: “Ah, si yo fuera un mejor cristiano”, o “Si yo tuviera más, yo haría esto, o aquello. Así sí estaría dispuesto a amar o a orar por mi enemigo”. Para ese tipo de pensamiento, Jesús alza la voz y deja en claro: “¡PARE!” ¡Usted no necesita de una porción extra de fe para obedecer! ¡Lo que usted tiene que hacer es recordar que Jesucristo es Señor, y que nosotros somos sus siervos, se nos llama a hacer lo que Él manda!