededor.
Necesitamos volver a las Escrituras y leer y leer y volver a leer de aquella Iglesia de Jerusalén y de las que se levantaron después y de los hermanos de aquella era cuyo fervor espiritual y evangelístico literalmente lo llenó todo, sacudiendo el imperio Romano con la predicación del Evangelio de Cristo.
Ellos Creían que solo Cristo podía salvar al mundo perdido en su alrededor.
Ellos creían que el regreso de Cristo era inminente. ¡No había tiempo que perder!
Ellos creían que el mandato de ir no era exclusivo sólo para los apóstoles los laicos mismos se convirtieron en evangelizadores.
Yo me pregunto ¿Cuándo fue que la Iglesia de hoy dejo de creer estas cosas? ¿Cuándo fue que nos volvimos tan fríos y apáticos? ¿Cuándo fue que nos dejó de importar aquellos por los cuales Dios envió a su Hijo?
Porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!.
¿Por qué es necesario la predicación del evangelio y el evangelismo personal?

PORQUE TODOS LOS HOMBRES ESTÁN BAJO PECADO Y NECESITAN UN SALVADOR

El Señor Jesucristo y todos los escritores humanos del NT afirman que el Señor Jesucristo vino para ser el salvador de TODOS los hombres y mujeres.
Es cierto que los judíos esperaban un redentor judío o un Mesías que redimiera solamente a los judíos; sin embargo ese no es la intención original del autor de nuestra salvación, quién por medio de su Espíritu Santo nos reveló su eterno plan.
En este punto quiero que meditemos en la palabra todos.
Todos los hombres están bajo pecado y necesitan un Salvador. Todos los hombres son pecadores y necesitan un Salvador.
Escuchemos lo que Pablo dice:
Gálatas 3:22 RVR60
22 Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.
Romanos 3:23 RVR60
23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
De manera que si usted no ha escuchado el evangelio, si usted no lo ha creído y no se ha arrepentido de sus pecados, usted está bajo pecado y es digno de muerte.
Romanos 1:32 RVR60
32 quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.
Con lo cual usted necesita un Salvador, usted necesita a Jesucristo.
Y si no lo has entendido mi querido hermano e iglesia, permiteme el énfasis. TODA la gente que nos rodea está bajo ésta misma sentencia.
Eso incluye a mi abuelito y mi abuelita, a mi mamá, mi papá, mis hermanos, mis hermanas, mis hijos, mis amigos, mis vecinos, mis compañeros de trabajo, mis compañeros de estudio TODOS necesitan a un Salvador.
¿Conoce usted uno que les pueda ayudar?¿qué estamos esperando para hablarles de Cristo a la gente?
Hermanos Cristo vino a buscar y a salvar a lo que se había perdido. Y todos estamos perdidos. El autor de nuestra salvación literalmente envió a su Hijo a morir en una cruz por todos los hombres.
Y si, me escuchaste bien Cristo murió por todos los hombres.
Porque parte del problema en el que muchos creyentes nos encontramos es en los debates teológicos y no en la predicación del evangelio a los perdidos.
La Iglesia primitiva creía la enseñanza Bíblica de que Cristo murió por todos los hombres, aún en su vejez, el anciano apóstol Juan, escribe una carta diciendo que Jesucristo es la propiciación por nuestros pecados y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
Pero la Iglesia moderna no sólo ya no predica el evangelio, ahora enseña que la expiación de Cristo en la cruz es una expiación limitada, es decir, Cristo murió por una cantidad particular o definida de personas.
Si tan sólo tomáramos las declaraciones del NT al pie de la letra, comprenderíamos que la expiación de Cristo es una expiación ILIMITADA. Y dejaríamos de creer ideas como la expiación limitada que no tiene su fundamento en la exégesis de los textos de las Escrituras, sino más bien en la premisa lógica de que si Cristo murió por todos y no todos se salvan, entonces el plan de Dios se frustra.
La expiación ilimitada significa que Cristo murió por todas las personas pero su muerte solo es efectiva para quienes creen en el evangelio.
Ahora déjame mostrarte esto con las Escrituras.
El mundo, como Juan lo describe, “odia a Dios, rechaza a Cristo y está bajo el dominio de Satanás. Aun así, este es el mundo por el cual murió Cristo”
Juan 1:29 RVR60
29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Juan 4:42 RVR60
42 y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.
1 Juan 4:14 RVR60
14 Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo.
La palabra todos, o un término equivalente, se usa para denotar a todo el mundo. Cristo murió por los impíos, todos son impíos
Romanos 5:6 RVR60
6 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
2 Corintios 5:14–15 RVR60
14 Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; 15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
Tito 2:11 RVR60
11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres,
En fin, la Biblia nos enseña que Cristo murió por los pecadores.
1 Timoteo 1:15 RVR60
15 Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.
Romanos 3:22–23 RVR60
22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, 23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
La palabra ‘pecadores’ no significa en ninguna parte ‘la iglesia’ o ‘los elegidos’, simplemente se refiere a toda la humanidad perdida”.

CONCLUSIÓN

Entonces mis queridos hermanos, como mencioné al principio, la predicación del evangelio es una necesidad grande y es tan inmensa como el mundo entero y somos tan pocos los obreros que hemos dedicado nuestra vida para participar en este servicio de obediencia a aquel que nos ha enviado a predicar.
¿Cuál es la parte de éste mensaje que no has entendido?
¿De verdad crees que todos los hombres son pecadores, separados de Dios, rumbos a una eterna condenación?
¿De verdad crees que Jesucristo es el único que puede salvar a un pecador? ¿Crees que el hombre no puede salvarse a sí mismo?
Entonces ¿por qué razón no salimos allá afuera y le hablamos de Cristo a los hombres pecadores?
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